1. Dar razon de nuestra esperanza 24 Nov .pdf
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Título: Microsoft Word - 1.- Dar raz├│n de nuestra esperanza 24 Nov.docx
Autor: Carlos Munguia
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“Dar razón de nuestra esperanza”1 1 P 3,15
La Universidad Católica de Honduras, UNICAH, para dar razón de su fe y dar una
respuesta a su búsqueda de Dios, al seguimiento de Jesús y al compromiso
cristiano; en el año 2007 concretiza este sueño al crear la Facultad de Teología
Pastoral. Ofreciendo así una oportunidad de formación sistemática, sólida e
integral
en teología bíblica, historia de la Iglesia, filosofía, catequesis,
ecumenismo, pastoral familiar, espiritualidad del laico y religiosa planeación
pastoral entre otras para cristianos y cristianas comprometidos con su fe y su
realidad eclesial y social; entre ellos laicos activamente, sacerdotes, religiosas y
pastores evangélicos.
Para ello nombra como primera Decana de la Facultad a la hermana Belén Peña
Orozco, HJT, quien con su sólida formación bíblica teológica y su experiencia
religiosa da cuerpo y organiza el pensum de la carrera, los criterios de selección y
la orientación para la aplicación concreta de los temas, ya que se trata de teología
pastoral.
Del 2007 hasta este año (2013) han ingresado a la carrera 194 alumnos, de los
cuales 22 ya se ha graduado y están siendo agentes de transformación sociopastoral en sus respectivos espacios de misión, ya sea dentro del ámbito nacional
como internacional.
Al releer estos 7 años de experiencia podemos constatar que de los actuales
estudiantes y de los egresados, unos como otros, están brindando un aporte
renovado, creativo, liberador y transformador de la persona humana en los
procesos de evangelización y, lo hacen en armonía con sus carreras particulares
como pedagogos, sicólogos, administradores, formadores, contadores,
evangelizadores, etc. Y ahora con su formación teológica han hecho una síntesis
creativa y novedosa en su ser y quehacer como teólogos.
Es por eso que en este tiempo especial de Adviento y Navidad ofrecemos este
pequeño aporte de reflexión teológica como fruto de nuestro deseo de compartir
nuestra fe, nuestras experiencias y sobre todo nuestra esperanza; y lo hacemos
desde esta realidad que sigue clamando por respeto y justicia y pide una palabra
que ilumine desde la mirada de Dios y la consciencia profética el quehacer del
pueblo creyente y de todos los que seguimos y creemos en la propuesta del
1
El Santo Padre, el 2007 ya nos decía que los cristianos estamos llamados a defender y dar razones de
nuestra fe en Cristo poniendo como ejemplo a San Clemente de Alejandría; “Clemente acompaña paso a
paso el camino del catecúmeno y del bautizado para que, con las dos “alas” de la fe y de la razón, llegue a un
conocimiento de la Verdad, que es Jesucristo, el Verbo de Dios». Benedicto XIV, Roma 2008
Reino que nos hizo Jesús de Nazaret. Esto lo hacemos con la firme convicción
que a pesar de todos los problemas de pobreza, violencia, irrespeto a la vida en
sus diferentes formas: ¡Otro mundo es posible! 2
Somos un pequeño grupo de estudiantes, teólogos y catedráticos que
conformamos un espacio de encuentro, reflexión, oración y sobretodo, búsqueda
sobre lo que Dios esperamos de nosotros y nosotras, inmersos en este pueblo
con el que vamos caminando codo a codo y del cual ¡sus alegría son nuestra
alegrías y sus penas son las nuestras! Dirá Pablo: “me hago todo para todos” 1
Cor. 9,22
En razón de lo que somos es que hemos decidido compartir con ustedes en este
tiempo litúrgico un conjunto de 9 reflexiones, las cuales aparecerán cada domingo
partir de esta fecha.
Por ahora hemos acordado que este espacio lleve por nombre:
La esperanza Cierta3.
Interpelados por una aparente oscuridad, desasosiego, sin sentido de la vida, ante
una creciente desesperación, donde parece no haber salidas ni soluciones ni
respuestas ciertas… Nos inspiramos en la esperanza cristiana, que ha sido el
sostén de los pueblos creyentes, de los profetas, de los santos y de los mártires;
que en tiempos de persecución, violencia, fraude ético y social, no perdieron su
esperanza, tal como lo vivieron las comunidades cristianas del Apocalipsis, que en
medio de todo luchaban por “una tierra nueva y un cielo nuevo”. Ap. 21,1-4.
Así también nosotros, pueblo creyente, trabajamos y luchamos con la esperanza
cierta que estamos construyendo las bases de una nueva sociedad donde la
prioridad y el fin de cada uno sea el Reino de Dios, que es el reino de la Justicia,
el derecho y la paz.
En la Encíclica Spe Salvi, numeral 1 basándose en la carta a los Romanos 8,24,
afirma” En esperanza fuimos salvados”, y en efesios 2,12 dice: “Antes del
encuentro con Cristo ustedes no tenían en el mundo, ni esperanza ni Dios”, esto
2
Foro Social Mundial, Porto Alegre-‐ Brasil, 26 al 31 enero 2005 – Minga Informativa
www.forumsocialmundial.org.br. www.movimientos.org
3
CIC 1818 “La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de
todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas
al Reino de los cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la
espera de la bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha
de la caridad”.
refiriéndose a los gentiles, que a pesar de los dioses que tenían, estaban sin Dios,
por lo tanto, se hallaban en un mundo oscuro y ante un futuro sombrío. Se
concluye entonces, que quien tiene esperanza vive de otra forma, se le ha dado
una vida nueva. Para la persona con esperanza, su vida no acaba en el vacío,
porque confía en el futuro. Llegar a conocer al Dios verdadero significa recibir
esperanza, que es lo mismo que recibir la salvación o redención (cf. Spe Salvi 2.
El tiempo de Adviento y Navidad nos hablan de muchas experiencias llenas de
esperanza y retos para el futuro.
Ante lo antes afirmado la pregunta sería: ¿Somos nosotros hombres y mujeres de
esperanza para nuestro tiempo? Si lo somos, significa que nos hemos encontrado
con el Dios de la vida, de lo contrario, nuestra vida puede acabar en el vacío y en
un mundo sin futuro cierto y por lo tanto sin sentido.
Esperamos que este aporte contribuya a cimentar la vivencia cristiana con
entusiasmo, fe y esperanza, en este tiempo precioso que nos invita a contemplar
a un Dios cercano, humano y humanizante, que hace suyas las realidades de la
persona en todas sus dimensiones. La temática es especial y por lo tanto
compromete a la persona, a las familias y la comunidad completa en la gestación
del hombre nuevo, la mujer nueva, la sociedad nueva, y todo de la mano con
María, la Madre de nuestro pueblo y Madre de la Esperanza Cierta.
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