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DISCOS Y OTRAS PASTAS
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AÑO 8 NÚMERO 60
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EDICIÓN DIGITAL
AGOSTO 2014
Nuevos discos de Echo & The Bunnymen y Manic Street Preachers
METEORITOS Y FUTUROLOGÍA
“El futuro llegó hace rato”, rezaba un hit redondo de la segunda
mitad de los ochenta. Sin embargo, la constante referencia al
“El futuro llegó hace rato”, rezaba un hit redondo
de la segunda mitad de los ochenta. Sin
embargo, la constante referencia al pasado, al
menos en la repetición que el rock del siglo XXI
propone, aún provoca la absurda nostalgia de los
tiempos por venir. Para quienes gozaron de los
originales es difícil conformarse con la copia.
Proverbio que parece aplicar sin excepciones a
todas las formas de arte. Nada hace pensar, si
seguimos teorizando acerca de la actualidad
musical, que las influencias hayan sido
superadas por los influenciados. La historia
reciente está plagada de retornos fallidos,
segundas partes que lo arruinaron todo e intentos
forzados para prolongar lo perecedero. Muchas
veces la añoranza nos nubla la vista, cuando no
nos provoca alguna sublevación auditiva.
El rock británico no escapa a las generales de la
ley. Sin embargo, Echo & the Bunnymen
(E&TB) y Manic Street Preachers (MSP) son
dos buenos contraejemplos de una regla que
como un conjuro se recicla para confinar a los
artistas a los límites de la década que los vio
brillar.
Nacidos en el ocaso de los setenta pero
acunados en el lado más oscuro de los ochenta,
los E&TB fueron aclamados por el público y la
crítica, sobrevivieron a la muerte de un
integrante, pelearon, se disolvieron, tuvieron
aventuras solistas y regresaron con estudiada
modestia. Los MSP, rara avis de una generación
dominada por la fiebre Brit Pop, son el prototipo
de la perseverancia. A estos galeses anticíclicos
y atemporales el destino les arrebató una pieza
fundamental: Richey James, su guitarrista y
letrista. Un cruzado de la autenticidad visceral
que cinceló su credo en carne viva y hoy lleva
casi veinte años desaparecido. La pérdida no los
amedrentó.
Desde su regreso al ruedo, el duo McCulloch –
Sergeant (eso fue, es y será Echo & The
Bunnymen pese a sus aditivos), venía siendo
tratado con el respeto debido a los próceres.
Meteorities (2014) parece haber trocado las
reverencias protocolares por sincera admiración,
y si bien muchos creen descubrir en este álbum
el mejor reflejo de su obra magna (Ocean Rain,
1
1984), sería más justo apuntar los méritos propios de
esta producción sin necesidad de emparentarla con el
hito que la banda marcó treinta años atrás. Por
supuesto Meteorities exhibe rasgos de familiaridad
con aquel clásico que de la mano de “The Killing
Moon” le regaló un himno incombustible al movimiento
dark. Ahora, con la producción del ex Killing Joke
Martin Glover, alias Youth, elevan la apuesta
desafiando a sus propios antecedentes para volver a
dejar el listón en el punto más alto de su carrera.
El disco, pese a estar grabado en los legendarios
estudios Hansa de Berlín, cuna del sonido instigador,
no se aparta de la estética propia de la banda. Nadie
debe esperar el Acthung Baby de MSP, en todo caso
los de Blackwood lograron dosificar los nuevos
condimentos para enriquecer el menú sin recargarlo.
El resultado permite disfrutar por igual tanto del
melancólico rescate de la típica postal de la Guerra
Fría (“The Next Jet to Leave Moscow”), como de la
suave innovación de “Divine Youth” (una progresión
libre del “Your Blue Room” de The Passengers).
Continúan con la buena costumbre de sumar voces
femeninas (Nina Hoss y Georgia Ruth Williams), y
explotar con solvencia el aporte de sus propios
héroes, en este caso Green Gartside, factótum de
Scritti Politti, que suma voces en "Between the Clock
and the Bed”.
A menos de un año del lanzamiento de Rewind The
Film, un disco más reposado y con una cuota acústica
poco usual en ellos, los Manics conectan con su
faceta más eléctrica sin descuidar las melodías que
habían quedado algo relegadas en Journal for
Plague Lovers (2009) y Postcards from a Young
Man (2010). Bradfield-Wire-Moore se encargaron de
revelar las fuentes de inspiración para Futurology.
Descansa detrás de estas canciones, afirman, la
impronta del espíritu artístico pionero del arte moderno
de principios del siglo XX y la música rebelde de
Krautrock y el New Pop.
LIBROS
Al final, cuando los discos dejen de girar y la púa
abandone los surcos de vinilo para volver a su
posición de descanso, habremos confirmado que el
rock aún puede alimentarse de sí mismo, que puede
envejecer con dignidad y que todavía puede volver al
futuro. JORGE CAÑADA
LIBROS
EL FANTASISTA
AUTOR: HERNÁN RIVERA
LETELIER (CHILE)
Divertida, nostálgica, exagerada,
desenfadada.
Recomendado
para todo amante del fútbol. Un
trascendental y último partido de
fútbol del equipo de un pueblo,
rumbo a la desaparición, frente al rival de
siempre tomará dimensiones escatológicas. Una
historia bajo el ala del realismo que parece
inverosímil en su tratamiento: el aura de leyenda
que le impregna al personaje principal y sobre
todo a un pueblo que ha hecho del fútbol el eje
de sus vidas, lo que les da sentido. El partido
final narrado por el orate del pueblo es de
antología, épico y emocionante hasta decir basta.
HENRY A. FLORES
DISCOS Y OTRAS PASTAS
LIBROS
MAESTRA VIDA
AUTOR: PEDRO NOVOA
(PERÚ)
Novela
directa,
condensada,
cruda, desinhibida, callejera, sin
vergüenzas ni concesiones por el
lenguaje usado. Lumpen por
ratos, sicalíptica en otros. Es el
lenguaje de la calle, el de los
pobres y ex clase medieros. Con personajes
maltratados por la vida que siempre buscan una
revancha, una especie de redención, así sea a
costa del bienestar del prójimo, sacarle provecho,
obtener placeres o alguna clase de escapismo
que distraiga o disimule la mediocridad de sus
vidas. Un buen ejercicio literario narrado en
segunda persona.
HENRY A. FLORES
2
AGOSTO 2014
VICIOGAMES
LO BUENO, LO MALO Y LO FEO DE:
WOLFENSTEIN: THE NEW ORDER
como estar a pocos metros de un
soldado y este no te vea o que sus
coberturas sean detrás de elementos
que casi ni los cubren. Si bien es muy
cuestionable esto, considero que -en
parte- coadyuva al objetivo del juego de
divertir: de poder ser un Rambo que
entra en una habitación para limpiarla de
enemigos a punta de disparos y
violencia. Sin embargo, un poquito más
de inteligencia hubiera sido muy bien
recibido. El nivel de progreso del nuestro
personaje es bastante mejorable.
Tenemos que cumplir una serie de
requisitos para ir subiendo de nivel en
distintos apartados, pero todo es muy
desordenado. Tal vez una mayor
definición de los requisitos o hacerlos
más específicos hubiera mejorado esta
experiencia de progreso. Este desorden
también se evidencia en la distribución
de las misiones de la campaña, con
algunas muy largas y otras muy cortas o
poco relevantes. De hecho, sobre el
final, el juego peca de reciclar
situaciones, con hordas de enemigos
constantes o jefes con mecánicas muy
LO BUENO
Wolfenstein: The New Order tiene el
rótulo de ‘vieja escuela’ marcado a
fuego, empezando por su apartado
jugable, básico, fácil de aprender y de
dominar. No hace alardes de realismo
porque su objetivo es darle al usuario
una experiencia divertida. Además, apela
a aspectos clásicos de los FPS, muchos
de ellos seguramente ajenos a las
nuevas
generaciones.
No
hay
recuperación de vida automática, lo
haremos con botiquines o alimentos
(como comida de perro). También hay
otros elementos que nos recuerdan a
juegos clásicos como: el uso de
armadura, el mapa, el diseño de niveles,
los jefes finales (algunos de un tamaño
descomunal). Es un juego anclado a
mediados de los noventa, al menos en
este apartado.
La fórmula de Wolfenstein es básica:
busca divertir al gamer. Y desde los
primeros compases lo podemos notar.
Coger un arma y utilizarla para ultimar a
los rivales es lo más divertido que recuerde desde -salvando
distancias- Bulletstorm. Nuestro armamento tiene tal poder que
podemos desmembrar o mutilar enemigos sin piedad. Y para
darle un toque más brutal, podemos empuñar dos armas a la
vez, con lo que nos convertimos en auténticas máquinas para
matar. También hay momentos para el sigilo, la infiltración. Son
secciones en las que seremos auténticos fantasmas para
eliminar a los enemigos sin ser vistos. Me gustaron
sobremanera estas secciones, en especial por el uso de los
cuchillos.
parecidas.
Más que la ausencia de un modo competitivo online -que valgan
verdades lo encuentro innecesario-, lamento la falta de una
modalidad cooperativa. Sería muy divertido tener misiones para
limpiar recintos en compañía de alguien o para proteger
Este juego nos cuenta, a través de la experiencia del capitán
William Blazkowicz, una historia muy interesante: Alemania ha
ganado la guerra y Estados Unidos, abatido por un ataque
nuclear, se ha rendido. La resistencia busca infiltrarse y derrotar
al monstruo desde adentro. La trama esconde mucho más en
diarios, recortes de periódico, audios, cartas (con una mención a
Perú en una de ellas), etc. Hay todo un entramado por descubrir
en el juego, por lo que recomiendo darse un tiempo para ello. La
campaña es larga, tomándome poco más de once horas
terminar el juego la primera vez. Y es que Wolfenstein es
rejugable debido a que en los primeros minutos del juego
tomaremos una decisión que creará dos líneas argumentales
por descubrir. Mención aparte, durante la campaña tendremos
la posibilidad de revisitar los escenarios de Wolfenstein 3D, con
todo el detalle de aquel juego: gráficos, música y hasta puertas
ocultas.
posiciones ante el asedio de los enemigos. A nivel gráfico, se
nota que estamos ante un juego intergeneracional. Yo jugué el
título en su versión de PlayStation 4 y, si bien todo fluye a 60
cuadros por segundo estables, la carga poligonal y la definición
de los escenarios y personajes me parecieron bastante
mejorables.
LO FEO
No saben cómo me incomoda encontrar, a estas alturas, juegos
en los que no se pueda editar el audio y los subtítulos a nuestro
libre albedrío. Así, para poder jugar Wolfenstein: The New
Order en inglés, debo cambiar el idioma del sistema de la
consola y, recién ahí, escuchar los diálogos en la lengua de
Shakespeare.
LO MALO
La inteligencia artificial de los enemigos la encontré bastante
deficiente, al punto que podían ocurrir momentos sui generis,
CONCLUSIÓN: En un contexto en el que los FPS se
han hecho clónicos llega Wolfenstein: The New
Order con un ventarrón de aire fresco. Es un juego
bastante divertido, que engancha por su historia y su
jugabilidad clásica, al punto que no se extraña la falta
de un multijugador. Como dije, es un FPS de la vieja
escuela, y vaya que las nuevas generaciones
necesitan un juego así.
FERNANDO CHUQUILLANQUI
http://blog.rpp.com.pe/masconsolas/
DISCOS Y OTRAS PASTAS
3
AGOSTO 2014
JUKEBOX DESDE EL OTRO LADO
ESCRIBE: CONX MOYA
MONEY FOR ROPE en vivo – Madrid, julio 2014
DOBLE INTENSIDAD DESDE AUSTRALIA
Por suerte para nosotros en el
mundo de la música ni está
todo dicho ni está todo
inventado. Todavía pueden
sorprendernos
nuevas
y
jóvenes bandas, podemos
disfrutar
con
fantásticos
conciertos
y vibrar
con
canciones redondas. Es el
caso de la banda australiana
Money For Rope; un grupo
joven,
que
firma
unas
magníficas canciones y que
ofrece unos espectaculares
directos.
Nuestros
chicos
están realizando una extensa
gira europea, que les ha
llevado a Inglaterra, Escocia,
Alemania, Eslovaquia o República Checa, y de nuevo a
España este verano.
intensidad musical el escenario
del Costello Club quedó muy
pequeño. Así, el enorme cantante,
en posibilidad vocal y en tamaño,
apenas podía moverse en la
pequeña porción de escena que
tenía asignada. A su vez el
teclista se bajó del escenario en
algunos momentos de la noche,
fundamentalmente
mientras
cantaba una de las canciones,
con una distorsión de voz sacada
a través del auricular de un
teléfono viejo.
Nuestros australianos trabajan
desde el underground y a su
manera, con un rollo muy especial
y comunal desde su ciudad, Melbourne. Una ciudad donde
hay mucha creatividad e interesantes proyectos
comunitarios; así el grupo destaca el apoyo que desde
varias emisoras de su ciudad se da a bandas jóvenes como
la suya. MFR está en la onda de los grupos actuales que
apuestan por el rollo retro y la edición en vinilo e incluso en
cassette, además de aprovechar para dar a conocer su obra
en la red a través de la publicación en formatos digitales
Su contundente música, con mucho aroma sesentero y
setentero aunque pasado por una apisonadora, bebe de
influencias del rock, el surf, el soul y el garage. La banda
practica un rock de influencias clásicas, en el que incluyen
teclados, buenos riffs de guitarra y una magnífica y poderosa
como el bandcamp. Su single de debut fue "Dance/No.18
Slow", en soporte digital. Después vino su segundo single, "
My House or Yours / Six Gun Johnny", que sacaron en
formato vinilo de 7" y después un tercero, también en 7",
“I've Had Days/December”. El álbum Money For Rope
(2012) estaba compuesto por nueve temas, entre los que
destacan “Common Man”, la poderosa “Easy Way Out” o
“Misery Lane”.
interpretación vocal. De los seis componentes originales se
mantienen dos para esta gira europea: Julian Mckenzie
(cantante) y Rick Parnaby (teclados). En el concierto de
Madrid vimos una formación de cinco miembros: cantante y
guitarra, tecladista, bajo y dos fieras y contundentes
baterías. Igual que sucede en otras bandas, como es el caso
del grupo español Perro, Money For Rope juega una baza
muy interesante con esas dos baterías, que les dan una
energía incontenible en directo y hacen imposible
mantenerse quieto durante sus conciertos. Porque si sus
grabaciones son magníficas, donde ofrecen oro puro es en
directo. Sus shows rebosan contundencia, fiereza, carisma y
energía. Una “juventud infinita”, su total
entrega al público y un gran repertorio
llevan a Money For Rope (MFR) a cultivar
un directo electrizante, lleno de decibelios.
Salvajes, potentes y entusiastas, ofrecieron
una de mis canciones favoritas, “Nova
Pilota”, como segundo tema de la noche.
Dejaron el que tal vez es su single más
conocido, “Easy Way Out”, para despedir el
concierto. El público, heterogéneo y por
desgracia más escaso en Madrid de lo que
merece este gran grupo, disfrutamos de
una ardiente, ruidosa en el mejor sentido de
la palabra, elegante y más que
notable actuación. Para tanto despliegue e
DISCOS Y OTRAS PASTAS
MFR cuentan que en Australia tienen problemas con la
fabricación de los vinilos; al ser un formato que se ha vuelto
a poner de moda, la industria se ha visto desbordada por la
alta demanda. Además, es difícil importar
los vinilos que editan en Europa hasta su
país. Para los coleccionistas, comentaros
que hay una edición especial y exclusiva
para España de sus primeros cuatro singles
más tres canciones nuevas, a cargo del
pequeño sello independiente Grabaciones
de Impacto. ‘Been In The Wars’ es una
edición de 500 copias que les ha gustado
bastante y por la que se muestran muy
complacidos. Si habéis llegado hasta aquí
os recomiendo que si no conocéis al grupo
os apresuréis a escucharlos y si tenéis la
suerte de que toquen cerca de vosotros, no
los dejéis escapar. No os arrepentiréis.
4
AGOSTO 2014
¿QUÉ ES EL CINE PERUANO?
(PARTE II)
ESCRIBE: ÓSCAR CONTRERAS
tampoco por el delirio o el efecto "screwball comedy".
Velarde apuesta por la reiteración
de los hechos que adquieren una
clave irónica y burlesca.
EL CINE PERUANO QUE IMPORTA
Fuera
de
nuestras
fronteras,
realizadores peruanos como Heddy
Honigmann (“Metal y melancolía”,
1992), Javier Corcuera (“La espalda
del mundo”, 2001) y Alejandro
Cárdenas (“Alias, Alejandro”, 2004)
desarrollan en Holanda, España y
Alemania, respectivamente, una obra
documental importante que más allá
de
la
nacionalidad
de
los
realizadores o los temas abordados
no tiene ningún conectivo con el cine
peruano. Lo que nos lleva analizar el
talento de los directores más
recientes, puertas adentro: Aldo
Salvini, Álvaro Velarde, Josué
Mendez, Claudia Llosa y Gianfranco
Quattrini.
“Días de Santiago” (2004) de
Josué Méndez es la mejor película
peruana de los últimos diez años.
Premiada en una treintena de
festivales internacionales, Días de
Santiago
es
una
narración
descarnada sobre las desventuras
de un veterano de guerra metido a
taxista en la caótica ciudad de
Lima. Pero también es un filme de
postguerra interna. Alternando
planos fijos y en movimiento, con el
encuadre granulado -en blanco y
negro y en color- y un estupendo
manejo del sonido asincrónico,
Méndez captura la anomia social,
el desorden familiar y las
alteraciones
mentales
del
personaje revelándose como un
director preocupado por la construcción de imágenes
que revelan un país con escasas oportunidades para
los jóvenes, cargado de
rezagos
estamentales,
precapitalistas y racistas. Una
película como “Días de
Santiago” le hizo mucho bien
al Perú y a Josué Méndez
quien a sus 38 años es un
líder de opinión. En 2008,
Méndez presentó “Dioses”,
una
interesante
aunque
desigual visión de las clases
pudientes.
Los cortometrajes de Aldo Salvini
(Lima, 1964) son un despliegue de
desmesura
y
exotismo.
Corresponden a un planeta autoral
muy reconocible que sigue girando alrededor de la
independencia, en una órbita excéntrica al gusto
mayoritario. Luego de “Bala Perdida” (2001) su primer
largometraje, Salvini dirigió un estupendo documental
de personaje –muy en la onda de Robert Frank- de
título “El caudillo pardo” (2005). La película gira en
torno a un ciudadano peruano, de ascendencia judía y
origen austro-húngaro, de unos 60 años, promotor del
nazismo en el Perú. Con un blanco y negro de
reminiscencias expresionistas, apenas unos tachos de
luz y la ubicación necesaria de la cámara y el
micrófono, Salvini se la jugó entero por la inactualidad,
sin ninguna posibilidad de recepción salvo en los
festivales internacionales.
Claudia
Llosa
obtuvo
muchos
premios
internacionales con “Madeinusa” (2006) su ópera
prima que al estrenarse generó un debate de público y
crítica. Los aspectos formales del filme, como
vestuario, iluminación, colores, maquillaje, diseño de
producción,
sonido,
fueron
calificados como
impresionistas y “poppies” motivando un debate
“contenidista” sobre el apropiamiento de la cultura
andina y su deformación. Debate que entendemos tan
legítimo como aquel que giró en torno a las
disfuncionalidades narrativas del film, a sus problemas
de continuidad y a su dramaturgia psicologista.
Claudia Llosa es una cineasta dotada para crear
atmósferas y definir caracterologías en crisis y el
haber ganado Oso de Oro del Festival de Berlín 2009
por “La teta asustada” además de marcar un registro
sin precedentes en la historia del cine peruano,
permite avizorar un gran porvenir para ella.
Álvaro Velarde (Lima, 1967), ganador de varios
concursos de cortometrajes organizados por
CONACINE en los noventa, estrenó en 2002 su ópera
prima “El destino no tiene favoritos”, una lograda
comedia de situaciones con un sello de denominación
de origen: Ernst Lubitsch (Berlín, Alemania 1892;
Hollywood, EE.UU, 1947).
Sátira mordaz al mundo de
las telenovelas y a las
diferencias de clase, el filme
está lleno de situaciones
absurdas que se aluden y
multiplican a través de
reflejos, ecos e inversiones,
así como en los falsos roles
que describen la realidad
cotidiana. El valor de la cinta
no va por el fuero del retrato
social o de época, como
DISCOS Y OTRAS PASTAS
5
AGOSTO 2014
“Chicha tu madre” (2006) del
director
peruano-argentino
Gianfranco Quattrinni fue
una sorpresa. La cinta se
afirma en los predios de la
comedia costumbrista, pero
contradiciendo cualquier forma
de complacencia colorida,
farandulera
o
procaz.
Rehuyendo de los tópicos
lastimeros y de la reflexión
ampulosa, “Chicha tu madre”
aborda el paisaje y la cultura
de
Lima
sin
reservas,
capturando con tono amistoso
(en medio del caos, la estafa,
el subfútbol, la prostitución y la prepotencia) los sentimientos
más profundos de sus habitantes, prolongados en una
Buenos Aires que nunca veremos.
formación de nuestros cineastas y productores. Y su
paupérrima
inventiva,
técnica,
cultura,
formalidad
procedimental. O la escasa preocupación del Estado de
organizar talleres orientativos para los cineastasadministrados respecto de los contenidos mínimos de un
expediente. Porque los proyectos de películas que se
presentan a los concursos DICINE son eso, "expedientes
administrativos de evaluación previa".
¿Deben revisarse las bases de los concursos de
CONACINE y volverlos más abiertos a un mayor número de
cineastas? Este asunto de la promoción del cine desde el
Estado ¿Debe ocurrir sólo con los proyectistas
independientes que tienen mayor dificultad en armar un
buen expediente y de acceder a posibilidades de
financiamiento?
¿Deben
participar
los
cineastas
consagrados a los que estúpidamente se les llama "vacas
sagradas", como si alguien los adorara? Ellos ¿Deben bailar
con su pañuelo o ser beneficiados con los concursos
CONACINE? ¿”Los consagrados” no son acaso tan
ciudadanos como los "independientes"? ¿Por qué no
organizar concursos con "reels" o avances de películas?
¿Por qué no pensar en los "work in progress"?
Pero el cine peruano no se reduce a aquel que se estrena
en las salas comerciales. En este momento existen diversos
cines peruanos, pequeños, minimalistas, radicales,
desafiantes, con escasísima difusión. “El desconocido nuevo
cine peruano” como le llamó hace unos años un portal web
chileno a este movimiento experimental y transgresivo hecho
por jóvenes peruanos, urbanos, entre los 25 a 35 años,
sorprende porque carece de apoyo público o privado; y
porque no mantiene relaciones con
los medios. Hablamos de trabajos
registrados en digital, lejos de los
estereotipos, básicamente sobre lo
cotidiano,
lo
doméstico,
lo
postmoderno, la desprolijidad y
respecto de personajes bizarros.
Nombres a tener en cuenta dentro de
afinidad son los de Rafael Arévalo,
Eduardo
Quispe,
Fernando
Montenegro, Omar Forero, Raúl
del Busto, entre otros.
El cine peruano es una realidad orgánica, en constante
transformación, sujeta a avances y retrocesos, sin prognósis
a la vista. Y los beneficiarios de esa crisis debieran ser los
directores y el público, correspondiéndole a la crítica
documentar ese cambio formulando
las preguntas correctas. Porque se
hace tan poco cine en el Perú;
porque somos un país emergente
económicamente; porque tenemos
un
mercado
de
producción,
exhibición y distribución limitado; y
porque
se
necesitan
muchas
películas buenas pero también
toneladas de malas películas –
parafraseando al crítico chileno
Héctor Soto- para hablar de una
cinematografía nacional con niveles
de producción sostenidos; es que
planteo que la labor de la crítica será
importante.
CONCLUSIÓN
Julio Cotler indica que los períodos
de mayor conflictividad social en el
Perú han coincidido con los de mayor crecimiento
económico, acumulación y dispendio. La angurria fermenta
por igual a las clases altas y bajas. En circunstancias como
esas todos quieren participar de la "torta fiscal" pero nadie
justifica o sustenta su derecho. Y como el Estado, su
legislación y sus instituciones, no responden con la prontitud
deseada (porque está pensada para una realidad pobre y sin
equidad) entonces todos quieren asaltar las arcas fiscales.
Eso no va más. O no debería ir más en el Perú. Los
recientes
concursos
extraordinarios
de
proyectos
cinematográficos organizados por el Estado (posproducción,
distribución y exhibición) y la decisión soberana de los
Jurados de DICINE de expresar -en ocasiones- su
disconformidad por la baja calidad de los proyectos, revela
muchas cosas:
El empobrecimiento de nuestra cinefilia es palmario. Por
falta de opciones, por un manejo oligopólico del mercado de
la distribución y exhibición. Y por eso no vamos a ir a ningún
“mundial del cine” ni tampoco a alcanzar los estándares de
calidad del “nuevo cine argentino”, por ejemplo. Para JeanLuc Godard una forma de hacer cine es haciendo crítica. Y
se cree erróneamente que el lanzamiento de tomatazos
encierra la esencia misma del oficio. Esto porque hay tantos
opinantes de cine en el Perú como películas malas hay; y
ese crecimiento exponencial de opinantes en relación a la
oferta de cintas y medios, envilece la actividad.
Mañana te cuento, Mañana te cuento II, Paloma de papel,
Vidas paralelas, Un día sin sexo, Un marciano llamado
deseo, El forastero, Muerto de amor, Cuando el cielo es
azul, El acuarelista, son cintas que
merecerían todos los tomatazos del mundo
pero sobre todo una argumentación que las
coloque en el lugar justo. Por esas razones el
cine peruano -el de Amauta Films, Figueroa,
Nishiyama, Robles Godoy, Sinclair, Lombardi,
Tamayo, Huayhuaca, Méndez, Velarde, Llosa,
Salvini, Gálvez, Fuentes, Quatrinni, Velarde,
los hermanos Vega, García Montero, Vega,
Yépez, Ramírez y Forero- debe seguir siendo,
al menos por un tiempo, una crisis sostenida.
El cine necesita el apoyo del Estado. Pero no
se puede premiar, promover y financiar
proyectos in-sustentados, deficientes, bajo el
argumento que "el Estado me tiene que
ayudar". Porque el Estado no es beneficencia.
Los proyectos generalmente son mal
expuestos, mal diseñados, sin observar los
términos de referencia mínimos que permitan a
los evaluadores advertir sus ventajas, atributos
y calidad artística. Esto revela la pobre
DISCOS Y OTRAS PASTAS
6
AGOSTO 2014
JOAQUÍN SABINA EN VIVO – LIMA, AGOSTO 2014
DOS NOCHES PARA UNA CELEBRACIÓN
ESCRIBE: ROGELIO LLANOS Q.
FOTOS: ROLLY REYNA
/ por alegrías/ Ahora que nadie
es sagrado / ni sobre mojado /
llueve todavía. Porque ahora,
para
aquel
que
cuyas
canciones tomaban como
motivo el universo macarra y
marginal, los tiempos sí han
cambiado. Y aun cuando el
escenario que recibe al
espectador tenga ese fondo
rojo de burdel y la Dietrich nos
remita a sus encarnaciones de
mujeres fatales, lo cierto es
que Sabina, antaño insomne y
errante, conoce ahora de paz
hogareña y, quizás, dentro de
poco, de columpio en el jardín.
Y está feliz. Y canta a esa
felicidad,
con
las
composiciones de aquellos
días fértiles en que ‘las horas pasaban de prisa entre el
humo y la risa’. 500 Noches Para Una Crisis es una gira
celebratoria. Otros quizás la vean como una de despedida.
Puede ser ambas cosas. Lo cierto es que entre el rock, el
blues, el bolero, la rumba, la milonga, la ranchera y el fox,
Sabina estremece con su canto emotivo, con su voz
desgarrada y expresa abiertamente cuánto ama a su
Jimena, a su Carmela y a su Rocío, a sus amigos, a su
España y a sus admirados Bob Dylan, Leonard Cohen y J.J.
Cale.
“Bajo la linterna frente a mi
cuartel / Sé que me esperas,
dulce amada mía / Y tu corazón al
susurrar / Bajo el farol latiendo
está / Lili, mi dulce miel / eres tú
Lili Marleen / Cuando llega un
parte y debo marchar / Sin saber,
querida, si puedo regresar / Sé
que me esperas, siempre fiel /
Bajo el farol frente al cuartel / Lili,
mi dulce miel, eres tu Lili
Marleen...” Y mientras la voz de
Marlene
Dietrich
se
va
apagando, Antonio García de
Diego, Pancho Varona, Marita
Barrios, Pedro Barceló y Jaime
Asúa caminan en el escenario
hacia sus instrumentos. Primera
ovación de un público que los
recibe expentante, entusiamado,
afectuoso. Antonio toma su guitarra eléctrica y lanza su
primera descarga. Un directo al corazón. Que no está en el
disco. Lo ha preparado para esta ocasión, como el intro
emotivo, punzante de un bolero con resonancias rockeras
con el que el Sabina -que ahora camina decidido, sonriente,
saco y bombín chaplinesco- da inicio a un concierto, que es
a la vez la inauguración de su tour 500 Noches Para Una
Crisis, gira inesperada porque no había disco nuevo de por
medio, pero que es, sin duda, oportuna y bienvenida.
Doblemente bienvenida porque por primera vez Sabina
programa dos conciertos en Lima.
Memorioso e irónico, Sabina alude también, en clave de
rumba, a sus amores pasados en la canción que da título al
disco. Lo mismo hará más adelante, con aires festivos que
no ocultan su amargura por el desamor y sus remembranzas
del Buenos Aires bien amado, en “Dieguitos y Mafaldas” y
reincidirá, rumbero, con el corazón maltrecho y ajado, en
“Cerrado por Derribo”. Los desengaños se curan con tragos
y con canciones. Bien sabe el flaco que las amarguras no
son amargas cuando las canta entre amigos y las escribe
junto a su Panchito Varona y su Antonio García de Diego,
sus incondicionales de siempre. Fiesta de acústicas, fiesta
de coros. Y también fiesta de imágenes, porque los sonidos
y las voces encuentran su correspondencia en unos dibujos
nacidos del ejemplo de su maestro Dylan, trazados con la
pasión de ‘un profano que disfruta desenredando el pubis de
las putas… soñando con fundar la primavera… quemando
las horas muertas’, cuando Venus le es esquiva o cuando
ellas desaparecen al filo del amanecer. Y claro, no hay
desengaños sin huella, y si bien el resentimiento y la
crueldad ya se han aquietado con los años, la interpretación
de “Barbi Superestar” –una suerte de Princesa, veinte años
después- sigue golpeando con
la misma dureza de lo vivido en
el ayer. Cómo una historia así la
podemos celebrar y cantar a voz
en cuello, sin duda se debe a la
magia de unas guitarras cuyos
sonidos afilados en el ‘intro’ y
vigorosos y acompasados a lo
largo del canto, remecen y
entusiasman. Cómo olvidar a un
Sabina
exultante,
guitarra
eléctrica en ristre, mientras
alienta a un inspirado Jaime
Esta gira, según dice el mismo cantante, responde a su
deseo de tocar en vivo el álbum 19 Días y 500 Noches
(1999), en el mismo orden con el que aparecen los temas en
el disco. Y es que 19 Días y 500 Noches, que precede al
pequeño infarto cerebral que lo puso fuera de circulación
durante varios años, tuvo una génesis en cuyo crisol se
mezclaron los infortunios sentimentales del cantante, pero
también el despertar de nuevas ilusiones que, poco después
dieron lugar a una estabilidad emocional un tanto extraña en
la agitada vida de un Sabina que ahora luce flaco, con más
canas y arrugas…pero, quizás, más plácido y más lúcido. Lo
cierto es que en los orígenes del disco, confluyeron el azar personificados en el poeta y amigo, Benjamín Prado y el ex
Tequila, Alejo Stivel- y la inspiración de un Sabina prolífico,
con muchas cosas que contar y pronto a romper moldes y a
integrarse con todos los honores a lo que Rubén, el cantante
de la banda española Pereza, ha llamado con acierto el
Olimpo de las Voces Rotas, donde habitan Tom Waits, Louis
Armstrong, Chavela Vargas y Bob Dylan.
19 Días y 500 Noches es un
disco que reivindica lo mejor de
la actividad compositiva de
Joaquín Sabina, muy consciente
del valor de esa grabación,
cuyas
pistas
ahora
las
rememora a la luz de los últimos
quince intensos años de vida, y
que coinciden con el tiempo
compartido con aquella mujer a
la que canta con fruición: Ahora
que tengo un alma/ que no
tenía/ ahora que suenan palmas
DISCOS Y OTRAS PASTAS
7
AGOSTO 2014
“Con la Frente Marchita” es otra bella
canción que he tenido el privilegio de
escuchar ahora. Teniendo como motivo el
recuerdo de un amor por una joven
bonaerense, Sabina construyó un tema,
con
resonancias
tangueras,
cuya
evocación nostálgica atrapa y emociona; y
su interpretación en la primera noche de
esta gira dio lugar a un encendido
homenaje a Leonard Cohen por parte de
Pancho Varona. Su atuendo, con
sombrero incluido, trajo de inmediato a la
memoria una de las más conocidas
imágenes de Cohen: la de la portada del
disco que registra su concierto de 2008 en
Londres. Muy en caja, Pancho ejecutó una interpretación sobria,
grave, intensa, afín a la de su maestro, el creador de “Suzanne”.
Pancho cantó, como dice el Sabina, con la tristeza de todo lo
que se pierde. En el segundo concierto, hubo una variante,
Pancho Varona rindió homenaje a JJ Cale, con un rítmico y
ligero “Conductores Suicidas”.
Asúa a mandar a la estratósfera los
decibeles alcanzados por las cuerdas de
su guitarra rítmica. Cómo no sentir el
galope desbocado del corazón cuando
una y otra vez Sabina, apelando a los
acordes iniciales de “Princesa”, incita a
su banda a inundar el espacio sonoro
con las poderosas vibraciones de un
rock que, más allá de sus notas alegres
esconde el itinerario del desamor y el
fracaso.
Entre la dulzura y la tristeza, Sabina nos
acerca en cada interpretación hacia el
universo femenino al que tantas horas de su vida ha dedicado.
Antonio García de Diego, viejo cómplice de aventuras del
cantante, lo acompaña con su piano de notas melancólicas en
su derrotero evocador de aquellos tiempos transcurridos entre
flores de un día, damas de noche y aves de paso. “Una canción
para la Magdalena”, nos lleva también hacia las caderas de
leche y miel, de una Marita Barrios, anhelante y provocadora,
que luego terminaría de hechizarnos –en la segunda parte del
show- con su voz poderosa en “La Canción de las Noches
Perdidas”, “Penúltimo Tren” y el prólogo de “Y sin embargo”. Ya
sea con guitarra eléctrica o acústica, piano o armónica, Antonio
García de Diego es un maestro. Sabe qué notas pulsar para
acelerar nuestros corazones, para emocionarnos. Basta con
escuchar el riff de guitarra que interpreta en “A Mis Cuarenta y
Diez” para reafirmar todo lo bueno
que ya conocíamos de él a lo largo de
su carrera junto a Miguel Ríos,
Pancho Varona y el mismo Joaquín
Sabina. Un músico de estirpe. Todo
un placer verlo en el escenario al lado
de sus amigos, bromeando cómplice
en “Pero Qué Hermosas Eran”,
haciendo los coros en “Pastillas Para
No Soñar”, construyendo con las
notas de su guitarra la atmósfera
intimista de “Donde Habita el Olvido”
y cantando a pleno pulmón (con
olvido impune del Fito Páez de
Enemigos Íntimos), en “Si volvieran
los dragones”.
Los dos conciertos de Sabina en Lima han tenido sus
sorpresas. No esperábamos oír cantar a los miembros de su
banda. Pues lo hicieron, y lo hicieron muy bien, empezando
por Jaime Asúa y su incendiario rock and roll en “El Caso de
la Rubia Platino”. Definitivamente, se trata de una banda
muy sólida y firmemente asentada -por el talento, por el
derroche
amical,
por
las
admiraciones comunes- en el
universo
afectivo-musical
del
cantante. Bajo tales coordenadas al
Sabina le es fácil declarar su afecto
y admiración a quienes él
considera sus grandes influencias.
Sus guiños melómanos o literarios
y sus abiertos homenajes a todos
los que lo han ayudado a llegar al
lugar donde ahora está, encuentran
una natural complicidad en las
interpretaciones de sus músicos,
capaces de reinventar junto a él,
las tonadas dylanianas de “I shall
be released” (en la versión alterna de Arenas Movedizas) o,
como lo hizo en sus dos conciertos de ahora, de “It aín´t me,
Baby (No Soy Yo, Nena)”.
Si me dieran a elegir una canción del Sabina, optaría por
“De Purísima y Oro”. La España de la guerra civil queda
reflejada en cada verso de esta hermosa y melancólica
canción. En ella desfilan nombres, objetos, lugares y hechos
que acontecieron entre los años treinta y cuarenta en un
país en el que el sonido de las balas de la dictadura era
ocultado por la voz de una Celia Gámez inflamada de
nacionalismo y los escritos militantes de un José María
Pemán tradicionalista y conservador. El sensible toque de
mandolina de Antonio García de Diego y el bajo cómplice de
Pancho Varona acentúan el tono triste de una canción que,
particularmente, me conmueve y me subleva. “De Purísima y
Oro”, teniendo como motivo el
conflicto que desangró a España no
es ajena a la estructura y
concepción del disco y del
concierto. El paisaje que surge de
la composición del Sabina se nutre
también de los amores entre el gran
Manolete y la controvertida actriz
conocida
como
Lupe
Sino.
Dedicada a su gran amigo, el torero
José Tomás, “De Purísima y Oro”
es una de las canciones que
Sabina canta en estado de gracia.
Escuché decir a alguien que pronto habrá disco del Sabina.
No lo sé. Y si lo hubiera, no sé si pueda remontar la valla
elevada que supuso Vinagre y Rosas, el notable disco que
escribió al alimón con Benjamín Prado. No olvidemos que la
estabilidad emocional y el arraigo familiar nunca se han
llevado bien con la creatividad del artista. Pero, bueno, eso
es el futuro. El ahora, es un Sabina cuyas interpretaciones, a
despecho de un otoño ya presente, siguen siendo
apasionadas, generosas y sarcásticas. Lo suficiente como
para cantar con la misma intensidad de antaño: “A ti te
estoy hablando, a ti / que nunca
sigues mis consejos, / A ti te estoy
gritando, a ti / que estás metido
en mi pellejo / a ti que estás
llorando ahí, / al otro lado del
espejo, / a ti que no te debo / más
que el empujón que anoche / me
llevó a escribir esta canción /
Corre…dijo la tortuga…” Eh,
Sabina…que la tortuga siga
corriendo.
DIRECTOR: HENRY A. FLORES
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DISCOS Y OTRAS PASTAS
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AGOSTO 2014
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