Oración de la Comunidad 13 11 2013 .pdf
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Autor: Samu
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SILENCIO
Oración
Y ORACIÓN ESPONTANEA
de la
Te pedimos Señor por…
Te doy gracias Señor porque...
CANTAMOS… MÁS ALLÁ
Detrás, a los pies de Él...
Más allá, de mis miedos,
más allá de mi inseguridad, quiero darte mi respuesta.
Aquí estoy para hacer tu voluntad,
para que mi amor sea decirte si, hasta el final.
AMANDO HASTA EL EXTREMO, DEJÁNDOTE LA PIEL,
ENTREGANDO LAS ENTRAÑAS, TUS ENTRAÑAS DE MUJER,
EN UNA TOALLA Y UN LEBRILLO, EN UN ACARICIAR LOS PIES,
EN UN MIRARNOS HASTA EL FONDO SIN NADA QUE REPROCHAR
Y SIN NADA QUE PEDIR, Y CON TANTO PARA DAR.
Yo, el Maestro y el Señor, ya no puedo amaros más,
Pues como el Padre me ha amado, así os he amado yo.
Os dejo mi vida entera en este Vino y este Pan,
Este Pan que soy yo mismo que me parto y que me doy,
Mi deseo es que os améis de corazón, Yo también os quiero ver
Sí, te doy todo lo que soy para que sigas amando.
La lucha por la justicia entra en esta intimidad,
Que se llena de personas y rostros que acariciar,
Que me impulsa desde dentro a comprometerme más,
Todos caben en tu Corazón, Quiero seguirte, Señor.
13 de noviembre de 2013
ESCUCHAMOS… AMANDO HASTA EL EXTREMO (MAITE LÓPEZ)
Déjame, Señor, mirarte bien por dentro,
entrar en tu Corazón y dejarme seducir
y que aumenten mis deseos de querer ser como Tú,
conocerte internamente, amarte y seguirte más,
apostar mi vida junto a ti, déjame verte, Señor,
Comunidad
CANTAMOS… NO ADORÉIS A NADIE
Esa noche, un gran músico tenía que tocar el concierto de
violín de Beethoven en un teatro de Nueva York. Cuando era
niño sufrió la polio y desde entonces comenzó a necesitar las
ayuda de unas muletas par a poder caminar, y así, apoyado
sobre ellas cruzó el escenario del teatro, se colocó el violín
bajo la barbilla y dio la señal al director de la orquesta para
comenzar el concierto, pero en ese momento sucedió algo
inesperado, se le rompió una cuerda del violín, hubo un gran
silencio. Todos daban por hecho, que el músico abandonaría
el escenario para cambiar la cuerda rota, pero él no se movió, se mantuvo quieto y con los ojos cerrados, luego hizo
una señal al director, está listo para comenzar la pieza. Tocó
el concierto pero solo con tres cuerdas. Recompuso en su
cabeza instantáneamente la digitación, los cambios de cuerda, los altos y las combinaciones, y lo terminó como si nada
hubiera pasado. Después de una gran ovación final, el músico se levantó y dijo: “ya ven ustedes. Algunas veces la tarea
del artista es la de averiguar cuánta música podemos hacer
con lo que tenemos”.
SALMO 16
(Izquierda) Señor, escucha mi oración,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño.
(Derecha) Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes,
Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.
(Todos) Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.
CANTAMOS… HABLA SEÑOR
Habla, Señor, que tu siervo escucha (2)
Muéstrame tu voluntad
A través de la palabra,
Quiero conocerte más,
Para amarte y seguirte (2)
LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (7, 36-50)
Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa
del fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer
pecadora pública. Al enterarse de que estaba comiendo en
casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume y,
poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con
sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume. Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí:
"Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es
la que le está tocando, pues es una pecadora." Jesús le respondió: "Simón, tengo algo que decirte." Él dijo: "Di, maestro." "Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos
denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle,
perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?" Respondió Simón: "Supongo que aquel a quien perdonó más." Él le
dijo: "Has juzgado bien." Y, volviéndose hacia la mujer, dijo
a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste
agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con
lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me diste el
beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los
pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis
pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados
sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A
quien poco se le perdona, poco amor muestra." Y le dijo a
ella: "Tus pecados quedan perdonados." Los comensales
empezaron a decirse para sí: "¿Quién es éste, que hasta
perdona los pecados?" Pero él dijo a la mujer: "Tu fe te ha
salvado. Vete en paz."
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