Reglamento de Jornaleros .pdf
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Autor: Gustavo Adolfo Pardo Paredes
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Legislación laboral de los gobiernos liberales
Reglamento de Jornaleros, Decreto 177 del 3 de abril de 1872
Creado por Justo Rufino Barrios, el objetivo primordial era retener al indígena en las fincas.
Entre otras cosas establece:
• La obligación de los indios para trabajar en las fincas cafetaleras
• Establece un pago, pero no dice cuanto “lo que se acostumbra pagar en el lugar”
• Crea el libreto de jornaleros
Libreto de Jornaleros
Clasifica a los jornaleros de la siguiente forma:
• Jornalero colono: Trabajador que vive en la finca
• Jornalero habilitado: Trabajador que recibe un anticipo de su salario
• Jornalero no habilitado: Trabajador al que no se le da anticipo
Reglamento de Jornaleros, Decreto 177 del 3 de abril de 1872
El mecanismo de obtención de trabajadores mediante el reglamento funciona por medio de un pedido que el
patrono (dueño de la finca) hace al jefe político (antiguo corregidor) para que éste envíe trabajadores.
El proceso consiste en:
a) La conscripción
b) La habilitación
c) La remisión
d) La incorporación
e) La retención
f) La expulsión o solvencia
La conscripción: autoridades civiles y militares contribuyen en la localización y conducción de los jornaleros
para ser enviados a las fincas, los alcaldes auxiliares también colaboran en esta tarea.
La habilitación: Constituye el endeudamiento inicial
La remisión: Enviar a los indios a las fincas; un telegrama decía: “le envío 40 voluntarios, suplícole enviarme
los lazos”.
La incorporación: Muchos jornaleros quedaban incorporados de forma definitiva o hasta que se cubriera la
deuda; los hijos heredaban deudas.
a) La retención
b) La expulsión o solvencia
La retención: (Constituye la clave del sistema) La retención se da por deuda pendiente, el patrón entrega la
libreta al jornalera, la misma tenía un debe y un haber.
La expulsión o solvencia: Se da cuando el trabajador paga su deuda, sin embargo estaba anuente a ser
enviado a la compañía de zarpadores quienes construyen carreteras o edificios en forma gratuita.
LEY CONTRA LA VAGANCIA J.R.B
DECRETO NÚMERO 222.
LEY CONTRA LA VAGANCIA
J. RUFINO BARRIOS, General de División y Presidente de la República de Guatemala,
CONSIDERANDO:
Que es un deber dé la autoridad dictar todas las providencias que conduzcan al sostenimiento de la moral
pública y á reprimir oportunamente los vicios que, rebajando la dignidad personal y pervirtiendo los
sentimientos de pundonor, producen por consecuencia necesaria la relajación de las costumbres y
determinan la perpetración de los delitos:
Que la vagancia, considerada como un hecho punible, ha sido comprendida como tal en la legislación de los
pueblos civilizados:
Que el Código Penal de la República, dejó á las leyes de policía lo relativo á la reglamentación y á las penas
con que aquella debe reprimirse y finalmente:
Que así como no es debido imputar la responsabilidad del cargo de vagancia á los que justamente
estén impedidos de trabajar, tampoco debe permitirse que bajo pretextos de invalidez, se guarezca la
impunidad de los vagos; en uso de las faculta- des de que estoy investido, he tenido á bien decretar y
DECRETO:
Art. 1. ° — Serán considerados como vagos:
1. ° —Los que no tienen profesión, oficio, renta, sueldo, ocupación ó medios lícitos de que vivir.
2. ° — Los que teniendo oficio, profesión ó industria no trabajen habitualmente en ellos, y no se les conozca
otros medios lícitos de adquirir la subsistencia.
3. ° — Los que teniendo renta, pero insuficiente para subsistir, no se dedican á una ocupación lícita, y
concurren ordinariamente á casas de juego ó tabernas.
4. ° — Los que sin ejercer habitualmente otra ocupación honesta, se emplean en la cuestación de limosnas
para objetos piadosos.
5. ° — Los mendigos no patentados, mientras no acrediten en debida forma alguna de las causales que los
hagan acreedores á la beneficencia pública.
Art. 2° — Se consideran circunstancias agravantes en todo juicio de vagancia:
1. ° — La embriaguez consuetudinaria.
2. ° — Detenerse en las esquinas, en las calles, en los atrios ú otros lugares públicos, infiriendo molestia a los
transeúntes.
3. c — El hallarse en las fondas, tabernas ó billares á las horas en que estos establecimientos deben estar
cerrados, conforme á las leyes de policía.
4. ° — Tener una condenatoria anterior por cualquier delito.
5. ° — Ejercer la mendicación con una patente falsificada ó perteneciente á otro individuo.
Art. 3. ° — Para los efectos de esta ley, los Jefes políticos abrirán un libro destinado exclusivamente al
registro de las personas de ambos sexos que, por impedimento físico ó por decrepitud ostensible, se hallaren
en la absoluta necesidad de ocurrir á la beneficencia pública para proveer á su subsistencia.
Art. 4. ° — Los que se encuentren en el caso de que habla el artículo anterior, se presentarán dentro de
treinta días, contados desde la publicación de esta ley, á la Jefatura respectiva, con el objeto de inscribirse; y
previo el examen de un facultativo, ó en su defecto de dos personas competentes, nombradas por el Jefe
político, este, encontrando justas las causales de invalidez, hará extender la inscripción que corresponde,
haciendo constar en ella, no solo los impedimentos que la motivan, sino también el nombre, procedencia, …..,
el oficio en que con anterioridad se haya ejercitado, si hubiese tenido alguno, y si sabe leer y escribir. En
consecuencia, se expedirá á su favor una patente en que conste la partida de inscripción. Si por el contrario,
no se estimare justificado el impedimento alegado, el Jefe político hará al solicitante un serio apercibimiento
de que, sino comprueba dentro de quince días haberse dedicado á alguna ocupación honesta, será
denunciado como vago á la autoridad competente, para que se proceda á lo que ha va lugar.
Art. 5. ° — Los que después de treinta días de la publicación de esta ley fueren encontrados en las calles y
demás lugares públicos ejercitando la mendicación, sin llevar consigo la patente de invalidez, serán recogidos
por la policía y puestos á disposición de la autoridad competente en calidad de presuntos vagos; mas si al
iniciarse el juicio de vagancia, comprobaren legítimo impedimento por los medios establecidos en el artículo
que precede, el Juez de paz ó Alcalde respectivo, los remitirá á la Jefatura política para que se haga el
asiento de inscripción y se de á los interesados el atestado que corresponde.
Art. 6. ° — La patente de invalidez producirá los efectos legales de una excepción perentoria en el juicio de
vagancia.
Art. 7. ° — Los Jueces de paz ó en su defecto los alcaldes Municipales, después de recibir ó de tener
informes de quienes son vagos, los llamarán y amonestarán seriamente, para que, en un término no menor de
ocho días ni mayor de quince, comprueben estar ya dedicados á alguna ocupación lícita. De dicha
amonestación se dejara constancia en un libro que se llevará al efecto.
Art. 8. ° — Si los que aparecen como vagos son hijos de familia ó menores de edad, la amonestación prevenida en el artículo anterior, se hará también á los padres ó encargados para que, en el término designado,,
cuiden de que se les dedique a alguna ocupación.
Art. 9. c — La amonestación previa al juicio de vagancia solo tendrá lugar en favor de los simplemente vagos;
mas ese requisito deberá excusarse respecto de los que lo fueren con algunas de las circunstancias
agravantes enumeradas en el artículo 2. °
Art, 10. — Los simplemente vagos serán condenados por primera vez á la pena de cuarenta días de trabajo
en los talleres del Gobierno, en las casas de corrección,' en servicio de hospitales, en la limpieza de plazas,
paseos públicos, cuarteles ú otros establecimientos, ó bien al trabajo de caminos, según las circunstancias de
la persona y de cada lugar, cuidando de que el penado se mantenga en seguridad.
Art. 11. — Fuera de los casos de segunda reincidencia en que la pena será inconmutable, en los demás, á
inicio del Juez v atendidas las circunstancias de la persona, podrá conmutarse en todo ó en parte á razón de
dos reales diarios, siempre que una persona distinta del reo se presentare á solicitarlo, garantizando: que
toma á su cargo y bajo su dirección á la persona del reo y que se obliga á suministrarle* la subsistencia
mientras que le proporciona ó busca trabajo ó colocación conveniente.
Art. 12. — Si la vagancia estuviere agravada con alguna de las circunstancias que se contienen en el artículo
2. ° la pena será de sesenta días con el mismo destino que el de los penados por vagancia simple.
Art. 13. — Por cada reincidencia se aumentará la pena con la mitad de la sufrida en la condena anterior.
Art. 14. — La cesantía en empleo, colocación, servicio ó trabajo, no son escusas legítimas del cargo de
vagancia, sino durante el termino de quince días, contados desde que la persona fue retirada del destino ó
trabajo que desempeñaba. Igual término se requiere para tener por consumada la reincidencia, contado
desde el día en que el penado fue puesto en libertad
Art, 15. — Para acreditar que se ejerce algún oficio, no se admitirá como prueba la declaración del maestro ó
director, si se limita á decir que el sindicado de vagancia ha ocurrido al taller ó al trabajo uno ú otro día de la
semana, sino que debe probarse la asistencia diaria, ya á un taller, ya á otro, ó á cualquiera otra ocupación
honesta.
Art. 16. — Los Jueces de paz ó Alcaldes, siempre serán competentes para conocer en el juicio ele vagancia,
aun cuando por razón de reiteradas reincidencias, hubiere de imponerse Una pena mayor que la determinada
para el procedimiento en juicio verbal.
Art, 17. —En el juicio de vagancia no es admisible la excepción de fuero privilegiado.
Art, 18. — Las conmutaciones pecuniarias tendrán el mismo destino que la ley señala á las multas impuestas
en juicio verbal.
Art 19. — Cuando el vago resulte reo de otro delito, la vagancia se estimará como circunstancia agravante y
la causa se continuara por el Juez á quien correspondiere el juzgamiento del delito principal.
Art. 20. — Los vagos pueden ser denunciados por cualquiera del pueblo y la causa seguirse de oficio sin
necesidad de denuncia.
Art, 21. — Los Jefes políticos están obligados á denunciar ante los
Jueces de paz ó Alcaldes respectivos, á los vagos que existan en el territorio de su jurisdicción; y éstos
deberán proceder á la secuela del procedimiento sin tardanza, bajo la pena de cinco á veinticinco pesos de
multa, en caso de omisión culpable.
Art. 22. — Los mismos Jefes políticos darán estrechas órdenes á la policía para que proceda á la captura de
todos los que, sin permiso de autoridad competente y con pretexto piadoso, anduvieren colectando limosnas,
y, obtenida aquella, darán cuenta á los Jueces de paz ó Alcaldes respectivos para que procedan á lo que
haya lugar. Las darán, así mismo, para que la policía cuide de impedir que los ciegos y demás mendigos,
molesten al público con incesantes oraciones é imprecaciones en alta voz.
Art, 23. — Los vagos que hayan cumplido sus condenas, quedarán sujetos á la vigilancia de la autoridad.
Art, 24. — Los juicios de vagancia se seguirán verbalmente por los Jueces de paz ó Alcaldes municipales en
la forma que dispone el Código de procedimientos criminales, y se otorgará el recurso de apelación en la
manera que el mismo Código dispone.
Art, 25. — En todo juicio de vagancia en que no deba procederse sin previa amonestación, se hará constar la
que aparezca consignada en el libro de que habla el artículo 7. °
Art. 26. — Contra la sentencia dictada en 2 a instancia solo habrá recurso de responsabilidad contra el Juez
que hubiere dictado el fallo definitivo. De este recurso conocerá la Sala de Apelaciones respectiva.
Dado en el Palacio Nacional de Guatemala, á catorce de septiembre de mil ochocientos setenta y ocho.
J. Rufino Barrios.
El Ministro de Gobernación,
J. Barberena,
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