Carta Abierta al se or Giovanni Cegarra (1) .pdf
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Autor: EMERSON
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14/07/2004
CARTA ABIERTA
Al Sr. Giovanni Cegarra y al Editor del Diario Frontera.
Señor Giovanni Cegarra, en lo posible me esforzaré por dirigirme a usted con respeto,
no aseguro lograrlo, pero lo voy a intentar. ¿Sabe por qué? porque la norma de trato social,
la regla de las buenas costumbres -esas que se fundamentan en la moral que usted menciona
en su lamentable artículo- nos enseñan que cuando nos dirigimos a un desconocido (o a un
grupo indeterminado de desconocidos) lo debemos hacer con respeto, pero respeto real, no
disfrazado.
Entre nosotros somos desconocidos y por ello lo trataré con respeto, pero debo decirle:
pareciera que alguien que escribe queriendo fundarse en la moral y que no lo hace a partir
del verdadero respeto, sencillamente no sabe lo que escribe, no sabe lo que dice y como
paso a demostrarle creo que usted no sabe lo que dice señor Cegarra.
Y no sabe lo que dice porque según lo poco que pude averiguar de usted en internet,
debe tener unos 65 años, cursó estudios universitarios y tiene una trayectoria periodística
principalmente relacionada a la actividad Taurina. Pero fuera de eso, no conoce
absolutamente nada relacionado al respeto, o al derecho, que aunque violentado y
trastocado infinidad de veces, existe en este país. El derecho señor Cegarra, lo ampara a
usted como ciudadano, lo protege (al menos teóricamente) y lo guía en su obrar dentro de la
sociedad y como toda ciencia, el derecho es progresivo y progresista. Precisamente con
relación a ello le informo algo que parece que usted desconoce: el derecho se deslindó de la
moral hace ya bastante tiempo y gracias a ello, puede protegerlo a usted que se esboza
conservador y a los “desviados sexuales” de los que usted habla en su artículo. Qué bueno
que eso es así ¿no lo cree?
No sabe lo que dice señor Giovanni, porque aunque usted intenta disfrazarlo, usar
eufemismos o escribirlo “suavemente” usted ha emitido una ofensa pública gravísima para
con las personas a quienes usted luego llama “Diversidad Sexual” y mire que no estoy
seguro tampoco de que usted maneje correctamente el término. Pero de lo que sí estoy
seguro es que no puede usted soltar un camión de estiércol sobre una persona o un grupo de
ellas y luego pretender irse bajo las naguas de una expresión burda como “cada quien hace
de su vida lo mejor que le parece” porque, a ver, a usted le molesta que usen un edificio
concesionado a una empresa privada para fines recreativos de los “desviados sexuales”,
pero dice a su vez que no tiene nada en contra de los mismos, entonces: recomienda que la
recreación para los “desviados” se lleve a cabo ¿dónde? ¿bajo tierra quizá? ¿en un campo
de concentración para “desviados sexuales”?
Le abro esas preguntas porque al leer su artículo lo primero que me saltó a la vista fue
esa contradicción suya entre homofobia expresa y pseudo simpatía por los “desviados”, que
por cierto no son desviados ¿sabía? Porque en 1990 la Organización Mundial de la Salud,
excluyó a la homosexualidad de las enfermedades y/o desviaciones sexuales, cuyo concepto
no voy a aclararle pero que evidentemente usted también desconoce.
Y volviendo al ámbito legal, en 1999 se promulgó una Constitución, aquí en su país,
o al menos donde supongo que vive. En la cual se establece clara y taxativamente que no se
permite ningún tipo de discriminación (Artículo 21); pero lo que usted ha escrito y el diario
Frontera ha publicado es por mucho un acto discriminativo, disfrazado en ropajes de falsa
moral, fundado en no sé qué intereses personales -me permito agregar lo que me dice
alguien aparentemente cercano a usted: que “lo que le duele es no tener a donde ir a
embriagarse gratis, entre otras cosas, a cuenta de COREALSA”, pero de eso no puedo
afirmar ni negar nada, me reservo la fuente (eso también lo ampara la Constitución). Pero la
razón de esta respuesta que no sé si usted se tome el tiempo de leer, no es proteger o apoyar
al empresario que haya decidido y conseguido poner un lugar nocturno en ese edificio que
con tanto recelo y moral usted quiere defender, para nada, tampoco lo conozco a él o a ella.
Mi molestia es producto de su hipocresía y su ignorancia señor Cegarra, como periodista
y como ciudadano, como ser humano. Su ignorancia demostrada en su artículo, su falta de
respeto para con las personas que lo leen y además que quiera fundar todo ello en la moral,
pues no, lamentablemente no puede hacerlo, porque la ley que ha permitido que en ese
lugar se haya establecido ese sitio, o en cualquier otro, para recreación de personas
homosexuales (no de “desviados sexuales” entiéndalo por favor), esa ley está deslindada de
la moral, porque ante ella todos somos iguales, incluso usted con su homofobia y nosotros
los que felizmente no somos homofóbicos.
Que allí se imparta Equinoterapia para niños ¡pues está muy bien! loable actividad, pero
¿qué tiene que ver eso con otro uso que se le dé al lugar? O es que acaso los niños
participan de la Equinoterapia a altas horas de la noche?, ¿o es que los homosexuales
expelen alguna suerte de toxina “homosexualizante” y dañina que pueda contagiar a los
niños? Quítese la máscara señor Giovanni, y diga públicamente que usted quiere que la
vida nocturna homosexual se lleve a cabo bajo tierra o en un campo de concentración, diga
abiertamente que simplemente usted es homofóbico y que por intereses personales se opone
rotundamente a lo anterior. Pero no pretenda excusarse en generalidades moralistas, en que
la ciudad es turística no y sé cuántas vainas más para aminorar la garrafalidad de su error.
Discúlpese señor Giovanni Cegarra, la moral que usted pretende profesar también nos
enseña a reconocer errores.
Atenta y respetuosamente
Emerson Quintero.
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