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LA PARÁBOLA
DE
LA HIGUERA
Gamaliel Calderón Mata

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D. R. © Gamaliel Calderón Mata, 2013
ISBN: (En proceso)
Clasifíquese: Escatología
Editado e impreso por:
Editorial Fénix
Avenida Río Magdalena 101-10
Colonia San Ángel
Delegación Álvaro Obregón
México, D.F.
C.P. 01000
(0155) 55 50 07 53
www.editorialfenix.com
[email protected]
[email protected]
1a edición en Fénix: diciembre de 2012
Queda prohibida la publicación total o parcial de esta obra, sin la autorización por
escrito del autor.
Para ordenar ejemplares en papel dirigirse a:
Gamaliel Calderón Mata
[email protected]
Tel. (686)2519811 Mexicali BC, México.

Visita nuestro Blog donde puedes adquirir y opinar sobre este libro.
http://ellibrolaparaboladelahiguera.blogspot.mx/

El autor habla sobre su libro: http://www.youtube.com/watch?v=i5-JK4C0G40

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ÍNDICE

Prologo 10
Prefacio 16
Capítulo I
“Aprendan la parábola de la higuera” 19
Capítulo II
Cómo abordar la profecía bíblica 38
Capítulo III
El misterio escondido en Dios 65
Capítulo IV
Las siete visiones del profeta Daniel 84
Capítulo V
Las setenta semanas proféticas
(o la sexta visión de Daniel) 99
Capítulo VI
Crítica al dispensacionalismo144
Capítulo VII
El tiempo del fin según los profetas 156
Capítulo VIII
La mujer vestida del sol 175

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“Leyendo este libro de Gamaliel Calderón Mata, noto a un individuo que
mira a multitudes ir por distintos canales que conducen a diferentes
direcciones guiados durante años por un mapa pre programado mientras él
vuela saliendo de un canal y yendo a otro en busca de una segura dirección,
mediante la elaboración de su propio mapa. Hay demasiado celo en cada
denominación en cuidar su propia doctrina aprendida de sus líderes, hasta el
extremo de desechar tanto a sus hermanos de otras denominaciones; incluso
partes fundamentales de la Biblia, si no coinciden con la parte que defienden,
cuando lo más sensato es buscar la convergencia de los puntos aparentemente
disímiles en la convicción de que no hay contradicciones en la Biblia. Tantas
cosas se asegura que sucederán de un modo y hay señalamiento de “falsos” si
no se piensa igual, y muchas veces como nos lo muestra la misma Biblia, las
cosas terminan por cumplirse del modo menos esperado. La trinidad y la
unicidad de Dios, la fórmula bautismal, el rapto, el anticristo, el milenio, la
reconstrucción del templo, la gran tribulación y tantos otros aspectos han
separado la posible unidad cristiana por aspectos secundarios que ni los
mismos apóstoles entendieron en su momento.
Sin referirme a detalles, pues son varios, el pastor Gamaliel se atreve a mover
estructuras que durante décadas han sido enseñadas de un modo, aun cuando
el transcurrir del tiempo haya probado su imposibilidad y su necesaria revisión.
Es pues esta revisión lo que invita y atrapa en la lectura de esta interesante
obra que les recomiendo escudriñar con la Biblia abierta…y también el
entendimiento.”
-H. A “Voz en el desierto” (seudónimo)
(Profesor Titular a dedicación exclusiva de la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio
José de Sucre, Venezuela, (jubilado)
- Postgrado en Docencia Universitaria Articulista en periódicos regionales).

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“Que señal habrá de tu venida…” Yo siempre he pensado que las señales en
la profecía bíblica son como las señales en los caminos que aparecen en el
tiempo y lugar exacto para alertarnos de la proximidad de lo que avisan, y uno
debe estar apercibido en el camino para reconocer cada señal esperada, y así
poder tomar la dirección o acción correcta, por lo que este libro es para mí el
mejor mapa del fin de los tiempos que todo cristiano debe ir conociendo; he
ahí la importancia de la pregunta de los discípulos y la advertencia y la
revelación del Señor al responderles; ahora lo tengo bien claro, por la
aportación de este libro, dada por la revelación de Jesucristo a sus siervos los
profetas. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos, amen.
-Jesús Moreno Tovar
(Predicador del evangelio)
------“Creo firmemente que este libro “La parábola de la higuera” ha surgido
como fruto de la inspiración divina, pues al escudriñar en el verdadero espíritu
de la profecía, que es Jesús, nos invita a revisar, en general, nuestro
conocimiento bíblico y a reconocer el certero mensaje dejado por el Señor en
una de las parábolas más llamativas y penosamente, mal entendida e
interpretada por diversas corrientes doctrinales tradicionales. Personalmente,
la lectura de este libro me ha llevado a meditar y a cuestionar mi propia
capacidad inquisitiva respecto a la verdadera revelación dada por medio de los
profetas, sufridos, dignos y valientes portavoces de la revelación de los
misterios y voluntad divina. Me ha “obligado” (con gusto), a confrontar mi
propio andar a la luz de la revelación bíblica profética; y no sólo eso, sino que
ha dado respuesta a muchas interrogantes que hasta ahora tenía respecto al
pueblo del pacto, Israel, y a nuestro papel, como gentiles, en el gran Plan de
Salvación de Dios.
Clamo a Dios, amado lector, que al leer este precioso material, “La parábola
de la Higuera”, reciba del Señor la sabiduría y revelación divinas que le lleven
a conocer su voluntad para el futuro de la humanidad al analizar la señal clara
dejada en la parábola (el “reverdecimiento de la higuera”: Israel), de manera a
estar preparado para la pronta venida del Señor, vigilante, obediente a su
propósito y anclado en la roca de Salvación que es Jesús.
¡MANARATHA!
-Abogada Julia Elizabeth Bogado,
(Post
grado
en Técnica
Legislativa;
Gestión
Pública
Directora de Comisión en la Cámara de Diputados de Paraguay).

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y

Tutoría.

“Pese a que tengo leves diferencias como maestro bíblico, no puedo
dejar de ver la alabanza y el sentido revelador de la persona de Cristo
Jesús en esta obra. Creo que es un buen libro que todos podemos
disfrutar y aprender, revelador, interesante, Cristo céntrico y
profético. Maneja una interfaz de fácil compresión y dinámico. Realiza un
hermoso estudio sobre las figuras proféticas y nos trata de explicar de la
manera más sencilla la adecuada manera de interpretarlas y aplicarlas,
para el correcto fin de revelarnos al Señor; y nos aporta una posible
respuesta a lo que el maestro nos quiso decir con su parábola”.
-Roger Casco
(Ha sido misionero en honduras, y actualmente administrador de
la página "Visión de profetas". Autor del libro: “Su Nombre”).
-------

“Acabo de leer tu libro, y literalmente me descalcé las sandalias, ya que
estuve sobre tierra santa. No recibirás de mí ningún elogio, ya que no soy
alabancioso. A mí no me importa cuál haya sido tu instrucción, cuán
preparado estés, cuántos fueran los libros que leíste, los conferencistas que
hayas escuchado, lo buenos que han sido tus maestros, y lo agotador de
tus estudios. No desmerezco tal realidad, pero repito que nada de eso
importa. No puedo decir que tu libro sea bueno o muy bueno, que me haya
gustado algo o mucho. Nada de eso importa. Lo que sí sobrecoge, lo que sí
humilla profundamente, es reconocer que no se es nada, pero que Dios
suplió con la abundancia de su gracia mucho más de lo que pudiésemos
imaginar. Es por eso que no te encomio a ti, pero a Dios alabo porque Él te
haya dado esta gracia, y porque tuvieras a bien compartirla. No podrías tú
haber escrito este libro si el Espíritu de verdad no te hubiera guiado a toda
verdad. Su lectura muestra que se ha seguido la ley fundamental de la
hermenéutica (La Biblia explica a la Biblia) de modo que no se da la
impresión de que convenzas a nadie sino que es la misma Palabra de Dios
la que convence, de una manera ordenada y armoniosa.

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Sin duda que siempre el primer paso es el de percibir la verdad en la
Palabra de Dios por la iluminación del Espíritu Santo, y el segundo
compartirla, como bien has hecho al escribir y publicar el libro. Confío que
nuestro buen Dios que te confirió la especial gracia de entender y escribir
de modo que fueses entendido, arbitrará también los recursos necesarios
para su mayor difusión”.
Ricardo Estevez Carmona
(Ricardo Estévez Carmona es un estudioso de las Escrituras por más de cuatro décadas, además de un
investigador de la historia, prácticas y doctrinas eclesiásticas. Plantea una revisión constante de la teología
sobre la base de que la verdad es inmutable, pero nuestra comprensión de ella es progresiva. Actualmente,
integra las Comisiones Directivas Nacionales de SIM en Uruguay, como presidente, y OM, en Uruguay, como
secretario. Autor del libro: “Una verdad que asusta”, por la Editorial CLIE).

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Prologo
El objetivo de este preámbulo es dar al lector una serie de pasos en
cuanto al contenido literal y espiritual de este libro. De suma
importancia es reconocer que todo lo que poseemos en cuanto a
conocimiento bíblico ha sido revelado por nuestro Señor Jesucristo. Pero
al adentrarnos a la Palabra profunda, nos encontramos con muchísimas
interpretaciones de parte del Cristianismo en General. Mucho del
contenido de “La Parábola de la Higuera” nos revela un panorama
completamente diferente a las cosas que teníamos concebidas, y que
doctrinalmente dábamos como un hecho. A lo largo de nuestro
crecimiento en el Evangelio encontraremos muchísimas formas de
entender, o pretender interpretar las profecías bíblicas; pero el sentido y
el espíritu de la profecía es proclamar a Jesucristo como el que da
Testimonio de todas las cosas, y por quien fueron hechas. El es mucho
antes de que existiese la creación que hoy vemos y palpamos; El
objetivo, pues, o el fin de la profecía bíblica, es Jesucristo mismo.
Notable trabajo hay en este escrito, y se ve reflejado en las
revelaciones que usted encontrará en cada capítulo. A diferencia de
compendios y estudios varios de profecía bíblica, usted quedara
atrapado en la lectura con mucha facilidad; porque muchos de los
temas aquí expuestos confrontan la realidad de los que damos por
sentado una doctrina o posición Escatológica que se nos muestra
inamovible. Este es el carácter de la Profecía y también es el matiz de
este libro; hacer que nosotros veamos más allá de lo que conocemos, o
damos por fidedigno. Para ello, es de suma importancia irnos
despojarnos de lo que hoy pensamos sobre profecía bíblica, y que se
nos ha predicado desde algunos pulpitos, como que “así debe ser… y no
puede ser de otra manera”. De cualquier forma, también puede
sucederle la experiencia de que al ir leyendo, se encuentre con que todo
lo que contiene este libro sea, sorpresivamente, “lo que usted realmente
cree, o siempre ha creído” ; entonces su ser será completamente
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conmovido por el Espíritu de verdad, que le confirmará que muchas de
estas palabras han salido del corazón del Altísimo. También encontrará
en este libro frases que suelen tener una connotación fuerte. Esto no
quiere decir que se tenga el espíritu de contradecir viciosamente, o
atacar cierta línea de pensamiento. El propósito es dar a conocer que la
Iglesia de Jesucristo se ha acomodado con pensamientos de hombres y
se han dado por sentado muchas de las cosas que el Señor ha
demandado para que se realicen, y una de ellas es ver la higuera; es
decir, que observemos los frutos y los movimientos que haga Israel, el
pueblo amado de Dios. Dado que no podemos vivir especulando, como
cristianos debemos observar qué ha acontecido a Israel durante la
historia reciente, y con ello el Señor nos dice: “El tiempo está cerca”.
Nos lo dice no porque él pueda venir en cualquier momento -como se
aclara en este libro-, sino que nos exhorta a que seamos cautelosos en
nuestro caminar, y velemos sobre las señales de los tiempos descritas
en su palabra, guardando las cosas que nos ha mandado que
pongamos por obra. Quiero repetir una vez más que el propósito de este
libro es Testificar de Jesucristo, porque su Espíritu es el espíritu de la
profecía. Lo que usted percibirá al leer el primer capítulo será el Espíritu
de Jesucristo confrontando a la mentira, pero a su vez confortando y
consolando a aquellos que no lograban escalar en el conocimiento
profético, o que daban por sentado todo aquello que se les había dado a
conocer y que por sana obediencia creyeron. Dios, en cualquiera de los
casos, -sea el poco discernimiento o conocimiento de las profecíasbendecirá al que reciba con alegría e inocencia la verdad de su palabra.
Un punto de importancia en la lectura de este precioso libro es que
usted podrá escrutar una de las doctrinas más controvertidas y
populares de la cristiandad, la cual es el dispensacionalismo, y tendrá a
mano un tremendo análisis de sus principales dogmas. Esto hará
seguramente saltar de su silla a más de uno, dado que este libro hace
un análisis directo y minucioso a la profecía del Antiguo Testamento.
Usted verá las deficiencias de muchas interpretaciones tradicionales; la
ausencia de sentido Bíblico, histórico y literal. Imperativo es notar la
Profecía dada a Daniel, sus tiempos, composiciones, interpretaciones y
revelaciones. (La sexta y séptima visión) Esta puede ser la punta de
lanza para darse cuenta que algo no anda bien con lo que a nosotros se
nos dijo alguna vez, y lo recibimos como verdadero. Examinado
detenidamente cada análisis que se realiza en la “Parábola de la
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Higuera” usted también podrá en el futuro ser luz para aquellos que
están bajo la penumbra de “expertos en profecía”, porque, aunque nos
gocemos en el Señor y tengamos su Espíritu, las malas interpretaciones
o interpretaciones privadas han llevado a la Iglesia a pensar de una
forma diferente a lo que recibieron los antiguos profetas. No obstante,
debe saber que el propósito en este libro no es el de “cambiar a toda la
Iglesia del Señor”. Esto es simplemente irreal. Pero si es de suma
importancia el que cada lector pueda disfrutar de cada capítulo, y a su
vez escudriñar cada cita bíblica. La palabra es la que dará sus frutos y el
sustento necesario a cada creyente.
“Como abordar la Profecía bíblica” es uno de los capítulos que impactan
al lector que reconoce a su Dios. El constante ritmo de nuestra vida en
el mundo nos hace estar en muchos canales, y este capítulo ayudará a
aquellos que necesiten saber cómo leer y entender la profecía, a
aquellos que se preguntan “¿porqué no entiendo la profecía?” De cierta
forma, como humanos, todos andamos figurativamente en una autopista
de pensamientos, y no canalizamos nuestro espíritu con el espíritu de la
profecía; por eso es que muchas veces no hay conjunción. Dios está
dispuesto a bendecirnos, pero si no encaminamos nuestro interés,
nuestra fe en una profecía sana, y con un corazón dispuesto a escuchar
al Señor, será imposible que se logre arrebatar estas perlas descritas y
bien guardadas en el libro santo. Sepa también que, captando el espíritu
de la profecía bíblica, usted estará leyendo y adentrándose en donde
solo un grupo de creyentes puede entrar. Ni los más grandes maestros y
profetas de la era antigua (antiguo pacto) pudieron contemplar este
panorama. Tal panorama es llamado por el autor de este libro “El
misterio escondido en Dios”. Note pues que a nosotros, en el nuevo
pacto, se nos ha otorgado algo valiosísimo; ese algo es lo más grande
dado a los hombres. Después de que usted descubra este misterio, su
ser será transformado y no será el mismo. Después del nuevo pacto, a
todos los creyentes y amantes de la profecía se les ha encomendado
este misterio de Dios, y muchos antiguos desearon llegar a ese y estos
días, pero los propósitos de Dios fueron y han sido para cada cual,
según su voluntad, en tiempos específicos.
Nosotros también gozamos de la oportunidad de observar la historia y
desarrollo de la profecía y trasladarnos a tiempos remotos, a historia
reciente, a nuestros presente, y -¿porque no?- También preservar
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nuestra esperanza para cuando ese misterio de Dios sea consumado
desde el cielo. Ciertamente esto es paradójico para el no creyente, dado
a que si nuestro Señor ha dicho que no estaríamos solos, sino que su
Espíritu estaría con nosotros todos los días hasta el fin de la era
humana, ¿cómo es posible que si él esta acá, nosotros esperemos algo?
Nuestra esperanza es ese “misterio guardado dentro de Dios”.
Recomiendo dar suma importancia a cada paso en el desarrollo de este
capítulo, en especial a aquellos lectores que aun no reconocen a
Jesucristo como Señor del universo, o aquellos creyentes que han
perdido sus fuerzas en las batallas de esta vida.
Hablando un poco de uno de mis Profetas favoritos, su espíritu y su
carácter esta bien descrito en “Las siete visiones de Daniel”. Este es un
estudio profundo, y un punto de vista total y rotundamente diferente
sobre la vida y el ministerio de este Varón de Dios. Me atrevo a decir
que, en la biblia, no existe hombre alguno igual a Daniel. Aunque Daniel
se preocupaba mucho por las visiones y figuras que recibía en cada
revelación, también era consolado por el ángel del Señor y su palabra.
“Daniel eres muy amado por el Señor”. Esto es realmente impactante; a
Daniel le fue entregado todo en cuanto a visiones y tiempos. A Daniel se
le mostró la historia reciente y futura de Israel, pero no solo de Israel,
sino también de toda la humanidad. Cuando llegue usted a este
capítulo, estará leyendo un estudio inspirador de las visiones que le
fueron entregadas a uno de los más grandes profetas nacido de mujer.
La lectura de este libro, en su capítulo “Las setenta semanas de Daniel”,
nos invita a convertirnos en una especie de matemáticos de la profecía.
Un consejo saludable para todos aquellos que se esfuerzan por entender
esta parte es que pongan a Jesucristo como piedra angular de todo, y
por todo. Quiero decir que todo lo relacionado con la septuagésima
semana de Daniel, tiene e incluye al Mesías. No descuide un segundo la
lectura, análisis, exégesis, y estudio que se le da en este capítulo, pero
sobre todo, considere el tomar papel y lápiz para realizar los números.
Usted se sorprenderá al notar que las cosas que probablemente usted
creía no coinciden con el contenido de este capítulo. Un pequeño
ejemplo -para dar una idea de lo que se recomienda- es notar que el
año cero no existe en ningún calendario, y que Jesucristo nació antes de
la muerte del rey Herodes (dato relevante en este estudio). Usted
notará que este libro ha sido inspirado por el Señor para que en este
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tiempo su pueblo pueda ir saliendo del letargo donde se encuentra
actualmente en cuanto al tema escatológico. Otro punto controvertido
es el capitulo “Critica al dispensacionalismo”. Si usted es parte de ese
pensamiento como muchos lo fuimos, no deje que el enojo le invada, ni
mucho menos que el partidismo hacia una doctrina cierre su mente y
corazón durante la lectura. No es la intención de este libro sembrar
discordia entre los partidarios de las diferentes doctrinas -al menos en lo
que yo logré captar- pero sí lo es el dar una fuerte critica a muchos
conceptos que se han incrustado en la mente de los creyentes y que,
aunque no están sólidamente fundamentados como se cree, gozan de
una indebida “inmunidad” a causa de la tradición, o quiza a falta de una
mejor explicación.
Debemos reconocer ante nuestro Señor que las ideas sectarias o
intocables no traen consigo el amor en el que la Iglesia debe vivir.
Ninguna postura escatológica es intocable. Toda doctrina y pensamiento
puede y debe examinarse a la luz de las escrituras. Los miembros o las
diferentes congregaciones tienen formas diversas de ver y hacer las
cosas, y una de ellas es el dispensacionalismo, que en sus variantes de
pensamiento ha sentado bases, y se ha encerrado a sí mismo dentro de
una premisa, y en los conceptos que se interpretaron y se crearon en el
pasado. Así las cosas, y por la inmunidad referida, no se da lugar a la
revelación, o al escrutinio sano, objetivo y desapasionado. Damos por
sentado que “si no está escrito en el compendio dispensacional”, o no es
cristiano, o no es verdad. Es como afirmar que al no estar en una mente
dispencional, aquello no puede ser cierto, ni valido. Ese capítulo ayudará
a todo aquel que no tema escudriñar mas, al que se atreva a deshacerse
de tales paradigmas mientras lee, y que así pueda recibir la Revelación
departe de Dios que en estos tiempos ha querido ir dando a sus amados
hijos.
Durante la historia han existido muchísimos actores en escena que han
intentado erradicarla, muchos incluso diseminarla, y en la actualidad
cuenta con muchos enemigos, pero no más de los que tendrá en el
futuro cercano. Hablo de ella, del capítulo titulado “la Mujer vestida del
Sol”. Tema que para sellar con broche de Sol (oro), nos deja ver desde
una perspectiva amplia lo siguiente: ¿Quien es esta mujer? ¿Porque de
su existencia? ¿Qué propósito tiene Dios para con ella? ¿Es acaso la
Iglesia, o parte de ella? Muchas de estas preguntas están resueltas a la
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largo de este capítulo. Yo no dejo este prologo sin informar al lector que
ella ha estado presente durante la mayor parte de los imperios antiguos,
en los modernos, y estará sin duda en el que está por venir.
Para mí ha sido de una inmensa bendición este libro, no por el hecho de
que ampliara mi perspectiva, sino porque desde que recibí el manuscrito
vi que coincidía al ciento por ciento con las cosas que me fueron
Reveladas en la Palabra, en oración y suplicas al Señor. Al intercambiar
algunos puntos proféticos con mi Hermano Gamaliel Calderón Mata,
note que desde el Norte hasta el Sur de este continente la Revelación
que recibíamos era exactamente la misma. Con esto se selló y se
confirmo para mí que no estábamos bajo enseñanza de tutores
humanos, sino que las Revelaciones vienen departe del Señor mismo,
mediante su Santo Espíritu. Doy pues gracias a Él el poder compartir y
recomendar este precioso libro, que es inspirado y dedicado a único que
merece toda la Alabanza, la Gloria y el Honor por Siempre y para
Siempre. ¡Amén!
David Quevedo.
(Buenos Aires, Argentina).

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Prefacio del autor

Este escrito tiene el objeto de divulgar con celeridad algunos puntos de la profecía
bíblica que me fueron revelados estando en un retiro personal para buscar el
rostro del Señor Jesucristo en ayuno y oración. Hoy presento a mis lectores una
tesis o enfoque distinto sobre la parábola de la higuera y “la generación que no
pasara”, y que para mí, ha arrojado más luz sobre el cuadro general profético
bíblico. Hoy, en Israel, la generación que no pasara está a punto de manifestarse
ante el mundo. ¿Cómo reaccionaran los fieles discípulos de Jesucristo de todo el
mundo ante la generación Natanael, compuesta de verdaderos israelitas que
muy pronto se levantara y manifestara en tierra santa? Escucha y apercíbete
iglesia, porque este es el tiempo.

Gamaliel Calderón Mata
Mexicali Baja California, México, Enero de 2012

16

Dedicatoria

A Dolores Parra, mi preciosa esposa, quien siempre ha compartido
conmigo la maravillosa aventura de escudriñar los misterios bíblicos.
“Gracias por ceder tu tiempo, dar tu cariño y expresar muchas
palabras de ánimo para la realización de esta obra. Solitario y triste
en este mundo, sin ti, no podría hacerlo”.

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RECONOCIMIENTOS

Para la realización de esta obra en primer lugar yo reconozco a aquel que dijo
“sin mi nada podéis hacer”, Jesucristo, de quien me viene la vida, la fuerza y la
inspiración para escribir sobre estos sagrados temas. Reconozco además, y no
olvido a aquellos viejos maestros de biblia que me instruyeron en las
escrituras, el más destacado de todos, el ya finado pastor Efraín Valverde Sr.
También debo mencionar la colaboración del pastor Genaro López Vázquez,
consiervo mío en el ministerio, con el cual he discutido y puesto a prueba los
puntos que en este libro se exponen. Reconozco su valiosa colaboración y
consejos y la agudeza que tiene de Dios para examinar estos temas.
Agradezco también los justos comentarios que sobre este libro han hecho
hermanos y amigos, y que aparecen en las primeras páginas. Que Dios
bendiga ricamente a estos siervos y siervas que participaron en la realización
de esta obra.

“Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás.
Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la
tierra”. (Ec.11:1-2)

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Capítulo Uno

“Aprendan la parábola de la higuera”
(Mateo 24:32-34)
“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las
hojas, sabéis que el verano está cerca.33. Así también vosotros, cuando veáis
todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.34. De cierto os digo,
que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”.
Jesucristo nos propuso una parábola profética. ¿Qué significa la parábola de la
higuera de Mateo 24:32? Y ¿cómo se relaciona con la frase “les aseguro que no
pasara esta generación”?.
Nuestro Señor Jesucristo respondió a las preguntas directas que le formularon sus
discípulos en Mateo 24 respecto de:
1.-La destrucción del segundo templo
2.-La señal de su venida
3.-Y del fin del mundo
Y como parte de las respuestas les ofreció la parábola de higuera. Muchos
estudiosos de la Biblia han propuesto y sostenido que “la higuera reverdeció”
desde que Israel fue declarado un estado reconocido por la ONU en 1948, o
desde que fue tomada por los Judíos la ciudad de Jerusalén en 1967. Nos ha sido
enseñado que esa es la aplicación correcta de la parábola propuesta por nuestro
señor Jesucristo. Mientras que yo sé que el establecimiento del moderno estado
19

de Israel es una grande señal profética, así como también lo es la conquista de la
ciudad de Jerusalén, y son acontecimientos proféticos de importancia capital en la
profecía bíblica, afirmo a la vez que ninguno de estos acontecimientos constituye
en sí mismo “el reverdecimiento de la higuera”.
(Para considerar la interpretación de que la higuera no representa nada especial
sino que solamente es un símil empleado para decir que, así como la higuera y
todos los arboles reverdecen cuando el verano está cerca, así se deben cumplir
todas las señales para entender que el reino está cerca, véase el capítulo ocho de
este libro, en el subtítulo ¿Por qué les hablas por parábolas?).
ANTECEDENTES SOBRE LA INTERPRETACION TRADICIONAL DE LA
HIGUERA Y LA GENERACIÓN QUE NO PASARA
La explicación tradicional de muchos maestros de escatología nos dice que la
higuera reverdeció en 1948 cuando Israel se constituyó ante la ONU en un estado,
o bien desde que en 1967 Jerusalén fue reconquistada por los judíos en la guerra
de los seis días. También nos dicen que, en relación a estos hechos, Jesucristo
afirmó que “no pasará esta generación”, y que esta frase significa que la
generación que vio el establecimiento de Israel y la toma de Jerusalén no morirá
sin que antes venga Jesucristo, y por consiguiente venga también el fin de esta
era, o “el fin del mundo”.
LA ILUSIONMATEMATICA EN PROFECIA
Bajo estas premisas tan fácilmente aceptadas, inmediatamente y de manera
natural se dio inicio entre los estudiantes y los mismos maestros de profecía a
esos cálculos matemáticos tan famosos, de los cuales la mayoría estamos más
que enterados:
“Contemos 40 años desde el año 1948 y sacaremos, si no la fecha exacta, (pues
el día y la hora nadie sabe) al menos, “el año del fin”.
A).-El estado judío+ 40 años= ¿1988?
B).-La reconquista de Jerusalén + 40 años= ¿2007?
MÁS ILUSIONES MATEMATICASPROFETICAS
No hace falta mencionar que aquellos primeros cálculos fallaron. Y entonces se
nos dijo: “Tomemos ahora el Salmo 90:10 y asignemos setenta años como el
tiempo de una generación, y restémosles los siete años de la tribulación”. Y de
nuevo sobrevino entre los estudiantes otra tanda de cálculos especulativos:
C).- 1948 + 70 = 2018-7= ¿2011?
20

D).- 1967 + 70= 2037-7= ¿2030?
¿Qué decir del 2011? Sabemos que fue una especulación fallida. Sin embargo,
estas expectativas y métodos son las que generalmente se siguen manejando en
muchos círculos cristianos. Esto es un error. Hay que aclarar que tanto maestros
y estudiantes hemos actuado de buena fe: “Si no podemos saber el día y la hora,
al menos tratemos de obtener una posible aproximación al año del advenimiento
de Jesucristo a la tierra. Después de todo, ¿No están para ese fin esos pasajes y
esas figuras?”…
También escuchamos la insistente exhortación de los muchos promotores de las
escuelas o posturas proféticas que nos dicen: “Señores, hay que abrir y leer el
libro de apocalipsis, pues tenemos la exhortación de hacerlo en el mismo libro”. Y
pensamos: ¿Por qué no tratar de interpretar las profecías y símbolos para
hacernos con un diagrama exacto de todos los acontecimientos proféticos?
Repito, no existe mala fe en todo esto, pero es necesario aclarar algunas cosas.
En primer lugar, esa esperanza de poder llegar a conocer el año de la venida del
Señores algo totalmente anti bíblico, así como también lo es la práctica de contar
un número de años desde un evento (X) hacia adelante, para así conocer “el
cuándo” de otros eventos profetizados. La parábola de la higuera no nos fue dada
con ese enfoque ni para ese propósito. No es cierto que podamos conocer y
dominar todo el cuadro profético bíblico con la precisión tal como para poder
elaborar un diagrama exacto de todos los eventos del tiempo del fin. Además, es
falso el que usted o yo tengamos verdadera autoridad en el campo de la profecía
bíblica solo por habernos graduado de alguna escuela bíblica, por tomar cursos
intensivos, o por devorar con avidez cada libro de profecía bíblica que sale al
mercado. Hay muchas cosas que sencillamente no son como nos las presentan los
actuales maestros de biblia. En tiempos bíblicos se manejaban las cosas de una
forma muy diferente y con distintos principios.
UN CAMBIO PERSONAL DE MENTALIDAD
Siendo apenas un adolescente cuando por primera vez escuche sobre estas
teorías y enfoques proféticos, no pude menos que emocionarme ante las grandes
expectativas que implicaban los cálculos ya referidos. Pero cuando fui llamado por
Dios a estudiar para ingresar al ministerio pastoral, y una vez en el ejercicio de
este, pude enterarme y comprobar que aquello que se nos presentaba como “el
último conocimiento en profecía” únicamente equivale, en buena ley, a las mejores
opiniones de hombres inteligentes -y en algunos casos no tanto- que en su época
nos presentaron sus puntos de vista, su exegesis personal, todo lo cual y en el
tiempo de ellos, parecía tener cierta lógica, coherencia y factibilidad. Después, el
mismo desarrollo de la historia contemporánea puso de manifiesto que aquellas
respetables opiniones de los maestros que nos antecedieron no correspondían a
la realidad de los hechos que ahora estábamos presenciando. Yo mismo fui testigo
de algunos cambios o “ajustes” en la enseñanza sobre la profecía bíblica. Fue una
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cosa muy curiosa para mí: La enseñanza e interpretación escatológica…
! Evolucionaba!
Por ejemplo, mis maestros de Biblia me habían informado que sobre la marca de
la bestia se decía, antes de mi generación, que sería grabada en la frente o en la
mano derecha con tinta china, el mejor sistema indeleble de aquel tiempo. Luego
surgieron las diversas opiniones de los predicadores que nos señalaron los
números del seguro social asignados por el gobierno. Se pasó de ahí a los
códigos de barras, las tarjetas de crédito, la credencial electoral, y hoy está de
moda el famoso micro o “bio-chip”. No hay duda: Las escuelas e interpretaciones
escatológicas evolucionan. Pero como todo estudiante sabe, los profetas de la
biblia no manejaban así las profecías bíblicas y su cumplimiento.
En concreto, muchas de las teorías, enfoques e interpretaciones de los textos
bíblicos que se nos enseñan sobre profecía bíblica han probado ser adaptables y
aun desechables con el paso del tiempo. Yo aprendí que en este y otros campos
de la enseñanza bíblica, esa autoridad que emana de aprobar satisfactoriamente
los estudios de teología sistemática y escatología, no confiere facultad verdadera
al predicador, al maestro o al conferencista, sino solamente aquella de conocer y
comentar las diferentes opiniones de quienes le precedieron, y que afirmaban
saber algo sobre el tema. Por el estudio de la palabra de Dios y la oración pude
enterarme que existe el concepto de revelación, (del que hay muchos ejemplos en
la Biblia) por el cual Dios se place en mostrar sus verdades y misterios a aquellos
individuos que menos esperaríamos, siendo esto el desencanto y muchas veces el
enojo de quienes se presentan como los eruditos en el campo. Me refiero aquí a
entender las verdades y misterios contenidos en las escrituras, y no a conceptos
extra-bíblicos. Aquí algunos ejemplos de materias y principios que no se enseñan
en nuestras escuelas de teología:
(Dan.2:30) “Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más
sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la
interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón”.
Daniel conoce e interpreta el futuro y las figuras proféticas en virtud de su
ministerio, no de sus propios estudios o investigaciones, y todo su libro sostiene el
mismo principio.
(Dan.12:8-10) “Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de
estas cosas?9 El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y
selladas hasta el tiempo del fin.10. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y
purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos
entenderá, pero los entendidos comprenderán”.
Como leemos, Daniel no puede saberlo todo sobre el tema profético. Además, la
correcta interpretación o entendimiento de esa porción profética en particular,
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según aclaro el ángel, debía llegar a su tiempo y solamente una clase de personas
la comprenderían. Ni a Daniel ni a Juan apóstol, el escriba del Apocalipsis, le fue
explicado todo; Esos profetas no tenían el diagrama escatológico completo y a
detalle; pero nosotros, paradójicamente, afirmamos tenerlo.
Antes de entrar de lleno en el tema del reverdecimiento de la higuera y la
generación que no pasara, estoy mencionando brevemente el gran obstáculo en la
mentalidad de la iglesia moderna, el cual se opone a ese concepto bíblico de
recibir revelación sobre los misterios de la escritura, por gracia de Dios, en
humildad, y por virtud de un ministerio.
UNA ESCUELA SE OPONE A UN CONCEPTO REVELADO
Examinemos esta escena. Los tres insignes apóstoles del Cordero son invitados a
recibir una revelación:
(Mat.17:9-12) “Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No
digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos 10.
Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los
escribas que es necesario que Elías venga primero?11. Respondiendo Jesús, les
dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. 12. Mas os
digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que
quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos”.
Aquí tenemos un buen ejemplo de cómo una escuela particular de interpretación
de las escrituras se oponía a la revelación que les daba el Hijo del hombre.
Exactamente lo mismo sucede hoy, cuando hombres inteligentes nos dieron su
mejor opinión, y hoy día, los estudiantes y graduados de estas escuelas no
hacemos sino sostenernos en lo que aquellos dijeron, porque, siendo estudiantes,
¿Cómo podríamos hacer de otra manera? En la lógica de un estudiante no puede
ni debe desafiarse esa sintética autoridad, es decir, la de esa escuela o postura ya
establecida, la que por cierto, no es ni puede ser responsable de lo que se enseña
hoy, siendo ya muertos los hombres quienes propusieron y nos sembraron esas
ideas, premisas y posturas, las cuales continúan siendo incuestionables para la
gran mayoría de seguidores.
En la visión de la transfiguración Jesucristo les aclara a los suyos (quienes eran
“hombres sin letras”, Hec.4:13) que aquellos maestros habían mal entendido la
mención profética sobre Elías, y que está ya se había cumplido, habiéndoles a
ellos pasado de noche. (Aunque les señala también un Elías futuro en Mt.17:11).
Los sabios del tiempo de Jesucristo ignoraban muchas cosas de las escrituras,
aun siendo los maestros de Israel. (Jn.3:10).
Hoy nos sucede lo mismo; llegamos a un punto donde ya no podemos aceptar las
límpidas y directas declaraciones de los profetas y apóstoles de la biblia,
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sencillamente porque chocan con nuestra escuela o postura ya pre-establecida.
Por mi parte, yo nunca he dejado de leer y analizar a los llamados “expertos en
profecía bíblica"; pero ahora lo hago con la certeza de lo que es biblia, lo que es
idea, es opinión, es tradición, es postura, es obstinación, dureza de corazón, o es
ignorancia, incluida la propia. He descubierto que en estos campos es muy
importante, tanto para alumnos como para maestros, tener la capacidad personal
y la plena libertad de decir “no sé”, cuando en realidad no comprendemos los
pasajes o los misterios bíblicos. También, uno de los más grandes obstáculos para
llegar a discernir correctamente un punto bíblico es creer que ya lo sabemos; no
se puede añadir agua a un vaso lleno. Si creemos y sostenemos que ya lo
sabemos todo sobre un asunto bíblico, entonces el Espíritu Santo batallara mucho
con nosotros para corregirnos al respecto y hacernos crecer en conocimiento. Esta
breve digresión ha sido solamente para ventilar un poco a mis lectores sobre cuál
es la forma en la que yo percibo y abordo hoy los temas de profecía bíblica.
DISCIERNAN LA PARÁBOLA NO CALCULEN FECHAS
Notemos las palabras de Cristo: “De la higuera aprended la parábola”.
¿Se nos dice acaso que hagamos algún cálculo matemático? Ciertamente no. Más
bien se nos exhorta a comprender, a discernir lo que esta parábola quiere
decirnos:
“Aprendan esta lección de la higuera”(Biblia Latinoamericana)
“Tomad esta comparación sacada del árbol de la higuera” (T.A)
“De la higuera aprended la analogía” (DHH).
En esta frase Jesucristo no nos manda hacer algún cálculo matemático de años
hacia adelante a partir de algún un evento. Pero al parecer, los consabidos
cómputos especulativos están motivados por los versos (33-34):
“Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a
las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto
acontezca”.
Las frases “conoced que está cerca” y “de cierto os digo, que no pasara esta
generación” pareciera que nos invitan a calcular el tiempo. Algunos exegetas
platean emocionados:”El día y la hora nos están vedados, pero no el año”. Sin
embargo, si nosotros seguimos esta lógica, entonces ¿Por qué no intentar
también calcular el mes, ya que tampoco este fue mencionado específicamente?
Este razonamiento no es correcto.
En realidad, el saber la cercanía del gran advenimiento de nuestro Señor
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Jesucristo sí es un concepto bíblico, pero no es bíblico el tratar de computarlo;
Dios siempre se maneja en la biblia por profetas, por señales, por figuras y
parábolas, y no por cálculos matemáticos. Entonces, lo delicado del asunto es: Si
primero erramos en discernir la parábola de la higuera, las aplicaciones de los
versos (33-34) también serán erróneas. Lo primero es discernir correctamente la
parábola planteada, y solo entonces entenderemos los demás conceptos. ¿Ya
hemos comprendido la parábola de la higuera y lo que trata de transmitirnos? Y si
no, ¿Cómo aplicar una parábola si aún no la entendemos?
EL NOTABLE USO DE ESTA FIGURA
Es muy notable el uso de la figura de la higuera en la biblia. ¿Por qué razón
Jesucristo emplea dos veces en los relatos del evangelio la figura de la higuera?
(Mt.24:32, Lc.13:6:9). ¿Porque una tercera vez Jesucristo trata con este árbol,
maldiciéndolo literalmente de tal manera que se secó completamente? (Mr. 11:1214, 20-21). Si la higuera representa a la nación de Israel, ¿Por qué en este tercer
acto la higuera se seca hasta las raíces? ¿Acaso fue desechado del todo Israel?
…“y le dijo: Nunca jamás coma nadie fruto de ti”.
Otra pregunta que ha inquietado a los estudiosos es: ¿Por qué Jesucristo maldijo
la higuera por no tener fruto, sabiendo, como nos dice el evangelista, que “no era
tiempo de higos”? ¿Qué cosa o a quien representa la higuera en la biblia? Estas
y otras preguntas serán contestadas a lo largo de este libro. Pongamos mucha
atención a las citas bíblicas que se refieren a esto para así poder desentrañar el
significado de esta inquietante analogía profética.
QUIEN O QUE ES LA HIGUERA
Los estudiosos nos dicen -y tienen razón- que la higuera es una figura que
representa a la tierra y al pueblo de Israel. Son los profetas mismos quienes
emplean esa figura para referirse al pueblo de Israel y su tierra. Aquí algunas citas
bíblicas, por demás claras:
(Joel1:6-7) “Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son
dientes de león, y sus muelas, muelas de león.7. Asoló mi vid, y descortezó mi
higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas”.
Joel profetiza después de la transmigración del pueblo santo a Babilonia por
Nabuconodosor. El pronuncia juicio para su propio pueblo y para las naciones que
los esparcieron y se repartieron la tierra de Israel:
(Joel 3:1-3)“Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré
volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, 2. Reuniré a todas las naciones, y las
haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi
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pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y
repartieron mi tierra; 3. Y echaron suertes sobre mi pueblo, y dieron los niños por
una ramera, y vendieron las niñas por vino para beber”.
(Todos los subrayados y negritas en el texto bíblico son del autor y son empleados
solamente para enfatizar los conceptos).
Babilonia es ese pueblo innumerable que subió y descortezo (destruyo) la higuera
de Dios: El pueblo de Israel. En este pasaje, la figura de la higuera es aplicada
directa y llanamente a ese pueblo y a su tierra.
DOS ELEMENTOS ESENCIALES DE REFERENCIA PROFETICA: “TU PUEBLO,
Y TU SANTA CIUDAD”.
Es muy importante notar la mención que hace el profeta Joel de los dos elementos
proféticos esenciales en la profecía bíblica:
1).- “A causa de mi pueblo”
2).- “Y partieron mi tierra”
Este importante detalle no debe pasarse por alto, pues es sobre estos dos
elementos fundamentales que el tiempo profético de las setenta semanas fue
echado o trazado. Estos dos elementos (el pueblo y la ciudad) están en boca de
todos los profetas.
(Dan.9:24)”Setenta semanas están determinadas (1) sobre tu pueblo y sobre (2)
tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la
iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía, y ungir
al Santo de los santos”. (Negritas y números añadidos).
Sin duda alguna, son dos los elementos sobre los que esta trazado el tiempo y el
plan profético: El pueblo de Israel y la ciudad santa, Jerusalén. Podemos
afirmar, basados en lo que dijeron los profetas, que si el pueblo de Israel o la
ciudad de Jerusalén llegaran a ser completamente borrados de la escena mundial
y lo fueran para siempre, entonces la profecía bíblica habría fracasado; Tal es la
importancia de estos dos elementos que son los incuestionables e indiscutibles
puntos de referencia en profecía bíblica. Ahora bien, es un dato muy interesante
y polémico que el templo de los judíos no aparezca como una referencia
profética de importancia capital en la Biblia, aunque sí lo enfatizan en algunas
posturas escatológicas.

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UN ENFOQUE PROFETICO IGNORADO
Hay un claro énfasis que el profeta hace y este énfasis, (o podríamos llamarlo
enfoque) es el mismo que ha pasado desapercibido cuando se piensa en la
parábola de la higuera. Joel 1:7 dice textualmente:
“Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas
quedaron blancas”.
En buena ley, yo no debería ignorar la vid en mi comentario de Joel 1:7 como
intencionalmente hice al principio; el texto referido no nos habla solamente de una
higuera. Entonces, ¿Por qué enfatizar solamente la higuera para mis propios fines
didácticos e ignorar la figura de la vid? Esto, por supuesto, no es una buena
práctica de estudio ni de una sana exposición de las escrituras. Es así como nos
desviamos poco a poco de los verdaderos, o mejor dicho, de los conceptos
esenciales de tales figuras proféticas mal entendiéndolas. En realidad, en toda la
biblia, los profetas no hacen énfasis ni en la vid ni en la higuera. Y entonces, ¿Cuál
es el enfoque correcto?
EL ENFASIS ESTA EN EL FRUTO
Si examinamos detenidamente las escrituras relativas nos daremos cuenta que
todos los profetas enfatizan una sola cosa: El fruto. Después de todo, ¿Para qué
querría un hombre plantar una vid o una higuera en su campo, si no es para
obtener los frutos, y unos de buena calidad? La higuera, como todo árbol frutal,
está hecha para fructificar. Esto es lógico, pero se pierde de vista. Dejemos que
los arboles hablen por si mismos:
(Jue.9:10-13)“Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros.11.
Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser
grande sobre los árboles?.12. Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú,
reina sobre nosotros.13. Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que
alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?”.
La higuera y la vid conocen su función y su objetivo mucho mejor que los
intérpretes modernos que nos enfatizan otras cosas. En el estudio de esta figura
profética, hagámonos esta sencilla pregunta: ¿Para qué se cuida una higuera?
(Prov.27:18)“Quien cuida la higuera comerá su fruto, Y el que mira por los
intereses de su señor, tendrá honra”.
Amados hermanos, la enseñanza es clara: Dios busca fruto en Israel.

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En el siguiente texto la esposa (figura profética) es llamada por el esposo cuando
la higuera ha cumplido su función. ¿Cuál es esa función?:
(Can. 2.13) “La higuera ha echado sus higos, Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven”.
La higuera debe echar higos, y la esposa se levanta al encuentro del esposo. “El
que lea, entienda”, dijo el evangelista.
Veamos otro pasaje:
(Ose.9:10)“Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la
higuera en su principio vi a vuestros padres. Ellos acudieron a Baal-peor, se
apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello que amaron”.
Seguramente el lector juicioso y observador notara que el verdadero énfasis de
dicho texto no está en la higuera, o en la vid, sino en las uvas… y en lo higos.
Ahora, en el siguiente pasaje, ¿Dónde está el enfoque del profeta?
(Jer.24.1-9)“Después de haber transportado Nabucodonosor rey de Babilonia a
Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, a los príncipes de Judá y los artesanos y
herreros de Jerusalén, y haberlos llevado a Babilonia, me mostró Jehová dos
cestas de higos puestas delante del templo de Jehová.2. Una cesta tenía higos
muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de malos
no se podían comer.
3. Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy
buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer.4. Y vino a mí
palabra de Jehová, diciendo:5. Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos
higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eché de
este lugar a la tierra de los caldeos, para bien.6. Porque pondré mis ojos sobre
ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los
plantaré y no los arrancaré.7. Y les daré corazón para que me conozcan que yo
soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se
volverán a mí de todo su corazón.8. Y como los higos malos, que de malos no
se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías rey de Judá, a
sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que moran
en la tierra de Egipto.9. Y los daré por escarnio y por mal a todos los reinos de la
tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán y por maldición a todos los lugares a
donde yo los arroje.
No cabe la menor duda: El énfasis en las escrituras no está la higuera misma, sino
el fruto de ella. Los individuos de entre el pueblo de Israel son esos higos
buenos… o malos. Este es el verdadero enfoque. Esto es lo que espera Dios de
su pueblo Israel: El fruto.
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Otra vez: ¿Dónde está el énfasis en los siguientes pasajes?.
(Jer.8.13)“Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos
en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos”.
(Mat.21:19)“Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada
en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se
secó la higuera”.
Un árbol frutal debe dar fruto. De hecho, es un oprobio que un frutal solo de
hojas. Fue drástica la acción del Señor con la higuera estéril; El Señor le había
dado tiempo… pero en vano. En la naturaleza es muy raro que una higuera no
fructifique, porque es uno de los frutales más fecundos y responde bien en todas
las altitudes. En otras palabras, una higuera “no tiene excusa” para no fructificar.
(Luc.13:6-9)“Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada
en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló.7. Y dijo al viñador: He aquí,
hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala;
¿para qué inutiliza también la tierra?8. El entonces, respondiendo, le dijo:
Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone.9.
Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después”.
Esta es una parábola dada a los oyentes en Jerusalén, cuando se les exhortaba al
arrepentimiento. Noten el reclamo, “¿Para qué inutiliza más la tierra?”
Atención: La reconquista de la tierra de Israel se torna inútil a los ojos de Dios si
no se da el fruto esperado en el pueblo. No hay duda: La existencia, y aun la
supervivencia de la higuera dependen de su fruto. Si la higuera o la vid no dan su
fruto se torna inútil su existencia. ¿Cuánto más si se la ha cuidado con esmero?
(Véase Isa.5:1-7).
“Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de
Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí
clamor”.

Bien, pues ya hemos encontrado el correcto enfoque para la interpretación de la
parábola de la higuera, la cual Jesús nos desafía a discernir. En concreto, no se
trata en esa figura solo del establecimiento del país de Israel en sí, y tampoco se
trata solamente de la reconquista de Jerusalén en 1967. Si bien estos eventos
históricos son lógicamente imprescindibles para todo el proceso del plan divino, no
son sino los medios naturales para que al fin se de ese fruto tan esperado que
enfatizaron todos los profetas en las sagradas escrituras. (Véase Jer.24:6-7).

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UNA MODERNA POLEMICA INFUNDADA
El país de Israel, por sus mismas leyes, actualmente abriga las hordas de
homosexuales que año con año abarrotan las calles de Tel Abib en el desfile
gay más grande y popular de medio oriente.
“No te echarás con varón como con mujer; es abominación”. (Lev.18:22) “No haya
ramera de entre las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre los hijos de Israel”.
(Dt.23:17)(Véanse también 1 Rey. 14:24,15:12,22:46,1Tim.1:6,1 Cor.6:9).
Por hechos y situaciones como estos, muchos devotos líderes cristianos ponen
en tela de duda que el Israel de hoy sea ese “pueblo santo” del que nos hablan
las escrituras. Nos dicen: “¿Hasta qué punto el Israel moderno puede
considerarse un pueblo santo?”.
Muchos predicadores, apasionados por el tema del Sionismo y por esa
interpretación parcialmente equivocada del reverdecimiento de la higuera, nos
han vendido una imagen falsa y/o exagerada de lo que es hoy el moderno pueblo
de Israel. Para ellos la higuera ya reverdeció con el retorno del pueblo judío, la
reconquista de la tierra, y el desarrollo secular de la nación judía. Pero ya en
mis tiempos de estudiante yo escuchaba las veladas objeciones a aquellas
enardecidas enseñanzas contra el diabólico antisemitismo, (con el cual, que quede
bien claro, estoy en contra) pero que, por la misma actitud radical y desmesurada
de los expositores, magnificaban en demasía al moderno estado judío y a los
propios judíos, revolviendo y confundiendo los conceptos bíblicos más
elementales en cuanto a diferenciar entre lo que es un judío de sangre, un Israelí y
un verdadero Israelita. (Rom.9:6, Jn.1:47-48).
Este sentimiento pro-judío exagerado y distorsionador de la realidad dio lugar -y
sigue dando- a esas inútiles prácticas de predicadores de raza gentil poniéndose
la famosa Kipá a la hora de predicar en las congregaciones gentiles, en una franca
violación de las instrucciones del Apóstol Pablo.
También se levantan “predicadores mesiánicos” y sus deslumbrados seguidores
(algunos de los cuales, líderes y seguidores, a duras penas dominan su propio
idioma), queriendo hablar, enseñar y disputar biblia en el idioma hebreo. Algunos
de ellos han mal aprendido algunas palabras hebreas, pero ya se ostentan como
expertos. Otros se sienten dueños de una gracia o “conocimiento especial” por
mal- pronunciar y emplear términos y palabras hebreas. Se exhorta también a las
iglesias a “amar a Israel” sin definir claramente de que exactamente estamos
hablando. Solamente cuando conocemos y tratamos directamente con los Judíos
(y no solo con los liberales o con los que no guardan la torá) llegamos a darnos
cuenta de la realidad mundana y la calidad espiritual que ellos tienen, por sus
mismas prácticas, actitudes y hechos.

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En algunos casos, incluso algunos de sus maestros (rabinos Judíos) han resultado
sutiles estafadores, abrigándose bajo ciertas ideas que les permiten veladamente
despojar a los ingenuos gentiles. Los miembros de la iglesia gentil transformados
por el Espíritu de Dios y que procuran vivir los principios de santidad, poco a poco
van tomando conciencia de que han sido víctimas de un espejismo religioso
cuando del Israel moderno se trata, espejismo que nos fue vendido, quizá sin mala
intención, por los exagerados predicadores pro-judíos.
Tampoco han faltado las estafas de parte de predicadores gentiles, quienes se han
aprovechado de la moderna efervescencia que existe en la iglesia por “acercarse
a lo judío”. –“Volved a vuestras raíces judías”- nos dicen algunos auto-nombrados
“rabinos”, estafadores y simoniacos, que en realidad son de raza gentil y que han
hecho todo un negocio del tema, llegando a la falsificación misma de la biblia para
sus propósitos de mercadería. Me refiero aquí a esos que “dicen ser judíos y no
lo son”. El llamado “Código real”, por ejemplo, se ofrece al público como “una
versión hebraica del nuevo testamento”, cuando en realidad se trata una paráfrasis
personal del autor, muy torcida, del Nuevo Testamento.
Muy a pesar del sano debate de si el Nuevo Testamento se escribió originalmente
en griego, en hebreo, o en ambos, con infusiones de arameo, la realidad material
es que, a la fecha, no existen en nuestro poder manuscritos muy antiguos del N.T
en hebreo, mientras que existen más de 5000 manuscritos antiguos en griego. El
llamado “Shem Tov” (1380) el Mateo en hebreo, y los demás “Mateos en hebreo”
son del Medioevo, y el Shem Tov contiene rasgos que indica haber sido traducido
de los manuscritos más antiguos que están en griego (Véase Shem Tov 1:23)
Entonces…¿Sobre qué manuscritos se fundamenta el llamado “código real”?.
Imagine usted… y acertara.
Los grupos mesiánicos más recalcitrantes en realidad son grupos de creyentes de
raza gentil que se creen “judíos” algunos, y otros creen ser de las tribus perdidas
de Israel, sosteniendo que los creyentes en Jesús de las naciones gentiles
“seguramente son la casa de Efrain”. Es decir, sostienen, según su propia
doctrina, que “no hay gentiles” en el cuerpo de Cristo; pero nada más lejos de la
verdad. (Lc.2:32). Hoy por hoy, las doctrinas mesiánicas constituyen una
impresionante ensalada de cristianismo, judaísmo, misticismo, y sueños
de “identidad y raíces hebreas”, con infusiones de términos y palabras
hebreas, variando todo ello muy ampliamente de un grupo mesiánico a
otro. Estos grupos auto nombrados “mesiánicos” promueven una falsa
identidad judía, o “Efrainita”, según las doctrinas que se han inventado.
(Apoc.3:9)“He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser
judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a
tus pies, y reconozcan que yo te he amado”.

31

Pero sabemos por las escrituras que los gentiles en la carne que se convierten a
Cristo obtienen la ciudadanía israelita, por la sangre de Jesús, (Efe.2:11-19) pero
esta ciudadanía no es por consanguinidad, sino que por la promesa, los gentiles
en la carne son contados con la descendencia de Abraham.(Gal.3.24.29).
Los gentiles que aceptan a Cristo no son “efrainitas despertando”, o “La casa de
Israel”. Las naciones gentiles no son de Israel, en cuanto a la carne. Véanse los
siguientes pasajes donde aparecen Israel y los gentiles claramente diferenciados,
y estos últimos aparecen siendo “hechos cercanos a los pactos, y a las promesas
por la sangre de Jesús, y nunca por consanguinidad. (Hec.9:15,
Mt.10:18,Lc.2:32,Hec.4:27,Hec.9:15,10:45,11:1,18,13:46-47,26:17,Rom.11:11,2526,15:9-11,Gal.3.8).
Por supuesto, y en otros ámbitos, también debo aclarar que hay muchos hombres
de buena fe que no han pervertido el evangelio, y que participan y están a favor de
Israel, y cuyos motivos son honestos, y sus enfoques son claramente equilibrados.
ACLARANDO MI POSTURA PERSONAL
Antes de que usted me juzgue mal, o me acuse de ser un antisemita maldito,
permítame aclarar mi postura en este asunto. Yo no apoyo ni me junto con nadie
que se levante en contra del estado judío y del pueblo de Israel como tal. Esto no
es aconsejable, pues el juez de ellos - como de todas las naciones- es Dios
mismo. No olvidemos que ese pueblo ocupa un lugar muy particular en la historia
y en el corazón de Dios. Abstengámonos, por nuestro propio bien, de maldecir a
Israel o de oponernos a la existencia y supervivencia del estado y del pueblo judío;
usted estaría resistiendo al mismo Dios de los cielos. Este no es un libro
antisemita o anti sionista, y su autor tampoco lo es. Esto, sin embargo, no quiere
decir que debamos confundir los términos proféticos y que exageremos las
expectativas en cuanto a lo que hay que esperar en lo espiritual del moderno
estado de Israel.
Como ya señale, lo que se dice y se espera de ese pueblo, comparado con lo que
se observa y se vive actualmente en tierra santa, ha sido motivo de mucha
polémica en los círculos cristianos. Para comprobar esta cruda realidad basta con
leer en línea un buen periódico de Israel; podemos así “tomar el pulso" a la nación
Judía. -Pero siempre ha existido un remanente fiel-, nos dicen los predicadores
pro-judíos más ecuánimes, citando las escrituras. Ese es un enfoque correcto y
sano con el cual yo sí estoy completamente de acuerdo.
¿QUE ES EL REVERDECIMIENTO DE LA HIGUERA?
No es solo el establecimiento secular de un estado Judío, o la toma de Jerusalén
lo que se esconde en la famosa parábola de la higuera; los profetas nos estaban
hablando de un movimiento espiritual específico que surgiría, estando ya Israel
32

establecido en su tierra y en su ciudad. Jesucristo profetizó claramente la
dispersión de los judíos, la cual se cumplió en el año 70DC. También profetizo
claramente el retorno del pueblo, y la toma de Jerusalén por manos judías en el
final de los tiempos.
(Luc.21:24-25)“Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las
naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de
los gentiles se cumplan. Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las
estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido
del mar y de las olas”.
La restitución del estado judío, así como la ya histórica reconquista de la ciudad
santa, son eventos claramente mencionados por Jesucristo; poco antes de la gran
tribulación el pueblo de Israel ya estaría instalado de nuevo en Jerusalén, al final
de la era. Entonces, la parábola de la higuera reverdeciendo no es una
redundancia en el sermón profético, porque se menciona explícitamente en él el
retorno del pueblo y la reconquista de Jerusalén, y luego se nos da la parábola. Se
esconde pues, en esta, algo más que el ya anunciado re-establecimiento del
estado judío, o la ya mencionada reconquista de Jerusalén. El establecimiento del
estado judío, la toma de Jerusalén y el reverdecimiento de la higuera son eventos
distintos, aunque, obviamente, están íntimamente relacionados. Dios cosechará
de su pueblo Israel al final de la presente era el fruto que ya ha sido profetizado
por sus siervos los profetas.
De eso se trata el reverdecimiento de la higuera y la consecuente declaración de
que esa generación específica de israelitas no pasaría sin que todas las cosas
mencionadas por Jesús y por los profetas se cumplieran. Esto nos fue dicho con
una evidente contundencia, pues aquí Jesucristo emplea su conocida frase
aseverativa “de cierto os digo”, la que significa: “les aseguro que no pasará esta
generación”.
El énfasis está puesto en una generación específica; pero Jesús no se refiere allí
a una generación de gentiles, como se interpreta comúnmente; Jesús está
hablando a sus discípulos judíos; se trata de una generación Israelita, la que,
según los profetas, muy pronto se levantará en tierra santa. ¿Acaso no sabemos
que Dios trata con generaciones? Este gran evento (el trato de Dios con esa
generación específica) también esta profetizado en la Biblia en la figura de aquel
personaje misterioso que fue invitado a conocer a Jesús por sí mismo.
NATANAEL ES UN VARON SIMBOLICO
(Juan 1:47-48) “Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He
aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde
me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando
estabas debajo de la higuera, te vi”.
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Atención, israelitas: “¿De Nazaret puede haber algo bueno?”. La respuesta de las
escrituras es: “ven, y ve”. En Israel, los elegidos sentirán este llamado, esta
inquietud: “¿El nazareno?”…¿Sera el Nazareno?...
La parábola de la higuera está enfocada en la obtención de una clase especial de
higos, la última cosecha que Dios levantará en Israel antes de su segundo y
glorioso advenimiento; Ahí está escondido el discernimiento de esa parábola tan
misteriosa: en el fruto. Será esa la generación que se criará “debajo de la higuera”.
Esta generación es conocida de Jesucristo, (“cuando estabas debajo de la
higuera, te vi”) y se destacará poderosamente al final de esta era, pues ellos serán
hombres específicamente señalados para conocer y andar con el cordero. Ellos le
conocerán, por sí mismos, por Espíritu de Dios. Natanael, entonces, es un varón
simbólico en las escrituras que nos habla de esa última generación de verdaderos
israelitas. Llamémosle de aquí en adelante “la generación Natanael”; así se le
llamará muy pronto en todo el mundo porque este es un seudónimo y una figura
profética que ha sido dicha por Espíritu Santo.
De esta figura profética y su aplicación nos han dicho mucho los profetas de la
biblia. Esta analogía profética nos interesa mucho a los redimidos entre los
gentiles, pues aquella señalada cosecha específica de verdaderos israelitas
surgirá inmediatamente después de que el último gentil entre a la salvación
(Rom.11:25-26).,Esta generación especifica que mencionó Jesucristo en Mateo
24:32 está representada por toda la biblia, en muchas figuras y en profecías
directas. Veamos por ejemplo el Salmo 24:3-7
¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
él recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación.
Tal es la generación de los que le buscan,
De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.
Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.

Amados hermanos, un poco antes de que haga su entrada visible y gloriosa en el
mundo nuestro Señor y salvador Jesucristo, se levantará en Israel una generación
de verdaderos Israelitas con características muy específicas, según las palabras de
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los profetas. Noten la interesante pregunta del profeta:
“¿Quién subirá al monte de Jehová?”…¿Quién?... El monte de Jehová, es sin
duda el monte de Sion; el mismo que aparece en la visión Apocalíptica.
(Apoc.14:1).
Esos israelitas, escogidos, subirán a Sión por Espíritu de Dios y allí estarán, listos
para ser sellados. Hermano mío, no lo dude: Todo estará en su lugar a su debido
tiempo, para la gran entrada a la tierra del rey de gloria. “Alzad o puertas vuestras
cabezas, y alzaos vosotras puertas eternas, y entrará el rey de Gloria”.
Vean esta otra pregunta del profeta:
“¿Quién es este rey de gloria?”… y la respuesta es: “Jehová el fuerte y valiente.
Jehová el poderoso en batalla”.
Indudablemente Dios intervendrá directamente, y lo hará en calidad de guerrero,
para defender a la última generación en Israel. Por esa razón esa generación no
pasará, y por eso todo se cumplirá, sencillamente porque la directa intervención de
Dios les conecta con la eternidad, y también llegarán a su cumplimiento todas las
profecías. Hay muchas figuras de este gran evento. Recuerde usted, por ejemplo,
aquel suceso del antiguo testamento que también contiene una figura alusiva:
¿Cuántos de los que salieron de Egipto entraron a la tierra prometida con José y
Caleb? Aquella fue una generación específica. Leemos:
(Núm.14:30-31) “Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi
mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a
Josué hijo de Nun. Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por
presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis”.
Muchos de los rebeldes israelitas quedaron postrados en el desierto; pero una
generación, nueva, joven, sí entro a la tierra prometida.
Es que Dios trata con GE –NE –RA –CIO-NES, y una de estas, israelita sin duda,
es de la cual Jesús dijo que no pasaría.
LA HIGUERA MALDECIDA
Cuando Jesucristo maldijo a la higuera, estaba maldiciendo en figura a la
generación de israelitas que no conocieron el tiempo de su visitación. Se refería a
esa generación, la del siglo I, pues no encontró en ellos el fruto que se esperaba;
ellos le desconocieron y le menospreciaron.
(Mt.12:41)“Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta
35

generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de
Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar.”
La generación a la que predico Jesús era de víboras. Fue esa una generación
mala, adulterina, infiel,…y fue condenada. Esa generación se secó, y “nunca más
dio fruto”. (Mt.12:45,16:4, 17:17, Mr. 8:38, Lc.11:51, Hec.2:40). Dios se enoja con
ciertas generaciones (Sal.95:10).Pero aún hay esperanza para Israel (Sal.85:1-7).
“No era tiempo de higos”…Este acto de buscar frutos fuera de tiempo nos dice
que, en la primera venida de Cristo, todavía no era el tiempo de la redención final
de Israel, sino solamente para un pequeño grupo llamado “la elección de gracia”.
Esto tiene que ver con la parte misteriosa de los tiempos proféticos que luego
fueron revelados y explicados claramente por los profetas y apóstoles de la gracia.
(Rom.11:7-12).
Aquí hay un punto muy interesante para nuestro tema: Jesucristo, refiriéndose a
su generación, dijo claramente “a esta generación no le daré señal”:
(Mr. 8:12)“Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación?
De cierto os digo que no se dará señal a esta generación”.
A esa generación solo se le dio una señal, y en misterio: “La señal de Jonás
profeta” (Mt.16:4) Y los que la reconocieron y la creyeron fueron salvos. Este fue el
grupo llamado “la elección de gracia”; los que pudieron creer en su muerte y en su
resurrección (Hec.2:47). Pero la generación del siglo I fue maldecida. Aquella
higuera no dio fruto, aunque muchas veces se buscó fruto en ella:
“Jerusalén, Jerusalén…¿Cuántas veces quise juntar a tus hijos…por tanto tu
casa es dejada desierta…hasta el día…en que se levante una generación que si
me recibirá diciendo: “Bendito el que viene en el nombre del Señor.” (Lc.13:34-35).
La generación de israelitas del siglo I fue sentenciada y terminada en el año 70DC.
Pero en su sermón profético, Jesucristo profetizo sobre la última generación, de la
cual dijo, “no pasara esta generación sin que todo se cumpla”. A aquellos no se les
dio señal…pero a la última generación de israelitas se le darán muchas
señales. De esta última generación y sus señales hablaré más abundantemente
en el último capítulo de este libro.
Por ahora preguntémonos: Al identificar a la famosa última generación de israelitas
y lo que se espera de ella, ¿Será posible que nosotros podamos ubicar el tiempo
profético en que estamos viviendo ahora mismo? ¿Qué debemos esperar según lo
que nos dijeron los profetas? ¿Seremos capaces de ver y entender las señales?
Si el día y la hora del advenimiento de nuestro Señor Jesucristo nos están
definitivamente vedados, ¿Sera correcto, a lo menos, aspirar a saber cuándo inicia
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el periodo llamado “la gran tribulación”? En el siguiente capítulo veremos cuál es la
forma correcta de abordar los misterios bíblicos.
“Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que
los profetas han dicho! (Lc.24:25)

37

Capítulo Dos

Como Abordar La Profecía Bíblica
¿Qué necesitamos para empezar a escudriñar la profecía bíblica? Esta pregunta
es fundamental. Afortunadamente usted y yo no somos los primeros interesados
en conocer los eventos y los tiempos proféticos; los mismos profetas de la biblia
se interesaron por escudriñar los eventos que el Espíritu Santo les impulsaba a
anunciar, y también buscaron los tiempos. Hubo también muchos discípulos que
escudriñaron los mensajes de los profetas, de modo que para abordar el estudio
de la profecía bíblica ya tenemos antecedentes en la misma escritura y no es
necesario inventar una moderna metodología. Es mucho más sensato y útil
examinar detenidamente, e imitar la forma en que los profetas y los discípulos
bregaron con estos asuntos, que son tan difíciles y distantes para la mente natural.
En el siguiente pasaje tenemos a la vista la forma como los profetas escudriñaron
la profecía, y se desprende de este texto un sencillo esquema que nos conviene
aprender y seguir en nuestro propio estudio.
(1Ped.1:10)“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros,
inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,11.
Escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que
estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las
glorias que vendrían tras ellos.12. A éstos se les reveló que no para sí mismos,
sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los
que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas
en las cuales anhelan mirar los ángeles”.

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Este es el esquema con el que trabajaron los antiguos profetas de la biblia. Ellos
investigaron:
1.- El propósito divino
2.- Los elementos
3.- Los eventos
4.- Los tiempos
Estos cuatro factores son los que buscaron los profetas, y exactamente en ese
orden. ¿De qué nos serviría, por ejemplo, buscar los tiempos de la profecía
bíblica cuando aún no conocemos cual es el propósito divino?
En nuestro texto, estos son los cuatro factores ya identificados:
1.2.3.4.-

El propósito divino: “Escudriñaron sobre esta salvación”
Los elementos: “El Cristo, un hombre especialmente ungido”
Los eventos: “Los sufrimientos del Cristo y las glorias después de estos”
Los tiempos: “Cuando y en qué punto de tiempo se manifestaría”.

Cuando el mesías llego a la escena, los apóstoles y discípulos fueron exhortados
a reconocer el privilegio de presenciar el tiempo y la obra del Cristo. “muchos
profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís y
no lo oyeron” (Lc.10:24). Y cuando Jesús fue muerto en la cruz y resucito, fueron
amonestados por no reconocer los eventos (muerte, resurrección y la predicación
al mundo gentil) y les fue señalada la necedad y dureza de corazón que tenían
para creer a todo lo que los profetas habían dicho de él. (Lc.24:25-26,45-47).
EVENTOS Y TIEMPOS
Los discípulos tenían un evento claro en su mente, pero en un tiempo equivocado:
¿Restituirás el reino a Israel en este tiempo? (Hec.1:6). Es posible que en nuestro
estudio personal de la profecía bíblica nosotros identifiquemos bien un evento,
pero confundamos el tiempo de su cumplimiento. Es muy importante identificar los
eventos proféticos y los tiempos correctos. Sin embargo - y es vital reconocerlonada funcionara correctamente en nuestro estudio de la profecía si primero no
identificamos plenamente cual es el propósito divino, porque este es la esencia
misma de los elementos, los eventos y los tiempos. Entonces, es vital Identificar
primero cual es el propósito de Dios, porque solo así nuestro estudio de la profecía
bíblica palpitara conforme al corazón de Dios y seguirá así el camino de los
profetas. Este orden de cuatro puntos es el esquema de trabajo que emplearon los
antiguos profetas, y es el mismo que debemos de seguir los que hoy
escudriñamos la profecía bíblica. Emplearemos este método en el capítulo cinco
de este libro, cuando escudriñemos las setenta semanas de Daniel. Ahora
hablemos un poco sobre la naturaleza de la profecía bíblica para que podamos
identificar los impedimentos carnales que todos los seres humanos poseemos y
que nos estorban mucho para su estudio.
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LOS PROFETAS NO HABLARON DE SI MISMOS
¿Cuál es la naturaleza de la profecía bíblica? Hay que entender que la profecía
bíblica es un asunto espiritual que no atañe en manera alguna a los hombres; el
profeta es uno que “habla en lugar de otro”, en este caso, uno que habla en lugar
de Dios. El profeta es como un vocero presidencial: No habla de sí mismo. En
este sentido, el profeta no tiene nada que ver con el mensaje. Un profeta
solamente debía hablar lo que escuchaba o lo que le era mostrado y mandado de
parte de Dios.
(Jer.1:7) “Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe
irás tú, y dirás todo lo que te mande.”
LA FIGURA DE LA ATALAYA
Para entender el ministerio de los fieles profetas de la biblia tenemos la figura de
la Atalaya. Esta es una torre construida en un lugar elevado que sirve para vigilar
una gran extensión de tierra o mar. Al pueblo le es inútil discutir con el hombre que
está instalado en la torre, ya que este hombre puede observar lo que sucede en el
horizonte, sencillamente porque él ha sido designado para estar y mirar
desde ese plano elevado. Esto se compara al ministerio de los profetas:
Nosotros, los que estamos en el nivel natural, únicamente podemos hacer dos
cosas con el mensaje de los profetas: Creer o no creer. Conste que me refiero
aquí a los profetas de la biblia, los que formaron el canon sagrado. En el nuevo
pacto tenemos la orden de juzgar las profecías de los que actualmente ejercen un
don. (1Cor.14:29). Se le dijo al profeta Ezequiel:
(Eze.33:7)“A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por Atalaya a la casa de Israel,
y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte”.
Es importante entender que los fieles profetas de la biblia no hablaron de sí
mismos, y que nunca vertieron sus propios conceptos o ideas en su mensaje; ellos
solamente manejaban lo que veían y escuchaban de Dios, y solo entregaban lo
que les era mandado. La profecía bíblica es como una antorcha que alumbra en
la oscuridad, y esta luz no vino de los profetas mismos, sino del Espíritu de Dios
que estaba en ellos.
Entonces, de la misma manera que el mensaje es ajeno a los hombres, la
interpretación de la profecía tampoco puede ser particular o de hombres; tiene que
ser el mismo Espíritu que inspiro el mensaje original quien ahora lo dé a conocer.
(2 Ped.1:21). “entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la
Escritura es de interpretación privada,21. Porque nunca la profecía
40

fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
En los casos en que un profeta inyectaba sus propios conceptos, o hablaba por su
propia cuenta, entonces, en ese momento, profetizaba falsamente. Y ahora, en
los casos en que los hombres interpretan por cuenta propia la profecía bíblica,
enseñan falsamente; Si la profecía vino por Espíritu Santo la interpretación vendrá
por la misma vía (Jn.14:26).
LOS ELEMENTOS DEL ERROR
(Jer.14:14)“Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi
nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación,
vanidad y engaño de su corazón os profetizan”.
Esta falsa profecía denunciada por Jeremías contiene exactamente los mismos
elementos que nos estorban a la hora de estudiar la profecía bíblica: “No los envié,
ni les mande, ni les hable, visión mentirosa, adivinación…vanidad y engaño de su
corazón”.
En la falsa profecía se echa de ver usurpación, profanación, arrogancia,
pretensiones carnales, deseo de gloria personal, vanidad, engaño, soberbia, etc.
De igual forma, a la hora de leer e interpretar a los genuinos y fieles profetas de la
biblia, el intérprete de mente carnal incurre en profanación del verdadero mensaje;
introduce vanidad, gloria propia, conceptos ajenos, intereses y deseos personales,
lo cual enturbia el mensaje genuino. ¿Porque? Sencillamente porque el hombre
aborda temas espirituales desde su propio plano; No ha sido mandado ni enviado
por Dios para este trabajo, pero pretende saber; habla vanidad y engaño. No
debemos hablar lo que no sabemos ni testificar lo que no hemos visto, y tampoco
debemos hacer lo que no nos han mandado (Jn.3:11,1Jn.1:1-3).
Por extraño que nos parezca, los mayores impedimentos para comprender los
temas proféticos son espirituales, y residen en nosotros mismos como estudiantes
de la biblia. Hay que entender que la profecía bíblica es un asunto espiritual muy
distante y difícil para nuestra mente carnal; Se trata de la mente de Dios, no de
nuestros conceptos humanos. Por ejemplo, difícilmente podremos entender cómo
recibían los profetas el mensaje de Dios y cómo lo ministraban, si nosotros
mismos no hemos experimentado en nuestra propia persona aunque sea algo de
ello. (Me refiero al genuino ministerio profético de hoy día, y al ministerio de
maestro).
Amados hermanos, en realidad no existe una forma puramente académica para
adentrarse en el ámbito de la profecía bíblica. No se trata de repetir lo que otros
han dicho al respecto y luego considerarnos a nosotros mismos “expertos”.
Sencillamente, cuando nosotros no hemos sido invitados al secreto de Dios (en el
41

nivel que sea, ministerio o don) y aun así queremos profetizar, entender a los
profetas o enseñar profecía al pueblo de Dios, nos convertimos en individuos
irrespetuosos y profanos, y esta es una gran osadía, muy peligrosa y perjudicial
para nosotros mismos y para quienes nos escuchan y nos creen. ¿Quién tenía la
razón en cuanto al Cristo? ¿Juan bautista o los maestros de la ley? La respuesta
es obvia: El profeta tenía la respuesta correcta, por virtud de su ministerio
(Jn.1:29).
Amados hermanos, ¿Cómo enseñaremos profecía al pueblo de Dios desde
nuestro propio plano, o solo por las credenciales y diplomas de papel y tinta? Se
trata de un llamamiento, no de una pretensión, un logro académico, o un deseo
personal. Este no es el lugar adecuado para tratar a fondo este punto, pero lo que
digo es: Las profecías bíblicas deben ser manejadas y enseñadas al pueblo por
profetas y maestros llamados por Dios para este trabajo y no por académicos
diplomados en papel solamente. Esta es una realidad: Es posible tener el
ministerio sin diploma, y también se puede tener el diploma... sin el ministerio.
Esto último es muy peligroso para el individuo, y muy perjudicial para las ovejas.
EL PRIMER REQUISITO ES CREER A LOS PROFETAS
Si estamos interesados en entrar en el estudio de la profecía bíblica esta es una
sana recomendación: En lugar de constituirnos y auto nombrarnos como “expertos
en profecía bíblica” deberíamos buscar el requisito fundamental que necesitamos
para entrar en estos temas. Este requisito básico es, sencillamente, creer a lo que
dijeron los profetas de la biblia. No creer a los profetas de la biblia es pecado.
No creerles o contradecirles indica que hay rebelión en nosotros y algunos otros
problemas de tipo espiritual. Comencemos pues por leer a los profetas y aceptar
exactamente lo que dijeron, sin torcer sus palabras. Es decir, creamos
exactamente a lo que está escrito, como está escrito. (Lc.10:26, 20:17,24:25,
Isa.8:20).
LOS CAMINOS DEL ERROR
¿De dónde y porque surgen las doctrinas de error? Dicho de otra manera: ¿Por
qué una persona se extravía de la verdad bíblica? Este sencillo símil es útil para
discernir el origen del error: Un niño pequeño se pierde, sencillamente porque no
sigue a su papa; El niño necesita un guía, pero no lo reconoce; hay rebelión. Así
mismo, una persona se extravía de la verdad, sencillamente por la rebelión que
hay en su corazón.
Los intérpretes y maestros de biblia son útiles solo en la medida en que siguen y
se apegan a los profetas de la biblia, y según sea el llamamiento de cada cual, es
decir, que no estén fuera de su legítimo campo. Este libro, y cualquier otro que
trate sobre el tema profético, son útiles solo en la medida en que sigan las
palabras y los conceptos de los profetas de la biblia.

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Los profetas de la biblia no erraron, porque hablaron “siendo inspirados por el
Espíritu Santo”. Al contrario, la esencia del error es la rebelión. Cuando hay
rebelión en un hombre que aspira o pretende enseñar biblia, el que habla es otro
espíritu y no el Espíritu Santo. El resultado será que el tal hombre llegara con su
enseñanza a donde él quiera llegar; seguirá su propio camino, será seducido y
engañado por sus propios deseos, y engañara también a los que lo sigan.

DOS CAMINANTES EXTRAVIADOS EN PROFECIA
Cleofas y su compañero caminaban tristes hacia Jerusalén. Apenas tres días
antes había sido muerto Jesús de Nazaret y ellos estaban totalmente confundidos;
la enseñanza que habían oído tantas veces de sus antiguos maestros (doctores y
escribas de la ley) no correspondía con los trágicos acontecimientos que los
habían tomado por sorpresa. Ellos también habían desoído de Jesucristo las
advertencias sobre su muerte y resurrección.
(Lc.24:13-18)“Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada
Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén.14. E iban hablando entre sí
de todas aquellas cosas que habían acontecido.15. Sucedió que mientras
hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.16.
Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.17. Y les dijo:
¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué
estáis tristes?18. Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo:
¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en
ella han acontecido en estos días?”
(Qué punto más interesante: Cuando estamos ciegos en el campo de la profecía
bíblica… tratamos de ignorante al mismo Jesucristo).
19. “Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que
fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el
pueblo;20. y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros
gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron.21. Pero nosotros
esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de
todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.22. Aunque también nos
han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al
sepulcro;23. y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían
visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive”.24. Y fueron algunos de los
nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le
vieron.
25. Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo
que los profetas han dicho!26. ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas
cosas, y que entrara en su gloria?”
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Aunque estos hombres habían andado con Jesucristo en persona, esperaban
cosas muy distintas a lo que estaba establecido en el plan de Dios; ellos tenían
grabada en la mente una idea popular a la que no podían renunciar fácilmente.
Esta idea les había sido implantada por las interpretaciones de los maestros de su
tiempo y era la siguiente:
“El mesías redimirá a Israel; Inmediatamente después Israel reinara en el mundo”.
(Lc.24.21, Dn.7:22,27)
Este era un concepto común para todo judío observante de la época, y por lo tanto
no se consideraba en semejante cuadro doctrinal la muerte del mesías. Para
entender la profecía, la tradición les estorbaba. Y hoy, la tradición que está en
boga, nos sigue estorbando a nosotros. Pero Jesús mismo les había dicho varias
veces que él sería muerto:
(Jn.12:32-34)“Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.33.
Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir. Le respondió la gente:
Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre.
¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado?
¿Quién es este Hijo del Hombre?”
Si la muerte del mesías no cabía en la mentalidad y la doctrina judía, mucho
menos se esperaba su resurrección. ¿Acaso los judíos no habían leído y
estudiado Isaías 53? La realidad es que no bastaba leer a los profetas: Había que
creerles, y también a Juan bautista, y a Jesús. La reprensión del Cristo ya
resucitado es muy interesante y reveladora; tenía que ver con la necedad y la
tardanza de corazón o la lentitud para creer a los profetas.
(V25) “Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo
lo que los profetas han dicho!”
NECEDAD Y LENTITUD PARA CREER A LOS PROFETAS
Notemos que Cristo reprende aquí no tanto la falta de conocimiento de ellos, sino
su actitud, y la falta de sencillez para creer a los profetas. Esta reprensión es muy
significativa, porque nos enseña que, al final de cuentas, entender la profecía
bíblica es, sencillamente, creer a todo lo que nos han dicho los profetas. Como
estudiante de la biblia usted se preguntará: ¿No existe otro método? No. No
existe otro método; el método es creer a todo lo que los profetas han dicho. Este
es un método muy humilde, pero es infalible. (2Ped.1:19).
Amados hermanos, los profetas de la biblia no erraron; Dios mismo se encargó de
eso. Esos hombres estuvieron en el secreto de Dios, y no por ellos mismos, y nos
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transmitieron fielmente las palabras de Dios. A ellos les fue dado “el espíritu de la
profecía”. (Véase 1Pe.1:9-13, y Ap.1:5,19:10). Este importante concepto (el
espíritu de la profecía) será explicado con detalle más adelante, porque es la
esencia misma de la profecía bíblica. En ese concepto tenemos claramente
revelado el propósito divino; y el propósito divino es lo primero que necesitamos
conocer y aprender.
Es muy interesante que la incapacidad para comprender las profecías bíblicas no
tenga que ver con que usted no posea la instrucción de una institución teologica, o
no haya leído muchos libros sobre el tema. Aclaro que no estoy en contra de las
escuelas y los libros. Lo que trato de transmitir es: No se trata de falta de datos.
Los verdaderos obstáculos para entender la profecía bíblica son espirituales:
necedad y lentitud de corazón, deseos personales, vanagloria, etc. Al estudiar la
profecía bíblica, nosotros tenemos exactamente el mismo problema que aquellos;
entender la profecía bíblica depende, no tanto de nuestro poco o mucho
conocimiento, sino de la condición de nuestro propio espíritu y de nuestra actitud
ante lo que leemos en las escrituras. (Isa.66:2, Lc.10:21, Jer.33:3).
INTERPRETACIONES Y DESEOS PERSONALES
El meollo del asunto para poder comprender la profecía bíblica está en ser
humildes para creer a los profetas y despojarse todo interés o pretensión personal.
Difícilmente un hombre que teme a Dios y su palabra introducirá sus propios
conceptos, cuando escudriña la profecía bíblica. Un hombre que teme a Dios y su
palabra no se atreverá a ignorar, y mucho menos a contradecir llanamente lo que
nos dijeron los profetas. Si una persona teme a Dios, antes de falsear las
escrituras, mejor aceptara abiertamente que no comprende lo que lee, y luego
orara y clamara a Dios para entender estos misterios.
(Dn.12:8)“Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas
cosas?”
El problema no es el que no entendamos algo de la biblia; el problema espiritual
es leer…y decir que ya lo sabemos, o que ya lo entendemos…en lugar de
preguntar y clamar al dueño de estos misterios. Si la explicación de los misterios
nos son negados, debemos decir abiertamente: “Yo no sé lo que significa este
pasaje bíblico, o no puedo relacionarlo con la certeza debida”.
Si una persona teme a Dios, en lugar de falsear las escrituras mejor aceptara
abiertamente ante los que le escuchan que no comprende el texto bíblico en
cuestión, y luego orara y clamara a Dios para entender estos misterios. Luego, si
no le son revelados, no llenara ese vacío inventándose conceptos de su propia
cosecha para satisfacer diversos intereses ajenos al espíritu de la profecía, y
así quedar “pagado de sí mismo o de otros”. Me refiero aquí a la honra personal
de los intérpretes y los enseñadores. (¡! Debo tener el cuadro escatológico
completo!!!...exclamo con vehemencia un predicador).
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También, un hombre que teme a Dios y su palabra reconocerá inmediatamente
que se ha equivocado en lo que creía, en cuanto el Espíritu Santo le enseñe mejor
las escrituras, sea esto personalmente, o a través de otro vaso de Dios. Podemos
equivocarnos, y debemos rectificar valientemente. En cambio, si existe en
nosotros soberbia, arrogancia, pretensiones ocultas, o deseos velados de
vanagloria, nos constituiremos a nosotros mismos en “expertos” en el campo. Nos
mantendremos empecinadamente en nuestro punto, y terminaremos siendo
engañados por nuestra propia condición y por nuestros propios intereses carnales.
Lamentablemente, así persistiremos en nuestro error y no nos dejaremos guiar por
el Señor; estos son los turbios caminos del hombre natural.
En este punto es muy oportuna la pregunta: Si todos los profetas de la biblia
hablaron inspirados de la misma fuente ¿Porque existen hoy tantas corrientes
escatológicas, tan dispares unas de otras, incluso antagónicas? Básicamente
es por la rebelión, por la soberbia del hombre, por la arrogancia, por la necedad y
la lentitud de corazón para creer a los profetas de la biblia, por el deseo o el amor
a las glorias humanas, y por el temor a los hombres (Jn.9:22,12:42).
La necedad de los que estamos extraviados en la profecía bíblica consiste en
conservar y esgrimir, obstinadamente, conceptos ajenos a las escrituras, puntos
de vista que a nosotros nos parecen irrenunciables porque han sido incrustados
en nuestra mente, o sencillamente porque se acomodan a nuestros propios
sentimientos. Es posible también que estemos cargando y defendiendo de buena
fe una herencia doctrinal nunca juzgada, o que seamos muy difíciles de enseñar.
El extravío también viene porque codiciamos o guardamos los intereses y las
glorias de los hombres; estamos más comprometidos con los hombres y sus
intereses que con la verdad bíblica. Veamos otro ejemplo del mismo problema,
donde las ideas y conceptos del hombre natural tuercen la profecía bíblica.
(Mt.16:21)“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era
necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales
sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.22. “Entonces
Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten
compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.23. Pero él, volviéndose,
dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no
pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”.
Notemos como Pedro antepone sus naturales sentimientos a la profecía bíblica,
negando así el propósito del Cristo anunciado por los profetas. La verdad de Dios
en cuanto al Cristo no logra penetrar en la mente del discípulo. Pero no solo eso;
Pedro llega al grado de contradecir en la cara al mismo Jesucristo,
ganándose en el acto una fuerte reprimenda pública por parte su maestro. Los
sentimientos e intereses humanos hacen que Pedro tuerza la profecía, atentando
contra los verdaderos objetivos que el Cristo venía a cumplir.
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“Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”…
Qué punto más interesante, meditemos muy bien en esto: Cuando nosotros
hablamos de temas proféticos con una mente carnal, tomamos a Cristo aparte
para negociar con él, proponiéndole nuestros propios puntos de vista. Creemos
ser más compasivos y sabios que Jesucristo. Aspiramos a un Cristo a nuestro
gusto, queremos caminar, y anhelamos nuestros propios caminos. Esta condición
da a luz una escatología personal, del color de nuestra propia tinta y del sabor de
nuestro propio espíritu. Pero toda negociación humana en el tema profético sin
duda alguna caerá a tierra.
“¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira
en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”.
Pedro, sin saberlo, trato de impedir la redención. ¿No es esto una cosa muy
grave? Hermanos amados, tengamos cuidado. Cuando introducimos las ideas
naturales de los hombres a los planes de la mente divina, erramos en el acto, y
nos convertimos prácticamente en un pequeño “Satanás”, un pequeño
adversario de Cristo, es decir, uno que contradice el espíritu de la profecía.
Nuestra óptica muy humana llena de sentimientos y deseos carnales (¿Quién
desea la muerte o el martirio?) nos hace errar en la profecía bíblica. Pero nuestros
caminos no son los del Señor, y sus pensamientos son infinitamente más altos que
los nuestros. (Isa.55:8-9, Sal.95:10, Rom.11:33-36).En el caso mencionado no se
niega la influencia de Satanás sobre Pedro; pero yo estoy hablando aquí de la
parte humana, que es muy susceptible de errar.
CORRIGIENDO A LOS PROFETAS
Recuerda hermano: pretendemos estudiar la profecía bíblica, y esto no es poca
cosa. ¿De qué estamos hablando? A los profetas les fueron notificados “los
caminos de Dios”, y esto, con mucho trabajo y dolor. (Sal.103:7). ¿Cómo
pretendemos escudriñar los misterios de Dios sobre el futuro con una mente
carnal? ¿Acaso sabemos nosotros más que los profetas de la biblia o que el
mismo Jesucristo, quien es la palabra hecha hombre? Esto es ridículo; sin
embargo, actualmente hay teólogos que han “corregido” a los profetas, al apóstol
Pablo y al mismo Jesucristo. Ejemplo: Los profetas dijeron que de Israelitas y
gentiles Dios hizo un solo pueblo, por la sangre de Jesús… pero nuestra teología
o escuela nos dice que “Israel y la iglesia son dos pueblos diferentes y que Dios
tiene planes distintos para uno y para el otro”. Este tipo de premisas, de arreglos
humanos que se levantan contra lo que está escrito, no son de maravillarse;
precisamente estamos examinando ahora algunos ejemplos bíblicos de esta
operación de los hombres contra Cristo y su obra. ¿Dónde exactamente reside el
problema del error? En el espíritu del hombre.
47

Fue el sostener obstinadamente sus propios conceptos “e ignorar la justicia de
Dios” lo que dejo en el error a muchos en el siglo I (Rom.10:3).
En el error no solo existen conceptos equivocados, sino que también hay
obstinación por sostenerlos; se trata del espíritu del hombre carnal batallando
contra los designios y planes de Dios, y también puede haber influencia espiritual
demoniaca en el asunto (1Tim.4:1-6). Una cosa es ignorar un concepto bíblico o
su correcta aplicación, y otra cosa es la obstinación para procurar establecer
nuestra propia idea. Hablar algo sin entenderlo es malo, pero afirmarlo es peor.
(1Tim. 1:7). Hay que tener mucho cuidado, porque todos estos ejemplos están en
la biblia para nuestra advertencia, y todos nosotros batallamos con nuestra mente
natural y con la rebelión en nuestro propio espíritu. La solución es “morir cada día
a nosotros mismos”, a nuestros deseos y pretensiones por medio de la Cruz. De
otro modo, los elevados conceptos del Señor chocaran una y otra vez con nuestra
mente carnal.
Pedro aprendió duramente que sus lentes había que tirarlos a la basura, porque
estos solo le dejaban ver y sentir “lo que es de los hombres”. Él todavía estaba
ciego a “lo que era de Dios”. La reprensión de Jesús a Pedro, quien súbitamente
se convertía en osado intérprete de escatología, capaz de dirigir el itinerario
y el destino de Cristo termina con una advertencia para todos sus discípulos,
entre los cuales nosotros estamos incluidos:
(Mt.16:24) “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”
Si hemos de seguir a Cristo en sus conceptos, debemos de morir cada día,
dejando atrás nuestras propias ideas. Al estudiar pues la profecía bíblica,
debemos tener mucho cuidado de no anteponer las ideas propias, las tradiciones,
los sentimientos y las perspectivas muy humanas, pues todo esto nos hará perder
o distorsionar el verdadero objetivo anunciado por los profetas. Por el contrario,
creer a los profetas es el método de Dios para todo estudiante de la profecía
bíblica. Creer a los profetas parece sencillo, y lo es, cuando morimos a nosotros
mismos. Pero resulta que creer es un método muy humilde; Entonces, dada
nuestra condición humana, la verdadera instrucción para adentrarnos en la
profecía bíblica nos resulta demasiado cara, cuando somos carnales. Ahora
amado hermano, pregúntese. A la luz de lo que dice la biblia… ¿En verdad es
usted un experto en profecía bíblica?
En cuanto a Cleofas y su compañero, Jesucristo les cito muchos testigos
escriturales para probar su punto: “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por
todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían”
(Lc.24:26-27).

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Aquí una prudente recomendación: Cuando te encuentres con una doctrina o un
enfoque profético cuyo concepto principal se fundamenta en una idea popular, o
en la tradición, en una premisa, en una frase aislada de un texto, o en un solo
verso de la biblia, o en un concepto aceptable porque apela a los sentimientos
naturales, o en un concepto extra bíblico, inventado, o en un concepto bíblico pero
que es errónea y desmedidamente enfatizado por los hombres y no por los
profetas, debes desecharla en el acto. La razón es sencilla: Las grandes verdades
de Dios están declaradas, avaladas, enfatizadas, reiteradas y fundamentadas por
el testimonio de todos los profetas. Siempre hay muchos testigos en las escrituras
para apoyar las grandes verdades de Dios, y esto obedece a un sencillo principio
establecido por él mismo. (2 Cor.13:1, Isa.8:20).
Quede claro que Cleofas y su compañero no eran falsos maestros, sino que eran
discípulos confundidos por la tradición y a causa de su propia condición mental y
espiritual. ¿Y qué podemos decir de nosotros mismos? Que es mucho mejor ser
un discípulo confundido en la profecía bíblica, que ser un maestro de profecía
engañado por su propia condición. Es mejor aceptar nuestra ignorancia,
conocimiento parcial, o confusión en un tema bíblico, que afirmar y enseñar lo que
no sabemos. Afortunadamente, Cleofas y el resto de discípulos y aun los mismos
Apóstoles fueron luego enseñados y confirmados por Cristo.
Es posible que usted y yo también estemos en el camino de Emmaus, y que sea
Cristo quien nos acompaña ahora mismo y está tratando de instruirnos en la
profecía bíblica. Sigamos adelante hacia Jerusalén. Tan solo estamos a sesenta
estadios de la ciudad del gran rey, donde Jesucristo se revelara a nosotros y nos
instruirá en este difícil campo, si tan solo creemos a los profetas y somos
capaces de vencer sobre nuestra propia condición humana. La biblia dice:
(Lc.24:44-47)“Entonces les abrió el sentido para que entendiesen las escrituras.
46. y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y
resucitase de los muertos al tercer día; 47. Y que se predicase en su nombre el
arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando
desde Jerusalén.48. Y vosotros sois testigos de estas cosas.49. He aquí, yo
enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la
ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto”.
En esta cita está descrito el espíritu de la profecía bíblica; no existe otro enfoque:
El plan de Dios trata sobre la redención de los hombres, judíos y gentiles, por
la sangre de Jesús. Este es el enfoque correcto. Amados hermanos, entender lo
que dijeron los profetas no es un asunto académico sino espiritual; Se trata de
creer a los profetas. Debemos decir: “Si jeremías lo dijo, yo lo creo. Quizá no lo
entiendo pero lo creo”. Luego, en esta actitud correcta de humildad y docilidad
ante la santa palabra de Dios, él mismo, por su Espíritu, se encargara de
revelarnos, guiarnos e instruirnos en su santa palabra. No hay otra forma de
estudiar la profecía bíblica sino creer a los profetas.
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