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Autor: Vladimir Lazo Garcìa
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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE ECONOMÍA
PROPUESTA DE UN CRITERIO DE LECTURA DE
"EL CAPITAL" DE KARL MARX
Autor: Vladimir Lazo García
Tutor: José Luis Ruggeri Cova
Año: 1992
EL SISTEMA DE LAS MEDIACIONES EN EL CAPITALISMO.
LA ESTRUCTURA DEL PRIMER LIBRO DE EL CAPITAL
El siguiente trabajo tiene como objeto exponer un criterio de lectura del Primer Libro
de El Capital, que muestre:
1. La estructura específica con la que en el texto se exponen los contenidos, para
señalar que esa estructura expositiva es, tanto una exigencia del objeto de estudio a
exponer, como del también del punto de vista filosófico y epistemológico asumido
1
por Marx , y también, de la intencionalidad de la estrategia expositiva.
2. Mostrar que las teorías centrales del Libro I, que son la del valor y la del trabajo
abstracto, fundantes de todo el sistema teórico allí contenido, no pueden leerse en el
Capítulo I, como se hace por regla general.
Y la razón de esta imposibilidad de lectura de tales teorías en el Capítulo I es que ese
Capítulo, junto con los tres siguientes, se refiere a fenómenos de la circulación o del
mercado, y desde esta esfera del mundo económico, no pueden ser explicados ni
expuestos procesos que se realizan en la esfera de la producción, pues desde ella no
son objetivables los procesos de la producción del valor ni del plusvalor.
Debemos tener siempre presente, y nunca perder de vista, que los cuatro capítulos
iniciales del Libro I de El Capital, se refieren de forma exclusiva al intercambio, y en
consecuencia, en ellos el objeto es la forma por excelencia en el capitalismo, que es la
forma valor, en sus diversas maneras de existencia, y ella se nos fanomeniza como
relaciones de intercambio.
En cambio, las relaciones sociales de producción serán el objeto de la exposición en
los 19 capítulos que van desde el V hasta el XXIII. Dentro de ellas, que constituyen en
su conjunto una estructura dinámica de cálculos, devenida en la historia como la
forma de producir mercancías y capital medio de la erogación de cantidades de
trabajo por tiempo bajo las condiciones de la propiedad privada de los medios de
producción, encontramos expuesta la relación funcional de dos factores, el trabajo en
su proceso permanente de abstractización, y el valor, siendo que la visualización del
mismo es la existencia del plusvalor. Es por ello que el valor se constituye en el modo
de producción capitalista, en su estructura ontológica. Es aquella dentro de la cual se
dan las relaciones sociales de producción en las que el trabajo se transfigura en la
forma propia del intercambio, el valor mercantil y es en consecuencia, aquella dentro
de la que se dan las relaciones sociales dentro del capitalismo.
En consecuencia, el capítulo I, al igual que los capítulos II, II y IV, al referirse a
procesos que se realizan en el sistema del intercambio o mercado, dentro de la teoría
contenida en El Capital son la apariencia necesaria, ¿de qué? del otro sistema, el de la
producción. En el mercado sólo encontramos señales y signos de la producción, es
decir, que es, como se ha dicho, donde se eroga el trabajo en forma de trabajo
enajenado o asalariado. En consecuencia, tales teorías: la del valor y la del trabajo
abstractamente humano, para comprenderlas en todo su significado, debemos
subsumir los signos y señales que nos aparecen en el primer capítulo, y en los tres
siguientes en los diecinueve capítulos de la parte de El capital, en que aparece la
microeconomía expuesta por Marx, como se he dicho antes, en 19 capítulos.
Reitero, valor y trabajo abstracto, y por consiguiente, plusvalor no aparece en el
primer capítulo, sino que deben ser construidas (pues ni el valor ni la abstracción del
trabajo son datos en El Capital, son deducidos), realizando la ardua tarea de subsumir
las enunciaciones sobre ellas del primer capítulo, en el resto del Libro.
O, más bien, dado que las dos primeras secciones los capítulos I, II, III y IV, están
referidas a categorías del intercambio (las cuales no son comprensibles desde ellas
mismas sin su integración con las de la producción, y, viceversa, y; aquellas dos
teorías se explican sólo a partir de la exposición de los procesos de la producción de
mercancías y de capital; y, dado que en El Capital, se comienza la exposición desde el
intercambio de mercancías, y puesto que desde ese lugar que es el mercado no es
posible hacer la teoría de los procesos fundantes que se realizan en la producción, que
es producción de mercancías y de capital, entonces, la lectura de las teorías del valor y
del trabajo abstracto, no se puede realizar en los mismos lugares donde se exponen
las formas del intercambio, que para Marx es la presencia fetichizada de la realidad ,
por lo cual, si creemos que es el primer capítulo, el lugar donde están expuestas
dichas teorías, no lograremos hacernos ninguna idea válida de ellas, ni de aquello que
representan. Lo anterior hace referencia al hecho de que El Capital está escrito según
un punto de vista filosófico, cuya matriz se encuentra en la dialéctica hegueliana.
Lo que significa, entre otras cosas, que para Marx, la realidad en su caso la sociedad y
la historia, por una parte; y las formas por medio de las cuales los hombres toman
conciencia de la sociedad y de la historia y de sí mismos en su praxis real e histórica,
se encuentran la realidad y las formas, estructuradas orgánicamente y la objetividad
de la realidad y de las formas consiste en esa estructuración orgánica. Por lo que
requieren ser expuestas dentro de un sistema, que asuma la materia como praxis
sensible, y, no, como cosa.
Esto significa, que abordar la realidad, implica reconocer en ella las formas
mediante las que, el que la aborda, piensa esa realidad, que antes de ser pensada por
él, ya le ha introyectado las formas por medio de las cuales la está pensando.
Lo cual implica un problema, a saber: que es necesario penetrar dentro de los
pensamientos que cubren el mundo que nos rodea, y que nos permiten pensarlo sólo
de manera inmediata, pues la socialización a la que estamos sometidos desde que
nacemos, organiza nuestra conciencia a manera de un especial sentido común
mercantil, que es el que nos permite ser funcionales en el modo de producción
capitalista, a través de la reproducción, precisamente, de los "pensamientos prácticos"
que cubren las cosas y los procesos dentro de los cuales actuamos como individuos,
que formamos parte del modo de producción capitalista. Por otra parte, esas formas
de pensamiento inmediato, originado por la práctica inmediata y automática que
como pensamiento inmediato o de la inmediatez, es el único que puede producir el
sentido común mercantil, y que impide profundizar en la realidad, para así conocerla.
RESOLUCIÓN DE MARX
En el caso de El Capital, resuelve Marx asumiendo radicalmente el citado punto de
vista heredado de Hegel, según el cual, la sociedad y la historia, son conjuntamente
objetivación y resultado de la praxis, y en consecuencia, premisas de praxis siempre
originaria. Donde la praxis es asumida en su doble condición de ser actividad con
sentido, consciente de sí, y, además, proyecto. Pero al mismo tiempo, es una
actividad, cuyo sentido general, social o histórico, escapa a sus autores; es, por un
parte, praxis individual, y como tal, provista del sentido dado por el individuo, pero el
resultado de la praxis de todos los individuos tiene un sentido general, o social o
histórico, por ser un resultado del accionar de todos, que escapa a ellos, por lo que
tienen que realizar el esfuerzo de reconstruir ese sentido.
La incertidumbre sobre el sentido general contenido en la praxis individual, se
resuelve, en el hecho de que toda praxis social es producto de un medium al cual
reproduce y genera, pero al que no conoce ni reconoce como tal. El cual medium es,
por ser tal, una estructura general, que trasciende a los individuos, y que constituye,
precisamente por eso mismo, el "esquema" que origina las formas sociales dentro de
las que los hombres realizan su praxis, y dentro de las cuales inscriben sus fines. En
este sentido, el médium es anterior a la praxis individual.
Esta estructura general, este médium universal, en el capitalismo, se constituye
como resultado de la transformación general de todas las actividades en mercancías, o
paso generalizado del valor de uso al valor de cambio. De allí, que toda praxis
individual o particular o colectiva está inscrita dentro de él.
I. Ontología del capitalismo, centrada en el medium valor
El Capital es parte estructural de la historia de la teoría general del modo de
producción capitalista. Pero, igualmente, El Capital es, Crítica de la economía política,
que fue el subtítulo que le puso Marx.
Es también, al ser la crítica de la economía política, autocrítica del modo de
producción capitalista, cuyo origen era ya, desde comienzos del siglo XIX, crisis de sus
fundamentos, situación que es Marx quien la registra y da cuenta de ello en una
buena parte de su producción literaria, pero sobretodo en El Capital, y que consiste,
entre otras operaciones, en la de conducir los razonamientos de la economía clásica al
fundamento práctico de ese mismo modo de producción, que esa formación teórica no
había puesto al descubierto. Haciendo lo cual, descubre para su conocimiento, tal
fundamento, y en consecuencia, puede partir de él para la reconstrucción del sistema
entero.
ESTRUCTURA OBJETIVA DE LA SUBJETIVIDAD
Existe también, subsumida en El Capital, una teoría de la estructura de la conciencia
de los individuos que realizan su práctica sensible dentro del capitalismo, la cual es
aquella que le organiza las formas de su conciencia práctica, que se presenta como
conciencia inmediata. Esta estructura la he denominado la estructura objetiva de la
subjetividad, que es propia de los individuos, que son los habitantes del modo de
producción capitalista y que tiene como uno de sus modos de expresión, el sentido
común mercantil, sin el cual no se puede dar un paso en el mundo práctico del
capitalismo.
Ésta conciencia práctica generalizada, (que es una estructura general o social),
que se manifiesta a través de las formas exteriores de su comportamiento, es la que
vincula entre sí y sin reservas a los hombres dentro del modo de producción
capitalista, y, por consiguiente, es parte de la realidad de éste, a igual título que
aquellos que llamamos procesos reales o procesos prácticos, por ser, estas formas de la
conciencia práctica, las que lo conectan espontáneamente con ese mundo, porque esa
conexión lo coloca en la situación de asumir su vida social como si fuera un producto
de la naturaleza.
Y existe además por consiguiente, dentro de El Capital, la teoría subyacente de la
existencia de aquel medium, que en tanto tal medium, constituye la estructura cuyas
determinaciones le imprimen su forma a las relaciones sociales.
Marx se propone, por consiguiente registrar, teóricamente, tanto la estructura
objetiva de ese modo de producción, como la estructura objetiva de las formas de
conciencia que lo acompañan, para de esa manera, mediante el conocimiento de
aquellas estructuras, y de estas formas de conciencia, elaborar las estrategias
históricas y políticas, para acelerar la transición del capitalismo, a una sociedad que lo
niegue y supere.
Lo que nos lleva a otro asunto, a saber: dados esos dos objetos: 1.la teoría de la
reproducción objetiva del modo de producción capitalista mediante sus mecanismos
económicos objetivos, y, 2. la teoría de su reproducción en la mente de los que
existen dentro de él; podemos pensar a partir de ellos, los dos objetos en su relación
de constitución recíproca, en ese medium del que estoy hablando. Al cual podemos
definir, como el que le da su forma a la realidad en el modo de producción capitalista,
y que además, le determina sus límites, de tal manera que el disgregarse de los límites
es el disgregarse del modo de producción capitalista.
La segunda forma de la reproducción del modo de producción capitalista es
también registrable como modalidad objetiva esa reproducción en la mente o en la
conciencia, organiza conductas prácticas, reproductoras del mundo objetivo
capitalista, que fue el que le dio origen.
II. TEORÍAS DEL VALOR, O DE LA PRODUCCIÓN EL PLUSVALOR, Y DEL
TRABAJO ABSTRACTO
Me propongo además aportar argumentos para sustentar la idea, de que las teorías
del valor y del trabajo abstracto contenidas en El Capital, no deben leerse en el primer
capítulo del libro, donde habitualmente se buscan, sino que siguiendo su propia lógica
expositiva, y su estructura constructiva, es necesario buscarlas y leerlas, en los
capítulos donde se expone la producción de las mercancías y la auto reproducción del
capital. Tales teorías, dado que exponen estructuras fundantes, y cuya exposición es
vital para la comprensión del modo de producción capitalista, involucran un conjunto
de procesos de tal importancia para su comprensión, que para lograr hacerlas
inteligibles es necesario realizar una reconstrucción de ellas a través de la subsunción
de los enunciados de los cuatro primeros capítulos, que tratan de fenómenos de
mercado (desde donde no son visibles los fenómeno de la producción de las
mercancía y del plusvalor), en aquellos donde se expone la producción del plusvalor y
del capital a través de la producción de mercancías, es decir, desde el Cap. V en
adelante, hasta el final del Libro I.
Trabajo abstracto y medium
Si nosotros comprendemos que las estructuras prácticas e institucionales del trabajo
abstracto (que expone Marx parcialmente a lo largo de los capítulos que van desde el
V hasta el XXIV), transforman toda actividad en mercancía, por lo que vuelven toda
relación social relación de valor, y le confirieren las formas del valor a la estructura
social en su conjunto, a través de su transformación institucional, que le da su
fisonomía capitalista a la realidad en su totalidad; si nosotros comprendemos el
significado estructural e histórico de esos procesos, decíamos, entonces,
comprenderemos también que el valor, por consiguiente, deviene el medium social
por excelencia en el capitalismo.
Por la razón anterior es por lo que las estructuras del trabajo abstracto
constituyen para Marx, el plano fundante del modo de producción capitalista, y, por
lo tanto, el lugar privilegiado de la realidad en el proceso de su conocimiento. Por lo
tanto, cuando para su estudio se parte de la exposición de la praxis social del
mercado, como se hace en El Capital, esas estructuras del trabajo abstracto, son
aquellas a las que se debe acceder, o sea, son el objeto a encontrar, y, entonces vemos,
cómo, al final del Capítulo IV, el terreno al que se accede es al trabajo abstracto o
asalariado, bajo la forma del sub capítulo del capítulo llamado: "Compra venta de
fuerza de trabajo".
OBJETIVACIÓN DEL MEDIUM.
Una de las fuentes de equívocos en las discusiones acerca de El Capital de Karl Marx,
se refiere a la estructura del Primer Libro. Puede decirse que una parte importante
de los desacuerdos que suscita su lectura se debe a una incorrecta comprensión, no
solamente de la estructura del texto, sino más importante aún, al desconocimiento del
hecho de que esa estructura es una parte esencial del propio discurso expuesto.
En el Primer Libro se exponen las dos esferas en las que existe el modo de
producción capitalista, a saber, 1. el mercado y 2. la producción. Se exponen además
las formas en las que se nos objetivan las dos esferas: la primera esfera se nos objetiva
mediante nuestra cotidiana práctica social del intercambio de mercancías, y, la
segunda, se nos objetiva velada, y por lo tanto, no reconocible, por el encubrimiento
en que consiste ese velo, constituido por: a) la categoría salario que paga la
reproducción de la fuerza de trabajo, pero que se nos muestra como el pago el
salario, en términos de equivalencia de la mercancía que recibe el capitalista que es
el trabajo, por el salario que sería su valor de cambio, y, nuevamente las formas de la
producción, velada por b) el beneficio capitalista, que se presenta como la
remuneración al factor capital, y, nuevamente velada por, c. la renta de la tierra, que
remunera a los dueños de ese factor.
El Capital nos proporciona, además, los instrumentos con los cuales esa
constitución del modo de producción capitalista, en sus dos esferas, puede ser
conocida, pues al confrontar las explicaciones de la economía politica con el mundo
real que tratan de explicar, nos muestra las dificultades y las limitaciones de sus
explicaciones, y, junto con esas limitaciones, nos señala las preguntas a través de las
cuales se pueden explorar caminos diferentes profundizando en esas dificultades;
preguntas las cuales se ofrecen a la reflexión como parte del objeto que estamos
conociendo.
La estructura del texto es parte integrante de la exposición, tan esencial a la
misma, como la derivación del plusvalor desde el concepto de la mercancía fuerza de
trabajo.
Decir esto significa afirmar, que El Capital, es un libro cuya lectura requiere
comprender, a través de su estructura, un objeto en el que el lugar del abordaje, que
es la esfera del intercambio, es, solamente, una parte de ese objeto. Con la
particularidad de que la otra parte del objeto, que es la esfera de la producción de
mercancías y del capital, queda velada, como he dicho más arriba, 1. por el carácter
omnipresente de ese lugar desde donde lo aborda Marx, y, 2. por la forma como
aparecen en el terreno de la producción, los factores trabajo, capital y tierra. Por lo
que esa omnipresencia del ámbito que aparece, que es el intercambio o el mercado
mediante su carácter práctico e institucional, vela o encubre los procesos que lo
sostienen desde el punto de vista de su constitución, procesos que no pertenecen a la
apariencia del sistema.
III.
ALGUNOS OBJETOS DEL PRIMER LIBRO.
En consecuencia, objetos parciales del Primer Libro, son: a) el mercado, asumido
como medium (Caps. I al IV); y, b) lo que lo hace ser verdadero medium, es decir,
que su estructura sea reproducida en la mente de los hombres a manera de una
peculiar estructura en sus conciencias, que tiene como resultado, que sus prácticas
sociales sean realizadas y dirigida por una suerte de sentido común mercantil, que es
la reproducción en la conciencia social o colectiva, de aquella estructura antes
nombrada, y;
el conjunto de los procesos por los cuales se produce ese medium omnipresente el
mercado, que es la apariencia necesaria del capitalismo, como forma estructural de la
sociedad. Ese conjunto de procesos no visibles desde el mercado, son las prácticas
sociales básicas dirigidas por la institucionalización de la relación de capital, que es
aquella en la que el capitalista compra trabajo y lo subordina a su mando,
subordinándolo a la lógica de la acumulación de capital, transformando el trabajo en
una de las ramas del capital, es decir, la parte variable del mismo. Esto equivaldría a
decir, que la relación capitalista, genera la constitución de su apariencia necesaria que
es el mercado, como a través del desarrollo del trabajo.
Estos dos objetos, devienen juntos, entonces, algunos de los objetos esenciales
del Libro, que por lo tanto le definen su estructura, explayándose en la multiplicidad
de las formas sociales del valor, como relación básica del capitalismo.
Por lo tanto, la exposición contiene un abordaje definido por la forma del objeto
que se quiere conocer. Por ello, la forma es relevante de manera eminente, a mi
modo de ver.
IV.
TEORIZACIÓN DESDE DENTRO O CRÍTICA INMANENTE: CRISIS DEL MODO DE
PRODUCCIÓN CAPITALISTA
Es necesario leer con la debida atención un texto, que como todo otro producto
teórico es un esfuerzo de síntesis, dirigido a hacer inteligible un proceso objetivo de la
sociedad y de la historia, por lo que es una teoría escrita por así decirlo, desde
dentro de su objeto. En otras palabras, al exponer Marx, con la modalidad de
exposición en que lo hace, al modo de producción capitalista en El Capital, debe
hacerlo teniéndoselas que ver, y enfrentándose, con las mismas categorías y conceptos
que conforman la estructura objetiva de la conciencia del sujeto práctico, contadas
entre ellas, las formas de las prácticas sociales que le prestan su fisonomía como
individuo a ese mismo sujeto o individuo del capitalismo, que fueron las mismas que
en su momento sirvieron para socializar al "individuo" Marx.
Por consiguiente, teniendo que hacer luz, apartando las ideas y las prácticas que
las cubren, sobre esas mismas categorías que luego se organizan en el discurso teórico
de Marx, de manera diferente a como se organizan en primer lugar en el individuo
práctico, y, por consiguiente, en la Economía política clásica.
Teorización "desde dentro" significa, que el objeto a exponer, es resultado de la
práctica social, de tal manera que, siendo el resultado de tal práctica, o su
objetivación, ese objeto está constituido por instituciones cuya clave prácticológica de
constitución, reside en el proceso social, realizado por hombres, al igual de aquel que
lo expone. En él confluye la instancia de la práctica social por ser su resultado, y la de
la teoresis, porque una vez instituido el modo de producción capitalista con todas sus
formas estructurales, la actividad del conocimiento lo tiene como su objeto. Dado que
es el campo de la práctica social, en él realizan sus fines los hombres, fines los cuales,
como se ha dicho más arriba, devienen el sistema institucional, por ej. el mercado, con
todas sus instituciones. Y es también el campo de la teoresis, pues ésta es el
conocimiento de lo que la práctica, que no es ciega sino práctica social dotada de
sentido, actualiza como su resultado.
Esto significa, si lo vemos desde el punto de vista del conocimiento mostrado en
El Capital, que Marx expone, como primer objeto, nuestra práctica social cotidiana,
cuyo movimiento queremos reconstruir para comprender, y comprendiéndola,
encontrar, en segundo lugar, la clave de la constitución del objeto "modo de
producción capitalista", en su totalidad, y de nosotros mismos como "individuos", que
existimos dentro de las condiciones que nos impone dicho modo de producción, y que,
realizando nuestra práctica cotidiana, constituimos y reconstituimos
permanentemente dicho modo de producción a título de alguna de las categorías
económicas que lo conforman, por Ej. bajo la forma de asalariados o de fuerza de
trabajo o bajo la forma de dueños de capital.
V.
MODALIDAD DE LA EXPOSICIÓN DE LA PRÁCTICA SOCIAL Y DE LAS COSAS. LO
INMEDIATO Y LA MEDIACIÓN
Comprender esta perspectiva: que el discurso es interior, o, conocimiento desde
dentro del objeto que se quiere entender y conocimiento de ese objeto, implica
encaminarnos a la comprensión del porqué de la estructura del texto El Capital. El
cual resuelve el asunto de la interioridad del discurso al objeto, al exponer como
medium aquello que se nos presenta como pura objetividad.
La base del capitalismo es el intercambio generalizado de salario por fuerza de
trabajo para producir plusvalor a través de la producción y el consecuente intercambio
de las mercancías.
El primer efecto específico de esa base del capitalismo es que toda actividad
deviene mercancía o trabajo asalariado, el segundo efecto es que todo producto del
trabajo deviene a su vez mercancía pues se produce para el mercado.
En virtud de lo anterior, el valor deviene el medium que le presta la forma y la
fisonomía al conjunto de las demás instituciones del capitalismo. El sistema del
mercado, cuya base sine qua non es la enunciada más arriba, es el sistema básico de
las mediaciones en el capitalismo, en consecuencia, en el caso de la exposición de El
Capital, es el ámbito del abordaje.
Pero la exposición como medium (o pura mediación), de lo que se nos presenta
como lo inmediato (las mercancías, incluída entre ellas la fuerza de trabajo) y siendo
que ese inmediato es lo que le confiere contenido y forma a nuestra práctica social,
que es aquella que intercambia valores de uso como mercancías, sirve, tal
exposición, para, partiendo de ese inmediato aparente, mostrar que lo que así se
presenta la mercancía y el dinero, y el mercado, como estructura que articula, y en la
que se articulan las demás categorías del modo de producción capitalista, es medium
(es decir, no es inmediato). Mostrado esto, mostrar consecuentemente, que aquel que
lee, que se percibe y concibe como un "individuo", que para sí mismo es un inmediato,
que realiza su práctica de intercambiante de mercancías, es también otra mercancía a
igual título que las que intercambia como tales, pues es la mercancía fueza de trabajo.
Y que su calidad de "individuo", "libre intercambiante", es sólo la forma
transfigurada por las relaciones de intercambio, de su condición de vendedor de
fuerza de trabajo. Es decir, que no es una condición originaria, sino otro derivado del
sistema de las relaciones que lo producen como "individuo libre", y cuya libertad
consiste en ser, precisamente, intercambiante de mercancías. Terminando esta
conciencia de hombre libre dentro del capitalismo, siendo, sólo la forma estructural de
toda conciencia que funciona orgánicamente en el capitalismo, siendo, efectivamente,
la forma objetiva de la subjetividad.
Exponer desde el Medium es, en consecuencia, realizar la crítica del modo de
producción capitalista, pues esa forma de exposición, al contener la instancia de la
práctica, permite llegar al plano que funda al sistema, que se fundamenta, justamente,
en una práctica, la del uso del trabajo asalariado.
En consecuencia, lo que faltó a los teóricos de capitalismo antes de Marx, fue
realizar un tipo de abordaje que asumiera el objeto modo de producción capitalista,
no sólo como pura objetividad, sino también y principalmente como práctica, abordaje
que permite pensar la realidad constituida por los hombres, junto con ellos, como los
sujetos activos en la constitución del objeto y de sí mismos. Algo que no les fue dado
realizar, pues su intención no era la de hacer crítica de la economía política sino
exposición positiva de la ciencia.
Pero pensar el objeto como práctica no nos resuelve el problema. Adam Smith en
la Riqueza de las naciones, logró exponer la constitución de la sociedad capitalista, en
clave de práctica social; los cuatro primeros capítulos de La riqueza de las naciones
(exceptuando el II), son un ensayo de exposición genética del capitalismo, en los
cuales, el enfoque práctico tiene notoria importancia (pese a que se puede
perfectamente argumentar que dados los ejemplos, muchos de ellos construidos, es,
más bien, una exposición sistemática con ejemplos para hacerla más comprensible a
un público sin una cultura económica importante, por razones obvias). Por ello que se
puede decir, que su exposición del objeto, no está realizada a plenitud como una
exposición que parte desde dentro, pues no contiene lo esencial para una exposición
de ese tipo, a saber, la estructura de la conciencia expuesta de forma crítica, o sea,
llevada esa estructura hasta las operaciones prácticas que le dan origen, que es con
mucho, la ventaja de Marx sobre toda la tradición de la escuela clásica y
principalmente de la escuela neoclásica, pues esta última, renunció a ello, al
reconocer la estructura del sujeto en clave de pura subjetividad, o, sólo en función de
sus preferencias de consumo.
VI.
ORIGEN DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN LA PRÁCTICA SOCIAL
La relación entre la práctica social y el origen, nacimiento y desarrollo de la ciencia
económica, a partir del siglo XVII, tiene como una de sus claves de inteligibilidad, el
hecho observado por los teóricos de aquel tiempo, de la mayor velocidad en la
producción de la riqueza, y, además, de la diferencia entre la riqueza producida por
el modo de producción capitalista y la forma misma de la riqueza en la sociedad
precapitalista. Este desarrollo, en consecuencia, se origina como reflexión sobre la
práctica social asumida en clave de pura objetividad, como resultado de la cual, se
articuló en la realidad un modo de producir la riqueza en el cual, lo acumulado no era
un tesoro, o unos fundos agrícolas, sino un tipo específico de riqueza: el dinero y los
medios para producirlo que son los medios de producción, que mediante la
producción de objetos para el intercambio, reproducen la cantidad de dinero
introducido en la producción más un incremento, que es lo que le da sentido al
proceso.
Esta forma de producir la riqueza, y acumularla, en el capitalismo, resultaba de
la combinación ponderada de los factores trabajo, tierra y capital, bajo régimen de
propiedad privada de los medios de producción, en sociedades con una generalizada
división social del trabajo que permite también un generalizado intercambio de los
productos de esa división del trabajo. Los factores a combinar fueron objetivados por
el proceso histórico de la acumulación originaria, que consistió en la expropiación de
los medios de producción a los trabajadores directos y de la tierra de los campesinos,
y como consecuencia de todo ello, la formación de la clase obrera y la constitución de
un mercado que no existía antes: el mercado de trabajo, por lo que la producción se
realiza teniendo como su proceso esencial, la compraventa de la fuerza de trabajo,
deviniendo entonces en la protohistoria del capitalismo, la acumulación, acumulación
originaria de capital y acumulación de relaciones capitalistas de producción.
En consecuencia, el proceso de objetivación de las categorías, cumplido durante
el proceso de desarrollo de la ciencia económica, es, por una parte, el desarrollo del
objeto mismo, que a medida que se va desarrollando muestra las categorías que
actúan en su constitución; por otra parte, ese mismo proceso de formación del objeto,
obligó, según Marx, a un esfuerzo de reflexión, que fué precisamente el de la
objetivación en la teoría, de los conceptos y categorías que lo hicieron
progresivamente, cada vez más inteligible en su forma, en su contenido y en su
sentido.
Pero resulta, que esa exposición desde dentro, que significa entender la
objetividad o la cosa la mercancía y el valor y las demás categorías económicas de la
apariencia del modo de producción capitalista como formas del medium valor, no es
una escogencia casual, o exterior al objeto teorizado, sino que es una necesidad
misma de ese objeto que presenta como valor, u objeto material transfigurado en su
inmediación en valor, lo que realmente es un producto mediado por el trabajo.
Por otra parte, el progresivo invadir por parte del modo de producción
capitalista en el proceso de devenir el modo dominante y determinante del proceso
social, de todo el espacio social, es, precisamente, lo que transforma a sus categorías
en formas de un medium, determinante y conformador de la estructura social y de las
formas culturales. Es decir, la estructura del modo de producción capitalista, es tal,
que toda actividad, y todo proceso social, desde aquello aparentemente más alejado
de las transacciones mercantiles, hasta las actividades marcadas en su constitución
por ellas, deviene por necesidad mercancía, quedando subsumidas, precisamente
dentro de esas determinaciones sociales que son las que le dan vigencia.
VII.
TRANSFORMACIÓN DE TODAS LAS ACTIVIDADES SOCIALES EN MERCANCÍAS Y
CONSECUENTE NACIMIENTO DE LA SOCIEDAD CIVIL
Producción generalizada de mercancías, en consecuencia, como lo determinante para
que en la realidad social se constituya un medium social específicamente capitalista,
que es el valor, que cobra autonomía y por lo tanto significación propia.
Marx comprende perfectamente que para poder hacer inteligible el modo de
producción capitalista, es necesario asumir la perspectiva del valor como forma
omnicomprehensiva y omniabarcante, lo que lo vuelve el medium del capitalismo.
2
Pero hay que asumirlo radicalmente y coherentemente .
Esta transformación tiene como uno de sus efectos más importantes en la
constitución del mundo moderno, o sea, en la constitución de un tipo e sociedad,
formada por las actividades de la producción de la riqueza y de su distribución entre
los participantes de esa producción y por otra parte, la institucionalización en poderes
políticos y públicos, de una serie de funciones, que antes pertenecían al todas al
soberano que era el rey; pero que en la sociedad moderna se hallan divididas en tres
poderes, el del gobierno, el de la elaboración de las leyes y el poder que se encarga de
hacer cumplir las leyes, que es el poder judicial.
VIII.
ORIGEN DE LA PERSPECTIVA DEL MEDIUM. G.W.F. HEGEL, A. SMITH
Que Marx teorice dentro, y en consecuencia, desde el valor, asumido como un
medium, es novedoso solamente para quién ha leído El Capital, sin prestar atención a
sus relaciones con la teoría de la mediación de Hegel.
Relaciones que siempre es necesario reconstituir, pues si bien es cierto que con
cada generación se replantea el asunto, el hecho de que las respuestas sean siempre
insuficientes, es la razón por la que sigue siendo un problema abierto a la reflexión.
Por ahora no haré una historia, ni siquiera un recuento de las diferentes
versiones de dicha relación. Lo que en este lugar haré será justificar de manera breve
la mía. Y tal justificación asumirá la forma de una exposición del porqué del
planteamiento del medium.
Hemos dicho que tal planteamiento del medium valor, y desde el medium valor,
es novedoso sólo para quién no conecta El Capital con su matriz dialéctica en la
filosofía de Hegel, sobretodo con textos como Fenomenología del espíritu y la Ciencia
de la lógica, con los que más allá de las críticas, sobretodo al final del primero en el
Saber Absoluto, Marx mantiene una vinculación muy profunda y esencial.
IX.
ESBOZO SUCINTO DE LA TEORÍA DE LA MEDIACIÓN DE G.W.F. HEGEL
La teoría de la mediación de Hegel, muestra, como una estructura esencial de la vida
humana, la presencia de un medio generado precisamente por la actividad
multilateral y omniabarcante del género humano, que es la que lo hace ser humano, y
a la actividad, ser praxis. Ese medio socializa al sujeto, pues es producto de su
omnilateral práctica sensible y de la práctica teorética que la acompaña. Por lo tanto,
también le presta su fisonomía, y le proporciona la interpretación inmediata o
espontánea de la realidad, desde el momento en que la realidad se encuentra
representada en cada época en ese medium, por lo que deviene la apariencia de la
realidad, ante la cual se encuentra ese sujeto, que asume el producto de su praxis
como la pura objetividad, y le busca la verdad más allá de su aparecer,
transformándose esa búsqueda en la búsqueda de la realidad, que se vuelve entonces
el término al que se accede penetrando el mundo que presenta su apariencia como lo
objetivo, y que a primer abordaje era, por ser lo "objetivo", la propia realidad. Ese
medium es entonces, tanto la presencia de la realidad, es decir, su inmediación, como
la interpretación de la misma.
Marx hereda, por otra parte, la concepción de Adam Smith de la mercancía y del
mundo del intercambio, como producto de la razón comunicable, por lo que entonces
es, también para él, lenguaje (puede verse la exposición de los cuatro primeros
capítulos, donde se patentiza el asunto del intercambio como lenguaje, especialmente
las partes 3 y 4 del capítulo I, y también el capítulo II). Es decir, la producción de
mercancías y como consecuencia el intercambio, es una estructura comunicacional.
Por lo tanto, al ser el intercambio una institución social generalizada con carácter de
instrumento de comunicación, contiene un carácter básico de todo medium (del tipo
de los que nos aparecen en la Fenomenología del espíritu), que es, justamente, el de ser
el conjunto de las prácticas que se han vuelto normales, y que sirven de
intermediación de todas las relaciones, que reflexionadas son a su vez premisas
dentro de un ámbito comunicacional, de nuevas prácticas, porque adquieren el
carácter de generalidad que las habilita para ser la interpretación racional de la
realidad, tal y como se nos fue mostrando la realidad en cada época, o sea, ser la
versión racional de la realidad como lo fueron los media, que nos aparecen en la
Fenomenología de Hegel. Es entonces el instrumento por medio del cual la sociedad
comunica y transmite, entre otras cosas, sus necesidades y satisfacciones, por lo que
opera como la fuerza sintética de las sociedades donde impera el modo de producción
3
capitalista .
CONCLUSIÓN PARCIAL
El valor es el medium universal del modo de producción capitalista, en tanto es a
través de él que se opera la síntesis de la sociedad. Lo que significa que todo producto
del trabajo y toda actividad en el capitalismo, representa valor, cuantos determinados
de valor, en virtud de la condición básica anotada más arriba, del intercambio básico
en el capitalismo, es decir, el de fuerza de trabajo por salario, o sea, por capital
variable.
X.
LA MERCANCÍA COMO CÉLULA Y OBJETO COMPLEJO, NO INMEDIATO
Para que un producto pueda existir socialmente, u objetivamente, su causa eficiente,
es decir, el trabajo que lo produjo, debe haber sido a su vez, transformado
previamente en mercancía o valor o categoría económica, y haber sido socialmente
válido y objetivo en virtud de esa transformación.
El objeto mercantil, además, reproduce en sí mismo la estructura social, sus
tensiones y sus contradicciones, en tanto en su valor, transformado en precio, están
contenidas las tres partes que componen la estructura social, como estructura de su
valor, es decir: esta estructura, refleja y reproduce la otra: en su valor se encuentran
contenidos, en proporciones diferentes y previamente determinadas y ponderados, el
salario de los obreros, la renta de los dueños de la tierra, y el beneficio de los dueños
del capital; lo que vuelve la mercancía el objeto celular del modo de producción
capitalista, con una estructura compleja, no inteligible inmediatamente.
Por lo que la mercancía es, no solamente un objeto inmediato, una cosa de la
que nos servimos, sino que, al mismo tiempo, es un universal concreto, un abstracto
concreto; no sólo un inmediato de nuestra práctica, sino también mediado, su
4
estructura refleja, en forma de partes componentes de su valor, la estructura social .
En consecuencia, el objeto mercantil, que es valor, es, no solamente producto
mediado que se presenta como inmediato en la práctica, sino que, también es, el
objeto típico del capitalismo, el único con validez y objetividad social. Por lo que su
contenido el valor, deviene el medium social. El valor es en consecuencia, el
universal abstracto, cuya objetividad es sólo social, y es el contenido de toda práctica
social con sentido capitalista, y, por lo mismo, el medio que define toda actividad,
toda práctica, toda cosa y objeto, y toda objetividad, como capitalistas.
Decir lo anterior puede levantar sorpresas y sospechas, sobretodo en una época
como la nuestra en la se prefieren afirmaciones de estricta epistemología positivista,
cuando se habla de filosofía, tanto más si el objeto de la reflexión es un cuerpo
teórico, de crítica de la economía, como es el caso de El Capital de Marx.
XI.
ALGUNOS DE LOS SENTIDOS DE EL CAPITAL
Sería necesario decir al menos dos cosas. La primera es que en el presente ensayo, se
pretende reconstruir la lógica de El Capital, desde dentro del texto mismo. En
segundo lugar, que haciendo lo anterior, se volvió necesario construir el criterio de
lectura objeto del presente trabajo, según el cual, Marx es un pensador del sistema
capitalista, y no solamente un pensador de la transición del modo de producción
capitalista a una sociedad en cuya racionalidad, quede superada la estructura del
5
valor .
Lo que significa también, que la condición para producir la negación concreta
del capitalismo, es su profundo conocimiento. Marx es tal vez el pensador que pensó
con más profundidad la estructura y el sentido del modo de producción capitalista. Es
por ello por lo que El Capital, y sus demás obras, son una fuente esencial para la
comprensión del objeto. Pues desde su obra principal es posible pensarlo como
totalidad estructurada, en primer lugar, y como devenir histórico, en segundo
término, pues existen en El Capital, los fundamentos para pensar la temporalidad del
modo de producción capitalista, como temporalidad del valor.
Espero exponer este último tema en el futuro, pues creo que es una de las tareas
más importantes que se pueden proponer desde la obra esencial de Marx.
XII.
LA PERSPECTIVA HEREDADA. HEGEL
En la perspectiva heredada por Marx de Hegel la realidad aparece a través de la
mediación de una estructura, cuyo origen y contenido es la praxis y cuya forma
inteligible para cada época, deviene "figura" teorética, que es la que asume esa praxis
histórica. Por lo que se vuelve el medium en que aparece la realidad cuya reflexión
consciente y racionalización es la teoría que determina el contenido, los límites de la
praxis, y sus posibilidades de superación en la razón y en nuevas praxis, siempre
reflejadas en la teoresis, que es el “lugar” donde son inteligibles tales praxis generales
o sociales.
Por esta razón, en la Fenomenología del Espíritu de Hegel, cada figura del
espíritu, es tal por ser el medium dentro del cual se plantean, y en el mismo acto, es,
por eso mismo, la fuente de los problemas de la práctica y los problemas teoréticos.
Lo que equivale a decir que la praxis y la teoresis se constituyen de manera
recíproca, por lo que no son dos aspectos de un mismo problema sino que son en su
relación, el contenido (la praxis, preinformada de teoresis) y la forma (la teoresis,
que lleva a la praxis) de toda realidad: praxis preinformada o predeterminada, por la
"figura mental y práctica" que ha asumido el medium; teoresis, que es tal, por ser el
reconocimiento de la "forma" en la figura de la realidad o del ser que ha asumido la
6
actividad, o praxis constitutora de la realidad .
De donde surgen, como consecuencia, el mundo objetivo y su correspondiente
mundo teorético (que se procesa dentro de las relaciones del sujeto consigo mismo, en
su relación con la objetividad, por él construida), en atención a la constitución y
definición de la realidad, que es producida por la práctica con sentido.
Pero la realidad, que se constituye para la experiencia humana en praxis y
teoresis en el mismo proceso, se presenta a manera de figuras, es decir, como formas
o representaciones, estables, que en cada época, son el medium dentro del que se
7
realiza la experiencia humana .
En el capitalismo, al devenir todas las actividades objetos de intercambio o
mercancías, lo que las intermedia es el valor. Superar aquella relación ya enunciada
de intercambio de fuerza de trabajo por salario, que genera que los productos del
trabajo devengan valores, es superar las estructuras constitutivas del capitalismo, que
son las que le dan su fisonomía a la sociedad.
Para Marx la sociedad que se estructura mediante las relaciones de valor, es
una forma histórica de sociedad, y es, justamente por eso, acotada en el tiempo. Los
primeros intentos para superar esa estructura, no han terminado de manera feliz.
Quedan algunos aún, que esperamos que puedan sobrevivir en esta situación
mundial, cada vez más amenazante para toda opción diferente del capitalismo en su
8
versión imperialista anglonorteamericana y neoclásica en la teoría. .
Estas son algunas de las razones para haber asumido la perspectiva según la
cual, el valor es el medium por excelencia en el modo de producción capitalista, pues
es dentro de él que se realiza la experiencia o la práctica social. El Capital está escrito
desde dentro de ese medium; procede de la siguiente manera: comienza el abordaje
que lleva al que lee desde el análisis de la práctica mercantil hasta llegar a su
desciframiento, y, mostrando que está escrito en lenguaje cifrado, le dá, a las cifras
que componen la apariencia, el sentido que nos lleva a comprender de dónde
proviene su carácter de apariencia y de qué es apariencia.
XIII.
EXPOSICIÓN DEL OBJETO PARTIENDO DESDE DENTRO DE ÉL
En El Capital, el medium valor está expuesto desde dentro, por lo que se vuelve
necesario dar razón de su estructura objetiva en su calidad de aquello que media
todas las relaciones; pero esa estructura objetiva que es el valor, es tal sólo si se ha
vuelto la forma de la estructura objetiva de la conciencia del sujeto para el cual ese
medium es la objetividad, que como tal, está poblada de objetos que para él cuentan
como lo inmediato real. Inmediato real el cual es el lugar de partida de su
comprensión desde el mismo momento en que es aquel en que realiza su práctica
social.
Pero la práctica social en ese medium significa, para ese individuo del que
hablamos, que antes de poder reflexionar sobre aquel, la forma objetiva de su
conciencia, estructurada según las formas del valor, como dijimos más arriba, le
determinan su aproximación al mundo real, de tal manera, que lo que más tarde será
para él el objeto de su conocimiento, son esas categorías en forma de cosas, y esas
relaciones que se actualizan en cosas, que manipula cotidianamente, y que por lo
tanto asume de una manera acrítica, porque son las que lo han constituído como un
específico sujeto histórico: aquel que intercambia e iguala objetos heterogéneos como
valores y no se pregunta la razón por la que dos objetos disímiles son iguales como
valores en una institución omnipresente pero indefinible como lugar en el espacio,
que es el mercado; o sea, es ese sujeto que está estructurado para realizar su práctica
y ser funcional, dentro del modo de producción capitalista, siendo esa la forma
objetiva de su subjetividad y la de todo individuo existente en el capitalismo.
Para decirlo en otras palabras, aquel que asume ingenuamente como
objetividad, lo que se le presenta como objetovalor, sin advertir que ese objeto así
presentado, es el resultado de un proceso social complejo, cuyo sentido no le es
manifiesto; o, que asume el objeto valor sin preguntarse la razón por la que un objeto
producido por el trabajo se vuelve valor y esa es la condición de su vigencia social.
Diferenciación de la Economía Clásica.
Al asumir Marx tal perspectiva, debe plantear el problema de la inteligibilidad
del modo de producción capitalista, y, en primer lugar de la relación de valor, de
forma diferente a como había sido realizada por la economía política clásica. En
primer lugar, al hablar de los procesos objetivos sociales, debe hablar al mismo
tiempo del sujeto para el cual esos son procesos sociales objetivos, y debe por
consiguiente, registrar dentro de las categorías, las formas objetivas de la sociedad
mediante las cuales esos procesos son procesos objetivos, realizados por sujetos que
han intervenido en su realización como sujetos prácticos conscientes de los mismos, y
vuelto objetividad el resultado de su acción; pero, en segundo término, tiene Marx
que mostrar también, que esos sujetos han obrado sin tener conciencia de las
transformaciones estructurales acaecidas en la sociedad, para dar como resultado que
tal objetividad tenga para él la forma valor, y que se le presenten las mercancías como
tales objetividades vigentes en tanto valores (transformaciones estructurales que se
han realizado en las historia, pero que han dejado conformado un modo de
producción, que es el capitalista). O sea, tiene que mostrar que esa objetividad es sólo
la forma en que se muestra, como objeto, la actividad social formadora: el trabajo;
pero que la forma en que el trabajo se representa, o se vuelve objetividad capitalista:
como valor, es su forma necesaria en el modo de producción capitalista, y por lo
tanto, es su apariencia. Pero que esa es la razón que la apariencia es una forma
necesaria, por lo que exposición ha de partir desde dentro del objeto valor, y en ese
objeto, encontrar las formas organizadoras de la conciencia, que hacen de cada sujeto
un "individuo libre" en sus funciones de intercambiante, o sea, tienen que mostrarse
las formas de conciencia con las que los individuos actúan. Además mostrar las formas
mediante las cuales los individuos son expropiados y separados de aquello que los
constituye y conforma como seres humanos, o sea, del trabajo, y que, en, y a través de
los mismos procesos, son expropiados no sólo de su subjetividad que deja de tener
consistencia, sino también de una parte de lo que han producido mediante el trabajo,
parte que se les coloca como un poder extraño frente a ellos, y que es aquella que les
determina precisamente su condición de asalariados.
De no haber Marx realizado estas operaciones, habría asumido su objeto como lo
hace la economía clásica, como cosa u objeto exterior. En ese mismo proceso debe
mostrar asimismo, que esa transformación del trabajo en valor, es devenida
históricamente, o sea debe mostrar su génesis para así mostrar su regla da
constitución y su tendencia, y su acotación histórica.
Sociedad capitalista: organizada sin residuos para producir plusvalor
La sociedad capitalista se organiza sin residuos en función de la producción de
mercancías, por esa razón, el valor se instaura como el mediador social, y como tal
mediador social, el valor se instaura también en las formas que organizan la mente de
los individuos que viven en el capitalismo, y si queremos entender, es necesario
asumir ese hecho con todas las consecuencias que entraña.
Podría decirse que la economía clásica trató su objeto prescindiendo de ese
punto de vista esencial para la comprensión. Lo refleja en la forma de su abordaje. Lo
aborda como objeto exterior o como empiria: la mercancía y su intercambio, lo que
también es objeto interior o forma objetiva de la conciencia, en la misma medida en
que es objeto exterior. Este abordaje tiene su razón de ser en el hecho de que el objeto
que se quiere conocer, el modo de producción capitalista en su totalidad, ha devenido
proceso objetivo con su propia legalidad, y abarca todo el sistema social y por lo
tanto, ha cobrado autonomía, y, siendo esa circunstancia: relaciones sociales con
legalidad autonomizada y automatizada, la que posibilita su conocimiento, al mismo
tiempo opera como un velo que impide descubrir en él su génesis, pues se presenta
bajo la forma de la cosa exterior o de la realidad.
La economía política clásica expone del modo de producción capitalista la
relación entre la producción y el mercado. Pero asume esa relación vista desde el
intercambio, que es lo que se le presenta como cosa, como cosas en movimiento, y
como enigma. Trata de resolver el problema de los precios, que registran un
comportamiento móvil o variable, y enigmático, tanto en sus fluctuaciones, como en
qué es lo que fluctúa cuando fluctúan los precios de las mercancías, o sea, enigmático
en tanto que el valor (que se representa en los precios), no tiene una objetividad
imputable al cuerpo físico de las mercancías, por lo que la pregunta por el valor,
propia de la economía clásica comenzando por William Petty, marca también la
dirección que tomó el programa de la economía clásica y le determina los términos de
su despeje, que finalmente fue la de relacionar el valor con el trabajo. La economía
clásica tiene otro problema que es el de despejar las condiciones de la distribución
como distribución del producto entre las clases que tienen derecho a él. También en
este problema procede según la lógica del fenómeno en su apariencia: determinar en
términos de derecho de propiedad del factor el derecho al producto. No existe proceso
genealógico alguno que guíe para entender los procesos constitutivos de los social, y
de allí, mostrar las prácticas que dan origen a ese derecho de propiedad de los
factores y por lo tanto, también sobre el producto.
Otro de los muchos problemas que se plantea la economía clásica es el referente
a la racionalidad del capitalismo, y a la del individuo capitalista, y son nuevamente
Adam Smith y David Ricardo los que llegaron más al fondo del asunto.
El acceso a la producción, en la economía clásica, tiene como una de sus
funciones la de completar, o cerrar, el circuito económico, mostrando aquella esfera
donde se produce el valor que luego se transa en el mercado, que es la otra esfera del
sistema. O sea, mostrar que la producción que tiene como punto de partida la
combinación ponderada de los factores tierra, trabajo y capital que realiza el dueño
del capital, siendo el lugar donde se produce el valor, es lo que determina, en el nivel
macroeconómico, las tres clases de ingresos de la sociedad, que corresponden a las
tres clases sociales, clases que son tales por estar compuestas de los dueños de los
factores tierra, trabajo y capital. Mostrar también que si es cierto que es en la
producción donde se produce el valor que se transa en el mercado, es en este último
ámbito donde se forman las reglas de los equilibrios económicos, a saber, los tipos de
uso de los factores, que son los que organizan la racionalidad del sistema y los que
determinan los precios.
Sus más grandes representantes, sin embargo, buscaron ir más allá de la
inteligibilidad de la pura apariencia y, en los casos de A. Smith y de D. Ricardo sus
investigaciones los llevaron más allá del abordaje empírico y justificatorio del
capitalismo, y elaboraron muchos de los supuestos necesarios para la crítica posterior
(sobretodo la conexión esencial entre el trabajo y el valor, aunque bajo exposiciones
diferentes y el referir la distribución a la estructura de clases en el capitalismo), pero
es necesario decir también, que la intencionalidad que los llevó no fue la de la
acotación histórica del modo de producción capitalista. En consecuencia tampoco
pudieron, haciendo la teoría del capitalismo, exponer sistemáticamente, y derivar de
sus explicaciones, el tipo de sujeto que existe en el capitalismo, sino más bien, como
en el caso de Smith, colocar al intercambiante como el origen, el fundamento y la
causa, de aquello de lo que ese individuo intercambiante, es el resultado, o sea, del
capitalismo.
OBJETO DE LA EXPOSICIÓN DE EL CAPITAL Y SU ESTRUCTURA.
El objeto de la exposición de El Capital consiste, por lo tanto, en la estructura
que se compone de,
a) un medium omnipresente, que es el valor, objetivado como mercado, con todas sus
formas estructurales, o categorías;
b) la actividad formadora, la cual, existe siempre como resultado del medium, es
decir, como mercancía o trabajo abstracto o trabajo asalariado, que se objetiva como
función específica en la producción, o sea, en su uso, es decir, como valor de uso del
capital y;
c) las prácticas específicas por medio de las cuales los individuos toman conciencia de
sí mismos y del mundo históricosocial. Dentro de esas prácticas se encuentra la
práctica del conocimiento. Estas prácticas están representadas en el Libro,
esencialmente, por las teorías que se han encargado de explicar el sistema capitalista,
entre ellas, de modo eminente, las de la economía politica clásica, el mercantilismo y
la fisiocracia.
Si esquematizamos nos encontramos con lo siguiente: un medio y dos extremos, en
sus complejas relaciones. El medio lo hemos estado mostrando de variadas maneras;
el primer extremo es la actividad formadora o el trabajo, que es el contenido, y es
aquel en virtud de cuyo uso específico capitalista se produce el medium, que es su
representación, pero de manera inmediata, en la práctica social cotidiana, no se
reconoce esta conexión; el segundo extremo es el pensamiento de todos aquellos que
producen con su actividad el medio o la apariencia, o sea, toda la sociedad; pero esa
sociedad que se autoreproduce con su trabajo, en su modalidad de teoría de su objeto,
nos aparece en el Libro, como las teorías de la economía que Marx contrasta con ese
objeto, y, en consecuencia, combate, o acepta y/o corrige, .
Como hemos dicho más arriba, el pensamiento que constituye el otro extremo, es, en
sentido estricto, el pensamiento teórico, originado en la vida práctica, y que cuando se
vuelve teoría, es representación, depurada y formalizada, de la vida práctica, en
consecuencia, de algun grupo definido y más o menos coherente, de prácticas
productivas, que encuentran su explicación en las teorías, por lo que éstas son
representación parcial, pero pretenden siempre representar el sistema en su totalidad.
La anterior estructura compleja es la que está desplegada en El Capital.
La práctica del pensamiento
Esta logra descubrir que el valor, que se fenomeniza en el intercambio o
medium, como dinero, es apariencia necesaria; que la actividad formadora que es el
trabajo devenido mercancía y, en consecuencia, valor de uso del capital, es el
contenido que se muestra como valor, siendo éste su apariencia necesaria; que los
comportamientos de los hombres, como individuos o intercambiantes o poseedores de
mercancías, son el resultado de la preformación que el capitalismo produce en sus
mentes, por lo tanto, ese comportamiento es el resultado, a partir de la instauración
como formas en la mente de los hombres, de los modelos prácticos por medio de los
cuales se insertan en la vida social, a título de poseedores de mercancías.
El conocimiento resultante, es teoría de las condiciones históricogenéticas y
estructurales en que se da la transformación de la actividad formadora o trabajo, en
mercancía fuerza de trabajo, entendiéndola como causa permanente de la propiedad
privada de los medios de producción y, por lo tanto, de la acumulación de capital, y,
en consecuencia, es también conocimiento de la relación de poder en medio de la cual
se produce la relación del trabajo asalariado, y por lo tanto del carácter político y de
poder, de la explotación del trabajo.
Y esta operación es la que devela la fuente de la acumulación capitalista, que es
el trabajo asalariado, y por lo tanto muestra, de donde proviene el poder de compra
permanente de fuerza de trabajo por parte de los dueños de los medios de
producción.
Se entiende que la operación desde dentro que realiza Marx, no solamente logra
reconocer la existencia del valor como un medium, sino que también logra poner en
evidencia, en la teoría, las condiciones reales para que el valor sea tal medium,
logrando penetrar a través de él, y encontrar su génesis en la transformación
permanente del trabajo en mercancía fuerza de trabajo o trabajo asalariado, que es lo
que permite que todo producto social se transforme en valor.
En consecuencia la operación teórica de Marx logra autoacotarse históricamente,
al determinar como su objeto ser teoría o autoconocimiento del modo de producción
capitalista, pues le reconoce su acotación temporal; al reconocerse a sí misma como
resultado crítico en el reconocimiento que hace, en la historia precedente de la
economía política clásica, de las prácticas sociales que originaron ese cuerpo
científico, y en consecuencia, tomar distancia, y por lo tanto, evaluarla en sus
posibilidades explicativas y en sus dificultades.
Forma de operar.
La forma de operar Marx en las dos primeras secciones de EL Capital, es la del
desmontaje de las categorías y conceptos que articulan la apariencia del modo de
producción capitalista, para a manera de desciframiento o decodificación, leer en
ellas contenidos que no son manifiestos a la práctica social acrítica.
Esta operación consiste en tomar el objeto de la práctica social las categorías
económicas, que han sido objetivadas ya por la economía política clásica, y someter a
contrastación con su objeto (al que tratan de explicar), lo que de él dicen, y, mostrar
aquellas prácticas que les han dado origen, mostrando lo cual, les muestra su carácter
de ser conocimiento incompleto o parcial de su objeto, por no haber roto, justamente,
ese medium o lugar del abordaje, del cual han sido solamente el reconocimiento
fenomenológico parcial. O bien, denunciar lo tendencialmente inadecuado de su
potencial cognoscitivo, en virtud de ser la apología de una de las prácticas esenciales
9
del modo de producción capitalista .
Pero realizando Marx este procedimiento, contemporáneamente realiza otro:
dado que aquello que está sometiendo a desestructuración son las categorías que en
general sustentan, por ser sus conductos, la práctica social, somete también a crítica la
estructuración del sujeto que realiza la práctica social, que al mismo tiempo que lee
como proceso objetivo el medium valor, se reconoce a sí mismo como estructurado en
su conciencia práctica, como intercambiante de marcancías, para quién los procesos
que realiza cotidianamente, son realizados ingenuamente por ser la forma normal de
ser de su realidad.
Dicho lo anterior, podemos ahora afirmar que esa estructura mediadora es
además una estructura orgánica. Lo que significa, que involucra toda la sociedad en su
conjunto, y organiza y articula todas las práctica sociales, de manera que éstas
adquieren la forma dada por ella.
Así, la producción está mediada por el valor en tanto para organizarla es
necesaria la realización de una serie de actos estructurados sistemáticamente, los
cuales son actos o relaciones de valor, sin los cuales no es posible realizar la
producción pues son su presupuesto, por ej., la compra de los medios de producción,
de las materias primas, etc., además de la compra de la fuerza de trabajo, que será lo
que habrá de combinar los otros factores productivos.
Mediada la producción en esa forma por el valor, el proceso de producción se
organiza como el resultado de un plan que tiene como único fin reproducir el cuanto
de valor introducido en la producción, más un excedente que es lo que le da origen al
modo de producción, y es al mismo tiempo su finalidad.
Pero la estructura del valor como un medium se vuelve manifiesta en las
relaciones que sintetizan la sociedad en su aspecto más aparente, o sea, en los
fenómenos del mercado. Allí, la relación social es conformada según la forma valor,
pues es donde todo el resultado de la producción, deviene mercancía.
En ese espacio virtual, creado precisamente por las relaciones de
compraventa, devienen mercancías, no solamente los objetos producidos en las
fábricas, sino todo objeto social, que para entrar en esa esfera y tener vigencia social,
debe ser intercambiado como mercancía.
Eso es lo que vuelve al valor un medium, pues es lo que media todas las
relaciones dentro de la sociedad. Pero ser el medium significa que el valor es una
estructura compleja. No reduciéndose a las puras relaciones de intercambio, pues im
plica su origen y todas las transformaciones en las cuales el valor se vuelve fenómeno,
y en consecuencia, todas las relaciones sociales en las cuales esas transformaciones
tienen lugar.
OBJETIVACIÓN DEL VALOR
En el primer Libro de El Capital, el valor es objetivado en sus categorías
esenciales en los cuatro primeros capítulos. Pero la intencionalidad de esa
objetivación no es la neutral descripción de procesos objetivos independientes e
indiferentes del sujeto que los conoce. Esa mostración en su objetividad tiene como fin
una serie de propósitos enmarcados dentro de la estrategia de conocimiento global de
la sociedad capitalista; y, al mismo tiempo, partiendo de ese conocimiento, producir
las posibilidades de su superación revolucionaria.
Lo que hemos querido decir hasta ahora es que, el comienzo del texto y la
modalidad del abordaje de su objeto con el análisis de la mercancía y de la relación
de valor, del dinero en su génesis y las estructuras sociales donde esas categorías
tienen vigencia: el mercado como proceso de intercambio y las transformaciones que
se suceden dentro de él, marcan el objeto de la exposición con una intención que no
encontramos sino en una exposición cuyo fin es, desestructurar para quien lee, lo que
se encuentra estructurado y agregado en la práctica social, y que ha devenido el
origen de la estructura objetiva de su conciencia, por lo que entonces, desestructurar
también su conciencia.
Ello justamente porque lo que Marx va diciendo en esos cuatro primeros
capítulos, lleva a mostrar que, a) la inteligibilidad de la relación de valor, no se
encuentra en ella misma, cualquiera que sea el significado que se le quiera dar a la
palabra "inteligibilidad"; b) que el valor es una representación, en consecuencia, debe
ser encontrado aquello de lo que es representación; c) que lo representado en el valor
es el trabajo, y que la Economía Clásica había descubierto ese hecho, pero; d) no
había formulado la pregunta fundamental, es decir, ¿Porqué ese contenido adquiere,
en un momento del desarrollo de la historia de la sociedad la forma valor?
Responder esta última pregunta, lleva a, 1) asumir como objeto del abordaje,
el trabajo transformado ya en valor; o sea, a asumir la objetividad social en su forma
ya constituída de apariencia necesaria. Esa forma es la del valor, como ya hemos
dicho que se presenta como estructura omniabarcante de lo social; 2) contrastar las
teorías de la economía clásica con esa estructura o medium y con las prácticas sociales
que le dan origen; 3) encontrar en las teorías las aporías que las imposibilitan para
explicar, y haciendo eso, exponer aquellas explicaciones que resisten la contrastación;
4) revelando las aporías Marx reconstruye la historia del conocimiento científico del
objeto económico, en tanto desarrollo que ha tenido lugar como un esfuerzo para
penetrar a través del medium valor, y desentrañar su secreto, que es encontrar su
contenido y situarlo en el trabajo y con ello despejar su condición enigmática; 5) sin
embargo, también en ese caso Marx va más lejos: pues su pregunta va dirigida a
comprender la razón por la que el contenido trabajo, adquiere la forma valor cuando
la producción es capitalista; 6) es la respuesta a esta última pregunta lo que en
consecuencia funda todas las respuestas del primer Libro de El Capital; 7) en
consecuencia, si Marx parte de lo que aparece como lo inmediato: el intercambio o
mercado, que llamamos el medium, es para penetrar a través de él y llegar al lugar
donde eso que aparece como lo inmediato se produce.
Desestructuración de lo inmediato.
El Capital, comienza la exposición desde la relación de valor, que es
inmediata en tanto objeto de la práctica social "normal". Desde ella progresa la
desestructuración. Para hacerlo tiene que contar con las teorías que la han pensado
(que son el objeto teórico a contrastar, como hemos dicho anteriormente), y debe
mostrar su condición aporética, contrastándolas o falsándolas, y debe mostrar
también, qué es lo que conocen del objeto, la modalidad de su abordaje, y sus
limitaciones.
Lo sometido a desestructuración, que es la relación de valor y lo que está
implicado en ella: el intercambio, el dinero, la transformación del dinero en capital,
son objetividades, procesos reales objetivos; pero esos procesos reales y objetivos
construyen la representación de la realidad en la mente del sujeto actuante en las
sociedades donde domina el modo de producción capitalista, y lo hacen a través del
proceso de socialización. La representación de la que se habla es, en consecuencia,
representación del modo de producción capitalista en la mente de los individuos, pero
representación resultante de la práctica social acrítica, que no se hace la pregunta por
el sentido ni por la estructura interna del objeto representado.
Esa razón es aquella por la que el valor es, no solamente un proceso objetivo:
es la forma del proceso social. Sino que también es también un proceso práctico
sensible, o entre sujetos prácticos (recordar la primera de las Tesis sobre Feurbach).
Deviene medium, porque es una manipulación de objetos productos del trabajo, en los
que su ser productos del trabajo, se vuelve objetividad social como valores, que es la
forma de la práctica social en el capitalismo. Y su devenir medium se refiere al hecho
de que el objeto mercantil que se presenta como lo inmediato, es producto de una
serie de procesos y transformaciones sociales cuya especificidad nos lo presenta como
inmediato u objeto, mientras que en realidad no puede llegar a ser, sin las
mediaciones prácticas de los individuos que lo producen. Pero esta es sólo la cara
"objetiva" del medium, pues si nos referimos al otro aspecto, medium también es la
estructura de la práctica sensible, que en tanto tal está íntimamente relacionada con
la definición del sujeto que existe como "individuo", es decir, como propietario
privado, bién sea de capital o de fuerza de trabajo.
RUPTURA DEL MEDIUM CON SU GÉNESIS
Dentro de las mediaciones se encuentra también aquella por la cual aparece
el valor como fenómeno generalizado de la sociedad, desligado de sus condiciones
genéticas en la propiedad privada de los medios de producción, por lo que al final, los
objetos mercantiles y sus procesos interconectados, se muestran, o se presentan, como
objetos donde reside el poder social, y, el individuo, se vuelve en relación a él, un
predicado, siendo que aquel lo es de éste. Es decir, el mundo de la realidad social, que
ha sido construido por el hombre mediante su práctica, al presentársele como
mercancía, se vuelve poder exterior; y esto sucede, porque los procesos sociales
centrados en el intercambio de mercancías, cuyo sentido es reproducir el valor
mediante el uso del trabajo asalariado en medios de producción privados, han cortado
la condición genética de la objetividad social para el sujeto práctico que es el que la
ha producido.
Es por ello por lo que la condición para su inteligibilidad es la de ser
reconocido como aquello que media todas las relaciones dentro del capitalismo, que
es forma de la objetividad social instalada dentro de las mentes de los individuos que
existen en el capitalismo y entonces, a través del proceso del conocimiento teórico,
desestructurar en la mente del individuo la opacidad de la apariencia que se presenta
como lo inmediato, y mostrar claramente las conexiones que hacen del objeto
producido transfigurado en valor, ese poder exterior, con lo que después de tal
conocimiento no es ya ese poder exterior.
Esta forma de tratar el modo de producción capitalista, es lo que permite el
acceso a él, con la necesidad del reconocimiento de que el mercado, es una estructura
que ha cortado, para la práctica social dentro de la cual el sujeto esta comprometido,
su relación constitutiva con las prácticas sociales que lo producen.
FETICHISMO DE LA MERCANCÍA Y MEDUIM
Resulta evidente ahora, que lo que estamos llamando medium está
íntimamente ligado a lo que Marx trata en la parte titulada: "El fetichismo de la
mercancía y su secreto". Se podría preguntar la razón de tal denominación para algo
que ya tiene nombre en El Capital. La respuesta sería que el fetichismo de la
mercancía, en El Capital, es solamente un punto en el primer capitulo. Es según
muchos de los intérpretes una brillante generalización de lo contenido en el primer
capítulo. Sin embargo, creemos que en El Capital, el fetichismo, es una estructura
fundante, y creemos también que para Marx lo es así. La estructura misma del Libro lo
manifiesta desde el momento en que sus primeros cuatro capítulos están situados en
esa estructura fetichizada, y el procedimiento que se sigue en ellos estando situado
dentro de ella es el de desmontarla, disolverla y consecuentemente profundizar en las
funciones de la práctica social que la constituyen.
OBJETO DEL PRIMER CAPÍTULO
La siguiente pregunta se refiere a qué es lo que hace Marx es el primer
capítulo. Por ahora responderemos parcialmente: Marx, en ese primer capítulo busca
la inteligibilidad de la relación de valor, pero buscándola, al mismo tiempo nos da
guías para conducirnos fuera de esa relación, y acceder a otro aspecto de la sociedad,
donde encontramos otras prácticas, originarias con relación a las del intercambio, que
son las que dándole origen, les confieren su inteligiblidad.
Pero reconocer esas prácticas originarias, es reconocer nuestras propias
prácticas sociales, que son las que progresivamente se van mostrando como las
responsables de la existencia de ese mundo fetichizado u objetividad, desconectado de
su génesis.
DESTRUCCIÓN DE LA FETICHIZACIÓN DEL MUNDO DE LA OBJETIVIDAD
Lo que nos resulta importante en sumo grado es el hecho de que ese proceso
es parte de la construcción del objeto: para construirlo es necesario destruirlo como
inmediatez u objetividad fetichizada. Y destruirlo es lo que realiza Marx en los
primeros cuatro capítulos. Lo destruido es, en ese proceso, la objetividad del valor
como proceso natural. Pero con tal proceso quedan destruidas las teorías que lo
piensan precisamente como objetividad natural. Y junto con ellas, las formas de
conciencia que lo asumen acríticamente (que eran el fundamento en la práctica, de
aquellas teorías), es decir, la práctica que lo asume como la forma natural de ser de la
realidad.
Ahora nos preguntamos, ¿Donde se ha destruido el valor como inmediatez u
objetividad fetichizada? Se ha destruido en el único lugar donde puede destruirse
como inmediatez u objetividad fetichizada: En la estructura objetiva de la
subjetividad, o en otras palabras, en aquella parte de la mente que es responsable de
la representación de la propia práctica social del lector de El Capital, porque es
aquella construida según la dinámica social que está hecha de relaciones de
intercambio o de valor; ese es el único lugar donde existe lo inmediato y lo objetivo
como estructuras para definir la representación de la práctica. No estamos afirmando
por absurdo, que para Marx la superación de la estructura del valor se deba realizar
en la representación de la práctica. Estamos diciendo que para Marx, el requisito sin el
cual no se da la superación práctica o en la realidad de la estructura del valor, es su
conocimiento, no sólo como objetividad, sino también como estructura objetiva de la
conciencia del individuo, o, de ese sujeto para el cual, el valor mercantil cuenta como
lo objetivo o inmediato, y tiene su conciencia estructurada para realizar una práctica
acrítica en ese campo de experiencia social, que por esa misma razón es el medium en
el que vive y al que cree la forma normal de ser la sociedad.
La destrucción de la inmediatez u objetividad fetichizada significa, al mismo
tiempo, la crítica del abordaje puramente fenomenológico cuando se trata de la
economía, pues ese abordaje, al limitarse a lo inmediato u objetividad, asumido
inocentemente o acríticamente, no hace más que encontrar la lógica de lo que se
presenta, es decir, su lógica aparente, pues no advierte, que esa presencia muestra, a
través de un análisis atento de las propias aporías contenidas en las teorías y en la
misma apariencia, los motivos para continuar la búsqueda, más allá de ese inmediato.
Esto último fue, precisamente, lo que hicieron algunos de los teóricos más importantes
como W. Petty, A. Smith y D. Ricardo, quienes no se contentaron con un abordaje
puramente fenomenológico, e hicieron lo posible por romper la apariencia para
encontrar el fundamento.
Mostrando que ese abordaje da la sanción a esa estructura fetichizada,
convirtiéndola en el objeto mismo del saber económico, al no penetrar a aquel otro
campo de prácticas sociales, que tienen una conexión orgánica con el primero: son su
fundamentación.
SENTIDO DEL CONOCIMIENTO
Ello nos lleva a un asunto cada vez más importante, pese a que en las actuales
circunstancias históricas, parece ser cada día menos importante. Nos referimos al del
sentido del conocimiento. Marx propone un sentido al conocimiento económico. Pero
esa propuesta viene contenida tanto en el método con el que expone el conocimiento
de su objeto y el objeto mismo que expone, como en las declaraciones de índole
política que acompaña su discurso teórico.
Me refiero al hecho de que al mostrar a través de esa disolución de la
objetividad fetichizada, que la práctica fundante del modo de producción capitalista
es la consistente en la compraventa de fuerza de trabajo y, en consecuencia, el uso de
esa mercancía comprada como valor de uso para el capital para la producción del
plusvalor, esa mostración, define como mercancía al sujeto que hasta ese momento ha
leído la exposición que se hace en El Capital, sin enterarse de que las mercancías de
las que se habla lo incluyen, razón por la cual, se encuentra definido en el texto como
categoría mercantil, por lo que después de esa lectura, la representación de su vida
práctica y espiritual se altera de forma sustantiva. Este nuevo estado de conciencia, lo
ha transformado en conocedor crítico de, 1) el objeto que ha comenzado a conocer:
el capitalismo y las teorías que lo conocen: la economía política; 2) de sí mismo como
parte de ese objeto en tanto pertenece a él, a igual título que los objetos físicos que
intercambia, es decir, a título de mercancía.
La crítica de la economía política tiene el sentido de conocer, no sólo el
mundo de la "objetividad" o inmediatez, por conocer su fundamento constitutivo, sino
también de autoconocerse el sujeto y las estructuras en las que realiza su vida social y
práctica, que a través de ésta, construye el modo de producción capitalista, a través de
mecanismos tales, que luego no reconoce como producto suyo, sino que se le
enfrentan como valor, de manera inmediata.
Ser mercancía, inmediatamente mercancía entre mercancías, es la situación
que resulta para los que leemos, y acerca de esa situación en la que nos encontramos,
es sobre la que al final tenemos que tomar una posición. Y tomar posición acerca de
ella es hacerlo como consecuencia de la comprensión de una situación que parece ser
puramente objetiva, pero que al análisis se muestra que estamos integrados a ella de
tal manera, que no sería tal sin la participación activa de nosotros, de nuestra práctica
social necesariamente mercantil.
MEDIACIONES E INMEDIATO
Tal descubrimiento, hecho por Marx, es lo que confiere un nuevo sentido al
saber sobre lo económico. En tanto saber de sí misma, la economía, como crítica de la
economía política, como consecuencia de la exposición de El Capital, se transforma,
de exposición positiva, como era la exposición de la economía política, en encuentro
con lo que sirve de fundamento al modo de producción capitalista y, en consecuencia,
crítica de la economía política.
Lo que sirve de fundamento al capitalismo: la transformación permanente de la
potencialidad del trabajo, en el proceso del trabajo abstracto, no está, como fue el
caso de A. Smith, situado en una esencia metafísica del hombre, que es ser, en sí y
para sí, intercambiante, que se realiza esencialmente sólo en el capitalismo, pues su
esencia está, en ese modo de producción, realizada en las instituciones sociales.
La fundamentación de la economía por parte de Adam Smith en un asunto
bastante complejo. Según la versión más superficial, se basa en el egoísmo; sin
embargo, si bien es cierto que las actividades tendientes a satisfacer las necesidades
sociales, se realizan en virtud de esa fuerza, según la cual, cada uno persiguiendo sus
fines egoístas produce el bienestar colectivo, también es cierto que la conjunción
dinámica de la producción y el mercado, produce como estructuras normales de la
sociedad, los tipos de uso de los factores productivos, que son, dentro del ejercicio
económico, los límites dentro de los cuales el egoísmo puede realizarse. Pero todo
esto es el resultado de dos conceptos metafísicos de Smith, el concepto mismo de
egoísmo y el concepto de razón comunicable, en su relación dinámica. La razón y el
egoísmo son asumidos dentro de su sistema como datos, acríticamente, por ello son la
metafísica en la fundamentación de Smith de la economía. El egoísmo, tomado como
dato u objetividad, de manera inmediata, está asumido como una condición originaria
del ser humano, no es objeto de deducción desde el sistema de la economía. Se puede
reconstruir dentro de sus explicaciones que Smith lo concibe como resultado de la
condición biológica del hombre, que tiene que autoconservarse permanentemente.
Ocurre de la misma manera con algunas fundamentaciones en el sujeto racional, al
cual se lo concibe básicamente en su forma de homo economicus, es decir, en su forma
capitalista de presentarse. Por lo cual se vuelve una suerte de antropología metafísica,
su fundamentación de la economía.
En Marx no hay nada de eso, lo que hay como remisión al fundamento es la
operación de llevar la apariencia necesaria o el medium, a las prácticas sin las cuales
no es inteligible. En consecuencia, el teorizar desde dentro del medium nos lleva a
despojar la objetividad, o lo inmediato, de su aparente condición de inmediato u
objeto; nos lleva, a penetrar en lo inmediato, entendiendo que ese inmediato no es
tal, que somos nosotros mismos puestos en esa posición; contemporáneamente, nos
lleva el recorrido de Marx, a hacernos partícipes de esa inmediación como sus
agentes constitutivos; y por lo tanto, nosotros somos en realidad lo inmediato de esa
inmediación, pero sólo hasta el momento en que nos damos cuenta de que en la
situación no hay nada que no sea producto de procesos estructurales anteriores que le
dan su forma, así que lo inmediato que somos vale únicamente, si y sólo si, estamos
hablando de las prácticas fundantes. Pero considerados desde el punto de vista del
proceso del devenir el modo de producción capitalista, entonces, esas prácticas
fundantes son también un resultado de la historia, junto con el modo de producción
dentro del cual son pertinentes.
Por el mismo proceso, como ya hemos dicho, lo objetivo o inmediato se vuelve
producto de las prácticas de los individuos, por lo que entendemos su carácter
objetivo o inmediato como un resultado de aquellas prácticas que los reproducen y
reestructuran de manera permanente el modo de producción.
Todo esto tiene una consecuencia, que es la de comprender que en el modo de
producción capitalista, al ser lo inmediato o su presencia resultado de la práctica
social, siendo entonces mediato, y presentarse y ser asumido en la forma de la cosa, y
siendo aquella práctica y esta forma las que constituyen aspectos fundamentales de la
estructura de la conciencia del sujeto, entonces, de manera inmediata, el objeto o la
cosa se vuelve directamente la forma fundada de la realidad, cumpliéndose una
estructura ya conocida desde la antigüedad: el mundo de la representación, para el
sujeto acrítico, es la presencia verdadera de ese mundo, no hay distancia alguna,
entonces, la representación, la realidad y la verdad coinciden. La economía política, y
sobretodo la economía vulgar es la representación patente del fenómeno.
El mundo representado adquiere en la formalización de esa representación, su
forma verdadera, y el lenguaje formalizado que transfigura ese mundo con sus formas
en su verdad, ocupa el lugar de la realidad representada.
Lo que nos lleva a otro aspecto de la reflexión: la sociedad burguesa, o el modo
de producción capitalista, implica mecanismos de autoconservación, situados en la
constitución misma de su estructura, pues ella misma garantiza su permanencia, con
el expediente de la verdad contenida en su representación.
Al identificarse el mundo representado con el mundo verdadero a través del
lenguaje formalizado, la ciencia que agota su objeto en la apariencia, lo que hace es
dar sanción por medio de su formalización y su fuerza institucional, a ese mundo
dado, al racionalizarlo mediante la forma matemática. Y no es el mundo verdadero
pues el mundo verdadero contiene no sólo la apariencia, sino también lo que la
produce, y lo que la produce son también prácticas económicas sin las cuales, la
representación es sólo ilusión de realidad y la verdad construida sobre ella, es sólo
ilusión de verdad. En otras palabras, para instaurar el discurso verdadero, es necesario
el reconocimiento como verdadero y por lo tanto como racional, o lo que es, de
aquello por lo que Marx se pregunta: por las transformaciones del contenido para que
pueda adquirir la forma del valor.
¿Qué significado tiene esto? El primer significado que podemos extraer es que la
época del capitalismo, desde el punto de vista del conocimiento social, es ingenua y
acrítica y auto justificativa, pues aquello que constituye el objeto a conocer, y que
justifica el esfuerzo teórico según la ideología capitalista, que es, solamente el objeto
del abordaje, para Marx tendría que ser objeto problemático, pero al ser asunción
como inmediato o dato, de lo que en realidad es mediado, no es verdadero objeto de
ciencia alguna; debería, para serlo, ser también conocimiento de la mediación; cosa
que programáticamente no es. Sólo un abordaje que se constituye como crítica de la
economía puede incorporar ese conjunto de problemas. Lo que significa, por otra
parte, que nos encontramos en otra época de pensamiento arcaico: el sujeto no es
capaz de distinguir la forma racionalizada de la representación de su práctica social,
de los aspectos constitutivos de ella, que la hacen ser precisamente esa práctica y no
otra. Y ese mismo sujeto no es capaz de distinguir su representación de la realidad y
la representación colectiva de la misma, de la verdad de ese objeto representado.
En consecuencia, en épocas de retirada del marxismo sobretodo en el terreno
político, haría falta más marxismo, o más abordajes a la realidad, con la misma
intencionalidad de Marx, pues el modo de producción capitalista, funciona mediante
un proceso de encubrimiento de sus relaciones fundamentales, consecuencia de su
constitución estructural, que en la medida en que muestra sus categorías, esconde la
génesis de las mismas. Pero en ese esconder reside la garantía de su funcionamiento y
de su existencia.
Espejismo
El capitalismo refuerza aún más la identificación de su presencia con la verdad,
mediante un mecanismo que le es inherente, que consiste en presentar algunas de las
ideas de la ilustración, como el progreso, la libertad; la educación, la salud y la
riqueza para todos, como si fuese un resultado del trabajo individual realizado
adecuadamente bajo el capitalismo. Es decir, lo que el capitalismo del tiempo de la
ilustración ofreció hace más de 250 años, es presentado siempre como resultado del
trabajo asalariado. Al prometer que mediante el trabajo podemos acceder en vida, a lo
que la religión cristiana promete después de la vida: la felicidad (si bien no eterna), el
capitalismo trae la fe y la esperanza a la vida terrena. La esperanza en una vida mejor
se realiza, con la fe de por medio, mediante el trabajo asalariado. Este realizar fines
terrenos ligados a la vida, poniendo de por medio las virtudes teologales como su
guía, es una interpretación de tales virtudes en clave mercantil: fe y esperanza pues,
al trabajar bajo el capitalismo, y transformarse quien trabaja en mercancía, se tiene
garantizada, mediante esa transformación, acceso en el futuro a la felicidad y a
libertad. La realización de algunos de los fines humanos (la libertad, por ej.), se
reinterpreta de la misma forma a como se reinterpreta la actividad formadora, la
libertad está ligada a la dinámica mercantil, el que trabaja es libre porque intercambia
libremente su mercancía, que es el trabajo, y luego, con el salario compra mercancías,
y es libre de no trabajar para este empresario sino que puede buscarse trabajar para
otro pues tiene esa libertad.
Los fines humanos, según la interpretación minimalista que del hombre hace el
capitalismo: que son, satisfacer necesidades (que es también la forma básica de la
realización de la libertad en el capitalismo), se consigue con paciencia mediante el
trabajo; paciencia, pues el trabajo no rinde frutos inmediatos, los rinde para el futuro.
Esta lógica asegura, para quienes son sus víctimas, un futuro lleno de felicidad, no en
el presente, pues la felicidad está puesta en el futuro y para llegar a ese futuro es
necesario trabajar con denuedo y tener paciencia y someterse a las exigencias del
mundo del trabajo capitalista, y, por supuesto, a las exigencias del mundo
empresarial.
Es para el futuro de nuestros descendientes para el que, si es que nosotros
padres y nuestros hijos también padres y así sucesivamente, nos aplicamos y
sacrificamos parte de nuestra felicidad presente, en aras de la de ellos, es para ellos,
descendientes futuros, para los que la abundancia y la consiguiente felicidad estará
asegurada.
El asunto es que ese futuro en el que seremos felices, o lo serán nuestros
descendientes, y en el que nuestro trabajo rendirá como para que nuestra existencia
(o la de ellos), discurra en una confortable aunque relativa abundancia, nunca llega,
ni puede llegar, pues, aunque se acceda a un relativo bienestar, la riqueza que se
acumula por obra del trabajo excedente en manos de los capitalistas, es de tal
magnitud, que el poder con el cual esa riqueza actúa sobre el tejido social, impide la
realización de la libertad, si es que ésta está pensada como el control de su propia
vida por parte de los individuos. Lo que nunca podrá ofrecer el capitalismo, como
concepto realizado, ni realizable de libertad, es, precisamente, el dominio de la propia
vida por parte de las personas que no son dueñas ni de medios de producción, ni de
capitales comerciales, ni bancarios, sino que está supeditada al capital, mediante el
salario, es decir, para el aproximadamente el ochenta por ciento de la humanidad.
Dos planos del espejismo. I. Se puede hablar de dos planos en este asunto:
individualmente cada hombre se encuentra ante el espejismo que consiste en tener
que correr una carrera de obstáculos y de todos contra todos, y al final de esa carrera
se encuentra la abundancia; esto sucede en el plano de la representación de su vida
que se hace cada individuo;
II. Pero, como todos los hombres se encuentran haciendo lo mismo, vistos desde esa
perspectiva, lo que encontramos es que la sociedad se encuentra toda organizada para
perseguir el espejismo de la abundancia futura según lo que ofrece la ideología del
capitalismo, como consecuencia, aquellos que organizan la producción y que son los
que muestran de forma pública los fines a los que todo hombre debe tender, nos
enseñan un mundo virtual a través de los medios de comunicación, transformando en
objeto del deseo lo producido por la industria, y ese mundo virtual deviene el
contenido del espejismo que muestra el capitalismo, que, como todo espejismo es
inalcanzable: mientras se cree que se está acercando o se aleja o se desvanece.
El espejismo inherente al capitalismo es básico para su desarrollo y
conservación; mediante él se desarrolla el modo de producción capitalista, pues
instala dentro de la mente de aquellos que viven dentro de él de manera mucho más
fuerte de lo que creía el propio Adam Smith, que fue quien lo pensó antes que algún
otro, el objeto del deseo de forma generalizada: no el deseo por este o por aquel
objeto satisfactor de necesidades, sino por el objeto en general, y en consecuencia, las
necesidades en general; no sólo satisfacer determinadas necesidades, sino la
necesidad en general; crea sobre todo la exigencia de nuevas necesidades, como algo
que determina la identidad esencial de cada individuo (ver Grundrisse Vol. I, paq. 10
a 14, 166 y 267 y passim). Esto vuelve a las personas perseguidoras de la felicidad a
través del consumo de mercancías;
y, a través del espejismo también se conserva, pues, por estar instalado en la mente de
los individuos y les preforma su práctica social, se vuelve la verdadera imagen de vida
futura, deviene una necesidad que consiste en: poseer el objeto del deseo particular a
través de la instauración de la necesidad en general de desear objetos, y así, se
transforma en la definición del verdadero ser humano, la finalidad de la vida. Usando
una forma aristotélica de hablar, el deseo en general, se vuelve la causa final de la
vida, siendo su casa eficiente el trabajo asalariado, que es lo que permite llegar los
fines, propuestos exteriormente desde la lógica de auto reproducción del capital.
El concepto de libertad capitalista, en una de sus acepciones más estrechas,
nos propone la libertad de escogencia como escogencia del trabajo y del consumo, en
este ideal, el espejismo que le es inherente, se manifiesta de la forma más evidente:
I. 1. escoger el trabajo, es decir, escoger la empresa de la cual se ha de ser
asalariado, es la negación misma de la libertad de escoger, a. porque el supuesto de
esa idea es que se escoja el patrón, no la forma de vida. No se porpone escoger entre
ser patrón o ser asalariado, o no ser ni lo uno ni lo otro; b. porque se escoge en base
no a requisitos propios del que escoge, sino en virtud de ofertas de mercado; c.
porque el supuesto de (1) es la propiedad privada de los medios de producción, o sea,
quien es asalariado sólo puede escoger dentro de las posibilidades que se le presentan
por no ser dueño de medios de producción, nunca la posibilidad de ser patrón; d.
porque el trabajo asalariado mismo implica la dirección compulsiva y despótica por
parte de capital sobre la sociedad.
II. 1. el consumo, que se nos presenta en el espejismo como el ideal de la vida mejor,
por ser el asiento de la libertad, es lo que se niega en la vida real: se niega el consumo
porque el salario sólo reproduce la clase trabajadora; el consumo es el centro mismo
de la estrategia de auto reproducción del capital, contiene como su eje básico el
aumento sin fin de las necesidades y por lo tanto del consumo. Es, en primera
instancia, interés del capital, deviene interés del consumidor, pero no lo auto
reproduce, como si es básico para la auto reproducción del capital. (ver nuevamente
lo indicado sobre los lugares de Grundrisse).
Clave del éxito. El espejismo de la riqueza futura es una de las claves del éxito del
capitalismo, pues promete algo no falsable en principio, pues, aquel que no ha podido
conseguir la riqueza y la felicidad, siempre tiene la duda de que el fracaso es sólo
suyo, otro la ha conseguido por lo que entonces la culpa no es del sistema sino de su
propia incapacidad. Por otra parte, como todo espejismo, la riqueza que el capitalismo
promete, mientras creemos acercarnos más a él, más se aleja. El mostrar algo que
funciona como espejismo, le da oportunidad al capital para desarrollar mediante la
tecnología las necesidades; éstas se encuentran entre el espejismo en la mente, y la
meta, que es llegar a aquel, que, como nunca llega, el consumo se vuelve la razón de
la vida.
ESTRUCTURA
En conclusión, lo expuesto por Marx en El Capital, es una forma de ser de la
realidad según la cual, el valor, o la estructura omniabarcante del modo de
producción capitalista, que constituye su apariencia necesaria, y en consecuencia su
medium, es la forma social por excelencia, por lo que invade todas los aspectos de la
realidad, pero ese medium, por ser tal, es representación de prácticas sociales que son
las que lo hacen posible. Las cuales prácticas fundantes en relación a él, no se hacen
manifiestas en las prácticas espontáneas y por lo tanto acríticas del intercambio de
mercancías.
Pero, entre el medium, que representa prácticas productivas, y lo que lo produce
es posible establecer una continuidad, la cual, construida por Marx, es la que nos
vuelve inteligible aquel y el sistema en su conjunto. ¿Cuál es la guía para la
reconstrucción de la continuidad? Los signos que muestra Marx que pueden ser leídos.
Son de lo que tratan los primeros cuatro capítulos.
Teoría.
En la estructura formada por 1. el medium y 2. la actividad que lo produce o
sea el trabajo devenido mercancía, el tercer aspecto a considerar, que posibilita el
devenir del capitalismo y su eventual negación, en conjunción con el movimiento de
su evolución, es 3. la actividad del conocimiento o praxis teorética como hemos
dicho anteriormente, que además de ser conocimiento propone fines diferentes a la
objetividad vuelta cosavalor.
[No nos detendremos en otras prácticas intelectuales en las que existe siempre la
construcción de alternativas a la vida cotidiana y son su negación, no hablaremos de
la literatura, las artes plásticas, las poéticas, etc., que proponen fines y construyen
mundos alternativos al actual, mostrando la mayor parte de las veces, un fortísimo
contenido de realismo, que permitirían la transformación de la vida, teniendo como
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