TEXTO 2.3 Beauvoir por Amelia ValcaÌrcel .pdf
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BEAUVOIR: A CINCUENTA AÑOS DEL SEGUNDO SEXO
Amelia Valcárcel
¿Es Beauvoir una de las grandes cabezas del
siglo?
años
Se
de
motivo
cumplieron
la
a
recientemente
los
del Segundo
Sexo.
publicación
la
celebración
reuniones, el más
de
varios
cincuenta
Eso
congresos
dio
y
relevante de los cuales fue el
realizado en La Sorbona en enero del noventa y nueve.
En España también se llevaron a cabo iniciativas,
entre las que destacó la publicación de una edición
del cincuentenario, en dos tomos, con una nueva y
excelente
España
traducción
sesiones
[1]
.
También
monógráficas,
se
realizaron
como
las
de
en
La
Universidad Autónoma de Madrid, la de Valencia, la
sede
sevillana
de
la
UIMP,
etc.
Los
principales
diarios destacaron el cincuentenario, El Pais y ABC,
por
ejemplo,
en
publicaron
sus
suplementos
algunos
culturales.
artículos
en
Se
revistas
especializadas y las editoriales sacaron parte de su
correspondencia y alguna monografía
[2]
.
En España y en los círculos intelectuales, en
conjunto,
el
cincuentenario
tuvo
una
repercusión
media. Sin embargo las organizadoras del simposio de
la
Sorbona
quedaron
comunicaciones
asombradas:
llegaron
de
todo
participantes
el
mundo,
y
hasta
desbordar a la Organización que, sin embargo, había
tenido graves dificultades para hacer creíble a las
instancias pertinentes que tal cincuentenario debía
realizarse.
Funcionando
casi
sin
apoyo
y
con
un
presupuesto mísero, su convocatoria tuvo tal éxito
que
casi
las
anegó
en
la
actividad
y,
más
desde
luego,
convirtió
significativa,
su
culturalmente
hablando, del año. Ningún otro pensador francés tenía
tantas
y
tales
repercusiones
en
los
cinco
continentes. Probablemente ningún otro libro francés
de este siglo haya sido tan traducido, editado o
leído. Y, sin embargo, sobre él sigue existiendo una
suerte de desconfianza, de interdicto, incluso en una
cultura que, como la francesa, alardea por igual de
sus académicos y de sus transgresores.
La filósofa existencialista
El éxito del Segundo Sexo se explica fácilmente:
es la obra que permite articularse al feminismo de
los Setenta. Celia Amorós ha escrito que "buena parte
del feminismo de la segunda mitad del siglo XX, o
todo, puede ser considerado comentarios o notas a pie
de página delSegundo Sexo". Y, en efecto, Beauvoir es
una de las figuras de referencia del pensamiento y la
filosofía feminista actual. Pero se podría por ello
mismo suponer que su obra principal, precisamente por
feminista,
es
dicotómica,
no
mundo
de
mujeres
la
que
consecuencia,
parcial.
por
trivial
filosofía,
reza
toma
Desde
para
un
el
y
menos
de
concepción
abundante
feminismo
sobre
punto
una
las
es
en
el
cosa
de
mujeres
vista
y,
en
parcial,
no
global. Si Beauvoir es una de las grandes pensadoras
feministas del siglo XX, eso, en vez de realzar su
figura, parece que la limita como filósofa. Es casi
normal
en
feminismo
ciertos
de
alguna
ámbitos
autora
filosóficos
o
autor
que
actúe
en
el
su
contra. El feminismo, que penosamente va adquiriendo
carta académica de naturaleza, es entendido como una
abdicación
de
lo
verdaderamente
importante
o
significativo. Son cosas "de la mujer". Debe ser este
un tema reciente, que tiene sus enclaves, pero no
comparable a... bueno, en general no comparable, dado
que
el
otro
término
de
comparación
suele
quedar
vacío. Hay quienes lo trabajan, sin duda, lo que
seguro que cumple su función, pero... en el fondo no
es del todo correcto, porque algunos piensan que se
sitúa a medio camino entre las causas perdidas y la
pérdida de tiempo. Esto sucede en el mismo fondo en
que se piensa que "de las mujeres ya se sabe", saben
todos y saben lo que hay que saber, que es poca cosa:
son lo que son y ¿a qué darle más vueltas? A no ser
que se las dé un sesudo filósofo, preferentemente
grande, extinto, clásico y casi nunca feminista.
La filosofía ha tratado bastantes veces el tema
"de la mujer", de modo que si algo cabe ir afirmando
es que el asunto en sí no es nuevo. Sobre este topos,
"la mujer", se han escrito resmas de papel. Ese es el
punto de partida que precisamente toma Beauvoir para
iniciar su investigación: hay un objeto teórico, como
otro
cualquiera,
"la
mujer",
sobre
el
que
las
manifestaciones abundan, tanto en la filosofía como
en otros discursos y saberes. Son tantas que, si no
fuera porque no guardan orden, formarían ya el corpus
teórico de la "mujerología". ¿Por qué no ordenarlas?
¿Por
qué
no
intentar
encontrar
las
corrientes
profundas que las comunican? ¿Por qué no avanzar en
ello hasta dar con su último fundamento, si es que lo
tienen?
Beauvoir contará más tarde que cuando toma la
decisión
de
introducirse
en
los
materiales
que
acabarán constituyendo El Segundo Sexo ella no sabe
apenas qué cosa sea el feminismo y, lo poco que le
suena, le suena a cosa pasada, la lucha por el voto y
luchas ya transcurridas. En en primer volumen de la
obra referida escribe: "Ya no somos como nuestras
mayores unas luchadoras; más o menos hemos ganado la
partida.. hay muchos problemas que nos parecen más
esenciales que los que nos afectan en particular"[3].
Y
en
el
segundo,
feministas
de
"ahora..han
realidad".
Cada
tanto
pasada,
escribe
conseguido
manifiesta
que
las
dominar
la
también
que
su
trabajo no parte de ningún feminismo previo, sino de
sus
propias
necesidades
como
filósofa
existencialista.
El existencialismo ha renovado el arsenal de la
filosofía
y
puesto
delante
de
las
urgencias
del
pensar una serie de tópicos antes no filosóficos: la
intimidad, el yo, la cotidianidad, la finitud, la
edad, la situación. Aunque el existencialismo emplea
terminología fenomenológica, sus aportes también los
toma de nuevas fuentes extrafilosóficas: la historia,
la literatura, el psicoanális. Con nuevas y distintas
herramientas conceptuales, encara territorios dudosos
y
otros
que
permanecen
inexplorados.
"La
mujer"
podría ser uno de ellos ¿por qué no? Ese "continente
oscuro" de lo femenino puede prestarse al análisis
existencial. Pero lo primero que comprueba Beauvoir
es
que
hay
muchos
más
viajeros
y
exploradores,
relatores y opinadores de los que cabría imaginar. De
ese continente desconocido ha hablado casi todo el
que ha tomado la palabra y lo escrito existe casi en
la misma proporción, con la particularidad de que se
continúa
afirmando
"que
nunca
ha
sido
completa
y
profundamente descrito", sino que guarda para sí un
resto de misterio.. el que permite la andadura del
siguiente explorador. Y, para mayor dificultad, las
descripciones no concuerdan del todo: van desde el
frecuente desparpajo filosófico a la gravedad de la
ciencia, de la sacralidad de las religiones a lo
sinuoso del sexo psicoanalítico, de lo ancestral de
la
etnicidad
a
la
rabiosa
modernidad
de
las
vanguardias. Cada época parece haberse medido con él
y cada tiempo ha acuñado sobre el asunto una serie de
aseveraciones.
Son
en
gran
parte
acumulativas:
estratos y más estratos de sentencias y sentido que
se han ido depositando sobre una primitiva marca.
En
un
momento
dado
Beauvoir
decide
cortar:
Parece que haya más mapas que terreno, de modo que se
impone hacer orden, ponerlos unos sobre otros, buscar
coincidencias
corresponde
y
el
discordancias.
primer
A
volumen,
ese
"Los
esfuerzo
hechos
y
se
los
mitos". Pero, cosa notable, las discordancias no son
muchas. Entre toda la literatura de que se compone
el topos "mujer" existe un acuerdo de fondo, más que
eso, un procedimiento de fondo: sea lo que sea "la
mujer", constantemente es "lo otro", "el otro"; se
afirme de tal objeto lo que se afirme, siempre cabe
resumirlo en "Otreidad". Y aquí comienza a sentirse
la capacidad explicativa del existencialismo.
De
entre
esos
existencialistas,
nuevos
uno
grandes
destaca
continentes
precisamente:
La
Otreidad, la Alteridad. Sartre lo ha abordado en El
ser y la nada. Oponiéndose a la herencia cartesiana y
solipsista
presente
en
Husserl,
según
la
cual
el
sujeto es un en-sí originario y todo el resto es por
principio Alteridad, el existencialismo ha preferido
la
oposición
entre
la Fenomenología de
las
Hegel:
cada
conciencias
sujeto
es
de
"otro"
porque está bajo la mirada de otro; en cada uno la
alteridad
cumple
un
papel.
"Lo
que
encaro
constantemente a través de mis experiencias son los
sentimientos del prójimo, el carácter del prójimo.
Pues, en efecto, el prójimo no es solamente aquél que
veo,
sino aquél
que
me
ve"[4].
La
Alteridad
es
esencial y constitutiva del ser en el mundo. Del
trabajo realizado por Beauvoir en el primer volumen
delSegundo
Sexo se
desprende
que
todas
las
descripciones del objeto "mujer" son normativas. Por
eso la mujer no nace, sino que se hace. Sartre, al
desarrollar el concepto de Alteridad, ha escrito: "El
límite entre dos conciencias, en tanto que tal, es
producido por la conciencia limitante y asumido por
la
limitada"[5].
conciencia
¿Qué
sucede
cuando
una
conciencia ha de vivir y vivirse a sí misma en esas
circunstancias? Las respuestas están en el segundo
volumen,
"La
desarrollo
vida
del
vivida".
Toda
existencialismo
la
obra
aplicado
es
el
sobre
un
objeto idóneo, lo femenino como percepción externa e
interna. Lo femenino como producto y lo femenino como
horma vivida.
El Segundo Sexo es, ante todo y sobre todo,
filosofía de la otreidad. "La categoría deOtro es tan
originaria
como
la
conciencia
misma",
escribe
Beauvoir. Pero el problema no es la Alteridad en sí
misma, dado que todos somos los otros de los otros,
sino que un sexo completo, con independencia de las
épocas, culturas o saberes, con independencia también
de las características singulares de cada una de sus
componentes, haya sido continuamente designado como
la
Otreidad
humana,
libertad.
su
El
absoluta
de
ser
el
en
lo
humano.
mundo,
existencialismo
La
es
conciencia
esencialmente
sigue
férreamente
en
este punto fundamental el enunciado de Fichte "quiero
ser
lo
que
seré".
La
conciencia
humana
es
ese
trascenderse contínuo de lo dado hacia lo proyectado
en
que
la
libertad
consiste.
Es
negación
de
inmanencia, de encierro, de algo dado de una vez y
para siempre. Naturalmente que en ese esfuerzo de ser
libre muchas conciencias flaquean. "Cada vez que la
trascendencia vuelve a caer en la inmanencia, se da
una degradación de la existencia en un en sí, de la
libertad en artificio; esta caída es una falta moral
si
el
sujeto
transforma
la
en
consiente;
una
si
frustración
se
y
le
una
inflige,
se
opresión;
en
ambos casos se trata de un mal absoluto". Abdicar de
la propia libertad es, para el existencialismo, el
pecado absoluto de la mala fe. Quien no quiere ser
libre no es del todo humano, no es lo que debe ser,
lo que su esencia, que no es otra que su existencia,
le demanda ser.
El varón sujeto y la mujer sujeta
De creer plenamente a Beauvoir, ella, en el
momento en que concibe y planea la obra, como ya se
dijo, no es, ni se reconoce, feminista. Se siente
solamente ese sujeto libre que ha comenzado a saber
de sí en la primera adolescencia, como nos relatará
en
las Memorias
pretensión
de
de
una
libertad
joven
choca
formal.
Pero
constantemente
su
con
límites que ella no ha puesto, querido ni buscado.
Cierto
que
todo
sujeto
vive
no
en
la
libertad
absoluta, sino en unasituación, esto es, en un nudo
de
posibles
libertades
en
que
los
límites
actúan,
también.
Una
conciencia
pero
existe
en
las
el
mundo situada y en esa situación debe luchar por su
vida y su libertad, que vienen a ser lo mismo. No
somos los seres humanos meras vidas biológicas, sino
libertades vivientes y actuantes.
Lo que Beauvoir quiere saber es cuáles son las
condiciones que, en su propia vida individual, forman
"su situación"; esto es, dónde están y cómo están
formados los límites verdaderos de su libertad como
individuo. De este planteamiento surge un programa
explicativo
efecto
aplicado
idóneo.
La
a
un
mayor
objeto,
parte
de
"la
mujer",
los
rasgos
en
que
definen su propia situación dependen de su "ser una
mujer". Sobre esta marca, en principio biológica, se
acumulan muchas más que, justificándose por vías muy
diferentes,
la
consolidan.
La
figura
final,
"la
mujer", está construída. El cómo, el porqué y el para
qué de esa construcción son importantes. Porque esa
figura es un molde que a ninguna mujer se le permite
rechazar
y,
por
lo
tanto,
tampoco
verdaderamente
elegir.
Las mujeres padecen, en el núcleo mismo de su
existir, una situación de otreidad casi absoluta. El
problema
no
son
estas
a
aquellas
leyes,
tales
o
cuales costumbres, mitos, ritos o supuestos saberes,
sino que cada una de esas prácticas forma parte de un
ensamblaje bien trabado en el que la modernidad y sus
luces, aunque han introducido fisuras, no entran. Ser
mujer ha sido y es un aprendizaje heterónomo de "mil
lazos tenues". Un aprendizaje que ningún individuo
del sexo femenino puede rechazar, y que tiene como
consecuencia "cortarle las alas", "limitar su poder
sobre
el
adopta
universo".
sobre
el
La
asunto
perspectiva
es
que
la
de
Beauvior
la
moral
existencialista, como ella misma afirma. La mujer es
un
sujeto
sujeto
deficitario
se
afirma
e
inesencial,
concretamente
a
porque
través
"todo
de
los
proyectos como una trascendencia, sólo hace culminar
su
libertad
otras
cuando
libertades;
la
no
supera
hay
más
constantementa
justificación
hacia
de
la
existencia presente que su expansión hacia un futuro
indefinidamente abierto". Esa no es la medida del
sujeto si es mujer: "lo que define de forma singular
la situación de la mujer es que, siendo como todo ser
humano una libertad autónoma, se descubre y se elige
en un mundo en que los hombres le imponen que se
asuma
como
la
Alteridad;
se
pretende
petrificarla
como objeto, condenarla a la inmanencia, ya que su
trascendencia
será
permanentemente
trascendida
por
otra conciencia esencial y soberana. El drama de la
mujer
es
este
conflicto
entre
la
reivindicación
fundamental de todo sujeto que siempre se afirma como
esencial y las exigencias de una situación que la
convierte en inesencial"[6]
Afirmaciones de ese calibre se prueban mediante
los recursos tomados a la historia, la literatura, la
antropología y, en fin, todo el saber disponible,
humanístico y científico. Las múltiples referencias y
el desarrollo de las cuestiones convierten al Segundo
Sexo en
un
gran
edificio
explicativo,
de
formato
diferente al feminismo anterior que seguía la estela
de las vindicaciones. Es una catedral, no un alegato.
Y, como tal, tiene sus gárgolas. No todo lo que dice
puede pasarse de la explicación al programa, ni todo
lo que afirma puede compartirse. Pero hay algo que lo
fundamenta:
femenino"
un
no
espontáneo,
antiesencialismo
es
ningún en
inmanente.
Es,
radical.
sí,
bien
previo,
al
"Lo
dado,
contrario,
un
producto y un producto bastante elaborado.
Lo que sea la marca previa sobre la que se han
ido
depositando
las
designaciones
que
fabrican
lo
femenino no tiene punto de comparación con el acúmulo
que sobre ella se ha formado. El cuerpo no es por sí
mismo un destino. "Cuando recorremos los grados de la
escala animal, uno de los rasgos más notables es que
de abajo a arriba la vida se individualiza; abajo se
utiliza
únicamente
para
la
conservación
de
la
especie; arriba se prodiga a través de individuos
singulares"[7]. Sin embargo, aun las hembras de las
especies superiores de los mamíferos abdican en la
especie su individualidad. La mujer es ciertamente
una hembra, la que más sacrifica a su especie su
cuerpo, bajo la forma de dolor, sangre, embarazo,
parto; está habitada por las fuerzas generadoras de
la especie que le exigen más que a ninguna otra. Pero
ni eso justifica que la mujer sea Alteridad. Ni tales
condiciones
la
este
subordinado".
papel
condenan
"a
La
conservar
para
subordinación,
siempre
en
una
especie
como
constante,
la
se
humana
que
establece
está
por
en
evolución
otras
vías.
El
naturalismo no la explica, sino que la avala. "Es
ocioso preguntarse si el cuerpo femenino es o no más
infantil que el del hombre, si se acerca más o menos
al
de
los
primates
superiores,
etc.
Todas
estas
disertaciones, que mezclan un vago naturalismo con
una ética o una estética todavía más vagas, son pura
palabrería". Lo humano sólo puede entenderse desde
una
perspectiva
especie
igualmente
natural,
sino
humana.
histórica.
No
somos
Nuestras
una
cuentas
nunca están cerradas.
La originalidad del Segundo Sexo consiste en
una
revitalización
de
los
principios
ilustrados,
instrumentada a través del existencialismo. De ese
programa
nace
una
de
las
obras
filosóficas
más
singulares y efectivas de este siglo. Dicho de modo
más concluyente: el propio existencialismo prueba,
por medio de esta obra, sus virtualidades cognitivas
y
emancipatorias.
Beauvoir
puede
deshacerse
del
naturalismo porque es una filósofa existencialista. Y
también reúne, porque el punto de anclaje filosófico
se
lo
permite,
literaria,
una
vastísima
psicoanalítica
y
cultura
histórica,
antropológica
para
explicar su objeto: lo femenino como una construcción
cultural y epocal. Otras corrientes filosóficas no le
habrían permitido tal capacidad de maniobra. Dicho lo
cual
debe
añadirse
que
Beauvoir
no
es
cualquier
existencialista: Ella usa del existencialismo
con
una perspicacia y una firmeza magistrales.
El feminismo global de Beauvoir
El
feminismo
clásica,
un
de
humanismo
Beauvoir
es
global.
de
Sin
raigambre
embargo
ha
realizado sobre sus predecesores una vuelta de tuerca
inestimable:
pasar
explicaciones.
medida
de
Su
su
de
las
vindicaciones
singularidad
potencia
le
viene
filosófica:
una
a
en
las
buena
combinación
exitosa de existencialismo, hegelianismo y filosofía
de
la
sospecha.
Desde
esta
red
teórica,
Beauvoir
inicia una nueva manera de hacer feminismo. Tanto el
primer feminismo ilustrado, como el feminismo liberal
sufragista
teórica
se
de
pertenece
a
desarrollaron
la
sobre
vindicación. El
esa
tradición
la
plantilla
Segundo
argumental,
Sexo no
sino
que
pretende un fin distinto: la explicación. Ella misma
escribe
en
la
Introducción:
"Es
curioso
que
el
conjunto de la literatura femenina esté movido en
nuestros
días
no
tanto
por
una
voluntad
de
reivindicación como por un esfuerzo de lucidez". Y
tal capacidad explicativa Beauvoir la logra gracias a
que
es
una
excelente
filósofa.
Beauvoir
es
un
producto acabado de la "dinámica de las excepciones".
En efecto, cuando Beauvoir realiza su primera
formación universitaria a penas hace una década que
se les ha permitido a las mujeres cursar estudios
superiores con todas las consecuencias. La presencia
femenina
todavía
tiempos
en
es
las
instituciones
minúscula.
en
que
Han
sólo
de
pasado
se
las
alta
los
educación
primerísimos
admitía
a
título
excepcional, pero la consigna se mantiene, porque en
esa época, los años al filo de los veinte-trenta,
sólo algunas, consideradas excepcionales, tienen esa
oportunidad. Ella ha coincidido en las aulas con otra
notable
pensadora,
Weil,
y
con
alguna
más.
Entre
ellas se observan y se comprueban. Sus círculos de
relación son normalmente masculinos.
Se saben excepciones y se sienten excepciones.
En una universidad que todavía es muy pequeña y donde
el acudir es difícil, excepciones han de sentirse
cuantos
allí
se
formen.
Pero
en
el
caso
de
las
mujeres esto se dobla con una torsión añadida: ellas
son, además y quizá sobre todo, excepciones a su
sexo. Schiller, hablando por carta a Goethe de Mme de
Staël, escribe que "se sale de su sexo, pero sin
llegar al nuestro". Parece pensar que las mujeres con
talento son distintas de las mujeres en general, pero
que
no
por
ello
pueden
medirse
con
los
varones,
aunque sea con aquellos que no lo poseen. El que una
mujer posea un talento excepcional la convierte en
una
excepción
sobre
todo
a
su
sexo,
pero,
precisamente por ser considerada una excepción, no
obliga a variar el escaso aprecio que se tenga del
talento del sexo femenino en su conjunto.
La dinámica de las excepciones es perversa. En
ella "la excepción confirma la regla", según reza el
vetusto refrán. Si en buena lógica debemos siempre
afirmar que una excepción echa por tierra a la regla
que no la contemplaba, en la lógica peculiar de los
estereotipos esto nunca ocurre. Si alguien se sale de
lo
acordado
para
todo
su
género,
ello
no
parece
obligar a cambiar la consideración global que sobre
aquél se tenga, sino a "salvar" momentáneamente a ese
individuo
discordante.
La
regla
se
podrá
seguir
usando para el conjunto sin un ápice de inseguridad.
Y
quien
excepción
se
también
vive
a
paga
sí
su
mismo
o
tributo:
misma
como
asimilar
la
denostación de su grupo de origen sin poder por ello
asimilarse a quienes por derecho propio la utilizan.
Las
primeras
redes
mujeres
masculinas
tesitura
de
de
actuar
que
fueron
importancia
como
cooptadas
se
en
vieron
becarios
en
las
la
desclasados.
Beauvoir nos dice de ella misma[8]que se acostumbró a
pensar que poseía "un cerebro de hombre en un cuerpo
de
mujer".
Otras
mujeres
sometidas
a
la
misma
dinámica obran como si lo creyeran a pie juntillas.
Que
nadie
supuestas
pueda
ser
debilidades
más
de
duro
su
que
sexo.
ellas
Ellas
con
las
no
son
contraejemplos de las opiniones misóginas vulgares,
sino
sus
valedoras.
Bien
al
contrario
Beauvoir
aprovechará los talentos que le han sido autorizados
para
poner
excluye.
al
descubierto
el
órden
que
a
todas
El feminismo y la humanidad
La
elección
historia
y
será
por
la
siempre
que
Beauvoir
digna
de
pasa
a
la
alabanza
es
precisamente su valentía al declarse mujer sujeta a
todos y los mismos lazos y cadenas que humillan a las
demás. "No se nace mujer, se llega a serlo". Simone
de
Beauvoir
Segundo
a
fuer
de
Sexo investiga
filósofa,
y
es
expone
con
feminista. El
genialidad
y
paciencia como se produce ese "llegar a ser mujer".
Pese a la enjundia de su trabajo, puede resumirlo con
precisión: "se trata de saber lo que la humanidad ha
hecho con la
propósito
su
hembra
humana"[9]. E inicia para tal
despliegue
erudito
y
argumental.
Una
erudicción, por cierto, que el tiempo no ha atacado,
como tan a menudo ocurre. En su gran mayoría cuantos
datos aporta siguem siendo significativos. Esto es
bastante
sorprendente:
muchos
de
los
libros
que
contienen datos o jucios puntuales se convierten en
un par de décadas en centones. No así éste. Ello
indica por parte de Beauvoir una selección de fuentes
y una perspicacia extraordinarias.
Pero
todo
su
fenomenal
despliegue
de
conocimientos tiene un objetivo: desechar la visión
trivial de los sexos como realidades inmutables. En
general en todo ser hay un "llegar a ser" porque
todas
las
esencias
se
construyen.
Es
éste
un
convencimiento radical del existencialismo. No hay
una esencia esclava, una esencia blanca, una esencia
judía, una esencia mujer. La verdadera esencia no es
estática,
sino
esencialmente
dinámica:
libres.
los
Esa
seres
es
la
humanos
única
son
esencia
aceptable. Su convencimiento fundamental es que ser
individuo y ser libre son la misma cosa. "La difícil
gloria de la libre existencia" es el futuro de la
humanidad. La libertad es una de las construcciones
más
duras
y
fascinantes
en
el
"llegar
a
ser"
humanidad libre. Pero, mientras llega y no llega,
muchos tienen todavía que luchar para convertirse en
meros seres humanos.
Beauvoir conoce, porque no le ha asustado mirar
de frente, la fuerza de las barreras que le impiden a
ella misma afirmarse como sujeto. La dificultad no se
asienta en sus características individuales, sino que
parece
radicar
aceptable,
al
intelectual
a
en
sexo
que
no
adecuado.
mostrar
cómo
pertenece
Dedica
están
su
al
grupo
tenacidad
constituidas
las
marcas que la excluyen. Y a demostrar que a todas las
mujeres, incluso en un mundo próspero y avanzado, les
está
impedido
el
verdadero
acceso
a
la
individualidad. Y que, del mismo modo que ser mujer
no es una elección, "lo femenino" tampoco es ninguna
esencia fija.
Ya se ha dicho que El Segundo Sexo no es una
obra de consignas, sino un trabajo explicativo sin
pausas. En ella Beauvoir aborda una fenomenología del
sujeto-mujer y una fenomenología de las figuras de lo
femenino. La historia, los mitos, la literatura, el
conjunto completo de las artes y saberes, han marcado
a ese sujeto como objeto. Tras más de cien páginas de
atinadas muestras, escribe: "Si echamos un vistazo de
conjunto..vemos esbozarse varias conclusiones. Esta
es la primera: toda la historia de las mujeres ha
sido realizada por los hombres..crearon los valores,
las costumbres, las religiones; las mujeres nunca les
disputaron ese control..ellos tuvieron siempre entre
sus manos la suerte de las mujeres"[10]. La definieron
como Alteridad y la sojuzgaron. Después la fabularon
y la soñaron sin ningún recato.
La situación de
concreta,
ellos".
ha
"La
estado
las
mujeres,
presidida
historia",
por
resume
su
su
condición
"ser
Beauvoir
antes
para
de
abordar los mitos literarios, "nos ha mostrado que
los
hombres
siempre
tuvieron
todos
los
poderes
concretos; desde los primeros tiempos del patriarcado
consideraron útil mantener a la mujer en un estado de
dependencia; sus leyes se construyeron contra ella;
así es como se convirtió concretamente en Alteridad.
Esta condición servía a los intereses económicos de
los
varones,
pero
también
a
sus
pretensiones
ontológicas y morales"[11]. En efecto, la Alteridad no
es un hecho que haya acontecido. No ha habido un
inicio, sino que esta sujección ha existido siempre.
Y, al no compartir la relativa accidentalidad de los
histórico, se presenta como un hecho absoluto.
Pero,
aunque
inmemorial,
la
cambiado
a
permite
un
se
trate
condición
lo
largo
de
apunte
de
de
la
una
las
subordinación
mujeres
historia.
general
sí
ha
Beauvoir
se
contra
cualquier
historicismo fácil: en la condición de las mujeres y
sus variaciones históricas se hace patente que "la
evolución de la condición femenina no ha seguido una
trayectoria constante". Por ello cada época ha de ser
considerada y ningún conocimiento ni estudios sobre
sus
particularidades
puede
darse
por
supuesto
y
ahorrarse.
"Sólo
revisando
existencialista
los
a
la
datos
luz
de
la
de
la
filosofía
prehistoria
y
la
etnografía podremos entender cómo se estableció la
jerarquía de los sexos"[12]. En el fondo de la misma
esencia humana que es la libertad de trascenderse,
existe el enfrentamiento de las conciencias. Más que
la
adhesión
que
posibilidades
cognitivas
existencialismo,
convicción
Beauvoir
de
que
expresa
y
(declaración
el
hacia
las
emancipatorias
del
que
refuera
existencialismo
es
en
la
ella
previo ontológicamente al feminismo), lo que puede
hacerse notar es que no va a pretender ponerle fecha
a ese acontecimiento que no ha acontecido. Pero va a
poner su molde general. Y, dado que éste se ha hecho
un lugar polémico en el actual pensamiento feminista,
quizá conviene detenerse en él.
En
aparece
los
de
últimos
vez
en
años
cuando
hay
una
contra
acusación
el
que
feminismo
beauvoireano
y
que
va
tomando
las
trazas
de
convertirse en un lugar común: Beauvoir habría caído
ella misma en sexismo puesto que habría entendido que
la prevalencia del sexo masculino ha dependido de su
capacidad
femenino
de
ha
arriesgar
sido
la
sometido
vida,
mientras
porque
la
que
guarda
y
el
la
trasmite, sin reparar, se le opone, en que parir es
el modo en que las mujeres han arriesgado la vida. Y
es bien cierto que el parto ha sido hasta hace poco
un riesgo real, no hiperbólico; basta con estar al
tanto de las muertes que producía
más
de
una
vez
que
preferiría
[13]
. Erasmo afirma
arriesgarse
varias
veces en la batalla que parir una sola vez.
¿Qué hay de oportuno en ese reproche? ¿Comparte
Beauvoir el "punto de vista masculino" que borra la
valentía de las mujeres y que no entiende ni quiere
entender el riesgo en que dar vida consiste? En el
existencialismo de Sartre y Beauvoir, ya se dijo, hay
una
constante
Espíritu de
presencia
Hegel[14].
de
Cuando
la Fenomenología
éste,
en
el
del
epígrafe
dedicado a la Conciencia Desgraciada, -que se torna
para el existencialismo la plantilla explicativa de
toda relación primera entre conciencias-, expone las
figuras del Amo y del Esclavo, afirma que el Amo lo
es
porque
no
ha
rehuído
la
lucha,
sino
que
ha
preferido arriesgar la vida; de ahí su triunfo. Y
escribe: "porque sólo arriesgando la vida se puede
mantener la libertad". En principio, pues, Beauvoir
está
haciendo
una
criptocita,
cita
que
suelen
desconocer
quienes
le
plantean
el
reproche
de
sexismo[15]. El reproche habría que matizarlo: Beauvoir
es hegeliana. Acepta que la lucha entre conciencias
es la base de la Alteridad y admite que la dominación
es un fenómeno universal. Precisamente por ello puede
afirmar
que
universal,
"La
la
tentación
más
de
dominar
irresistible
que
es
la
más
y
que
existe"
tiene una primera matriz: la invención de lo femenino
como algo diferente de lo humano, como lo Otro. Ese
tramo, que no gusta, de la esclera, es uno de los que
permite
precisamente
realizar
uno
de
los
pasos
fuertes de la subida. Si lo femenino ha sido a la vez
declarado una esencia inmutable y subordinada y, sin
embargo,
inesencial,
es
porque
no
ha
luchado todavía nunca como conciencia distinta frente
a lo masculino: Y no lo ha hecho porque no lo es: lo
femenino en sí, por el momento, es sólo una esencia
definida desde lo masclino, el cual ha tomado para sí
el
masculino
y
el
neutro,
lo
específico
y
lo
universal y ha considerado a lo femenino meramente
una
particularidad
negativa.
"Efectivamente,
en
nuestros días el hombre representa el positivo y el
neutro, es decir, el macho y el ser humano, mientras
que la mujer es sólo el negativo, la hembra. Cada vez
que la mujer se conduce como un ser humano se dice
que se identifica con el varón"[16]. Es la subcultura
masculina, que se toma a sí misma arrogantemente por
lo
universal,
quien
realiza
esa
identificación
tergiversada. "La mujer es un existente al que se
pide que se convierta en objeto" y ella, normalmente,
no ha plantado cara y dientes a tal petición: está
demasiado
atada,
atemorizada,
demasiado
como
lo
está
disuadida,
la
demasiado
conciencia
esclava
hegeliana que opta por la vía del temor porque se
sabe frágil y desea conservar la vida. Cada mujer,
espontáneamente,
como
sujeto
que
es
un
existente,
"opta por ser un individuo completo, un sujeto y una
libertad ante quien se abren el mundo y el futuro; si
esta elección se confunde con virilidad es en la
medida en que la feminidad significa en nuestros días
mutilación"[17]. El sexo femenino entero está limitado
por el conjunto completo del patriarcado. La rebelión
individual, cuando se produce, se malinterpreta. "Es
muy natural que la futura mujer se indigne de las
limitaciones que le impone su sexo.. no se trata de
saber por qué las rechaza; el problema es más bien
entender por qué las acepta"[18]. Y en buena parte ello
se debe no sólo al enorme poder de disuasión del
patriarcado,
simbólicas,
leyes,
sino
costumbres,
probablemente
moral
también
y
a
formas
que
un
individuo en solitario no puede establecer una rutina
de rebelión. Aunque este último apunte sea mío, -y
además no sea el caso de desarrollarlo ahora con
mayor amplitud- ello no quita que quepa encastrarlo
en la lógica argumentativa de Beauvoir. Escribe: "Las
mujeres
nunca
han
constituido
una
casta
que
establezca con la casta masculian en pie de igualdad
intercambios y contratos"[19]. No se han presentado
como
conciencia
oponente,
sino
que
son
conciencia
definida por otro, alienada. Si pueden llegar a ser
alguna vez conciencia oponente, ése es otro asunto,
bastante
moral
complejo
que,
individualista
desde
de
luego,
Beauvoir
no
la
ontología
contempla.
De
momento, más que el que considere hegelianamente los
riesgos del parir como trabajos y aflicciones y no
como
enfrentamientos
agresivos
entre
conciencias,
digo que más duro me parece a mí que afirme que el
feminismo, lejos de ser una conciencia del nosotras
afirmativa, es una cosa sin nervio propio que los
hombres han tolerado e instrumentado políticamente
sólo cuando les convenía[20].
El Androcentrismo
Por
lo
demás
androcentrismo
del
¿acaso
que
Beauvoir
ella
comparte
misma
más
supone?
Probablemente. El Segundo Sexo es una obra producida
a relativo contratiempo. Publicado en el 49, justo
cuando
se
apagaban
las
últimas
hogueras
del
sufragismo, que había logrado sus dos objetivos tras
casi un siglo de actividad -el voto y los derechos
educativos-
en
desarrollado, El
casi
todos
segundo
los
paises
sexo puede
del
mundo
interpretarse
como una recapitulación de este movimiento o como la
obra pionera del feminismo posterior. Lo cierto es
que, en su momento, parecía quedar en el vacío. Por
ello y en su día fue incomprendida y considerada un
catálogo
Quienes
extenso
no
de
sus
ocurrencias
sus
posiciones
compartían
personales.
políticas
la
atacaron por la veta misógina. Mauriac se permitió
decir que, después de leerla, ya lo sabía todo sobre
la
vagina
quedaron
de
su
autora.
impresionados
Aquellos
por
la
que,
con
firme
todo,
trabazón
argumental y la pertinencia de los ejemplos y casos
aducidos para sostenerla, insinuaron que tal libro
"denotaba sagacidad viril". La Iglesia Católica, más
expeditiva,
la
incluyó
en
el Indice de
libros
prohibidos.
Cuando se publica, el sufragismo como movimiento
-y
precisamente
metas-,
estaba
llegar
a
un
a
causa
del
desactivado.
público
cumplimiento
La
obra
no
militante,
de
sus
intentaba
sino
ser
exclusivamente un análisis con destinatarios neutros.
Sin duda alguna Beauvoir comparte más de un supuesto
de la "conciencia masculina" ambiente y toma algunos
de sus juicios por universales; su manera de entender
el
sufragismo
prueba
que
concede
mayor
valor
al
economicismo marxista que al liberalismo sufragista,
por ejemplo. Pero, en su conjunto, abre una nueva
forma
de
feminismo.
Si
hoy
podemos
utilizar
la
categoría de "androcentrismo" es gracias a ella.
Ahora, a principios del XXI,
de lo que no cabe
duda es de que su análisis de la cultura patriarcal
es decisivo y pertinente. Esta obra no sólo ha sido y
es una de las fuentes del feminismo de la segunda
mitad del siglo. Es también un ejemplo señero de
filosofía de la alteridad. Cumple los cincuenta años
de su publicación y todavía conserva su fuerza, la
misma
que
tiñe
al
feminismo
en
el
siglo
XX. El
Segundo Sexo, ya se dijo, es una combinación exitosa
de existencialismo, hegelianismo y filosofía de la
sospecha; ésa es su peculiaridad. Su poso va calando
a lo largo de los años cicuenta. Incide directamente
en
Friedan,
cuya Mística
de
la
Feminidad sirve
de
espoleta al feminismo de los setenta. Es un libro muy
editado y leido por una nueva generación feminista,
la constituida por las hijas ya universitarias de las
mujeres que obtienen tras el fin de la Segunda Guerra
el voto y los derechos educativos. Su influencia en
las
capas
cultas
femeninas
de
las
estables ha ido creciendo inexorablemente
democracias
[21]
.
Tuvo también que esperar a fructificar porque no
era
un
texto
existencialismo,
sencillo.
se
Precisamente
expresaba
en
por
términos
su
poco
accesibles para no expertos. En principio esto alegró
a
sus
enemigos:
pensaron
que
no
se
entendería;
ignoraron que bastantes mujeres estaban acumulando ya
suficiente mobiliario mental[22]. Sus virtualidades se
mantuvieron latentes hasta que eclosionaron. En los
años
setenta
feminista
la
aventó
gran
el
reaparición
polvo
que
del
movimiento
sobre El
Sexo se había ido aparentemente depositando.
¿Está superado?
Segundo
Michèle le Doeuff, una de las referencias de la
filosofía
francesa
merecidos
títulos
actual,
del
ha
comité
de
formado
parte
honor
del
con
citado
congreso de la Sorbona. Pero como autora feminista
siempre ha mantenido sus distancias con Beauvoir. El
estudio y la rueca, uno de sus libros traducidos al
castellano,
es
un
cara
a
cara
con
todo
lo
que
Beauvoir, en su opinión, no quiso enfrentar. Beauvoir
se habría plegado en exceso al saber ajeno. No hizo
un proyecto filosófico propio, sino que se plegó, sin
motivo, al de Sartre. Fue otra que renunció a la
lucha de conciencias.
En su última obra, Le sexe du savoir
[23]
, Le
Doeuff ajusta de nuevo cuentas con Beauvoir. Este no
es tampoco un libro fácil. Explora el vínculo entre
el saber y la reproducción de la jerarquía masculina.
Ser mujer consiste en permanecer bajo la malla de un
sistema
complejo
revitalizado
por
de
exclusiones,
voluntades
constantemente
operativas.
De
entre
ellas no es la menor la exclusión del saber, a la que
colaboran tanto instancias institucionales, como los
relatos estabilizados transmitidos por los "sabios".
Y, para probar su argumento Le Doeuff, hace, como es
habitual
cáusticos
historia
toman
su
en
por
de
sus
textos,
casi
la
punto
el
recorridos
completo
filosofía.
de
partida
brillantes
nomenclator
Recorridos
de
algún
que
de
y
la
siempre
intelectual
relevante del tiempo presente, desarrollan su curso
en decenas de referencias, tan inesperadas y certeras
como
poco
prohibición
comunes,
y
vuelven
de
y
del
saber
al
saber,
asunto:
antigua
la
pero
perfectamente viva, para las mujeres. Pues bien, en
su opinión Beauvoir dejó este asunto intacto.
Ya en los setenta Beauvoir fue vindicada, pero
también
criticada.
Se
desaprobó
su
arte
de
las
distancias con todo y con todos, así como su negativa
a bendecir una nueva identidad femenina. Irigaray se
queja de que Beauvoir nunca quisiera discutir con
ella el texto que le envió y supone que tal cosa fue
una
oportunidad
perdida.
Tal
y
como
es
el
mundo
intelectual francés, y más aun hace tres décadas, la
cosa parece explicable: ni por el contenido, que no
compartía, ni por la autora, que probablemente no
tenía con su círculo mayores lazos, tal entrevista para dar carta de naturaleza a la propia Irigaraytenía
pocas
posibilidades
de
producirse.
Beauvoir
mantuvo siempre fuertes reservas con el esencialismo
y las mantuvo hasta el final. No podía ser de otro
modo:
la
negativa
al
esencialismo
es
el
núcleo
del Segundo Sexo. Tampoco aprobaba, por ejemplo, la
tematización
intentada
del
por
C.
género
en
Dupont.
clave
de
Saludaba,
clase
sin
social
duda,
la
resurrección del Movimiento, asistía a reuniones y
concentraciones aportando su presencia y dignidad -ya
anciana-,
pero
poco
más.
El
propio
círculo
existencialista no se estaba comportando demasiado
bien con ella. Se la comenzaba a excluir, con toda
facundia, de las "listas oficiales" de la corriente.
Y
cuando
publicó,
muerto
Sartre, La
Adiós vinieron los ataques directos
En
los
setenta
algunos
Ceremonia
del
[24]
.
quisieron
reducir
a
Beauvoir a una "escritora sobre la mujer", con todo
lo que semejante etiqueta suele comportar. Se supone
-erradamente- que se puede pensar "sobre la mujer"
con independencia del pensamiento global. Por ello
nada
menos
honroso
que
el
que
le
supongan
o
le
propongan a alguien que estudie o diserte sobre "la
mujer", un tema o subtema no especialmente vistoso
desde el punto de vista de quien hace la oferta u
organiza el encasille. Naturalmente esto es producto
del
mismo
androcentrismo
que
Beauvoir
puso
al
descubierto. Otra de sus fases es rebajar el valor de
alguien con la frase "Sí, está bastante bien.. pero
es feminista". No sé si considerarlo un paso adelante
sobre el "pero es mujer" que, aplicado a los talentos
individuales, servía para deplorar la mala ocurrencia
que había tenido alguien al haber nacido en el sexo
inapropiado[25].
Lo que sea "la mujer" compromete de
raíz a lo que estemos entendiendo por "lo humano".
Esa
particularidad
no
puede
desvincularse
del
programa general que se mantenga. Del mismo modo, el
feminismo no es un movimiento que afecte sólo a su
militantes. Tanto sus efectos como sus causas inciden
en la sociedad moderna entera e incluso sobre tipos
sociopolíticos ajenos a la modernidad, pero en trance
de sumarse a ella. El feminismo forma parte de las
políticas
democráticas
en
su
fase
avanzada
y
su
presencia es una de las marcas de desarrollo. Es
también en la actualidad un conjunto de políticas de
gestión.
Pero
valorativa
en
y
su
fondo
discursiva
es
sin
una
alteración
precedentes
que
transforma casi todos los modos heredados de vida.
Beauvoir, Pensadora del Siglo
Recupero la pregunta inicial ¿Es Beauvoir una de
las cabezas pensantes del siglo XX? En la perspectiva
de Le Doeuff, ya citada, ninguna mujer ha conseguido
todavía tal estatuto. Conceder a una la sabiduría
sería
arriesgar
la
dominación
masculina
y
sus
sobreentendidos. En opinión de Le Doeuff existe un
pacto
inexplícito,
pero
no
por
ello
superficial,
entre las prácticas y los discursos de exclusión.
Cada
uno
cuenta
escribe,
cada
principio
de
con
varón
los
demás.
debe
A
causa
interrogarse
identificación"
que
de
él,
sobre
"el
preside
estas
prácticas y le obliga a mantener su libertad en tales
condiciones.
No parece tan diferente lo que Le Doeuff llama
"principio
de
identificación"
de
lo
que
Beauvoir
llamó Alteridad. Cada varón se entiende a sí mismo
como
portador
identificación
de
importancia
esencialista
con
y
ejerce
la
una
genealogía
masculina del poder y el saber. Tal procedimiento
necesita
la
exclusión
como
pilar
fundamental:
soy
alguien porque soy varón, no mujer. Todo cuanto mis
homólogos hayan hecho o hagan es valioso, respetable
o importante. Me pertenece esencialmente. Y lo que no
sea esto, lo Otro, está bajo sospecha, es inane o
menospreciable. En la visión de Le Doeuff existe una
guerra
palpable
contra
las
mujeres
que
con
sus
prácticas solidifica día a día la exclusión en todas
sus formas, por alto que algunas hayan podido llegar.
El "techo de cristal" no tiene trazas de romperse
porque es sólo el nivel superior de un macroconjunto
de conductas y discursos: conductas que rebajan y
excluyen; discursos que validan tales conductas. Tal
guerra
es
endémica
y
no
es
de
ahora.
Le
Doeuff
ilumina uno de sus frentes, el saber, y su selección,
siempre parcial por androcéntrica, de importancia.
Acusa a Beauvoir de no haberse tenido a sí misma por
lo que era, una Maestra, y, por el contrario, entrar
en un proyecto ajeno, el de Sartre, que consideró,
sin razones de peso, mejor y más centrado que el
suyo.
Por
falta
de
visión
o
de
coraje,
piensa,
Beauvoir se quedó en "escritora" y Sartre se elevó a
las cimas de "filósofo"[26]. Y como en este cercano y
relevante caso, ocurre de contínuo con la sabiduría
femenina: es interpretada en clave secundaria. Por lo
mismo
su
aparición
"principio
de
y
existencia
identificación"
deja
que
incólume
preside
el
las
exclusiones del cada día.
Repito, no parece tan diferente lo que Le Doeuff
denomina
"principio
de
identificación"
de
lo
que
Beauvoir llamó Otreidad y el feminismo de los setenta
llamó
"patriarcado".
posibilidad
del
Es
discurso
más,
la
filosófico
condición
de
Le
de
Doeuff
es El Segundo Sexo. Beauvoir ha llevado al feminismo
de la vindicación a la explicación. Ha aplicado su
genialidad filosófica a develar la construcción de lo
femenino
como
categoría
antropológica
global.
Ha
sospechado de los discursos y saberes que la forman y
fundamentan y los ha puesto al descubierto. Sin duda
se aprecia de vez en cuando, (muy de vez en cuando
hay que decir), que pactó con su tiempo presente y no
llevó la crítica hasta su final. Pero acusarla poco
menos
que
de
colaboracionista
es
de
todo
punto
excesivo. Si Beauvoir no tiene todavía el relieve que
merece no es por su culpa, sino, más bien, porque el
sexismo permanece y es bastante duro de pelar.
Interrogarse sobre el saber es hacerlo sobre el
sexo, sostiene Le Doeuff. Es, en efecto, una de las
grandes
vetas
de
la
hermenéutica
presente:
la
sospecha sobre el sesgo de poder instalado en cada
saber. Pero, para que haya sido posible interrogarse
y
sospechar
debidamente
del
saber,
ha
tenido
que
adquirirse ese saber. Beauvoir fue la primera figura
de este siglo que insistió tercamente en ocupar el
saber sin los avales de la urgencia práctica ni los
subterfugios,
frecuentemente
exigidos
al
talento
femenino, de la iluminación intuitiva. Por lo mismo,
su caso se convierte en piedra de escándalo. Si no es
una sabia ¿qué es?
Ni agitadora, ni voz profética, ni musa ajena,
el
"caso
Beauvoir"
es
un
indicador
excelente
del
estaturo de alteridad en que todavía se permanece.
Hasta hace bien poco la teoría feminsta no formaba
parte
de
la
historia
general
de
la
filosofía
política, pese a ser el feminismo uno de los núcleos
fuertes del pensamiento de la democracia. Su cita y
análisis
normalizados
comienzan
a
aparecer
en
la
década de los noventa. El segundo sexo es, sin lugar
a dudas, uno de los textos clásicos del feminismo del
siglo XX, pero aún deberá ser incluido, para hacerle
justicia, entre las obras claves de la filosofía de
esta centuria.
[1]
Beauvoir, El
Segundo
Sexo,
Feminismos,
Cátedra-
Universidad de Valencia-Instituto de la Mujer, Madrid, 1999,
traducción de Alicia Martorell.
[2]
La más completa la debida a T. López Pardina, Univ de
Cádiz.
[3]
Op. cit. pág. 62.
[4]
El ser y la nada, 1943. Ed. Esp. Losada, Buenos Aires,
1966, pág. 299. Esta obra, primera gran respuesta s Ser y
Tiempo de Heiddegger está dedicada a Beauvoir, "Al Castor",
como el primer círculo existencialista gusta de llamarla por
la relativa homofonía Beauvoir-Beaver.
[5]
op.cit. pág. 366.
[6]
op. cit. pág. 63.
[7]
op. cit. pág. 80.
[8]
En las memorias de una joven formal.
[9]
op.cit. pág. 99
[10]
op.cit.pág 211.
[11]
op. cit. pág 225.
[12]
op. cit. 125.
[13]
Y
lo
sigue
siendo
en
las
sociedades
que
llamamos
púdicamente "en vías de desarrollo". El parto de cobra en la
actualidad las vidas de seiscientas mil mujeres al año segín
las últimas estimaciones.
[14]
Resultado
de
las
lecciones
de
Kojévè
de
lña Fenomenología por
en
la
Rive
parte
del
Gauche.
[15]
La
lectura
existencialismo tiene gran espesor. por una parte es y se
declara heredero del sentido de la Fenomenología de Husserl
y, por otra, incorpora el hegeliano, que viene de una fuente
completamente
distinta.
El
existencialismo
pretende
unir
esos dos significados discordantes. La relectura en clave
crítica
de
la
relación
filosofía
existencial.
hegeliana
de
los
Amo-Esclavo
Beauvoir
existencialistas.
ética, Anthropos, 1988.
[16]
es
op. cit. II, pág. 163.
es
constante
probablemente
en
la
Valcárcel Hegel
y
la
más
la
[17]
Op. cit. pág 164.
[18]
Ibid. pág 165.
[19]
Op. cit. II, pág. 184.
[20]
Vid op. cit. Vol I, págs 184 a 211. De lo escrito por
Beauvoir
trasciende
que
no
considera
ni
al
feminismo
ilustrado ni al sugragista capaces de estructurar ni la
libertad ni la conciencia femeninas. Afirma, por ejemplo,
que lo iniciado por Condorcet o Wollstonecraft "no podía
culminar
por
falta
reivindicaciones
de
de
la
bases
mujer
concretas";
acabarán
o
que
perdiendo
"las
todo
su
peso"; que, en 1949, "los sufrimientos del alumbramiento
están
desapareciendo";
que
la
acción
de
reconocidas
y
reconocidos feministas del XIX "no fue nada eficaz"; que
"las mujeres más inteligentes de la época quedan al margen
de
esos
movimientos";
que
la
causa
feminista
"queda
desautorizada por la torpeza de sus partidarios"; en fin que
"estos debates teóricos no tienen mayor influencia sobre el
curso de los acontecimientos; simplemente lo retratan con
oscilaciones", porque la verdad de la libertad femenina se
gesta en el mundo marxista del trabajo fabril: "La mujer
reconquista
una
importancia
económica
que
había
perdido
desde épocas prehistóricas, porque se escapa del hogar y
asume
en
la
fábrica
una
nueva
participación
en
la
producción" (pág. 191). O que "la llegada del maquinismo
arruina a los terratenientes, provoca la emancipación de la
clase trabajadora y consecuentemente, la de la mujer"(pág
189);
"las
sugragistas..sólo
consiguieron
ejercer
una
presión porque los hombres estaban dispuestos a sufrirla"
(pág. 211). Se puede seguir, pero no viene ahora al caso.
Baste con terminar con lo que le parece la debilidad mayor,
ontológica, "La debilidad del feminismo tiene su origen en
las divisiones intestinas; a decir verdad, las mujeres no
son solidarias como sexo" (pág 202).
[21]
No así, desde luego, en paises como el nuestro, donde
el hecho de que se lo incluyera en el Indice lo ocultó;
quien diga en España que leyó a Beauvoir en los cincuenta
simplemente
sueña.
Se
conoció
en
los
aledaños
del
68
traducido en una editorial sudamericana, prácticamente al
par que la literatura feminista que iniciaba la Tercera Ola.
[22]
En
Incluso de que se editara no se sigue que se leyera.
varias
Universidades
sudamericanas
las
alumnas
de
doctorado a quienes recomendé su lectura lo encontraron, en
efecto, en las bibliotecas, pero algunas me expresaron que
habían tenido que abrilo, cortar sus páginas, porque había
permanecido cerrado hasta el presente. Pienso que hasta que,
por la fuerza de las cosas, se hace necesario.
[23]
Alto, Aubier, Paris 98.
[24]
Valcárcel, Sexo y Filosofía, Anthropos 91, cap. 1º.
[25]
Tomo la frase de una entrevista a Carmen Iglesias, de
las publicadas al filo de su elección para la Real de la
Lengua, que la recordaba de uno de sus apaenados profesores.
[26]
en
su
Así, desde luego, aparecen cada uno de ellos incluso
lápida
fúnebre
y
cierto
que
leerlo
causa
cierta
deagradable sorpresa; sin embargo no parece que se les pueda
responsabilizar de sus propios epitafios.
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