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Título: Conceptos actuales sobre la enfermedad de Scheuermann: presentación clÃnica, diagnóstico y controversias sobre su tratamiento | Revista Española de CirugÃa Ortopédica y TraumatologÃa
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Inicio » Revista Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología » Conceptos actuales sobre la enfermedad de Scheuermann: presentación clínica, diagnóstico y
controversias sobre su tratamiento
Revista Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología
Vol. 56. Núm. 06. Noviembre 2012 - Diciembre 2012
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doi: 10.1016/j.recot.2012.07.002
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Conceptos actuales sobre la enfermedad de Scheuermann: presentación clínica,
diagnóstico y controversias sobre su tratamiento
Resumen
Bibliografía
Current concepts on Scheuermann kyphosis: Clinical presentation, diagnosis and controversies
around treatment
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F. Tomé-Bermejo a,
, A.I. Tsirikos b
a Spinal Fellow, Scottish National Spine Deformity Centre, Royal Hospital for Sick Children & Royal
Infirmary of Edinburgh, Edinburgh, Escocia, Reino Unido
En esta revista
Número actual
b Consultant Orthopaedic and Spine Surgeron, Scottish National Spine Deformity Centre, Royal Hospital
for Sick Children & Royal Infirmary of Edinburgh, Honorary Clinical Senior Lecturer, University of
Edinburgh, Edinburgh, Escocia, Reino Unido
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Cifosis. Scheuermann. Tratamiento quirúrgico. Deformidad.
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Kyphosis. Scheuermann. Surgical treatment. Deformity.
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La cifosis de Scheuermann es una deformidad estructural de la columna torácica o toracolumbar, que
aparece antes de la pubertad y empeora durante la adolescencia. Aunque generalmente de curso
benigno, la información disponible acerca de su historia natural es muy escasa. En casos de enfermedad
grave, la cifosis puede progresar durante la etapa adulta y ser causa de deformidad significativa y dolor
incapacitante. El tratamiento conservador mediante rehabilitación y ortesis carece de evidencia
científica. Se debe considerar el tratamiento quirúrgico ante la presencia de una cifosis progresiva y
dolorosa, la aparición de compromiso neurológico, o deformidad inaceptable. Este conlleva un elevado
riesgo de complicaciones graves que deben ser discutidas con el paciente y sus familiares. Hoy en día,
gracias al desarrollo de modernas técnicas de instrumentación, la corrección de la deformidad es posible
mediante un abordaje posterior único con menor incidencia de complicaciones. El acortamiento
simultáneo de la columna posterior en los niveles apicales, y la monitorización espinal intraoperatoria
reducen los riesgos de lesión neurológica.
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Abstract
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Scheuermann kyphosis is a structural deformity of the thoracic or thoracolumbar spine that develops prior
to puberty and deteriorates during adolescence. There is limited information on its natural history but
many patients are expected to have a benign course. Severe kyphosis can progress into adult life and
cause significant deformity and debilitating back pain. Conservative treatment includes bracing and
physical therapy, but although widely prescribed they have not been scientifically validated. Surgical
treatment may be considered in the presence of a progressive kyphosis producing severe pain resistant
to conservative measures, neurological compromise, or unacceptable deformity. This is associated with
significant risks of major complications that should be discussed with the patients and their families.
Modern techniques allow better correction of the deformity through posterior-only surgery with lower
complication rates. Simultaneous shortening of the posterior vertebral column across the apical levels,
along with spinal cord monitoring, reduces the risk of neurological deficits.
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Artículo
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La revista se adhiere a los principios y
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(COPE) www.publicationethics.org
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Introducción
En 1920, Holger Scheuermann tras examinar la espalda de un joven granjero de 16 años, describió la
presencia de una cifosis rígida y dolorosa de la columna torácica distinguible tanto clínica como
radiológicamente de la cifosis postural. La denominó «kyphosis dorsalis juveniles», y solamente mucho
más tarde se asociaría con el nombre de enfermedad de Scheuermann1, 2. Desde entonces, esta
enfermedad ha sido objeto de gran interés ortopédico por la presencia de dolor, pero más especialmente
por ser causa de deformidad significativa, que en determinados casos es de carácter progresivo3. En
1964 Sorensen estableció el diagnostico radiográfico de la cifosis de Scheuermann por la presencia de
un acuñamiento anterior superior o igual a 5° en al menos 3 vertebras consecutivas4, 5. Otros hallazgos
característicos son el incremento de la cifosis torácica, pinzamiento discal, e irregularidades de los
platillos vertebrales con formación de hernias de intraesponjosas (nódulos de Schmorl)3, 4, 6.
La cifosis o enfermedad de Scheuermann es la causa más frecuente de hipercifosis angular estructural
progresiva y dolorosa de la columna torácica o toracolumbar en los adolescentes7, y la segunda causa
más frecuente de dolor de espalda en niños y adolescentes tras la espondilolisis/listesis8, 9. La edad de
aparición está en torno a los 10 o 12 años, aunque en algunos casos puede presentarse hasta en la
edad adulta10. Se han publicado incidencias entre el 0,4 al 8,3% de la población8, 10, 11, sin un
predominio evidente de género6, 12, 13, 14.
Se han descrito 2 tipos distintos de deformidad en función de su localización. El tipo clásico torácica (tipo
i), es el más frecuente y suele asociar la presencia de hiperlordosis no estructural lumbar y cervical
compensadoras. El tipo toracolumbar (tipo ii) es más infrecuente, pero posee un mayor riesgo de
progresión durante la etapa adulta y de ser fuente de dolor crónico2, 3, 11, 12, 15, 16. La enfermedad de
Scheuermann ha sido bien descrita en términos de presentación clínica y hallazgos radiológicos, sin
embargo, su etiología permanece incierta y sus indicaciones de tratamiento son origen de controversia.
Etiología
El origen de la enfermedad de Scheuermann permanece incierto habiéndose propuesto diversas teorías
al respecto15. Las primeras teorías abogaban por un origen relacionado con la necrosis avascular de los
platillos vertebrales, la inhibición de la osificación encondral con relación a la aparición de hernias
esponjosas y perforaciones en los platillos, y la persistencia de canales vasculares anteriores1, 9, 17, 18.
Estudios posteriores realizados no han podido demostrar la consistencia de estas teorías3.
La enfermedad de Scheuermann está considerada de «origen hereditario» aunque su patrón de
transmisión aún no ha podido ser definido15. Los estudios más recientes basados en población gemelar
hablan de un origen hereditario multifactorial. Damborg et al.19 revisó los 35.000 gemelos inscritos en el
registro de la población gemelar en Dinamarca entre los años 1931 y 1982, hallando una concordancia
por parejas y probandos para gemelos monozigotos significativamente mayor que para gemelos
bizigóticos, lo que indica una contribución genética mayor en la etiología de la enfermedad. Halal et al.
publicaron el hallazgo de 5 familias con un patrón de herencia autosómico dominante con alta
penetración, pero expresión variable20. Findlay et al. describieron la existencia de una familia donde la
cifosis de Scheuermann estaba presente en 3 generaciones sucesivas, con un patrón de transmisión de
varón a varón21.
Estudios histopatológicos
Estudios histopatológicos del colágeno presente en los platillos vertebrales en pacientes con
enfermedad de Scheuermann, demuestran una alteración en la osificación encondral parecida a la
existente en la enfermedad de Blount. Estos hallazgos podrían suponer un fenómeno primario que
interferiera con el normal crecimiento vertebral vertical, o bien ser secundarios a una carga axial
asimétrica sobre los segmentos cifóticos torácicos en una columna vertebral aún inmadura8, 10, 22.
Factores biomecánicos
Existen diversos «factores biomecánicos» que también podrían desempeñar un importante papel en la
etiología de la enfermedad de Scheuermann3. La contractura de la musculatura isquiotibial supone un
hallazgo muy común entre los pacientes con cifosis de Scheuermann, y supone un impedimento para la
normal inclinación pélvica durante la flexión del tronco. Como consecuencia de la contractura crónica de
la musculatura isquiotibial, una concentración de fuerzas de flexión de repetición a través de la columna
vertebral torácica produciría un acuñamiento anterior progresivo del cuerpo de las vertebras torácicas8,
10. Según las investigaciones de Ogden et al. la aparición de un estrés biomecánico asimétrico sobre los
cuerpos vertebrales produce una alteración en la respuesta de remodelado, y la aparición de cifosis
sería entonces el resultado del desequilibrio en la carga soportada entre los elementos anteriores y
posteriores de la columna torácica23. Se ha postulado que en los pacientes con hipercifosis torácica, el
tratamiento mediante ortesis toracolumbares produciría un desplazamiento posterior del centro de
gravedad y del eje de carga, con la consiguiente desaparición del acuñamiento vertebral anterior. Lo que
vendría a reforzar la teoría biomecánica del origen de la enfermedad de Scheuermann3, 7, 17, 24, 25.
Otros factores etiológicos
También han sido implicados en el desarrollo de la enfermedad de Scheuermann niveles elevados de
hormona del crecimiento, osteoporosis juvenil idiopática, hipovitaminosis D, quistes durales,
espodilolisis, infecciones, malformaciones medulares y otras enfermedades8, 12, 15. Posiblemente la
enfermedad de Scheuermann sea el resultado de la acción conjunta de varios factores de forma
simultánea11.
Presentación clínica
La incidencia publicada de la enfermedad de Scheuermann varía entre las distintas publicaciones entre
el 0,4 y el 8,3% en función de los criterios de inclusión empleados. Aunque su verdadera incidencia está
posiblemente infraestimada, ya que en ocasiones su aparición es frecuentemente atribuida a una
alteración del hábito postural8, 10, 11, 14. Los estudios más recientes no encuentran predominancia de
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género en su aparición7, 14.
La cifosis de Scheuermann es una deformidad estructural de la columna torácica o toracolumbar, que
aparece justo antes de la pubertad, tras la osificación de los platillos vertebrales11, y empeora durante el
crecimiento en la etapa adolescente hasta alcanzar la madurez esquelética. La deformidad puede ser
por lo tanto progresiva y hacerse sintomática durante el crecimiento8, 14.
El paciente suele acudir a la consulta generalmente hacia el final de la etapa juvenil, entre los 8 y 12
años. Aquellos que se presentan entre los 12-16 años acuden generalmente ya con deformidades más
rígidas y graves. Los adolescentes con la forma clásica tipo i de la enfermedad de Scheuermann
generalmente refieren dolor alrededor del ápex de la cifosis, pero a menudo acuden por motivos
estéticos o por un supuesto trastorno del hábito postural. Padres y médicos generalistas en ocasiones
atribuyen la aparición de la deformidad a las malas posturas, lo que resulta en un retraso en el
diagnóstico y en el tratamiento3, 5, 12, 14. En los adultos, el síntoma principal suele ser el dolor5, 10.
Los pacientes con cifosis de Scheuermann presentan una hipercifosis torácica angular bien definida, que
generalmente asocia la presencia de hiperlordosis cervical y lumbar de carácter compensatorio. Este
incremento en la lordosis cervical y lumbar es el resultado de la búsqueda del equilibrio por parte de la
columna, lo que desemboca finalmente en el desarrollo de un equilibrio sagital negativo (Figura 1).
Además, estas curvas compensadoras en ocasiones son también fuente de dolor7, 8, 10, 12, 14. La
hiperlordosis lumbar produce un incremento añadido de estrés sobre la pars interarticularis, lo que
podría explicar el incremento en la incidencia de espondilolisis, hasta el 11%, que presentan estos
pacientes, y representa además una causa añadida de dolor lumbar. El cuello y la cabeza adoptan una
posición anterior con aspecto de protrusión hacia delante («deformidad en cuello de ganso»), y los
hombros en ocasiones también adoptan la misma protrusión anterior. Esta postura tan característica
conlleva trastornos de origen estético e insatisfacción con la propia imagen corporal por parte del
paciente7. La flexión del tronco acentúa la deformidad, y le confiere una apariencia de joroba angular y
aguda sobre la región torácica o toracolumbar (Figura 1). La deformidad es relativamente fija, y no
corrige con la hiperextensión de la columna8, 14. Otros hallazgos en la exploración son la presencia de
contractura de los músculos pectorales, isquiotibiales y flexores de la cadera3, 8, 10, 14. Cerca de un
tercio de los pacientes presentan también escoliosis leve o moderada3, 6, 7, 8, 12, 13, 14, 18.
Figura 1. Fotografías clínicas lateral de pie (A), y lateral en flexión lumbar (B), de un paciente varón con
enfermedad de Scheuermann, que demuestran la presencia de una cifosis torácica grave, que produce
una gibosidad angular.
Es frecuente la presencia de «dolor», y este puede verse agravado por la bipedestación, la sedestación
o el trabajo físico8, 12, 14. En un estudio con 103 pacientes, Sorensen refiere la presencia de dolor como
el síntoma principal en cerca del 50% de los pacientes4. Otros autores refieren la presencia de dolor
entre el 20 y el 60% de los pacientes5. Aquellos adultos con enfermedad de Scheuermann progresiva
que alcanzan la edad adulta sin tratamiento pueden llegar a referir la presencia de dolor incapacitante,
especialmente si la deformidad es importante14. El dolor es generalmente de localización paravertebral
justo caudal al ápex de la cifosis5 o incluso afectar las zonas hiperlordóticas por encima y por debajo de
la deformidad10, 12. La presencia de dolor en la región lumbosacra ha de hacer sospechar la asociación
de espondilolisis/espondilolistesis8, 10.
La presencia de «síntomas neurológicos» no es un hallazgo común en pacientes con enfermedad de
Scheuermann, pero pueden presentarse en forma de dolor radicular con debilidad progresiva de
miembros inferiores, hasta paraparesia espástica5, 10, 14, 15. Ha sido descrita la presencia de clínica
neurológica secundaria a la aparición de herniación discal torácica, quistes durales, o por mecanismo de
tracción y compresión medular en el ápex de la cifosis en casos de deformidad grave5, 7, 8, 26, 27, siendo
aquellos pacientes con cifosis cortas y agudas los considerados de mayor riesgo para la aparición de
complicaciones neurológicas7. En un estudio publicado por Lonstein et al., demostraron que entre
aquellos pacientes en los que aparecieron síntomas neurológicos, la cifosis media era de 95°28. Sin
embargo, Ryan and Taylor publicaron una cifosis media de 54° en 3 pacientes con compresión medular
aguda en el ápex de la cifosis29. Kapetanos et al. describieron el caso de un niño de 14 años que debutó
con paraparesia espástica debido a la presencia de una hernia discal en el ápex de la hipercifosis
torácica26. Se han descrito al menos otros 20 casos más de compromiso medular secundario a la
aparición de una protrusión discal en pacientes con enfermedad de Scheuermann.
Los «síntomas de origen cardiopulmonar» son infrecuentes en pacientes con enfermedad de
Scheuermann5, 10. Sorensen llegó a afirmar que las deformidades torácicas secundarias a la hipercifosis
no producen impacto alguno sobre las funciones cardiopulmonares4. Sin embargo, Murray et al.
documentaron una disminución significativa de la capacidad pulmonar total y vital forzada en casos de
cifosis superiores a 85° con ápex de la deformidad en la región torácica alta13.
La «enfermedad de Scheuermann tipo ii» es mucho menos frecuente. En estos casos la deformidad se
encuentra en la columna lumbar o toracolumbar, y los pacientes refieren generalmente un mayor dolor y
una mayor restricción para la realización de tareas físicas en comparación con los pacientes con
enfermedad tipo i. La deformidad estética toracolumbar no es tan evidente por la localización más caudal
del ápex de la cifosis5, 12, 15. Sin embargo, la hipercifosis toracolumbar presenta un mayor riesgo de
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progresión durante la etapa adulta3, 11.
Diagnóstico diferencial
Resulta de vital importancia diferenciar la enfermedad de Scheuermann del dorso curvo o cifosis
postural (Figura 2). Este último es de carácter benigno y se corrige voluntariamente con la extensión del
tronco. La cifosis postural posee una forma menos angular y más redondeada, es flexible, generalmente
inferior a los 60°, y no están presentes las imágenes radiológicas que caracterizan la enfermedad de
Scheuermann. Con la flexión del tronco, la cifosis postural presenta un contorno más suavizado, flexible
y simétrico de la columna torácica5, 7, 8, 12. En el diagnóstico diferencial de la enfermedad de
Scheuermann también han de tenerse en cuenta otras afecciones como las distrofias osteocondrales y
displasias espondiloepifisarisas, cifosis congénita, espondilodiscitis, secuelas por fracturas vertebrales
por compresión, espondilitis anquilopoyética, cifosis poslaminectomía y neoplasias5, 10, 15.
Figura 2. Diagnóstico diferencial. Fotografías clínicas lateral en flexión lumbar de un paciente varón con
enfermedad de Scheuermann (A), y una mujer con dorso curvo o cifosis postural (B), este último
presenta un contorno más suavizado y simétrico, con una forma menos angular y más redondeada de la
columna torácica.
Diagnóstico radiológico
La Scoliosis Research Society ha establecido unos valores de cifosis torácica normal entre los 20° y 40°
(medido entre T5 y T12). Sin embargo, la literatura relevante refleja la existencia de una amplia
variabilidad para lo que se pudiera considerar un equilibrio sagital normal en individuos asintomáticos12.
Fon et al. en un estudio realizado entre 316 sujetos asintomáticos, establece un límite superior para la
cifosis torácica normal de 45°, añadiendo además que este valor se incrementa con la edad30.
El diagnóstico de la enfermedad de Scheuermann se realiza mediante la telerradiografía de columna en
proyección lateral con el paciente de pie y con los hombros y brazos en 90°, o sobre la clavícula
ipsilateral (en posición clavicular)7, 31. Para la medición del ángulo de cifosis, se han de seleccionar las
vertebras finales craneal y caudal incluidas en la deformidad5. La medida del grado de acuñamiento se
obtiene del ángulo de intersección de las tangentes sobre los platillos superior e inferior de cada cuerpo
vertebral8, 10, 12, 15. El criterio diagnóstico establece un acuñamiento superior a los 5° en al menos 3
vertebras consecutivas en el ápex de la cifosis (Figura 3). También son hallazgos comunes en la
radiología la presencia de hernias de Schmorl, la irregularidad y el adelgazamiento de los platillos
vertebrales y el pinzamiento del espacio discal4, 6. Para la medición del grado de flexibilidad de la
hipercifosis se emplea la proyección lateral con el paciente en hiperextensión sobre una cuña o pibote5,
8, 10, 12, 15 (Figura 4). En la enfermedad clásica tipo i, el ápex de la cifosis se localiza entre T6 y T910, 15.
En el tipo ii, el ápex de la cifosis se localiza sobre la charnela toracolumbar2, 10, 12, 15.
Figura 3. Radiografía lateral simple de un paciente adolescente con enfermedad de Scheuermann con
una cifosis torácica de 52°. La medida del grado de acuñamiento segmentario se obtiene del ángulo de
intersección de las tangentes sobre los platillos superior e inferior de cada cuerpo vertebral. El criterio
diagnóstico establece un acuñamiento superior a los 5° en al menos 3 vertebras consecutivas en el ápex
de la cifosis.
Figura 4. Telerradiografías de columna de un paciente de 17 años y 6 meses de edad con enfermedad
de Scheuermann ( fig. 1 ). La proyección posteroanterior (A) descarta la presencia de una escoliosis
asociada, y la proyección lateral (B) demuestra la presencia de una cifosis torácica de 95°. Radiografía
lateral en decúbito supino de la columna torácica (C) con el paciente en hiperextensión sobre una cuña o
pibote que demuestra una corrección de la cifosis torácica hasta los 70°. Proyección lateral de la
columna lumbosacra (D) que revela la presencia de una espondilolisis ístmica asociada.
Los pacientes con enfermedad de Scheuermann suelen presentar un equilibrio sagital global negativo,
que se demuestra mediante el dibujo de la plomada desde el centro del cuerpo de C7 hasta el platillo
sacro en la telerradiografía lateral de columna. Se define el equilibrio sagital negativo cuando la plomada
cae por detrás de la esquina posterosuperior del platillo sacro10.
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Existen distintas variantes radiológicas a la considerada enfermedad de Scheuermann clásica. Summers
et al. revisaron 50 informes radiológicos con el diagnostico de «enfermedad de Scheuermann».
Finalmente, solo el 20% pudieron ser considerados como enfermedad de Scheuermann clásica,
afirmando que el diagnóstico radiológico de enfermedad de Scheuermann debiera ser restringido
solamente a aquellos pacientes en los que se demostrara la presencia en radiología de irregularidades
en los platillos vertebrales, pinzamiento del espacio discal y hernias de Schmorl, asociados a un
incremento de la cifosis de la columna torácica2.
Aquellos pacientes que presenten déficit motor o sensitivo, hiperreflexia u otras alteraciones en la
exploración neurológica, o en caso de planificación quirúrgica, se debe completar el estudio por imagen
mediante resonancia magnética (RM) para descartar la presencia de herniación discal, tracción o
compresión medular en el ápex de la deformidad8, 15.
Historia natural
La información disponible acerca del pronóstico a largo plazo de los pacientes con enfermedad de
Scheuermann es muy escasa tanto en aquellos pacientes sometidos a tratamiento como en los no
tratados. Habitualmente la enfermedad sigue un curso benigno7, 8, sin embargo, la presencia de una
hipercifosis grave (por encima de los 80° Cobb), puede asociar la aparición de una deformidad
progresiva y dolorosa en la etapa adulta8, 12, 17. Murray et al. publicaron los resultados del seguimiento
a largo plazo un grupo de pacientes con cifosis torácica de Scheuermann13. Los autores compararon el
nivel de calidad de vida y la capacidad para el normal desarrollo de las actividades de la vida diaria de
67 pacientes, con un grupo control de parecidas características de edad y género (radiología seriada,
exploración clínica, potencia muscular y función respiratoria). La cifosis media fue de 71° y el
seguimiento medio de 32 años. El grupo de pacientes con cifosis de Scheuermann presentaba una
mayor frecuencia de dolor de espalda, una mayor preocupación por su apariencia física, y tenían en
general trabajos u ocupaciones menos físicas que el grupo control, aunque no llegaban a presentar
síntomas incapacitantes y la preocupación estética a menudo disminuía con la edad. La deformidad de
localización toracolumbar (tipo ii) causaba en general una mayor limitación funcional que la hipercifosis
torácica. El 38% de los pacientes referían que el dolor les producía una alteración significativa para la
realización de sus actividades de la vida diaria, en comparación con el 21% del grupo control. Sin
embargo, en este estudio, los autores no abordaron el tema de la progresión de la cifosis, a pesar de ser
posiblemente la mayor causa de preocupación entre los adolescentes que acuden solicitando atención
médica11. Según Lowe y Kasten32 los adultos con deformidades más graves secundarias a la
enfermedad de Scheuermann no tratada, pueden llegar a presentar dorsalgia grave secundaria a
espondilosis degenerativa, lo que les produciría una grave limitación funcional. La escasa información
disponible hasta ahora acerca de la enfermedad de Scheuermann, tanto en pacientes tratados, como en
los no sometidos a tratamiento, no proporciona una evidencia clínica suficiente para poder mejorar las
recomendaciones actuales de tratamiento. Son necesarios estudios que valoren la evolución de la
enfermedad de Scheuermann según la distinta magnitud de la deformidad, especialmente de aquellas
cifosis entre los 70° y los 90°, así como el potencial para la aparición de complicaciones neurológicas, y
para poder establecer unas guías clínicas con relación al tratamiento quirúrgico o conservador de la
enfermedad de Scheuermann7, 11, 17.
Tratamiento
La enfermedad de Scheuermann puede asociar una deformidad estética de menor entidad, e incluso ser
asintomática. Ante la ausencia de estudios a largo plazo sobre el resultado de los tratamientos quirúrgico
y conservador, el tratamiento de la enfermedad de Scheuermann debe de ser individualizado y ajustado
a las necesidades reales de cada paciente y a las circunstancias que le rodean. Cualquier decisión
acerca del tratamiento más adecuado va a depender de la presencia de dolor, la gravedad y/o
progresión de la cifosis, la deformidad estética y sus implicaciones psicológicas, y de la aparición
aunque infrecuente, de un posible compromiso cardiopulmonar o neurológico3, 7, 10, 12, 13, 15.
Fisioterapia
Aquellos adolescentes con inmadurez esquelética, que presenten un leve incremento de la cifosis
normal, con valores aproximados de hasta 60° y sin evidencia de empeoramiento de la deformidad,
únicamente necesitarían un seguimiento clínico y radiológico periódico hasta alcanzar la madurez
esquelética. Los ejercicios que pueden ayudar en el alivio de la sintomatología serán los encaminados a
la mejora del equilibrio y la postura corporal, de estiramiento progresivo de la musculatura isquiotibial y
pectoral, y de fortalecimiento de la musculatura dorsal y abdominal8, 12, 15, 33. Los ejercicios de
fisioterapia también pueden ayudar durante las fases iniciales del desarrollo de contracturas en flexión
de caderas y de incremento de la lordosis lumbar asociada a la hipercifosis torácica3. La fisioterapia
puede llegar en algunas ocasiones a producir una sensible mejoría en la sintomatología del paciente,
pero sin embargo no va a producir efecto alguno sobre la magnitud de la deformidad. La realización de
ejercicio de forma regular es también recomendable para aquellos pacientes en tratamiento con ortesis
toracolumbares8. Weiss et al. realizaron un estudio a largo plazo con 351 pacientes que presentaban
dolor secundario a cifosis de Scheuermann en tratamiento mediante ejercicios de fisioterapia34. Al final
del tratamiento los pacientes refirieron una reducción del dolor de entre el 16 y el 32%. Dicho estudio sin
embargo, no menciona la magnitud de la cifosis. Platero et al. realizaron un estudio comparando 4
formas distintas de tratamiento conservador para el tratamiento de la cifosis juvenil en un grupo de 212
pacientes (ejercicios de fisioterapia, ortesis de corrección, corsé de escayola seguido de ortesis de
mantenimiento, y ejercicio de fisioterapia seguido de ortesis de corrección). El grupo que demostró una
menor mejoría fue el grupo tratado mediante fisioterapia únicamente35.
Tratamiento mediante ortesis
En la actualidad existen escasos estudios disponibles acerca de la eficacia del tratamiento de la
enfermedad de Scheuermann mediante el empleo de ortesis. La mayoría de los estudios son
retrospectivos, presentan distintos criterios de inclusión y carecen de un grupo de control. Además, aún
no ha podido ser establecida cual sería la magnitud de la cifosis a partir de la cual estaría incrementado
el riesgo de progresión de la deformidad. Clásicamente, el tratamiento mediante el empleo de ortesis ha
sido considerado eficaz en casos de enfermedad de Scheuermann leve e inmadurez esquelética3, 12, 25,
36, 37. Se consideran factores de buen pronóstico un incremento en la flexibilidad de la cifosis, el inicio
precoz de tratamiento mediante ortesis en pacientes con hipercifosis inferiores a los 65°, una corrección
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inicial de la deformidad superior a los 15° en la ortesis, y la presencia de inmadurez esquelética y un
mínimo de un año de crecimiento remanente33, 38.
Montgomery y Erwin25 revisaron el resultado del tratamiento mediante el empleo del corsé modificado
de Milwaukee, en un grupo de 39 pacientes con enfermedad de Scheuermann durante una media de 18
meses. La cifosis media antes del inicio del tratamiento era de 62° y al final del tratamiento de 41°. Un
seguimiento más prolongado puso en evidencia una pérdida media de 15° de corrección, por lo que la
mejora media final fue de 6°. El acuñamiento anterior medio del cuerpo vertebral pasó de 7,9° a 6,8° tras
el tratamiento.
Sachs et al. realizaron un estudio a largo plazo del resultado del tratamiento mediante el corsé de
Milwaukee, en un grupo inicial de 120 pacientes con enfermedad de Scheuermann37. El seguimiento
mínimo fue de al menos 5 años tras el final del tratamiento. Al final del seguimiento, el 63% (n=76) de los
pacientes mostraron una mejoría de la cifosis, el 17% (n=10) no experimentaron cambio alguno,
mientras que el 20% (n=24) presentaron un empeoramiento de la cifosis inicial (7 de los cuales fueron
sometidos a tratamiento quirúrgico). La mejoría media inicial total del grupo fue, sin embargo, seguida de
una pérdida gradual de la corrección. Al tener en cuenta la magnitud de la deformidad previa al
tratamiento, los pacientes con deformidades de entre 55° a 64° presentaron una mejoría media de 7° al
final del seguimiento, los pacientes con cifosis de entre 65° y 74°, demostraron una mejoría media de
13°, y los pacientes con cifosis superiores a los 74° mostraron una mejoría media de 19°. Los autores
señalan que el 30% de los pacientes con un cumplimiento demostrado del tratamiento sufrieron una
progresión de la cifosis después de completar el tratamiento.
Riddle et al.39 han publicado resultados comparables a los obtenidos con el corsé de Milwaukee
mediante el empleo de ortesis toracolumbosacra (OTLS) para la corrección de la hipercifosis torácica, al
añadir un punto de presión sobre el esternón como uno de los 3 puntos de presión de la OTLS. Veintidós
pacientes fueron incluidos en el estudio, y fueron seguidos hasta alcanzar la madurez esquelética. En el
73% (n=16) se pudo demostrar la ausencia de progresión o incluso mejoría de la cifosis, y el 27% (n=6)
restante evidenció un incremento medio de 9° en su cifosis al final del seguimiento. Riddle et al.
recomiendan un periodo mínimo de 16 meses de tratamiento antes de alcanzar la madurez esquelética,
para poder inducir la detención o mejoría de la deformidad.
La literatura no refleja la existencia de complicaciones médicas en aquellos estudios acerca del
tratamiento mediante ortesis en pacientes con enfermedad de Scheuermann. Sin embargo, no debieran
subestimarse las implicaciones psicológicas que puede tener el empleo diario de una ortesis en el
paciente adolescente3. A día de hoy, la información disponible no permite al facultativo realizar una
predicción acerca de la mejoría, prevención de la progresión o empeoramiento de la deformidad tras el
tratamiento mediante ortesis en ningún paciente11.
Tratamiento quirúrgico
El establecimiento de indicaciones quirúrgicas es fuente de continua controversia debido a la escasa
evidencia disponible con relación a la historia natural de la enfermedad. Tampoco existe información
suficiente en la literatura actual acerca de los resultados a largo plazo del tratamiento quirurgo. El
tratamiento quirúrgico debe ser considerado en la presencia de deformidad grave y progresiva (por
encima de los 70°), y especialmente si el paciente está aun en etapa de crecimiento y presenta además
preocupaciones de carácter estético; tras la incapacidad del tratamiento mediante ortesis para controlar
la progresión de la hipercifosis; ante la presencia de dolor incapacitante resistente a tratamiento
conservador durante al menos 6 meses; o compromiso neurológico por compresión medular en el ápex
de la cifosis5, 7, 15, 32, 40, 41, 42.
La decisión de optar por el tratamiento quirúrgico se debe basar en primer lugar en la gravedad de la
sintomatología, y en la percepción de la propia imagen del paciente y su preocupación estética en
relación con el rechazo de su deformidad, y en segundo lugar en la magnitud de la hipercifosis. La
cirugía produce una mejora estética del paciente y esto suele ser un factor predominante durante la
toma de decisiones por parte de adolescentes y sus familiares. Los riesgos asociados al tratamiento
quirúrgico y las posibles complicaciones derivadas de este debieran ser explicados de antemano y
discutidos con el paciente y sus familiares. El cirujano debe además evaluar su capacidad para
proporcionar una corrección óptima de la deformidad y al mismo tiempo evitar la aparición de
complicaciones7.
Principios biomecánicos para la corrección de la cifosis
Con el desarrollo de la curva de hipercifosis, la columna vertebral anterior sufre un acortamiento gradual
en relación con la columna posterior, y la médula espinal ha de ajustarse a la diferencia de longitud entre
las dos columnas. Con la progresión de la deformidad, la médula va quedando gradualmente
comprimida a nivel del ápex de la hipercifosis. La corrección de la hipercifosis va a producir un repentino
estiramiento de la columna anterior, lo que implica un riesgo de compromiso neurológico debido al
repentino estiramiento de la médula espinal, incluyendo el riesgo de paraplejía (por compresión axial
local por la formación de un bucle). Es necesario, por lo tanto, realizar un acortamiento de la columna
posterior mediante múltiples osteotomías segmentarias a nivel del ápex de la hipercifosis, para
conseguir una corrección equilibrada entre las columnas anterior y posterior y evitar así el estiramiento
de la médula espinal7. Este sencillo principio biomecánico apenas se encuentra recogido en la literatura
relevante. Sin embargo, es esencial para la corrección quirúrgica de la enfermedad de Scheuermann en
términos de seguridad y menor riesgo neurológico.
Técnicas quirúrgicas
La literatura recoge la existencia de estudios con resultados satisfactorios tanto con el empleo del
abordaje posterior único (artrodesis posterior instrumentada), como con el empleo del doble abordaje
con liberación y artrodesis anterior más artrodesis posterior instrumentada17, 32, 43. Las actuales
controversias incluyen la necesidad de añadir una liberación anterior en comparación con el abordaje
posterior único, la selección de los niveles óptimos superior e inferior en la artrodesis instrumentada, el
empleo de instrumentación híbrida en lugar de tornillos transpediculares únicamente, así como cuál es el
tipo de acortamiento de la columna posterior que se debe de emplear44, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51 (Tabla 1).
Tabla 1. Resumen de los series publicadas en el tratamiento quirúrgico de la enfermedad de
Scheuermann
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Autores
N.°
Año de
Técnica
pacientes/Edad
publicación
quirúrgica
media
Hosman
2002
et al.
Lim et al. 2004
Instrumentación Osteotomías
33/26 años
Híbrida
ganchos
Artrod A/P 17, proximales,
Artrod Post 16 tornillos
pediculares
distales
23/19 años
Ganchos
proximales y
Artrod A/P
distales (10),
20Artrod Post
--híbrida tornillos
3
pediculares
distales (13)
Cifosis
Cifosis media Pérdida de
media
Complicaciones
postquirúrgica corrección
prequirúgica
Facetectomías
79°
segmentarias
83°
52°
46°
1°
3 infección de la
herida, 1
CPI/CDI
5°
7 derrame
pleural, 2
neumotórax, 1
seroma cresta
ilíaca, 1
debilidad e
hipoestesia
temporal de
MMII, 3 CPI
1 embolismo
pulmonar, 2
neumotórax, 2
derrame pleural,
1 debilidad e
hipoestesia
temporal de
MMII
HerreraSoto et 2005
al.
19/17 años
Artrod A
Híbrida
(toracoscop)/P
Tipo Ponte
84°
45°
2°
Johnston
2005
et al.
27/16 años
Artrod A/P 20,
Híbrida
Artrod Post 7
Cuña de
resecc.
laminar de
cierre
80
39
Artrod A/P
1 rotura de
1°, Artrod
implante (barra)
Post 2°
42°
Artrod A/P:1
paraplejía
permanente, 5
Artrod A/P
infección de la
6°, Artrod
herida, 1 fallo de
Post 2°
fijación de la
instrumentación,
2 CPI, 1 CDI
39/18 años
Artrod A/P:
Artrod A/P 21, híbrida, Artrod
Artrod post 18 post: tornillos
pediculares
2007
78/17 años
Híbrida (42),
ganchos (13),
Artrod A/P 42,
tornillos
Artrod Post 36
pediculares
(23)
Geck et
2007
al.
17/16 años
Artrod Post
Koptan
et al.
33/16 años
Híbrida (Artrod
Artrod A/P 17, A/P), tornillos Osteotomía
Artrod A/P 16 pediculares
apical
(Artrod A/P)
Lee et
al.
Lonner
et al.
2006
2009
Híbrida (2),
tornillos
pediculares
(15)
Yipo SmithPetersen
87°
---
79°
51°
Artrod A/P
3°, Artrod
Post 6°
Tipo Ponte
75°
38°
Ninguno>4
83°
42°
Artrod A/P
3°, Artrod
Post 2°
1 embolismo
pulmonar, 1
neumotórax, 2
derrame pleural,
1 vejiga
neurógena, 1
insuficiencia
renal aguda, 25
CPI, 4CDI
1 infección de la
herida, 1 dolor
esternal, 1
SAMS, 1 CPI,
1CDI
1 fractura
apófisis
transversa, 3
infección de la
herida, 1
radiculalgia
persistente, 1
CPI
Artrod A/P: artrodesis anterior y posterior; CDI: cifosis distal a la instrumentación; CPI: cifosis proximal a
la instrumentación; SAMS: síndrome de la arteria mesentérica superior.
Existen varios estudios que comparan el doble abordaje con los abordajes posteriores únicos, sin
embargo aun no se han podido establecer cuáles serían las indicaciones idóneas para cada caso45, 46.
El abordaje anterior permite una discectomía completa, ofrece la posibilidad de liberación del ligamento
longitudinal anterior (LLA), así como de la colocación del injerto entre los distintos cuerpos vertebrales
en condiciones de compresión. Los dobles abordajes están generalmente reservados para casos de
deformidades muy rígidas y graves que no corrigen con la hiperextensión forzada del tronco, y sobre
todo en presencia de anquilosis ósea de la columna posterior con osificación del LLA a nivel del ápex de
la hipercifosis8, 10. El abordaje anterior puede realizarse mediante toracotomía clásica o mediante
toracoscopia, con un mejor resultado estético y menor morbilidad quirúrgica, pero con una menor
capacidad para realizar una discectomía de manera completa44.
Lowe y Kasten32 publicaron un estudio retrospectivo de 32 pacientes con una cifosis media de 85°
tratados mediante doble abordaje e instrumentación segmentaria híbrida. La cifosis media tras la cirugía
fue de 43°, con una pérdida media de 4° durante el seguimiento. Entre las complicaciones, refirieron 5
casos de cifosis craneal a la artrodesis asociados a una sobrecorrección de la deformidad (>50%), o a
un final craneal de la instrumentación por debajo de la vértebra final craneal de la cifosis medida en las
radiografías preoperatorias. Así como 2 casos de cifosis caudal a la artrodesis cuya fusión terminaba
craneal al primer segmento lordótico.
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Las complicaciones asociadas al doble abordaje en el contexto del tratamiento quirúrgico de la
enfermedad de Scheuermann incluyen la aparición de hemotórax, neumotórax, derrame pleural,
infección de la herida, y paraplejía7, 11, 44. El doble abordaje, además, produce un impacto negativo
sobre la función pulmonar44. Hasta la aparición de la instrumentación transpedicular segmentaria, la
técnica generalmente empleada para la corrección quirúrgica de la cifosis de Scheuermann era el doble
abordaje10, 32. Coe et al. publicaron en 2009 el informe del Comité de Morbilidad y Mortalidad de la
Scoliosis Research Society, en él se constataban parecidas tasas de complicaciones entre los
procedimientos posteriores únicos (14,8%), y los dobles abordajes (16,9%), sugiriendo que el hecho de
añadir un abordaje anterior no produciría un incremento sustancial en el número de complicaciones52.
Lee et al.45 compararon un grupo de 18 pacientes sometidos a osteotomía de Smith-Petersen más
artrodesis posterior instrumentada con tornillos transpediculares, con un grupo de 21 pacientes
sometidos a doble abordaje e instrumentación posterior híbrida. En el grupo intervenido mediante
abordaje posterior único, tanto el sangrado intraoperatorio, como el tiempo quirúrgico total, eran
significativamente menores. Además, los pacientes del grupo intervenido mediante abordaje posterior
único no presentaron complicación quirúrgica alguna, presentaban una menor cifosis residual
postoperatoria, y mantenían una mayor corrección de la deformidad tras el seguimiento.
El abordaje posterior no interfiere con la vascularización anterior de la médula espinal, y cuenta con las
ventajas de una menor pérdida hemática y un menor tiempo quirúrgico10. Sin embargo, aquellos
pacientes que presentan deformidades muy evolucionadas y rígidas, no serían buenos candidatos para
la corrección de la hipercifosis mediante el abordaje posterior único. Al permanecer íntegro el LLA, la
instrumentación posterior está sometida a una fuerza de tensión continua con el consiguiente
incremento en el riesgo de fallo del implante y aparición de pseudoartrosis10, 53.
Geck et al.54 publicaron excelentes resultados tras la corrección de la deformidad en 17 pacientes en los
que realizaron un acortamiento simultáneo de la columna posterior por medio de osteotomías
segmentarias secuenciales (osteotomías de Ponte), más instrumentación posterior con tornillos
transpediculares, sin realizar una liberación anterior previa. La cifosis media preoperatoria de 75°, fue
corregida hasta los 38° de media, y ningún paciente perdió más de 4° de corrección durante el
seguimiento. Entre las complicaciones mencionan un caso de cifosis craneal y otro de cifosis caudal a la
instrumentación y una infección tardía. Ninguna complicación neurológica. Con la aparición de nuevas y
más modernas técnicas de instrumentación, los procedimientos de corrección quirúrgica mediante un
abordaje posterior único se han convertido en la técnica quirúrgica más empleada en el tratamiento
quirúrgico de la enfermedad de Scheuermann10.
Técnica quirúrgica preferida por los autores
En la experiencia de los autores, los pacientes con enfermedad de Scheuermann pueden ser tratados
en su mayoría mediante abordaje posterior único y artrodesis instrumentada, junto con la realización de
múltiples osteotomías segmentarias de cierre con el objetivo de provocar una liberación y movilización
de la deformidad tal que permita su corrección mediante el acortamiento de la columna posterior. El
acortamiento de la columna posterior es posible mediante la completa escisión de las apófisis espinosas
y las facetas articulares superior e inferior de forma bilateral en forma de osteotomías segmentarias tipochevron realizadas sobre los niveles apicales de la hipercifosis entre los niveles craneal y caudal de la
instrumentación8. No creemos necesaria la escisión del ligamento amarillo y consiguiente invasión del
canal, a no ser que el ligamento amarillo se encuentre osificado siendo necesaria en este caso su
escisión para poder liberar y movilizar la deformidad55; con ello se ve reducido el riesgo de lesión
neurológica y de sangrado epidural durante la realización de las osteotomías. Mediante la técnica
anteriormente descrita, los autores han obtenido unos resultados muy satisfactorios en más de 40
pacientes con enfermedad de Scheuermann e hipercifosis entre los 80° y los 140°, y con una flexibilidad
medida sobre radiografías en hiperextensión forzada sobre una cuña o pivote de hasta 95°. Ha sido
necesario el añadir un abordaje anterior adicional, ante la presencia de osificación espontanea del LLA,
o la aparición de osteofitos puente localizados en la parte anterior de los cuerpos vertebrales en los
niveles apicales de la hipercifosis, que podrían ser consecuencia de la historia natural de una
hipercifosis extrema en un intento de conseguir su propia estabilidad55.
En términos de instrumentación, los autores empleamos una configuración con 2 barras, fijación craneal
mediante ganchos pediculares en 3-4 niveles, fijación caudal en 3-4 niveles mediante tornillos
transpediculares, y 2 conexiones transversales, una craneal o otra caudal, entre ambas barras (Figura
5). Realizamos osteotomías segmentarias en todos los niveles situados entre los puntos de fijación
craneal y caudal. La ausencia de instrumentación vertebral en los niveles de osteotomía proporciona un
amplio lecho para la colocación de abundante injerto óseo. La instrumentación vertebral, ganchos y
tornillos transpediculares ha de ser colocada antes de realizar las osteotomías, posteriormente se
moldean las barras hasta el límite superior de una cifosis (45°-50°) y lordosis normales, para evitar la
sobre-corrección y consiguiente cifosis craneal o caudal a la instrumentación. Las barras son
aseguradas a los ganchos craneales, y unidas mediante los conectores transversales antes de la
aplicación de fuerzas correctoras sobre el brazo de palanca de ambas barras en dirección caudal y
reducirlas sobre los tornillos transpediculares caudales. Posteriormente, se realiza una extensa
decorticación de los elementos posteriores de la columna y se coloca el injerto óseo. Empleamos injerto
óseo autólogo procedente de cresta ilíaca para estimular la formación de una sólida artrodesis ósea. En
presencia de hipercifosis, el injerto óseo colocado se encuentra sometido a fuerzas de tensión y no de
compresión, lo que supone una desventaja mecánica añadida y un incremento del riesgo de
pseudoartrosis. Durante los 3 meses siguientes a la cirugía, el paciente llevará un cinturón de soporte
toracolumbar con tirantes para restringir en cierta medida los movimientos de la columna, y se deben
evitar las actividades físicas durante un periodo de 6 meses. En nuestra experiencia la corrección
quirúrgica de la enfermedad de Scheuermann produce una muy alta satisfacción al paciente, siendo
entre los procedimientos quirúrgicos para el tratamiento de la deformidad de la columna, uno de los que
más recompensa produce entre los pacientes (Figura 6).
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Figura 5. El paciente fue sometido a artrodesis posterior de columna mediante ganchos pediculares y
tornillos transpediculares junto con la realización de múltiples osteotomías segmentarias de cierre,
obteniendo una excelente corrección de la cifosis torácica hasta los 45°, con un adecuado equilibrio
global en los planos coronal y sagital de la columna (A y B).
Figura 6. Fotografías clínicas posquirúrgicas lateral de pie (A), y lateral en flexión lumbar (B), del mismo
paciente varón 2 años después de la cirugía, que demuestran la corrección de su deformidad. El
tratamiento quirúrgico de la enfermedad de Scheuermann produce una muy alta satisfacción al paciente.
Monitorización medular intraoperatoria
Para reducir el riesgo de complicaciones neurológicas, la corrección quirúrgica de los pacientes con
enfermedad de Scheuermann debe ser realizada bajo monitorización medular que recoja potenciales
evocados motores (PME) y somatosensoriales (PESS). Durante la realización de las osteotomías
vertebrales, o durante las maniobras de aplicación de fuerzas correctoras sobre el brazo de palanca
para la reducción y corrección final de la hipercifosis, no es infrecuente que ocurra una disminución en la
intensidad de las señales o incluso la pérdida completa de monitorización medular. Si aparecen cambios
irreversibles en la neuromonitorización se debe liberar la corrección quirúrgica de la deformidad e incluso
retirar la instrumentación y concluir la intervención. En el postoperatorio inmediato, aunque el paciente
no demuestre evidencia de lesión neurológica en la exploración, se debe solicitar una RM para descartar
la presencia de compresión medular o de un hematoma10, 56. La intervención puede ser repetida entre
7-10 días más tarde, una vez que el posible sufrimiento medular se hubiera atenuado y la médula
restablecido. Durante este tiempo el paciente permanecerá en reposo en cama. El decúbito supino en
este caso va a ayudar a la gradual liberación parcial de la deformidad angular gracias a la relajación
muscular y las propiedades viscoelásticas de la columna. Cheh et al. publicaron un estudio retrospectivo
con 42 pacientes pediátricos con hipercifosis, sometidos a corrección quirúrgica mediante osteotomías
vertebrales. La incidencia de la pérdida completa de potenciales evocados mixtos durante la cirugía fue
del 21,4%57.
Complicaciones
El análisis de complicaciones publicado por el comité de Morbilidad y Mortalidad de la Scoliosis
Research Society sobre 683 procedimientos para el tratamiento quirúrgico de la enfermedad de
Scheuermann realizados entre los años 2001 y 2004, informaba de una incidencia total de
complicaciones del 14,5%. La complicación más frecuente era la infección de la herida (3,8%), seguida
de complicaciones relacionadas con los implantes (2,5%), déficits neurológicos agudos (1,9%) y muerte
(0,6%). La incidencia total de complicaciones quirúrgicas era más frecuente en los adultos (21,7%), en
comparación con aquellos pacientes en edad adolescente (11,8%). Otras complicaciones menos
frecuentes eran la obstrucción intestinal, el fallo intra/postoperatorio de los implantes, pseudoartrosis, la
protrusión de los implantes, progresión de la cifosis, hemotórax, neumotórax, embolismo pulmonar y
dolor de espalda3, 7, 17, 32, 40, 41, 46, 56, 58, 59, 60. La realización de la intervención quirúrgica en
condiciones de hipotensión y el empleo del recuperador hemático han demostrado su utilidad para la
disminución de la pérdida hemática intraoperatoria y limitar la necesidad de transfusión sanguínea.
Selección de los niveles de fijación
A pesar de estar bien reconocido que una artrodesis demasiado corta dará como resultado la
persistencia o recurrencia de la deformidad45, la correcta selección de los niveles a incluir en la
artrodesis sigue siendo uno de las puntos críticos en la planificación y corrección quirúrgica, al no existir
un consenso acerca de cuáles serían los niveles óptimos de fijación3, 49, 60. El desarrollo de una cifosis
craneal o caudal a la artrodesis es foco de atención desde hace relativamente poco tiempo. La cifosis
craneal a la artrodesis se define como la presencia de un ángulo sagital craneal mayor de 10° entre el
platillo de la vertebra más craneal incluida en la fusión (la primera vértebra incluida en la fusión) y la
inmediatamente superior. Igualmente se define la cifosis caudal a la artrodesis entre la vertebra más
caudal incluida en la fusión (la última vértebra incluida en la fusión) y la inmediatamente inferior60.
Lonner et al.46 en un estudio multicéntrico con 78 pacientes incluidos, han publicado una incidencia de
cifosis craneal a la artrodesis del 32,1% en un rango entre 11° y 25°, y de cifosis caudal a la artrodesis
del 28% en un rango entre 17° y 28°.
Los pacientes con enfermedad de Scheuermann con frecuencia presentan un equilibrio sagital global
negativo debido al desarrollo de una exagerada lordosis lumbar compensatoria. El desarrollo de una
cifosis craneal o caudal a la artrodesis debido a una incorrecta selección de los niveles incluidos en la
instrumentación, puede llegar a empeorar aún más un equilibrio sagital negativo ya existente32, 46, 49.
Esta circunstancia podría producir la aparición de dolor sobre los niveles craneales o caudales a la
instrumentación, o la prominencia de los implantes, de tal modo que pudiera obligar a una cirugía de
revisión. Para mantener o alcanzar el equilibrio sagital global tras la corrección de la hipercifosis, los
niveles craneal y caudal de la instrumentación deben situarse dentro del centro de gravedad. La
sobrecorrección de la hipercifosis torácica puede resultar en la persistencia de un equilibrio sagital
negativo de la columna, que con el tiempo puede precipitar el desarrollo de una cifosis craneal a la
artrodesis. Una extensión caudal de la instrumentación que incluya el primer disco en lordosis va a
permitir un mejor control de la lordosis lumbar pudiendo prevenir entonces el desarrollo de una cifosis
craneal a la artrodesis.
Las más recientes recomendaciones acerca de los niveles óptimos a incluir en la artrodesis abogan por
incluir en la instrumentación la vértebra final craneal de la cifosis, y la vértebra estable sagital caudal que
se define como la vértebra cuyo cuerpo vertebral es intersectado por la línea vertical trazada desde la
esquina posterosuperior del platillo sacro45, 46. En un intento de evitar el desarrollo de una cifosis
craneal a la artrodesis se recomienda limitar la corrección de la hipercifosis al 50% o menos de la
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deformidad original32. Es importante también conservar la integridad del ligamento interespinoso y del
ligamento amarillo entre la vértebra más craneal incluida en la instrumentación y la inmediatamente
superior; por lo tanto, la colocación de ganchos sublaminares o alambres sublaminares como método de
fijación craneal podría predisponer al desarrollo de cifosis craneal a la artrodesis, por lo que estos deben
ser evitados61. En el caso de planificar una fijación craneal de la instrumentación en forma de pinza este
puede realizarse por medio de la colocación bilateral de ganchos en las apófisis costotransversas con el
propósito de preservar la integridad del espacio interespinoso. Las actuales técnicas de instrumentación
por medio del empleo de ganchos, tornillos y barras, proporciona la habilidad de obtener y mantener la
corrección deseada.
El equilibrio sagital global de la columna vertebral está íntimamente relacionado con la situación espacial
de la pelvis y muestra una amplia variabilidad entre los individuos. El objetivo último del tratamiento debe
ser el de conseguir o mantener la correcta alineación de «la cabeza sobre la pelvis». Hasta la fecha
existe una evidente carencia de estudios que describan y correlacionen los parámetros espinopélvicos
en pacientes con enfermedad de Scheuermann antes y después del tratamiento. Estos podrían llegar a
establecer de manera estándar, el cálculo de cuáles serían los niveles óptimos de corrección de la
deformidad de forma individualizada.
Nivel de evidencia
Nivel de evidencia V.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales
Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos
ni en animales.
Confidencialidad de los datos
Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de
datos de pacientes y que todos los pacientes incluidos en el estudio han recibido información suficiente y
han dado su consentimiento informado por escrito para participar en dicho estudio.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado
Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el
artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Recibido 28 Mayo 2012
Aceptado 6 Julio 2012
Autor para correspondencia. [email protected]
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