IGLESIA SAN JUAN BAUTISTA
Sábado 19 de marzo de 2015, 21:30 hs.

REQUIEM FOR THE LIVING de Dan Forrest

Orquesta Sinfónica del Aljarafe
dir. Pedro Vázquez Marín
Coro NovaNerta
dir. Juan Luis Lorenzo
Soprano: Bruna de Castro Paluzzi
Tenor: Miguel Calvo
Requiem for the Living (2013) es un canto vital, sin dejar de serlo al descanso eterno. En palabras del compositor “es un
canto a la vida, a la esperanza, al encuentro y reencuentro con Dios”.
El motivo principal que se aprecia desde los primeros compases de la pieza, basado en tres notas que simbolizan la
Santísima Trinidad, se desarrolla durante toda la misa pasando por diferentes estadios, atendiendo a cada uno de los cinco
movimientos en los que se divide el réquiem. Este elemento permanecerá a lo largo de los restantes movimientos, a veces escondidos y otras, claramente reconocibles como ocurre en el comienzo del cuarto movimiento.
Las sensaciones del compositor van plasmándose durante toda la obra conforme a un sentimiento católico palpable
en las justificaciones que él mismo expone a cerca del porqué de las estructuras y los textos utilizados. De este modo, el texto latino
del movimiento correspondiente al Dies Irae de las misas de réquiem, por ejemplo, se ve modificado y en su lugar, se utiliza la
fórmula Vanitas Vanitatum omnia Vanitas del Libro del Eclasiastés (3:20 12:7-8), “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”, donde lo
que se pretende transmitir es la inutilidad de los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte.
Es de resaltar el cambio en el orden de los movimientos Agnus Dei y Sanctus. El autor relata que llegados al punto en
el que la obra se encuentra, el texto y sus creencias necesitaban la aparición del Cordero de Dios y es por ello que en este réquiem,
el Agnus Dei precede al Sanctus y no al revés como, normalmente, marca el propio de la misa de difuntos. Sólo en este momento
las palabras Pleni sunt coeli et terra gloria tua (el Cielo y la Tierra están llenos de tu gloria) pueden ofrecer una respuesta divina al
dolor y las vanidades terrenales que quedaron expuestas en los movimientos anteriores. La cita previa al Sanctus, lleva al compositor a plantearse el movimiento como una demostración de las maravillas del cielo en la Tierra, configurando el texto como una
representación de esa maravilla en tres grandes ámbitos: el Univero, componiendo su música a raíz de la observación del espacio a
través del famoso telescopio Hubble. La Tierra, vista desde la estación espacial y, por último, la Humanidad como portadora de las
maravillas celestiales. Es, quizás, este movimiento el más místico de toda la obra por su significado conceptual.
El último movimiento es el más elaborado a nivel compositivo de todos ya que el modo mayor al que la obra modula
le otorga más posibilidades interpretativas consiguiendo elementos rítmicos y armónicos que no había incluido a lo largo de la
pieza. La idea final de Dan Forrest es llegar al descanso final, aunque no planteado como esa Lux Eterna que Dios ofrece a quien lo
busca sino como un descanso en Cristo, tal y como lo expresa en el texto cantado por el tenor solista (Mateo, 11:28, Venid a mí los
que estáis trabajados y cargados, yo os daré descanso).
En este movimiento se juega con la polimetría y se plantea un giro de 180 º al motivo “trítono” que ha dotado de
esencia al réquiem, las tres notas que vienen descendiendo desde el rezo inicial se presentan, ahora, en sentido ascendente, un
tema invertido esperanzador que hacen que la obra culmine abriéndose paso hacia un nuevo camino.