Los signos del zodÃaco Louise Huber .pdf
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Psicología astrológica
LOS SIGNOS
DEL ZODÍACO
Re exiones y meditaciones
Louise Huber
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1
Este libro forma parte de una colección de psicología astrológica
Título original: Die Tierkreiszeichen, Reflexionen und Meditationen
Editor original:API-Verlag, Adliswil/Zürich
Traducción: Joan Solé © con la colaboración de Andrés Schmidt
© 1981, API Verlag, Michael Huber, CH-8134,Adliswil
© 2002, API Ediciones España, S.L.
C/ Santa Bárbara 54, 2-2
08210 Barberá del Vallés
www.api-ediciones.com
ISBN 84-932790-0-5
Depósito legal: B.39492-2002
Maquetación: José Antonio Rodríguez
Símbolos de los planetas
Sol
Luna
Saturno
Mercurio
Venus
Nodo Lunar
d
f
g
h
j
v
Símbolos de los signos
Aries
q
Tauro
w
Géminis
e
Cáncer
r
Leo
t
Virgo
y
k
l
z
x
c
u
i
o
p
a
s
Marte
Júpiter
Urano
Neptuno
Plutón
Libra
Escorpio
Sagitario
Capricornio
Acuario
Piscis
Índice
Prólogo
La Tierra y el zodíaco
La meditación sobre el zodíaco
Aries
Tauro
Géminis
Cáncer
Leo
Virgo
Libra
Escorpio
Sagitario
Capricornio
Acuario
Piscis
Los pensamientos semilla y el Ascendente
Bibliografía
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Puedes obtener una versión en papel de este libro
en una librería especializada.
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Prólogo
Querido lector:
En el transcurso de los siglos se han escrito muchos
libros de astrología y muchos, particularmente, sobre
los signos zodiacales. En este libro, mi deseo no es repetir lo mismo que se puede encontrar en cualquier
otro libro que trate el tema del zodíaco. Mi propósito es
aportar una nueva perspectiva y contemplar los signos
zodiacales desde el punto de vista de las características
psicológicas, las crisis de transformación y el camino
espiritual de las personas nacidas bajo un determinado
signo.
2. Según la tradición, desde tiempo inmemorial, cada
mes durante la luna llena tiene lugar un proceso de
transmisión de energía en el plano espiritual que produce un efecto especial en el desarrollo de la humanidad.
El efecto producido tiene relación con el signo zodiacal
en el que el Sol se encuentra en ese momento. Todos
podemos sintonizar con este flujo energético mediante la meditación, bien sea individualmente o en grupo.
Las energías recibidas de esta forma reactivan nuestra
voluntad de vivir, provocan las transformaciones y los
cambios necesarios para nuestro desarrollo personal y,
a través de nosotros, fluyen hacia toda la humanidad.
Mi intención es exponer el tema del zodíaco desde la
perspectiva del desarrollo y la evolución espiritual, haciendo énfasis especialmente en el contenido esotérico.
Y, para facilitar su comprensión, quiero mencionar tres
puntos desde el principio:
3. En la era de Acuario, las meditaciones de luna llena
serán las festividades mensuales más importantes de la
nueva religión mundial. Desde hoy mismo podemos empezar a practicar. Sería bueno que se formaran grupos
de meditación en todo el mundo para activar la afluencia de estas energías espirituales y preparar el camino
de «Aquél que Viene».
1. Además de ejercer las conocidas influencias cósmicas
en nuestra vida planetaria, el movimiento anual del Sol
a través de los doce signos zodiacales tiene una estrecha
relación con el desarrollo espiritual del ser humano. Todos podemos captar las energías cósmicas que afluyen
a nuestro planeta de forma cíclica y aprovecharlas para
nuestro crecimiento espiritual. Esto significa que, independientemente del signo solar en que hayamos nacido,
podemos sintonizar con las energías de todos los signos.
En todo el mundo ya existen grupos que se reúnen cada
mes durante el período de luna llena para meditar de forma colectiva. Algunos de estos grupos utilizan los textos
incluidos en este libro para acercarse intelectualmente
a la cualidad especial de cada signo. De esta manera se
forma un aura mental que, además de tener un efecto
relajante e inspirador, facilita la transmisión de energía.
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3
He escrito este libro en memoria de Roberto Assagioli,
creador de la psicosíntesis y precursor de la psicología
transpersonal. Tuve el privilegio de ser su secretaria
durante tres años en Florencia. En nuestra meditación
conjunta diaria, me ayudó muchísimo a tomar conciencia de mis inspiraciones, a entenderlas y a plasmarlas en
el papel. He trabajado durante veinte años en los textos
de los doce signos zodiacales y, cada año, durante los
períodos de luna llena he obtenido una mayor comprensión de los signos correspondientes. Podría continuar
haciéndolo algunos años más pero en algún momento
hay que parar y transmitir lo que se tiene en el corazón.
A la humanidad le esperan muchas revelaciones y estoy
convencida de que después de mí vendrán otros muchos que descubrirán y escribirán más sobre la afluencia
de energía espiritual a nuestro planeta.
Espero que este libro sea un estímulo para que cada vez
más personas se abran a las cualidades de los signos
zodiacales y mediten sobre ellas, individualmente o en
grupo, durante el período de luna llena.
Louise Huber
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La Tierra y el zodíaco
Tres enfoques.
El aspecto energético de la Tierra.
La astrología: una visión subjetiva
y geocéntrica del mundo.
La relación entre el zodíaco y las
constelaciones de estrellas fijas.
El zodíaco: una proyección de
sentimientos y pensamientos humanos.
Los doce arquetipos.
La Tierra: un gran cuerpo vivo.
El «aura de la Tierra» y los orígenes de la astrología.
El manto magnético de la Tierra:
últimas teorías científicas.
El zodíaco: el «sistema de casas de nuestro planeta».
Analogía.
El cuerpo etérico de nuestro planeta:
las sutiles energías vitales – la luz.
Reflexión y meditación sobre el Logos Planetario.
Ejercicio de meditación.
Tres enfoques
Para tener una mejor comprensión de los signos del
zodíaco debemos tener una idea clara de qué es en
realidad el zodíaco, cómo nos afecta y cómo podemos
utilizar su influencia en nuestro desarrollo. Este tema
puede abordarse de tres maneras distintas. En primer
lugar desde el punto de vista científico, en segundo lugar
mediante la percepción sensorial y la intuición, y por último con el empleo de analogías cósmicas (la conciencia
universal).
El primer enfoque es una aproximación intelectual que
nos proporciona información sobre la realidad física,
es decir, sobre la situación de la Tierra en el espacio
cósmico y su relación con el zodíaco.
El segundo enfoque consiste en una experiencia mágicomántica como las que tuvieron los primeros seres humanos. El pensamiento psicológico, la capacidad de percepción sensorial y la meditación nos permiten recrear este
tipo de experiencias en la actualidad. De esta forma, el
intelecto se vuelve receptivo a impresiones intuitivas y se
construye un puente entre la mente concreta y la mente
abstracta, es decir, entre el intelecto y la intuición.
El tercer enfoque es un acercamiento fundamentalmente abstracto o esotérico en el que elaboramos una representación simbólica del Todo y nos identificamos con Él.
Esto ocasiona la expansión de nuestra conciencia hacia
dominios e interconexiones cósmicas. Con un profundo
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5
respeto percibimos la grandeza de la creación y tomamos conciencia de que formamos parte de la misma.
El aspecto energético de la Tierra
¿Qué queremos decir cuando hablamos del «aspecto
energético» de la Tierra? En astrología se tiene en cuenta la influencia de los planetas, de los signos y de las
casas pero apenas se habla de la Tierra como planeta. Y no obstante, la Tierra (con sus seres vivos) emite
una irradiación dinámica que no debe pasarse por alto.
La Tierra no es un cuerpo muerto sino que contiene
un principio vital altamente dinámico al que podemos
llamar «aspecto energético» de nuestro planeta. Es el
«espíritu de la Tierra» en su totalidad, es decir, la energía y la irradiación conjunta de todos los reinos de la
naturaleza. Toda vida fisiológica y espiritual en nuestro
planeta es una manifestación de energía. Todo el saber
astrológico se basa en este hecho. En realidad, la vida
misma es energía e irradiación; sin embargo, muy a menudo lo olvidamos.
Hoy, en astrología se habla de simbolismo, de funciones psíquicas, de irradiaciones planetarias, de karma,
de sincronicidad, de destino y libre albedrío, etc. Pero
apenas se habla de la energía como base de todos los
fenómenos astrológicos.
En otros campos de investigación sobre el ser humano
como la psicología y la parapsicología se está empezando a considerar el organismo humano y su psique como
una estructura energética en la que las energías específicas pueden estar bloqueadas o pueden fluir libremente en todas direcciones. Algunas técnicas psicológicas
como la psicosíntesis, la terapia gestalt, la integración
estructural o la bioenergética se concentran en la movilización de las energías propias del ser humano y en su
integración en un todo funcional.
Si queremos formarnos una idea de nuestra Tierra, de
la irradiación que emite hacia el espacio y de su efecto
sobre nuestras vidas, debemos aprender a pensar en
términos de energía. Por ejemplo, si al experimentar la
naturaleza o al meditar nos abrimos interiormente, podemos darnos cuenta de que estamos rodeados de una
multitud de vibraciones energéticas que no percibimos
en absoluto cuando estamos sumidos en el ajetreo diario. Comprobamos que estamos inmersos en un campo
energético en continuo movimiento que nos influye y
que, según nuestra disposición y forma de reaccionar,
nos anima o nos debilita. Cuanto más sepamos sobre las
influencias de esta energía, mejor podremos interaccionar con ella. La astrología y el acercamiento meditativo
a las cualidades de los signos zodiacales son de gran
ayuda para profundizar en el conocimiento de esas influencias energéticas.
Este campo energético en el que vivimos está influenciado por las irradiaciones de nuestro planeta, por la
afluencia de energías cósmicas y también por la energía de la gente que está a nuestro alrededor. Para
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desarrollar un poco más esta idea, podemos imaginar
que la Tierra es un gran organismo vivo y que la humanidad y los reinos animal, vegetal y mineral son formas de
expresión de esta gran entidad. En los textos esotéricos
esta gran entidad se conoce como el Logos Planetario,
el Anciano de los Días o Sanat Kumara. Ese gran ser, del
cual nos resulta imposible formarnos una imagen real,
y en el que, no obstante, «vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser», es el espíritu de la Tierra. Estamos en
un permanente intercambio vital con esta entidad y participamos en sus grandes «movimientos energéticos»,
en sus procesos cíclicos y en su desarrollo. Todas las
grandes religiones del mundo se han originado a partir
de este hecho y también a partir de la idea del «Padre
divino», cuyos hijos somos y a cuya imagen y semejanza
fuimos creados, como nos recuerda la frase: «Yo y el
Padre somos uno».
Para conseguir una comprensión más profunda de los
signos del zodíaco debemos utilizar el pensamiento analógico que, como sabemos, se fundamenta en el principio: «Como es arriba, es abajo». Expresándolo de forma
distinta: «Como es en lo pequeño, es en lo grande». Según esto, podemos establecer la siguiente analogía: así
como en el horóscopo el sistema de casas simboliza el entorno en el que nace el individuo, el zodíaco (o la división
en doce partes del círculo que rodea de la Tierra) es el entorno cósmico en el que se desarrolla la vida en la Tierra.
No somos más que el microcosmos en el macrocosmos.
La analogía nos permite concluir que existe una similitud entre la constitución de nuestro planeta y la del ser
humano. Pensemos por un momento en el horóscopo:
el círculo del centro es nuestro verdadero yo y a su alrededor están los planetas con sus aspectos, el zodíaco
y las casas. De forma análoga, podemos imaginarnos la
Tierra como un globo en el centro de un horóscopo, como muestra la figura de la página 30. Las doce casas del
horóscopo del ser humano corresponden a los doce signos zodiacales del Logos Planetario. En la antigüedad
los signos del zodíaco se llamaban «casas celestes» y
se consideraba que el Sol «habitaba» en ellas de forma
consecutiva a lo largo de los doce meses del año.
También debe hacerse una clara distinción entre las
constelaciones de estrellas fijas del espacio exterior y el
cinturón zodiacal. Las constelaciones son agrupaciones
de estrellas fijas que el hombre ha realizado de forma
subjetiva para su localización y estudio. En cambio, el
cinturón zodiacal representa el camino del Sol alrededor
de la Tierra. En el Tetrabiblos (obra que recopila los
conocimientos y las consideraciones de los astrólogos
de la antigua Babilonia), Ptolomeo ya hace una estricta
distinción entre estos dos zodíacos y establece que el
pensamiento astrológico se basa en el zodíaco solar, es
decir, en nuestro zodíaco.
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La astrología: una visión subjetiva
y geocéntrica del mundo
Para entender bien el funcionamiento del pensamiento
astrológico se debe tener presente que la astrología contempla el universo desde una perspectiva geocéntrica,
es decir, es una visión del cosmos desde el punto de
vista de la Tierra. Por lo tanto, la astrología no se basa
en el modelo copernicano del mundo, modelo que sitúa
al Sol en el centro del universo, sino en el modelo ptolemaico, anterior en el tiempo, según el cual la Tierra es
el centro del universo. Si bien sabemos que en realidad
esto no es así, ésta es la perspectiva que tenemos desde
nuestra situación en la Tierra. Si miramos al cielo de noche, podemos ver como la esfera celeste con todas sus
estrellas gira lentamente a nuestro alrededor en sentido
horario. El zodíaco no se ve pero podemos imaginarlo
como una banda circular situada en el cielo, alrededor
de la Tierra, por la que se desplaza el Sol a lo largo del
año en su movimiento aparente por la eclíptica y en la
que también se mueven la Luna y los planetas. Hablamos de movimiento «aparente» porque éstos son los
movimientos que percibimos desde la Tierra. Aunque
desde nuestro punto de vista parezca que el Sol y los
planetas giran alrededor de la Tierra, la realidad es que
la Tierra y los planetas giran alrededor del Sol. Desde el
punto de vista astronómico, el Sol es el centro de todo
el movimiento pero, desde el punto de vista astrológico,
todo está referido a la Tierra.
Esfera celeste, Tierra y zodíaco
Al fin y al cabo, la astrología no estudia las estrellas sino a
los seres humanos que viven en la Tierra y su interacción
con el cosmos. Por eso, desde el punto de vista astrológico, el cosmos debe describirse tal como lo ve el ser
humano. La figura adjunta muestra una representación
el zodíaco desde la óptica astronómica.
El eje vertical pasa por el polo norte celeste, donde está
la estrella Polar, y por el polo sur. Los tres círculos de trazo fino representan el ecuador celeste y los dos trópicos
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(el trópico de Cáncer en el hemisferio norte y el trópico
de Capricornio en el hemisferio sur). En trazo grueso
y con una cierta inclinación con respecto al ecuador se
representa la eclíptica o la banda zodiacal por la que se
desplaza el Sol a lo largo del año, desde el 21 de marzo
de un año hasta el 20 de marzo del año siguiente.
La eclíptica está en posición oblicua porque el eje de la
Tierra está inclinado un ángulo de 23 o 27’. Una mitad
de la eclíptica está situada al norte del ecuador y la otra
mitad al sur. Por esta razón hay distintas estaciones y los
días son más largos en verano y más cortos en invierno.
El zodíaco es una división de la eclíptica en doce partes iguales de 30 o, con cuatro puntos de referencia muy
importantes desde la perspectiva astronómica. Dos de
esos puntos, el punto del equinoccio de primavera o
punto vernal y el punto del equinoccio de otoño, se
encuentran sobre el ecuador celeste y marcan, respectivamente, el inicio de la primavera y del otoño. Los otros
dos puntos, el punto del solsticio de verano y el punto
del solsticio de invierno, son los puntos que determinan
los trópicos y que marcan el comienzo del verano y del
invierno respectivamente.
La relación entre el zodíaco y las constelaciones
de estrellas fijas
Para entender el pensamiento astrológico es de suma
importancia tener claro que las secciones de 30 o del
círculo zodiacal son exclusivamente una división de la
trayectoria del Sol y no tienen nada que ver con las
distantes constelaciones de estrellas fijas.
En el dibujo de la página siguiente puede verse claramente la diferencia entre los signos zodiacales y las constelaciones de estrellas fijas que tienen los mismos nombres
que los signos zodiacales. En primer lugar hay un desplazamiento entre los signos y las constelaciones del
mismo nombre y en segundo lugar son de tamaños distintos. Lo que ocurre es que cuando se dio el nombre a
las constelaciones (que se utilizaban como puntos de referencia astronómicos), ópticamente, éstas cubrían las
secciones de la trayectoria del Sol que llevan los mismos
nombres.
Desde el principio, el área de influencia zodiacal de
Aries no tuvo nada que ver con la constelación de
estrellas fijas de Aries. El área de influencia de Aries
era, y es aún hoy, el espacio por el que el Sol se
desplaza tras pasar por el punto vernal, independientemente de si detrás de ese espacio está la constelación de Aries, la de Piscis o la de Acuario. La irradiación de las cualidades energéticas zodiacales no proviene de las constelaciones sino de los signos, es decir, de esas secciones de 30 o de la trayectoria del Sol
que en la actualidad están desplazadas a la derecha
(unos 30 o) con respecto a las constelaciones del mismo
nombre. Esto también refuta los ataques de los astrónomos cuando argumentan que los signos del zodíaco ya
no concuerdan con las constelaciones de estrellas fijas
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debido al desplazamiento ocasionado por la precesión
de los equinoccios.
Para una mejor ilustración de este hecho se ha reproducido un dibujo
del libro El centro galáctico y el punto vernal, de Bruno Huber.
Explicación del dibujo: Los segmentos circulares del exterior muestran
la extensión de cada constelación y las cifras situadas sobre los mismos
indican el número de años que el punto vernal tarda en atravesar la
constelación correspondiente. Los números situados en los bordes de
los segmentos circulares corresponden a las fechas (año) de inicio y fin
del paso del punto vernal por la constelación.
El zodíaco: una proyección de sentimientos
y pensamientos humanos
Probablemente el descubrimiento del zodíaco se produjo como resultado del esfuerzo del ser humano por
comprender la vida y de comprobar que ésta depende del Sol. Si bien el zodíaco no se ve en el cielo, los
primeros seres humanos eran capaces de percibirlo mediante una especie de presentimiento o de clarividencia.
Más adelante Ptolomeo lo describió como un «cinturón
de ígnea energía creativa alrededor de la Tierra». Para
el ser humano, la vida invisible es un espíritu y, como
desconoce su origen, supone que ha sido creada por
un creador, es decir, por Dios; un Dios al que puede
dirigirse en momentos de necesidad.
Zodíaco y constelaciones
Así pues, podemos imaginar que, en el transcurso de miles de años, el ser humano ha enviado sus sentimientos,
sus preocupaciones, sus deseos y sus ideas hacia el cielo
en espera de recibir respuesta y ayuda, y que esas irradiaciones que la humanidad ha proyectado hacia el cosmos
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un continuo proceso de emisión y recepción, de ida y
vuelta, de invocación y evocación, o de aspiración que
se traduce en respuesta.
Por lo tanto, el cinturón zodiacal no proviene sólo del
cielo sino también del mundo creativo del ser humano.
Aceptamos que en cada ser humano se hallan presentes
todas las energías del cosmos (y que, en consecuencia,
el ser humano es sólo un reflejo del cosmos). Por otra
parte, el zodíaco está tan lleno de niveles culturales o de
capas de diferentes culturas que es imposible describirlo
de forma exhaustiva.
El zodíaco y la humanidad
durante tanto tiempo son reflejadas de nuevo hacia la
Tierra en forma de respuestas esperadas, influencias, sucesos, impulsos de desarrollo, ciclos y épocas. Esta idea
se refleja en el dibujo adjunto.
Según este concepto, las ideas, los deseos y las formas
mentales del ser humano crean en el entorno espacial
de la Tierra una gran diversidad de imágenes que denominamos zodíaco. Y, a su vez, las cualidades de los
signos del zodíaco y las energías de los planetas que se
encuentran en ellos producen el correspondiente efecto en la Tierra y en sus seres vivos. Es decir, se trata de
Desde el punto de vista esotérico, el plano astral de
nuestro planeta se ha formado a partir de este continuo
proceso de invocación y evocación. No representa ningún principio cósmico sino que ha sido creado por el ser
humano a lo largo de eones y el efecto de los doce signos del zodíaco es una de sus formas de manifestación.
Por lo tanto, desde el punto de vista espiritual, la astrología se basa en ilusiones. No sólo porque el zodíaco es
el camino imaginario del Sol a través del espacio sino
también porque está creado por el poder de proyección
e imaginación del ser humano. Desde esta perspectiva,
el zodíaco es una proyección de sentimientos y pensamientos humanos y, por lo tanto, produce su efecto
fundamentalmente en estas dos funciones. En cambio,
nuestro yo espiritual permanece intacto y está libre de
las influencias astrológicas.
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Los signos del zodíaco y los planetas producen efectos
reales y demostrables en la humanidad porque los seres
humanos vivimos fundamentalmente en nuestra psique,
es decir, en el pensamiento y el sentimiento.
Los doce arquetipos
En psicología, los arquetipos se definen como imágenes
o modelos primordiales del inconsciente colectivo que
determinan en gran medida el comportamiento humano. Estas imágenes primordiales también pueden considerarse como concentraciones de energías inconscientes con una estructura común. Los arquetipos producen
efecto en los individuos que han desarrollado sensibilidad a los mismos y que muestran una estructura similar.
La astrología moderna reconoce que los elementos astrológicos, sobre todo los signos zodiacales y los planetas, también tienen carácter arquetípico. Se ha demostrado que personas con el Sol en el mismo signo, es
decir, individuos que han nacido en el mismo mes, reaccionan de forma similar ante situaciones parecidas.
La parte arquetípica del signo correspondiente muestra
unas características similares.
Jung describe los efectos arquetípicos del inconsciente
colectivo de una manera que puede trasladarse a los
doce signos zodiacales y también al contenido simbólico
de las energías planetarias. Dice:
«El inconsciente colectivo es la realidad psíquica
primordial, la fuente de todas las motivaciones y
formas originales humanas, y de los arquetipos
de vida. No es una dimensión de impulsos e instintos sino un espacio de imágenes simbólicas.
Es el reino de la fantasía creativa del espíritu, en
donde el sentido de valor no está sujeto a la razón. El inconsciente, el consciente y el ámbito de
lo suprapersonal forman un campo común de
relaciones sociales y valores éticos en el que cualquier cosa que ocurra tiene influencia en todos
los puntos del campo.»
Según esto existe una sustancia o una energía única y
homogénea que une a todos los seres vivos. La única
forma de experimentar esto es introducirse con la conciencia en los más profundos niveles de nuestro ser y,
para ello, la psicología astrológica y la meditación son
de gran ayuda. Este modelo vivo y orgánico del mundo debe tenerse presente en cualquier tipo de reflexión
sobre el ser humano y también en meditación. De este
modo vamos de lo global al detalle, del todo a lo individual, de lo grande a lo pequeño, y no al contrario. En la
naturaleza siempre vemos primero el bosque y después
los árboles, primero el prado y después la hierba, en primer lugar el individuo en toda su apariencia y después
las singularidades de su carácter.
En psicología astrológica, al hacer la interpretación de
un horóscopo, el todo o la unidad se considera más que
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la suma de las partes que el intelecto analítico tiende a
separar. Por eso, el enfoque adecuado para la correcta
comprensión de las relaciones astrológicas y espirituales
es el que se basa en la percepción sensorial y sensitiva,
y en la inmersión en la realidad vital.
La Tierra: un gran cuerpo vivo
En esta misma línea, podemos imaginar la Tierra como
un gran cuerpo en el que la humanidad, dividida en células y grupos de células, se mueve y tiene su existencia.
Todos los organismos vivos tienen una estructura similar. Así como nuestro cuerpo consta de muchas células,
nosotros también somos células del cuerpo del Logos
Planetario que, a su vez, es una célula de un ser mayor,
el Logos Solar, y así sucesivamente. Dane Rudhyar lo
describe de una forma impresionante en su libro Astrología de la personalidad y Johannes Kepler también en
su libro Harmonices mundi.
Todos los sistemas son interdependientes. Nuestro organismo humano depende del organismo planetario, éste
depende del sistema solar que, a su vez, forma parte de
sistemas mayores hasta llegar al centro galáctico, cuyo
cuerpo u organismo es toda una nebulosa espiral.
Es interesante hacer el ejercicio de imaginar las magnitudes involucradas porque nos permite hacernos una idea
de las regularidades cósmicas que después podemos
trasladar a nuestras propias vidas. El gran astrónomo
Kepler consideraba que la Tierra no era sólo un cuerpo
celeste exclusivamente material sino un gran organismo.
En su libro Harmonices mundi escribió:
«Tanto en la estructuración del pensamiento y
del espíritu como en sus manifestaciones materiales, la creación es una sinfonía maravillosa.
Todo está unido por relaciones mutuas indisolubles que forman un todo único.Todo lo que existe
está vivo y animado porque está unido e interconectado. No existe ninguna estrella que no sea
un ser vivo y que no tenga alma. Las almas de las
estrellas son la causa de su movimiento y de la
atracción que las mantiene unidas. Esto explica
la regularidad de los fenómenos naturales».
El «aura de la Tierra» y los orígenes de la astrología
Este gran campo de relaciones entre todos los seres
vivos de la Tierra puede imaginarse como un «aura»,
es decir, como un gran campo de irradiación de todo el
género humano y, en un contexto más amplio, como el
campo de relación entre el cosmos y la Tierra.
La idea del zodíaco como aura de la Tierra ya existía
en la Edad Media. No hay que imaginárselo como algo
físico: es una expresión que requiere una interpretación
esotérica o mística. Desde esta óptica, el zodíaco o aura
de la Tierra es una esfera de energías en movimiento a
través de la cual la humanidad está en contacto (inmaterial) con el cosmos. Para poder comprenderlo debemos dejar a un lado el intelecto objetivo e identificarnos
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con este concepto en una experiencia meditativa o contemplativa. Para esto nos ayudaría intentar regresar al
punto de partida, es decir, a los albores de la humanidad, cuando el ser humano no tenía una comprensión
intelectual de la naturaleza sino sólo un conocimiento
experimental y contemplativo de la misma. Exactamente lo contrario de lo que ocurre en nuestros días, en
plena era tecnológica, en la que todo se mide con criterios racionales y en la que el intelecto formula con gran
facilidad construcciones mentales y definiciones que, en
ocasiones, no tienen nada que ver con la realidad. Para
experimentar de nuevo lo que se sentía en los orígenes
de la vida es necesario acercarse a los procesos que
tienen lugar en la vida utilizando nuestra capacidad de
percepción sensorial y recurrir a la contemplación de la
naturaleza.
Por ejemplo, al mirar el esplendor del cielo en una noche
estrellada sentimos respeto y asombro. Nos olvidamos
de las preocupaciones de la vida cotidiana y nos sentimos parte de un mundo mayor. El ser humano siempre
ha encontrado algo incomprensible en la luz de las estrellas, un orden y una regularidad que sostienen y regulan
la vida. Las primeras culturas no daban nada por supuesto y todos los sucesos que trascendieran los límites de lo
comprensible eran atribuidos a las fuerzas de la naturaleza o a los dioses. Los seres humanos del pasado tenían
un contacto directo con la naturaleza. En realidad se sentían vulnerables ante la naturaleza y, para protegerse de
ella o para obtener el favor de los dioses, recurrían a la
adoración y al sacrificio. En cambio hoy, nuestro mundo occidental está protegido por todas partes y tenemos
muy poco acceso a la naturaleza. Por eso es importante
que volvamos al punto de partida para descubrir de nuevo los caminos de la auténtica experiencia. La astrología
surgió de la relación entre el ser humano y la naturaleza
o de la relación entre el hombre y los dioses imaginados; en consecuencia, el pensamiento astrológico sólo
puede entenderse correctamente desde este punto de
vista.
Ptolomeo estaba en lo cierto cuando definió el zodíaco
como un anillo de fuego alrededor de la Tierra. Hoy la
ciencia está a punto de descubrirlo de la misma forma
que en psicología se ha constatado que los símbolos
astrológicos básicos son prototipos universales del ser
humano y que forman parte de los arquetipos del inconsciente colectivo.
El manto magnético de la Tierra:
últimas teorías científicas
En la actualidad estamos en situación de poder decir que
el aura de la Tierra puede equipararse al manto magnético que la rodea. Las investigaciones científicas realizadas en el espacio exterior han constatado la existencia
de una banda de irradiación magnética con varias capas
alrededor de la Tierra. Además, recientemente también
se ha descubierto que la estructura de movimientos de
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los planetas del sistema solar ocasiona una configuración gravitacional que cambia constantemente. Todos
los cuerpos del sistema solar tienen su propio campo
gravitacional, siendo el del Sol el más potente y el que
mantiene unidos a todos los planetas a su alrededor.
La interacción de los campos gravitacionales de los distintos planetas produce un gran campo gravitacional
común que es el campo del sistema solar. Como los
planetas están en continuo movimiento y arrastran al
moverse sus respectivos campos individuales consigo,
el campo gravitacional del sistema solar cambia constantemente. La astrología no hace más que registrar
el efecto de ese campo gravitacional común sobre el
campo magnético de la Tierra y lo plasma en la estructura de aspectos de cada horóscopo individual (como
sabemos, los aspectos son relaciones angulares entre
planetas, vistas desde la Tierra, cuyo efecto se conoce
desde hace mucho tiempo). Expresándolo de otro modo, lo que mide la astrología es el estado energético del
campo magnético terrestre, influenciado por los efectos
gravitacionales producidos por los planetas del sistema
solar.
de los planetas produce una influencia astrológica en
las personas individuales y en toda la humanidad cuyo
efecto podemos determinar en el horóscopo.
En investigaciones biológicas recientes se ha descubierto que las abejas y las aves migratorias se orientan con
las irradiaciones magnéticas de la Tierra y del Sol. Aún
deben llevarse a cabo muchas más investigaciones pero,
para nosotros, es evidente que el manto magnético de la
Tierra tiene relación con el zodíaco y que el movimiento
El zodíaco: el «sistema de casas de nuestro planeta»
Una vez aceptada la idea del zodíaco como un anillo
situado alrededor de la Tierra, podemos dar un paso
más y verlo como si fuera el sistema de casas de nuestro
planeta (véase el dibujo adjunto).
El sistema de casas de nuestro planeta
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magnético de nuestra Tierra es el «entorno cósmico»
de la Tierra y, por lo tanto, es el «sistema de casas de
nuestro planeta».
A través de este sistema de casas, la Tierra está en contacto con las influencias extraterrestres y también con
todas las formas de vida terrestres. Todas las relaciones
cósmicas en que puede participar la Tierra y que pueden
tener un efecto en la atmósfera de la Tierra deben pasar
por el anillo del zodíaco y ser coloreadas por el mismo.
El sistema de casas
Tal como hemos explicado exhaustivamente en nuestro
libro Las casas astrológicas, el sistema de casas está
construido alrededor del ser humano y constituye el
campo de sensibilización con respecto a su entorno. Podría decirse que el ser humano siempre lleva su sistema
de casas consigo y que forma parte de su aura y de su
espacio vital. Pues bien, esto mismo puede trasladarse
a la Tierra. Así como el ser humano se mueve en su entorno y está en contacto con él a través del sistema de
casas, la Tierra se mueve en el sistema solar y está en
contacto con él a través del zodíaco. El zodíaco o campo
En este sentido, la influencia que los planetas ejercen
sobre la Tierra tiene el sello del signo zodiacal en el que
se encuentran. Podemos imaginar que los planetas se
nutren energéticamente del signo en el que se hallan y
que, por lo tanto, el efecto que producen está coloreado o matizado por la cualidad energética del signo en
cuestión.
En psicología astrológica, al interpretar un horóscopo
consideramos los planetas como capacidades individuales o como órganos impregnados de la energía del signo
en el que estaban situados en el momento del nacimiento. Por eso, los signos indican la disposición, es decir, lo
que está disponible o lo que ha sido heredado.
Analogía
Según la ley esotérica que dice: «Como es arriba, es abajo», puede establecerse una analogía entre el sistema de
casas individual y el sistema de casas de la Tierra.
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El sistema de casas individual une al ser humano con
el mundo exterior y con el mundo interior. El zodíaco,
como sistema de casas de la Tierra, une a la Tierra con
el sistema solar y también con la humanidad y con los
reinos animal y vegetal. El zodíaco une al ser humano
con las influencias provenientes del sistema solar y con
el resto de los seres humanos. Es un gran campo de
relaciones y conexiones tanto para la humanidad como
para el planeta Tierra.
«Como es en lo grande, es en lo pequeño».
El cuerpo etérico de nuestro planeta:
la sutil energía vital – la luz
Llegados a este punto, realizaremos unas consideraciones más esotéricas sobre el tema que estamos tratando. «Esotérico» significa oculto, es decir, referente a
lo que está detrás de las apariencias externas. Hoy hay
un gran interés por todo lo relativo a los mundos sutiles, las energías vitales y las energías de luz que, supuestamente, también son la causa de los fenómenos
parapsicológicos.
Desde el punto de vista esotérico, la Tierra está rodeada de una sutil esfera de luz o campo energético que
penetra todo lo sólido y anima todas las cosas. Este
campo energético recibe el nombre de cuerpo etérico
del planeta y en él actúan las energías del Logos Planetario. En realidad, los seres humanos vivimos inmersos
en este gran campo de energías cósmicas y podemos
establecer contacto con él a través de la meditación.
Según el esoterismo, todos los cuerpos celestes tienen
un cuerpo etérico. En consecuencia, estamos tratando
con el cuerpo etérico de nuestro planeta, con el cuerpo
etérico del sistema solar, con el de otros sistemas solares
emparentados con el nuestro (familias de estrellas) y, en
definitiva, con el gigantesco cuerpo etérico del universo
en el que vivimos. Esta inmensa zona, que abarca una
multitud de campos mucho más pequeños, es el medio
por el que se transmiten todas las energías que actúan
en nuestro sistema solar, en nuestras esferas planetarias
y en todas las formas de vida de estas esferas. La única
forma de entrever la magnitud de esta gran unidad es
mediante la experimentación interior.
Cada uno de nosotros tiene un cuerpo etérico mediante
el cual está conectado al Todo. Este cuerpo, que también se llama cuerpo vital y que penetra en el cuerpo
físico y en su extenso e intrincado sistema nervioso, es
la verdadera forma original de su manifestación externa
y tangible. También es el medio a través del cual fluyen
las energías vitales y que nos une a todo lo que existe.
Los seres humanos viven en la superficie de la Tierra y
están en contacto con el cuerpo etérico del planeta. El
cuerpo humano está inmerso en un incesante flujo de
irradiaciones de nuestra Tierra y también en la cualidad
esencial de nuestro Logos Planetario que intercambia
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constantemente energías con su entorno, de la misma
forma que nosotros lo hacemos con el nuestro. Mediante el silencio, la identificación y la oración podemos intentar participar conscientemente en los movimientos,
los tonos, los colores y las metas de la evolución del
Logos Planetario. La reflexión y la meditación que se
incluyen a continuación pueden ser de ayuda para ello.
Reflexión y meditación sobre el Logos Planetario
El principal método que está a disposición del ser humano moderno para acercarse a las dimensiones espirituales es la meditación. La persona espiritualmente
orientada intenta expandir su pensamiento y su percepción para participar en una conciencia cada vez mayor.
La mejor forma de conseguirlo es a través de la meditación que, mediante la inmersión en nuestras propias
profundidades, la contemplación y la fusión con nuestro
ser interior, nos conduce a una experiencia de unidad
con el Todo. Cuando alcanzamos un profundo estado
de meditación, los límites se disuelven, nos sumergimos
en un espacio de conciencia superior y sentimos que formamos parte de la grandeza y la plenitud de una vida
que lo todo lo abarca, tanto en nuestro interior como a
nuestro alrededor.
Al experimentar esta sensación de unidad con todo lo
que existe, nos sentimos responsables de todo lo que
ocurre en la Tierra. Sabemos que el mantenimiento
del orden subyacente a la vida y la consecución de los
objetivos depende de cada uno de nosotros. Los textos
esotéricos sostienen que después de la tercera iniciación
se tiene conocimiento del Plan, es decir, se establece
contacto con la voluntad del Logos Planetario. El Plan
es el propósito y la energía subyacente a todo el proceso
de manifestación, y la actividad de las leyes perpetuas
de la evolución que, no sólo existen en nuestro tiempo
y espacio, sino que permanecen en vigor a lo largo de
un ciclo mucho mayor y que están en sintonía con la
meta final de la evolución. Otra forma de referirse a
estas leyes superiores es utilizar expresiones como: la
voluntad de Dios, las regularidades de la naturaleza o
de la evolución, o las energías motivadoras e impulsoras
que irradian de nuestro Logos Planetario y fluyen hacia
nuestra vida terrestre a través de los signos del zodíaco
y de los planetas.
En estos procesos de toma de conciencia, el pequeño yo
personal es cada vez menos importante. Vamos más allá
del estrecho espacio de nuestras personalidades y pasamos a formar parte consciente de la vida del cosmos.
Nos damos cuenta de que estamos unidos de forma
permanente a toda la vida de nuestro planeta y a todo
el universo. Esta sensación de unidad hace que se desvanezca todo lo que atormenta o preocupa a nuestro
yo personal. Es como volver a casa o como sentirse totalmente aceptado. Es una sensación de felicidad por
sentirse inmerso en un gran orden y en un amor superior que nos da un enorme sentimiento de seguridad.
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Ejercicio de meditación
Estamos sentados en nuestras sillas y nos sentimos cómodos y relajados. Cerramos los ojos y, poco a poco,
vamos sintiéndonos cada vez más tranquilos. Relajamos
los músculos. Nos concentramos en la frente y relajamos
sus músculos. Sentimos la frente suelta y la cara relajada.
La lengua reposa en la mandíbula inferior y respiramos
tranquila y uniformemente por la nariz. Pensamos:«Me
respira».
Nos concentramos en el centro que se encuentra entre las cejas. Desde ahí mantenemos la personalidad
tripartita (física, emocional y mental) en equilibrio y nos
unimos con nuestro verdadero yo, el alma, que mora
en nuestro interior. Expandimos nuestra conciencia y
mentalmente abarcamos todo el planeta con amor. Nos
sentimos uno con todo lo que respira y vive.
«Oh, Tú en quién vivimos, nos movemos
y tenemos nuestro ser,
la fuerza que renueva todas las cosas,
dirige el destino de la humanidad hacia lo mejor,
conmueve en todas partes los
corazones de los hombres
para que se abran al espíritu del amor,
de hermandad y de responsabilidad mutua.
Que la buena voluntad sea el móvil
de todas las acciones
y que el reino de la paz se restablezca en la Tierra.
Que el amor de la Vida Una
afluya a nuestros corazones
a través de nuestro grupo y a todo el mundo».
Nos unimos mentalmente con todas las personas que
conocemos. Sentimos que
estamos unidos por el mismo
espíritu e irradiamos ese
espíritu hacia la humanidad con
un OM conjunto.
OM
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La meditación
sobre el zodíaco
Introducción.
Las tres festividades de luna llena.
La ciencia de la meditación.
dedica a los más profundos niveles del ser, es decir, al
centro del individuo, a aquello a través de lo cual el ser
humano está unido a todo lo vivo.«Sin meditación, el
ser humano no puede convertirse en un verdadero un
ser humano».
Introducción
Hoy se oye hablar mucho sobre meditación y constantemente aparecen nuevas técnicas de autoconocimiento y
de autoayuda. Un número cada vez mayor de personas
quiere entrar en contacto con las energías espirituales
para obtener orientación en sus vidas. Con las meditaciones sobre el zodíaco no pretendo ofrecer una nueva
técnica de crecimiento personal sino llamar la atención
sobre el hecho de que cada mes afluyen a nuestro planeta unas energías que podemos percibir y aplicar de
forma consciente en nuestras vidas.
La astrología siempre ha estudiado al ser humano y su
relación con las energías cósmicas. La nueva tendencia
astrológica que denominamos «psicología astrológica»
nos permite profundizar en la psique del individuo a
través del horóscopo; en concreto, nos proporciona información acerca de sus múltiples manifestaciones en
la vida, acerca de sus estructuras de comportamiento y
también acerca de los impedimentos y las oportunidades de desarrollo. La meditación también se ocupa del
ser humano pero en una dimensión más espiritual; se
En psicología astrológica dibujamos los horóscopos con
un círculo en medio. El círculo simboliza el ser interior,
el verdadero yo o el centro del ser humano y, al hacer la
interpretación astrológica, intentamos comprender los
espacios y las influencias que están alrededor de este
círculo.
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La estructura de aspectos refleja el estado de conciencia
y la motivación interna de la persona. Las posiciones de
los planetas en las casas indican la forma en que el ser
humano reacciona a su entorno. Y los signos del zodíaco
muestran la estructura genética, es decir, los factores hereditarios que la persona trae consigo al mundo al nacer
y que, por supuesto, también incluyen las características
psíquicas y espirituales.
El zodíaco representa un sistema de referencia cósmico
que nos pone en contacto con las diferentes cualidades
psíquicas y espirituales de cada uno de los signos.
Las meditaciones zodiacales son un intento de entrar en
contacto con esa inagotable fuente de energía cósmica
a disposición de la humanidad que es el zodíaco. De
hecho cada persona tiene las doce cualidades básicas
en su horóscopo pero cada mes, y de forma especial
durante los días de luna llena, esas cualidades cósmicas
afluyen a la Tierra y a la humanidad, y es posible sintonizar con ellas. Esta afluencia de cualidades zodiacales
no sólo produce efecto en la mentalidad de las personas
nacidas bajo el signo del mes correspondiente (aquéllas
cuyo Sol estaba situado en ese signo en el momento de
su nacimiento) sino que es un estímulo para toda la vida
de nuestro planeta.
Según la antigua tradición, cada mes durante la luna
llena tiene lugar una transmisión especial de energía. A
través de la meditación individual o en grupo, el día de
la luna llena y los días anterior y posterior, podemos conectar de forma directa con esta transmisión energética.
Según Alice A. Bailey, las meditaciones de luna llena tendrán un papel destacado en la nueva religión mundial.
En los días de luna llena se llevarán a cabo actos solemnes con ceremonias y rituales, de modo que «habrá
tres grandes festividades que se celebrarán en meses
consecutivos. . . ». Estas festividades son la Festividad
de Pascua en abril, la Festividad de Wesak en mayo y la
Festividad de Buena Voluntad en junio.
Las tres festividades de luna llena
Extracto del libro La externalización de la Jerarquía de
Alice A. Bailey (p. 350-351):
«Permítanme indicar las posibilidades que ofrecen
tales acontecimientos espirituales y profetizar la naturaleza de las futuras festividades mundiales. Habrá tres festividades principales cada año, concentradas en tres meses consecutivos, que conducirán,
por lo tanto, a un prolongado esfuerzo espiritual
anual, afectando el resto del año:
1. La Festividad de Pascua
Es la festividad del Cristo viviente resucitado, el Instructor de hombres y Guía de la Jerarquía espiritual.
Es la expresión del amor de Dios. En ese día será reconocida la Jerarquía espiritual que Él guía y dirige,
y se pondrá el énfasis sobre la naturaleza del amor
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de Dios. Esta festividad será fijada anualmente de
acuerdo a la primera luna llena de la primavera,
Aries (en el hemisferio norte), constituyendo la gran
festividad cristiana de Occidente.
establecer la fraternidad y la unidad humana y espiritual, representando el efecto que produce en la
conciencia humana el trabajo realizado por el Buda
y el Cristo.
2. La Festividad de Wesak
Es la festividad del Buda, el intermediario espiritual
entre el centro espiritual más elevado, Shamballa, y
la Jerarquía. Buda es la expresión de la sabiduría de
Dios, la personificación de la Luz y el indicador del
propósito divino. Será fijada anualmente de acuerdo a la luna llena de mayo, Tauro, así como sucede
actualmente, siendo la gran festividad de Oriente.
Estas tres festividades se celebran ya en todo el mundo y, si bien no están relacionadas entre sí, son parte del Acercamiento espiritual de la humanidad. Se
aproxima el momento en que las tres festividades se
celebrarán simultáneamente en todo el mundo, gracias a lo cual se logrará una gran unidad espiritual;
los efectos de este gran Acercamiento, tan cercano
hoy, se estabilizarán por la invocación unida de toda
la humanidad en el planeta.
3. La Festividad de Buena Voluntad
Será la festividad del espíritu de la humanidad que
aspira llegar a Dios, trata de adaptarse a la voluntad divina y dedicarse a expresar rectas relaciones
humanas. Será fijada anualmente de acuerdo a la
luna llena de junio, Géminis. En ese día será reconocida la naturaleza espiritual y divina de la humanidad. En esta festividad, el Cristo ha representado
a la humanidad durante dos mil años y ha permanecido entre la Jerarquía y a la vista de Shamballa,
como el hombre-Dios, el Conductor de Su pueblo y el
«Primogénito entre muchos hermanos» (Ro. 8:29).
Todos los años el Cristo, en esta fecha, ha repetido,
ante la Jerarquía, el último sermón del Buda. Por lo
tanto, será una festividad de profunda invocación
y demanda, de decidida aspiración, a fin de poder
Los restantes plenilunios constituirán festividades
menores y serán consideradas de vital importancia.
Establecerán los atributos divinos en la conciencia
del hombre, en la misma forma que las festividades mayores establecen los tres aspectos divinos.
Estos aspectos y cualidades se llegarán a establecer y determinar por un concienzudo estudio de la
naturaleza de cierta constelación o constelaciones,
que ejercen influencia durante esos meses. Capricornio atañe a la primera iniciación, el nacimiento del
Cristo en la caverna del corazón, y determinará la
preparación necesaria para producir ese gran acercamiento espiritual en la vida del individuo. Doy este
ejemplo a fin de indicar las posibilidades que existen
para adquirir el desarrollo espiritual, mediante la
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comprensión de dichas influencias, y revivir los antiguos credos que serán ampliados hasta alcanzar
relaciones mayores e imperecederas. Tenemos por
lo tanto, lo siguiente:
Shamballa
Jerarquía
Voluntad de Wesak
Dios
Amor de Dios Pascua
Humanidad Inteligencia
divina
Buena Voluntad
Luna llena de
mayo (Tauro)
Luna llena de
abril (Aries)
Luna llena de
junio (Géminis)
Las nueve lunas llenas restantes tendrán relación
con las características divinas y su desarrollo en la
humanidad».
La ciencia de la meditación
Para participar en estas transmisiones de energía hay
que aprender a meditar y practicar de forma individual
o en grupo. Para hacerlo pueden emplearse distintas
técnicas. Una de ellas es la meditación reflexiva en la
que, como su nombre indica, se reflexiona sobre un
pensamiento. Otra es la meditación receptiva, en la que
hay que abrirse interiormente y permanecer en estado
receptivo. Y otra es la meditación creativa, en la que
conscientemente se crean formas mentales con un propósito determinado. En las meditaciones sobre el zodíaco empleamos las tres técnicas.
Empezamos siempre con el alineamiento de la personalidad tripartita (cuerpo, emociones y mente) para calmarnos internamente y sintonizar con el acontecimiento
cósmico. Para ello nos sumergimos en las profundidades de nuestro ser interior hasta llegar a obtener
una experiencia consciente de nuestro verdadero yo.
Una vez conseguido el alineamiento, podemos traspasar nuestros límites personales, entrar en un espacio
cósmico superior y establecer contacto con el influjo
energético dinámico de los signos del zodíaco.
Cuando nos relajamos y en una actitud meditativa nos
dirigimos hacia nuestro interior, penetramos en el «subconsciente» o en el «superconsciente», áreas del ser
humano en donde se encuentran los símbolos arquetípicos y también, por lo tanto, las imágenes de los signos
zodiacales. En ese espacio se originan todas los conceptos religiosos, las ideas sobre Dios y los procesos que
llevan a ser uno mismo. En esta zona, la conciencia se
abre a nuevas dimensiones que permiten penetrar en el
significado más profundo de los signos del zodíaco.
Podemos abrirnos conscientemente a estas energías
construyendo un canal en el plano mental, emocional
y etérico que proporcione acceso directo al significado
espiritual de las cualidades de los signos. En grupo, las
fuerzas de aspiración de cada individuo se intensifican,
el canal se ensancha y se abre más, y se puede establecer
el contacto más fácilmente. No obstante, la meditación
sobre los signos del zodíaco también puede realizarse
en solitario.
Una vez que se ha construido ese canal, establecer
contacto con las distintas energías disponibles en cada
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plenilunio es relativamente fácil. Si en la meditación se
alcanza el punto adecuado de alineamiento, concentración e identificación, las energías se reciben con suma
facilidad. El grupo forma un depósito simbólico, o sea,
un recipiente o una copa a la que afluyen las cualidades
individuales de los signos y, desde ahí, se transmiten a
toda la humanidad. Esta representación simbólica, que
se adapta a las cualidades particulares de cada signo,
representa una parte importante de la fase creativa de
la meditación.
En este proceso creativo, debe recordarse que la corriente de energía sólo fluye si permanece en movimiento, es
decir, si a través del grupo se dirige hacia el entorno,
hacia nuestros semejantes y hacia toda la humanidad.
Este proceso está sujeto a la ley de la invocación y la
evocación. La fuerza mental unida, la aspiración espiritual y la invocación en común de principios espirituales
ponen las energías en movimiento. La invocación casi
siempre desencadena una respuesta, es decir, un flujo
de energía descendente o una evocación. Pretender recibir estas energías y cualidades para uno mismo sería
un error. Esto sólo conseguiría estancar la corriente de
energía y caer víctima de las leyes de la rigidez, la cristalización y la decadencia que en última instancia conllevan
destrucción. Por eso, al final de la meditación, el grupo
siempre se dirige hacia la humanidad y le transmite las
energías que ha recibido.
Así pues, vemos que las meditaciones sobre el zodíaco
son un servicio espiritual y un proceso de transformación en el que se puede participar cada mes. Es muy
probable que, desde la antigüedad, las cualidades de
los signos del zodíaco hayan entrado en la conciencia
de la humanidad de esta manera: de la misma forma en
que se recibe cualquier impresión espiritual y cualquier
nueva revelación de sabiduría divina.
Si pertenecemos a un grupo de meditación que funcione bien y reaccionamos de una forma particularmente
intensa a la cualidad de algún signo (tal vez porque
nuestro Sol o cualquier otra configuración de nuestro
horóscopo está en ese signo), la meditación casi siempre
producirá una mayor comprensión del signo. Gracias a
determinadas técnicas de transformación de energías y
sustancias durante los períodos de plenilunio y también
gracias a los ejercicios de visualización de cada signo,
en las meditaciones sobre el zodíaco casi siempre se
consiguen resultados puesto que «la energía sigue al
pensamiento».
En la meditación de pensamiento controlado (meditación mental), las fuentes y causas internas del flujo de
energía están relacionadas con la manifestación externa
a la que se aspira. El proceso creativo de transformación
puede describirse como se hace a continuación.
La fuerza vital que subyace en toda manifestación es
energía. Mediante la meditación, el ser humano puede
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percibir y reaccionar a esas energías. Un pensamiento
o una imagen surgidos durante la meditación son medios para contactar con esos importantes aspectos de
la fuerza vital que llamamos luz, amor y vida.
mente, las olvidamos. Por eso es recomendable que,
como se hace con los sueños, al final de la meditación
escribamos inmediatamente los pensamientos e ideas
que han surgido.
Al revestir correctamente nuestros pensamientos, los sacamos del mundo de las ideas y los dirigimos hacia actividad espiritual, consiguiendo un efecto transformador
en las formas vivas. En la meditación sobre el zodíaco
debemos aspirar siempre a este proceso creativo. Esto
supera muchas formas de meditación modernas; por
ejemplo, la meditación en la que se «hace el vacío», en
la que la mente es liberada de sus funciones normales
y donde, en lugar de una sensación de paz, se alcanza una sensación de parálisis. De esta forma, la mente
no puede valorar las inspiraciones recibidas durante la
meditación. Las meditaciones sobre el zodíaco requieren una participación despierta y creativa de la mente
que permita poder reaccionar a las energías y visiones
recibidas, registrarlas, interpretarlas y guardarlas en la
memoria. ¡Cuántas veces hemos comprobado la volatilidad de las inspiraciones o impresiones espirituales!
Si no encontramos una forma de retenerlas en nuestra
La contemplación «bajo la luz del alma» de una frase o
pensamiento semilla distinto para cada signo del zodíaco produce nuevos pensamientos e inspiraciones que
son interpretados y aplicados por la mente práctica. En
otras palabras, en las meditaciones sobre el zodíaco intentamos penetrar de forma cada vez más profunda en
las cualidades de los distintos signos para obtener una
mayor comprensión de los mismos; en especial de sus
interconexiones psíquicas y espirituales.
Para conseguir que el grupo sintonice mentalmente con
las cualidades particulares del zodíaco, es recomendable empezar leyendo en voz alta los textos incluidos para cada signo. La estructura de las meditaciones que se
encuentran al final de cada capítulo ha sido cuidadosamente elaborada y probada. La experiencia demuestra
que estas meditaciones permiten obtener muy buenos
resultados.
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Aries
Las tres grandes festividades.
Aries, el signo de los nuevos comienzos y de la voluntad.
El prototipo de la fuerza impulsiva.
El símbolo de Aries.
El efecto liberador de la fuerza impulsiva de Aries.
La formación del yo.
Llegar a ser uno mismo.
La polaridad Aries–Libra (eje de encuentro).
Los planetas regentes.
El pensamiento semilla esotérico de Aries.
El nacimiento del verdadero yo.
El pensamiento creativo.
Meditación de Aries.
Aries: 1er signo del zodíaco
Mes: 21 de marzo – 21 de abril
Cruz: Cardinal
Temperamento: Fuego
Luna llena: Sol en Aries – Luna en Libra
Casas: 1/7 Eje de encuentro
Problemática: El yo frente al tú
Regente exotérico: Marte
Regente esotérico: Mercurio
Pensamiento semilla:
«Surjo y, desde el plano mental, rijo».
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Aries
Las tres grandes festividades
El desarrollo de la humanidad, como el de todos los reinos de la naturaleza, está sujeto a la ley de flujo y reflujo.
A través de períodos cíclicos de diferente intensidad, el
estímulo espiritual provoca el crecimiento y la transformación de la conciencia humana, e impulsa el curso de
la historia.
Este estímulo cíclico es de naturaleza tanto macrocósmica como microcósmica. Hay ciclos mayores y menores
que se solapan entre sí y que ejercen una influencia conjunta en la humanidad. Uno de estos ciclos es el ciclo
anual, en el que destacan tres momentos de máxima intensidad espiritual: las tres grandes festividades de Aries,
Tauro y Géminis. Estas festividades son las principales
de una serie de festividades de luna llena que se celebran a lo largo de todo el año. La primera de ellas es la
Festividad de Pascua y se celebra durante la luna llena
de Aries.
Aries, Tauro y Géminis representan los prototipos de las
cualidades de las tres cruces y, en particular, Aries es el
prototipo de la cruz cardinal. En Aries siempre empieza
algo. En la naturaleza comienza la primavera, en el zodíaco empieza la serie de signos y en la progresión de
la edad se inicia la vida.
La Festividad de Pascua también marca un nuevo comienzo y su símbolo es el Cristo resucitado. Si bien en
esta festividad se conmemora la muerte y la resurrección
de Cristo, el énfasis está en la resurrección y en la renovación, no en la muerte ni en el sufrimiento de la crucifixión.
La resurrección es algo que todos podemos experimentar en nuestro interior si nos unimos a la naturaleza en
la eclosión de la vida que se produce en primavera y nos
dirigimos hacia nuevas metas espirituales.
Aries, el signo de los nuevos comienzos y de
la voluntad
Aries es el primer signo del zodíaco. Es el signo del yo. En
Aries empieza el desarrollo del yo y se inicia un ciclo de
manifestación. Es un signo de fuego y transmite a nuestra vida planetaria las energías del Primer Rayo, el Rayo
de Voluntad o Poder. Aries representa un principio que
emana de un núcleo, es decir, del yo, y que empuja hacia su desarrollo. En ese núcleo late la energía ígnea de
la voluntad que, con una concentrada fuerza de empuje,
puede apartar de su camino cualquier impedimento sin
titubear.
El signo de Aries pertenece a la cruz cardinal que, desde
el punto de vista esotérico, es la cruz del Padre, de
la voluntad y de la omnipotencia. En Aries aparece la
voluntad de vivir y, de esta forma, se da el primer paso
hacia la encarnación. Según un antiguo enunciado, Aries
«despierta la voluntad de llegar a lo más bajo para, una
vez allí, controlar, conocerlo todo y enfrentar todas las
experiencias».
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Aries
En su libro Astrología esotérica, Alice A. Bailey observa
que, para Aries, hay cuatro notas clave que imparten la
misma idea:
1.
2.
3.
4.
Expresa la voluntad de ser y hacer.
Desarrolla el poder de manifestar.
Entra a luchar por el Señor.
Llega a la unidad por medio del esfuerzo.
En el zodíaco, con Aries comienza el gran ciclo de lucha
hacia la expresión. Empieza el proceso de llegar a ser
uno mismo. La fuerza del yo se expresa de forma impetuosa pero, con frecuencia, de una manera todavía poco pulida. Aries es impulsivo, emprendedor y entusiasta.
Irradia fuerza y energía, y muestra coraje e intrepidez
incluso en situaciones desesperadas. Los nacidos bajo
Aries van siempre hacia delante y tienen la capacidad
de entusiasmar a los demás. Son pioneros que colaboran activamente en el progreso del mundo pero que
se preocupan muy poco por las consecuencias de sus
acciones. Aries actúa primero y piensa después. Quiere
obtener el éxito inmediato y de un sólo golpe, y tiene
muy poca paciencia para tareas a largo plazo. Necesita
el elemento vivificante de la acción fresca y única y, por
lo general, consigue las cosas al primer intento.
El prototipo de la fuerza impulsiva
Aries es el prototipo de la fuerza impulsiva de la cruz
cardinal (que en la filosofía hindú se conoce como principio rajásico) y, por consiguiente, está sometido a la
ley de tensión y relajación. De acuerdo con esta ley,
Aries tiene fases en las que participa en la vida de forma
muy activa y en las que se abalanza con un entusiasmo
desbordante hacia las metas que desea alcanzar, y fases
en que su energía se agota y necesita un período de
recuperación. En el campo de la psicología, este aspecto se manifiesta en forma de los característicos ciclos
maníaco-depresivos. La curva de energía psíquica de su
voluntad crece rápida e intensamente pero, al cabo de
un tiempo, vuelve a caer como es característico en la
cruz cardinal del zodíaco o cruz del impulso.
La impetuosa fuerza impulsiva de este signo de fuego
hace que, muy a menudo, se encuentre con que ha
rebasado el objetivo que se había establecido. Arrollar
y sobrepasarse son características muy típicas de este
signo. Le resulta difícil respetar los límites, tanto los
propios como los ajenos (especialmente estos últimos),
y esto le ocasiona dificultades en las relaciones con los
demás puesto que, con frecuencia, su carácter impulsivo
entra en conflicto con cualidades como la paciencia, el
tacto, la forma, la moderación, el decoro, etc. Uno de
los aspectos que Aries debe cultivar es la capacidad de
moderar y dosificar sus fuerzas, y ésta es una tarea en
la que trabaja a lo largo de toda la vida.
Por otra parte, la tarea espiritual de Aries consiste en
derribar los límites endurecidos y superar los muros y
las barreras levantadas por el miedo para que la vida
pueda progresar y desarrollarse.
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Aries
El símbolo de Aries
q
El símbolo de Aries puede verse en la cara de todas las
personas. Sólo hay que trazar una línea imaginaria que
una las cejas y la parte superior de la nariz. Indica una
marcada conciencia de la propia personalidad con una
intensa fuerza para conseguir lo que se quiere, impulsividad y una penetrante capacidad mental. Pero también
una cierta tendencia a comportamientos violentos, coléricos, defensivos, etc.
Aries es el signo de los nuevos comienzos y los nuevos
desarrollos. En la naturaleza podemos ver el símbolo de
Aries en los capullos y en las hojas recién brotadas que
encarnan la nueva vida y el comienzo de un nuevo ciclo.
La envoltura externa es perforada por el impulso de
la fuerza interior para proporcionar espacio a la nueva
vida.
Este proceso de perforación es desencadenado por la
fuerza dinámica de la voluntad del yo interior. Esta fuerza puede actuar de forma destructiva o de forma creativa, dependiendo de cómo se aplique.
El efecto liberador de la fuerza impulsiva de Aries
Durante el mes de Aries tenemos la oportunidad de
colaborar con esta fuerza ariana renovadora que, como el efecto purificador del fuego, nos permite acabar
con viejos estados no deseados. Del mismo modo que
en primavera nos animamos a realizar la «limpieza de
primavera», también podemos llevar a cabo una limpieza de nuestra personalidad para liberarla de condiciones no deseadas. En lo referente a la salud, este es el
momento adecuado para eliminar los residuos acumulados durante los meses de invierno mediante la aplicación de curas purificadoras y el mantenimiento de una
dieta razonable. Pero eso no es todo, porque la vivificante energía ariana también nos permite disolver y
deshacernos de las cargas emocionales, los miedos y
las preocupaciones opresivas. De este modo, dejando
atrás lo viejo, podemos dedicarnos a lo nuevo con total
confianza.
Cristo resucitado nos dijo: «He aquí que hago nuevas todas las cosas». Esta frase hace referencia a la fuente del
vivificante elemento ariano que todos tenemos en nuestro interior; apunta a la fuerza crística o a la universal
fuerza del amor que todos poseemos y que abre nuevos manantiales de vida. En el mes de Aries queremos
abrirnos a estas fuentes de una manera muy especial.
Una vez que la fuerza del amor fluya libremente a través de nosotros, experimentaremos una renovación de
nuestra personalidad y aprenderemos a amar de nuevo.
La formación del yo
En Aries comienza el desarrollo del yo. Pero para avanzar en el proceso de desarrollo se necesita un centro
fuerte: se requiere seguridad interior. Si nuestro yo no
está aún suficientemente desarrollado, ahora podemos
cerrar
28
Aries
trabajar en su construcción, por ejemplo, liberándonos
de las dependencias excesivas de nuestro entorno y
aceptándonos tal como somos en realidad.
Si queremos tener éxito en la vida, necesitamos una forma adecuada para funcionar en el mundo, es decir, un
yo fuerte y resistente. Si no lo tenemos, las influencias
externas nos afectan excesivamente y nos convertimos
en juguetes del entorno. Pero si el yo es demasiado fuerte existe el peligro de que cristalice y, en ese caso, la
forma está tan cerrada que nada puede entrar ni tampoco salir. Una persona así es cautiva de la forma de su
yo. Es como si estuviera en una prisión: no está abierta a
sus semejantes ni es permeable a la irradiación de su ser
interior. En el mes de Aries podemos emplear la fuerza
impulsiva ariana para derribar los muros que, en errónea autodefensa, hemos erigido a nuestro alrededor.
Por lo general, el individuo Aries tiene una clara conciencia de sí mismo. Aries es el primer signo de la cruz
cardinal y es completamente natural que una persona
con énfasis en este tipo de energía se sienta impulsada a la actividad por fuerzas internas y externas, con
el propósito de crear un mundo nuevo y mejor. Pero
siempre existe el peligro de que, debido a una ambición derivada de un exceso de énfasis en el yo, intente
sobrepasar a los demás en algún ámbito, bien sea en
conocimientos, en cultura, en su propia profesión o en
cualquier otro aspecto. Entonces, con mucha facilidad,
se cae en una sobrevaloración de la propia importancia
personal, surge un espíritu de competitividad insano y
se producen luchas de poder. Con frecuencia, la fuerte
tendencia a la extroversión de Aries lo lleva a intentar
resolver los problemas y los conflictos mediante enfrentamientos con el mundo exterior, en lugar de hacerlo
en su interior. Generalmente, atribuye el éxito que obtiene en el mundo a sus propias fuerzas y sobre esto
construye su autoconciencia.
Pero, en las personas espiritualmente orientadas, lo
esencial es el nuevo nacimiento, es decir, el nacimiento
del verdadero yo: el yo que forma parte del ser eterno.
En el mes de Aries podemos abrirnos y prepararnos de
forma especial para este nuevo nacimiento.
En muchas situaciones, volver al punto de inicio puede
ser de gran ayuda. Allí podemos efectuar correcciones,
rectificar errores y empezar de nuevo. Nuestro punto de
partida es el yo interno: el verdadero yo. En él podemos
encontrar toda la ayuda que necesitamos: una ayuda
que proviene de nuestra más profunda fuente de vida.
Esta fuente de energía nos da la fuerza que nos permite
experimentar el «yo-soy» y nos conduce al «yo-quiero»
y al «yo-puedo». Nos damos cuenta de que somos útiles
y de que nuestra aportación es valiosa. Con esta certeza
interior nuestras fuerzas crecen y nos sentimos capaces
de eliminar los estados no deseados y de crear un nuevo
orden, tanto en nuestro interior como en nuestro entorno, para que la nueva vida que tiene su comienzo en
Aries pueda prosperar.
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29
Aries
Llegar a ser uno mismo
La cuestión del llegar a ser uno mismo es uno de los
temas fundamentales de la existencia humana. En sentido espiritual, ser uno mismo significa desarrollar una
correcta conciencia del yo, es decir, encontrar el verdadero centro. Todo individuo necesita un centro que pueda actuar como recipiente receptor de las energías espirituales. Quien todavía no tenga centro debe construírselo y quien tenga demasiado debe hacerse permeable.
Muchas personas espiritualmente orientadas se preguntan si al concentrarse en el yo no estarán alimentando
su egoísmo. Pero es precisamente todo lo contrario. Si
no conocemos nuestro propio yo, es decir, si llevamos
una vida poco consciente, el yo nos gobierna y hace con
nosotros y con el entorno lo que le place. Si deseamos
controlar las fuerzas del yo, debemos conocerlo a fondo y familiarizarnos con las posibilidades y los efectos
de sus fuerzas. En la vida, un yo demasiado débil es un
obstáculo pero un yo endurecido también lo es. Por lo
tanto, antes de poder tratar con las energías espirituales
sin riesgo, primero debemos esforzarnos por alcanzar
una conciencia del yo sólida y firme. La relación con
nuestro entorno, con nosotros mismos, con nuestro ser
más esencial y con lo trascendental depende de ello.
En este proceso, lo esencial es aprender a decirse «sí» a
uno mismo. Hay que aprender a dar un paso al frente y
mostrarse al mundo afirmando: «Yo soy así, pienso así
y actúo así. No me rijo por la opinión de los demás. Soy
como soy».
La mayoría de personas tienen miedo a presentarse como realmente son. Temen que se las juzgue mal o que
los demás vean sus puntos débiles.
El ser o el yo recién nacido que se manifiesta por primera vez en Aries todavía no está completamente formado,
es inseguro, se lo puede herir con facilidad y se siente
amenazado por fuerzas desconocidas. Necesita apoyo
y ayuda desde fuera y desde dentro. Si el entorno ejerce un efecto demasiado intenso en este pequeño ser,
acabará construyendo un mecanismo de defensa para
protegerse. Esto es perfectamente natural y comprensible en la infancia pero, si esta situación continúa en el
adulto, existe el riesgo de perder la propia forma de ser.
Quien está demasiado ocupado protegiéndose del mundo exterior o quien quiere satisfacer todas las demandas externas, no tiene tiempo para conocer, desarrollar
y fortalecer su propia naturaleza, ni para establecer una
relación con el mundo externo que esté en sintonía con
su ser interior.
Si no dejamos de estar condicionados y limitados por
los patrones de conducta formados durante la niñez, no
podremos avanzar en el crecimiento espiritual. Durante
los primeros años de vida, debido a la educación y a
las exigencias de adaptación al entorno, se construyen
las «formas aparentes del yo» que, a menudo, tienen
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Aries
Durante mucho tiempo creemos que debemos defender
la imagen que nos hemos creado de nosotros mismos.
Creemos que esas máscaras o roles nos protegen pero,
en realidad, no son más que un autoengaño. Nos hemos distanciado tanto de nuestra esencia que, al final,
nos sentimos enajenados. Entonces vivimos con el miedo a que los demás lo descubran. Nuestra inseguridad,
nuestra confusión y nuestra soledad se esconden tras
miles de máscaras. El simple pensamiento de que otros
puedan darse cuenta de nuestros puntos débiles nos
sobrecoge y nos da miedo: por eso nos cerramos. Desesperados, inventamos continuamente nuevas fachadas bajo las que podamos escondernos y en donde nos
sintamos protegidos de las escudriñadoras miradas del
exterior.
La polaridad Aries–Libra
Eje de encuentro
Los signos de Aries y Libra corresponden a las casas 1 y 7, que forman eje de encuentro (véase Las casas astrológicas). Una mirada comprensiva del tú puede ser nuestra
salvación y una gran ayuda en el
proceso de llegar a ser uno mismo.
En nuestro interior sabemos que es cierto. Si somos
honestos con nosotros mismos, debemos admitir que
estamos deseando que los demás reconozcan lo que
realmente somos y que nos acepten con amor. Esta
aceptación es lo único que nos da seguridad. Cuando
experimentamos que valemos algo y que significamos
algo para alguien, entonces nos volvemos libres. Sin embargo no mostramos esta necesidad de ser aceptados,
no nos atrevemos a expresarlo. Tenemos miedo de que
en lo más profundo de nuestro ser no exista nada de
valor y de que, al verlo, los demás nos rechacen. Por
eso continuamos jugando desesperadamente al juego
del escondite: una sólida fachada por fuera y un niño
tembloroso por dentro. Pero esta actitud nos impide
convertirnos en verdaderos seres humanos. La única
forma de conocerse a uno mismo es exponerse y experimentarse en el encuentro con los demás, honesta y
abiertamente. Cuando nos abrimos de forma espontánea a los demás, es decir, cuando nos abrimos al amor,
origen de todas las oportunidades de transformación y
MC
u
muy poco que ver con el yo interior. En determinado
momento del proceso de desarrollo, para poder llegar
a ser verdadera y honestamente uno mismo, hay que
liberarse de estas formas de defensa y de todo tipo de
imágenes demasiado idealistas sobre uno mismo. Los
mecanismos de defensa y las formas aparentes del yo
pueden haber sido de gran valor hasta determinado
momento pero, como adulto, deben abandonarse para
que el verdadero yo pueda surgir y realizarse. Es un
proceso difícil pero necesario.
DC
AC
q
30
IC
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31
Aries
causante de la demolición de todas las barreras, entonces Libra, el signo opuesto a Aries, se activa y se hace
posible el encuentro entre el yo y el tú. Las personas
Aries deben estar siempre dispuestas a encontrarse con
el tú de forma abierta y honesta, y a mostrarse como realmente son. Sólo en este encuentro con los demás (en
grupo o en una relación amorosa) puede manifestarse
el yo que está esperando reconocimiento y aceptación
en el interior.
Los planetas regentes
k
h
El regente exotérico de Aries es Marte y su regente esotérico es Mercurio. Mercurio nos permite establecer relaciones con los demás. Es el planeta del intelecto y de
la mediación inteligente. La tarea de Mercurio es pensar antes de emprender la acción; no como Marte, que
«primero dispara y después pregunta» y que, con sus
bruscas maneras, a menudo molesta a los demás sin
darse cuenta. En una persona con el Sol en Aries predominan las cualidades combativas de Marte pero, cuando
empieza el camino espiritual, poco a poco, la influencia
moderadora de Mercurio se hace cada vez más fuerte,
es decir, la inteligencia se hace más poderosa. De una
forma mucho más clara que en cualquier otro signo, en
Aries se hace evidente que todo está iniciado, causado
u originado por uno mismo. Todo lo que Aries piensa se
ve impulsado hacia la manifestación y la realización, y sólo Aries puede deshacer las formas mentales de miedo,
depresión y desaliento que él mismo creó empleando la
misma fuerza creativa que utilizó para erigirlas. Por eso,
las personas en las que predomina la energía ariana están sujetas a un constante ir y venir, oscilan entre la construcción y la destrucción de formas y muestran fluctuaciones sentimentales maníaco-depresivas que son muy
difíciles de controlar.
Aries también es un signo de purificación. Marte participa en esta purificación mediante el fuego, la guerra y el
combate; y Mercurio mediante la percepción mental, es
decir, mediante la capacidad de reconocer y diferenciar.
Con la colaboración de ambos regentes, el combate se
lleva al plano mental y desencadena elevados procesos
de pensamiento. La fuerza de voluntad y la capacidad de
diferenciar permiten rechazar todos los pensamientos
negativos y no deseados, eliminar las formas aparentes
del yo y concentrarse en la realización del verdadero yo.
Mercurio se convierte en el principio iluminador que
libera la mente. Conduce al ser humano por la vida y lo
capacita para emplear sus energías combativas en llevar
adelante sus ideas creativas, unas ideas que no buscan
el beneficio personal sino el bien del mayor número de
personas posible.
El pensamiento semilla esotérico de Aries
«Surjo y, desde el plano mental, rijo».
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32
Aries
Los textos esotéricos se refieren a Aries como «el lugar
donde nacen las ideas divinas». Con esta frase se hace
referencia no sólo al impulso de las almas hacia la encarnación (donde están regidas por Marte hasta que se
produce una nueva orientación y se hacen receptivas a
la influencia de Mercurio) sino también al nacimiento
de ideas divinas en nuestra mente, es decir, a los pensamientos e ideales que surgen de nuestro interior y que
quieren convertirse en motivaciones vitales. En la meditación de hoy debemos estar especialmente receptivos
a estas ideas.
Resumiendo una vez más: Aries es el signo de los comienzos, el signo del nacimiento y el signo de las ideas
que se forman en la mente y se envuelven en sustancia
para nacer. Debemos prestar atención a aquello que
proviene de nuestro interior y quiere manifestarse a través de nosotros, sea nuestro propio yo o una nueva idea
que se nos ocurre y pide ser expresada: una idea, una
chispa de entusiasmo que despierta en nuestro interior
y que puede cambiar de golpe toda nuestra vida. A partir de ese momento ya no somos la misma persona; algo
nuevo ha nacido en nuestro interior. En su sentido más
elevado, lo que tiene lugar es el nacimiento de Cristo
en nuestro corazón: el nacimiento del verdadero yo en
nuestro interior, un nacimiento que llega a consumarse
gracias a la fuerza ariana y a la ayuda de la voluntad
superior.
El nacimiento del verdadero yo
Todo nacimiento requiere fuerzas para perforar y romper las envolturas que protegen a la vida interior. Así
como el polluelo rompe la cáscara del huevo para alcanzar la luz del día, el yo interno, en su proceso de llegar
a ser o nuevo nacimiento, también debe romper las envolturas externas. Debe romper las formas aparentes
del yo, sus máscaras y sus rígidas barreras defensivas. Y
cuando esto ha ocurrido, nos quedamos completamente desnudos y tenemos que orientarnos de nuevo.
Tenemos que penetrar en nuevas dimensiones de la existencia y para ello debemos atravesar forzosamente alguna frontera. Nos introducimos en zonas que todavía nos
son desconocidas, por lo tanto, debemos ser precavidos
y aprender a permanecer en silencio para conectar con
nuestro sentido de orientación interno. Si avanzamos
demasiado rápido, pensando que con la dinámica y combativa fuerza ariana podremos «conquistar el reino de
los cielos en un instante», podemos sufrir importantes
contratiempos. Necesitamos orientación e información
detallada sobre la zona en la que nos estamos adentrando y esta ayuda nos la proporciona Mercurio, el regente
esotérico, que nos sirve como mensajero y como fuente
de información.
El pensamiento creativo
El pensamiento puede sernos de gran ayuda en este
proceso de nuevo nacimiento. Si reconocemos la fuerza
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Aries
de nuestro pensamiento podemos trabajar de forma
creativa en el plano mental. El poder del pensamiento
nos permite aspirar al bien y ambicionar lo mejor tanto
para nuestro desarrollo como para el desarrollo de toda
la humanidad y, de esta forma, cooperar en la mejora
de los asuntos humanos.
En Aries el pensamiento es poderoso; no obstante, debe
aspirarse a conectar el pensamiento concreto con el pensamiento abstracto para escapar de los usuales círculos
viciosos del raciocinio. El pensamiento abstracto o superior es el instrumento de la intuición que nos permite
romper la envoltura (los límites) de nuestro conocimiento actual y penetrar en zonas que se encuentran más allá
de nuestra aparente capacidad de comprensión. En esas
zonas podemos encontrar ideas completamente nuevas
y llevarlas al pensamiento concreto. Cuando meditamos
en grupo participamos en este proceso creativo, puesto que nuestra intención es traer a nuestra conciencia
nuevas ideas acerca de las cualidades zodiacales y transmitirlas a la humanidad. De este modo servimos a las
ideas superiores desempeñando la función de canal de
conexión en el plano mental y actuamos como una herramienta a través de la cual la luz y el amor pueden fluir
a los corazones de los hombres. Hoy dedicamos nuevamente nuestro pequeño yo y nuestro grupo al servicio
del mundo.
A continuación empezamos la meditación.
Meditación de Aries
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna
tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies.
Para conseguir una relajación corporal más profunda,
trasladamos el foco de nuestra conciencia al centro del
cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener
la sensación de estar sentados en el punto focal, en
el hara. La respiración también desempeña un papel
importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de
la postura corporal se ven reforzadas si relacionamos
los cuatro tiempos de la respiración con pensamientos.
Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse».
Luego contenemos la respiración pensando: «Ser uno».
A continuación inspiramos pensando: «Renovarse».Y,
por último, volvemos a contener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias
veces.
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra
sagrada OM para eliminar cualquier vibración perturbadora.
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Aries
Cuerpo físico
Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla. La
silla me sostiene y la silla está sostenida por la casa.
OM
Cuerpo emocional
Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas
aguas de un lago en las que se refleja la Luna.
OM
Cuerpo mental
Los pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado, escucho en mi interior y observo mis pensamientos sin
distraerme.
OM
Alineamiento con el alma
Siento estabilidad y armonía en mi interior, y estoy preparado para establecer contacto con el alma, mi ser
interior.
Concentro la atención en la cabeza, en el punto del cerebro desde el que pienso. Luego enfoco mi conciencia
en el interior de la frente, relajando completamente sus
músculos. La frente queda distendida y la cara agradablemente relajada.
Dejo que el punto focal de la conciencia se deslice lentamente desde el interior de mi cabeza, a través del cuello,
hasta la parte superior del pecho y aún más abajo, por
detrás del esternón, hasta el corazón. Ahora estoy en el
lugar al que apunto cuando digo: «yo». Me señalo mentalmente con el dedo y pienso: «yo». Procuro percibir
cualquier movimiento de mi yo e intento darme cuenta
de cómo lo experimento en mi interior.
3. Meditación sobre el yo
Yo soy. Estoy aquí, en esta habitación, en este momento,
sentado en esta silla. Es un hecho innegable: yo soy y
estoy aquí. Puedo verme, tocarme y percibirme. Estoy
aquí. Estoy aquí con toda certeza. No hay ninguna duda.
Yo soy. No puedo salir de mi piel. No puedo levantarme
y decir: «Se acabó». Esta certeza es absoluta e inalterable. ¿De dónde provienen la fuerza y el poder que hacen
que mi existencia permanezca?
Quiero experimentar mi yo como realmente es. Con mi
fuerza de voluntad, rechazo todo lo ajeno a mi ser y lo
coloco en la periferia de mi conciencia. Mi capacidad de
resistencia crece y me protege ante posibles miedos y
pensamientos de desaliento e infravaloración. Estoy en
mi centro y me siento fuerte.
4. Ejercicio de visualización (Aries)
Imagino un punto de luz en mi interior que, lentamente,
se hace más grande y se extiende por todo mi cuerpo,
iluminando todo el espacio a mi alrededor. Ahora veo
ante mí una puerta cerrada. Me acerco a ella sabiendo
que debo atravesarla para abandonar las limitaciones
del yo. Abro la puerta, la luz brillante del día entra a
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Aries
raudales y fuera veo un amplio horizonte. Salgo y me
presento al mundo tal como soy. Libre de miedos y de
dudas, me abro completamente y dejo que la luz y el
amor que están tanto en mí como en el mundo fluyan a
través de mí. Inspiro profundamente y medito sobre el
pensamiento semilla.
«Surjo y, desde el plano mental, rijo.»
5. Aspiración en grupo
Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos con amor a todas las personas de la habitación. Nos
unimos con todos los que meditan durante el período
de luna llena para acercarse a las energías espirituales y
formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo
a las energías cósmicas disponibles en este momento.
Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de
Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo.
Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el
grupo al servicio del mundo.
Levantamos lentamente las manos, imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como
esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa). Olvidamos las cosas que han quedado
atrás y nos dirigimos resueltamente hacia nuevas oportunidades espirituales.
Nos consagramos al servicio de la era que viene y deseamos hacer lo posible para preparar las mentes y los
corazones de la humanidad para su llegada.
6. Transmisión a la humanidad
Bajamos lentamente las manos y nos dirigimos hacia
la humanidad, dejando que esa corriente de energía
viva de luz, amor y voluntad creativa fluya a través de
nosotros hacia la conciencia de los seres humanos y se
extienda por toda la humanidad.
Para ello nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos
en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta
y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales llegan a
todos aquéllos en cuyas manos está el destino de la humanidad. A continuación transmitimos la corriente de
energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.
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Aries
La Gran Invocación
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
que afluya luz a las mentes de los humanos;
que la luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
que afluya amor a los corazones de los humanos;
que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
que el propósito guíe las pequeñas
voluntades de los humanos;
el propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los humanos,
que se realice el Plan de Amor y Luz
y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan
el Plan en la Tierra.
OM OM OM
7. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello,
los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos
una leve inclinación frontal.
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Tauro
La Festividad de Wesak.
Las cuatro nobles verdades del Buda.
La transmisión de energías.
Las cualidades de Tauro.
El símbolo de Tauro.
El tipo Tauro evolucionado.
La tarea espiritual.
Las dos direcciones de desarrollo.
La autoaceptación.
La confianza en la vida, la gratitud y la inofensividad.
Los regentes planetarios.
La crisis espiritual de Tauro.
La polaridad Tauro – Escorpio (eje de posesiones).
La iluminación.
El pensamiento semilla esotérico de Tauro.
El proceso de transmisión: la Festividad de Wesak.
Meditación de Tauro.
Tauro: 2 o signo del zodíaco
Mes: 22 de abril – 21 de mayo
Cruz: Fija
Temperamento: Tierra
Luna llena: Sol en Tauro – Luna en Escorpio
Casas: 2/8 Eje de posesiones
Problemática: Mis posesiones frente a las posesiones ajenas
Regente exotérico: Venus
Regente esotérico: Vulcano
Pensamiento semilla: «Veo y, cuando el ojo está abierto, todo se ilumina».
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Tauro
La luna llena de Aries marcó el comienzo de una serie
de festividades de luna llena relacionadas con el primer
cuadrante del zodíaco. Los tres primeros signos representan los prototipos de las tres cruces: Aries, el de la
cruz cardinal, Tauro, el de la cruz fija y Géminis, el de la
cruz mutable. En Aries se inicia un impulso, se concibe
un pensamiento, se crea una idea. Esta idea se origina
en la mente y en Tauro se traslada al cuerpo de deseos.
En Tauro, el deseo, la aspiración o la voluntad recogen
la idea, la elaboran y la llevan a la práctica. Esto requiere el convencimiento interior de que el trabajo debe
realizarse, la aceptación de las tareas vislumbradas, el
aprovechamiento de las oportunidades reconocidas, la
superación de la inercia, el olvido de los deseos egoístas y la disponibilidad a aceptar sacrificios para llevar a
término la realización de la idea percibida.
La Festividad de Wesak
La festividad de la luna llena de Tauro es una de los
más importantes del año. Está relacionada con Buda,
que nació bajo este signo. En la religión budista, coincidiendo con la Festividad de Wesak, muchas personas
peregrinan a un lugar determinado para recibir la bendición del Buda. Según una antigua tradición, durante
esta festividad, en un pequeño valle de los Himalayas,
los custodios del Plan en Shamballa entregan simbólicamente las ideas divinas a Cristo congregado con sus
discípulos, a través del Buda iluminado. Esto, que se ha
venido produciendo anualmente en el plano espiritual
durante miles de años, supone que el Buda abandona
su elevada posición y hace un sacrificio espiritual para
trasmitir nuevas energías a la humanidad con el objeto
de que ésta continúe su proceso de desarrollo.
Para tener una mejor comprensión del trabajo especial
en el que podemos participar durante la meditación de
esta luna llena, es recomendable tener un mayor conocimiento de este acontecimiento de transmisión y de
transformación de energías espirituales. Una breve descripción de la ceremonia, que es la representación simbólica del proceso de transmisión, será de gran ayuda
puesto que nos permitirá imaginar el proceso durante
la meditación.
Buda aparece como un pequeño punto de luz en el cielo
que se hace cada vez mayor a medida que se acerca a
la Tierra. En un pequeño valle en forma de botella de
los Himalayas, los discípulos congregados esperan en
profunda meditación. Cristo está en el punto más alto,
mirando hacia el Buda y preparado para recibir la transferencia de energía. El Buda da a Cristo su bendición, le
transmite su mensaje iluminado y luego desaparece lentamente. A través de Cristo, las energías fluyen hacia la
humanidad. Esta transmisión a la humanidad se celebra
en junio, durante la luna llena de Géminis.
Las cuatro nobles verdades del Buda
Las enseñanzas del Buda están intensamente relacionadas con el signo de Tauro. Con sus cuatro nobles
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Tauro
verdades, Buda explicó las causas del sufrimiento del
ser humano e indicó los medios por los que se podía
eliminar. Su mensaje puede resumirse en unas pocas
palabras que coinciden con la tarea espiritual de Tauro:
«Dejad de identificaros con cosas materiales. Adoptad
la adecuada orientación hacia los valores espirituales.
No consideréis las posesiones y la existencia terrena como la única verdad. Seguid el noble óctuple sendero de
las correctas relaciones con Dios y con los seres humanos, y de esta forma alcanzaréis la felicidad».
Este mensaje es tan válido hoy como cuando el Buda
pronunció estas palabras en la Tierra. Sobre la base de
las enseñanzas del Buda, Cristo fue capaz de establecer
el amor en la Tierra. De esta forma se hizo posible para los seres humanos seguir el camino iluminado que
conduce de regreso a la fuente divina de luz y amor.
La transmisión de energías
Buda, cuya festividad se celebra en la luna llena de mayo, actúa hoy como emisario de esa «Gran Vida» en la
que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Año
tras año, desde que Buda alcanzó la iluminación se han
realizado esfuerzos para intensificar la afluencia de verdadera luz hacia el mundo y para dirigirla hacia las mentes de los hombres en forma de sabiduría, capacidad
de reconocimiento y comprensión. Cada luna llena de
mayo, las fuerzas espirituales de nuestro planeta se han
concentrado en este objetivo. Hoy podemos participar
de forma consciente en la recepción de estas energías o
cualidades de la luz, y en su transmisión a la humanidad.
Queremos servir como transmisores conscientes de las
energías espirituales que en estos días afluyen a la humanidad y nos esforzamos en el intento de percibir la
voluntad divina o el Plan divino para el futuro cercano.
Este conocimiento justifica nuestro esfuerzo por encontrarnos aquí y meditar de forma conjunta. En realidad,
la meditación del zodíaco es un trabajo de servicio a
la humanidad que no persigue ningún tipo de objetivo
personal.
Se transmiten cualidades de sabiduría, de inteligencia
y de correcta actuación. En realidad, estas energías están siempre presentes en la Tierra pero en la luna llena
de mayo son tan particularmente intensas que no sólo obtenemos una mayor comprensión de las mismas
en relación con nuestra propia vida sino que también
podemos pedir más luz y comprensión para aquéllos
que son responsables del destino de la humanidad. Las
energías de la iluminación siempre trabajan a través de
aquéllos que aman verdaderamente a sus semejantes y
que desean ayudarlos espiritualmente.
Las cualidades de Tauro
Podríamos preguntarnos por qué es precisamente Tauro, el signo que relacionamos con el gran proceso de
transmisión de la Festividad de Wesak. Normalmente se
considera que Tauro está más interesado en los valores
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Tauro
materiales de la existencia. Veamos las cualidades del
signo de Tauro más de cerca y exploremos las conexiones. El signo de Tauro pertenece a la cruz fija y es un
signo de tierra, por lo tanto, los nacidos bajo el signo
de Tauro tienen una voluntad constante, son perseverantes, resistentes y poseen una naturaleza de deseos
intensa. Ésta última puede dirigirse tanto a asuntos materiales como espirituales. La naturaleza de deseos o
naturaleza emocional de una persona es el aspecto inferior de la voluntad espiritual y tiene un efecto rotundo
cuando se dirige hacia un objetivo específico. A Tauro
puede costarle decidirse por algo pero una vez lo ha
hecho y su ambición y su interés han despertado, difícilmente renuncia a su propósito. Con su concentrada
fuerza de voluntad puede conseguir con relativa facilidad cualquier cosa que se proponga. Con la influencia
de Tauro, el cuerpo de deseos tiene la capacidad especial de «incorporar».
El símbolo de Tauro
w
Tauro se representa con el dibujo simbólico del toro. El
cuenco significa la recepción de cosas que provienen de
fuera: cosas materiales y espirituales, tanto buenas como malas. El círculo cerrado indica que lo que se ha recibido se preserva y se resguarda firmemente en el núcleo.
Si lo incorporado pertenece al ámbito material puede
ser dinero, posesiones, bienes inmuebles, etc. En cambio, si es del ámbito espiritual puede tratarse de valores
espirituales, verdadera sustancia, ideales, influencias de
otras esferas o incluso la iluminación.
El círculo cerrado del símbolo de Tauro también representa las energías creativas que dormitan ocultas esperando ver la luz. La irrupción de estas energías puede
producirse en medio de la mayor excitación, ocasionando que Tauro pierda su paciencia, o en la más elevada
aspiración espiritual. Entonces, el contenido, es decir,
la energía retenida y almacenada se derrama en la conciencia. Un rayo de reconocimiento irrumpe de repente,
ilumina la situación y aporta la necesaria comprensión.
Entonces, Tauro se libera de sus ataduras y cadenas, y
emprende un nuevo camino. Tan pronto como se produce el reconocimiento se liberan poderosas fuerzas y
Tauro embiste hacia delante y se deshace para siempre
de las personas y las cosas que se han convertido en
obstáculos.
Los individuos Tauro son los verdaderos poseedores de
valores espirituales y materiales. Están tan familiarizados con sus posesiones como con sus propios cuerpos.
Puede decirse que tienen la capacidad de hacer realidad
lo que imaginan. Con su fuerza y su energía, el mundo
vislumbrado despierta a la vida aunque, al mismo tiempo, también puede convertirse en una importante atadura. Esto ocurre porque Tauro no ve sólo la superficie
sino que percibe la sustancia subyacente con cada una
de sus células. Ésta es también la clave del raro don de
realización de Tauro. Una vez que ha visto de forma
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Tauro
plástica lo que desea conseguir, no abandona hasta que
lo convierte en realidad.
El tipo Tauro evolucionado
En el tipo evolucionado de Tauro, la fuerza del deseo se
transforma en aspiración espiritual y los objetivos espirituales se convierten en los valores más importantes de
su existencia. Este proceso de transformación interior
requiere desprenderse de las cadenas y las ataduras a
las que nos hemos ido acostumbrando a lo largo de la
vida, así como la renuncia a la satisfacción de deseos
egoístas y materiales. Este proceso no es nada fácil y
requiere la iluminación de la mente y el despertar de la
voluntad de hacer el bien para el mayor número de personas posible. Esto ocurre mediante la movilización de
las energías del signo opuesto, Escorpio, cuya energía
de transformación psicológica y espiritual relacionada
con el eterno proceso de «muerte y renacimiento» irradia sobre Tauro.
Aquí empieza el sendero espiritual, y las cadenas y las
ataduras que hemos superado se quedan en la cuneta
como formas muertas. Pero esto sólo puede lograrse
con la función superior de la voluntad espiritual. Esta
voluntad espiritual puede ser muy poderosa en Tauro
y operar como voluntad de sacrificio. Cuando Tauro
ha percibido una idea espiritual, hará todo lo posible
para hacer realidad ese ideal en la vida diaria. Ningún
sacrificio ni ningún esfuerzo son demasiado grandes
cuando están al servicio de propósitos espirituales. La
consecución de un logro y la realización de un ideal
siempre están relacionados con algún tipo de sacrificio
en el que lo más pequeño se entrega por alcanzar lo más
grande. Éste es un aspecto característico de las leyes de
la evolución y la idea principal de todo el proceso de la
creación.
Este espíritu de sacrificio aparece siempre que se produce el más mínimo contacto con la voluntad de Dios
o con la energía de Shamballa. Hoy, en la luna llena de
Tauro, esta energía se transmite directamente a la humanidad y debería despertar en nosotros el deseo de
participar de forma consciente en esa voluntad y en su
divino espíritu de sacrificio.
La tarea espiritual
La tarea espiritual de Tauro es precisamente la entrega
y la dedicación a algo más elevado, la alegre renuncia a
los intereses personales en favor del todo o por el bien
de alguna cosa, algún grupo o algún ideal. Durante estos días de luna llena y durante todo el mes de Tauro
podemos dar un importante paso adelante y transformar nuestra vida habitual para dedicarnos con mayor
intensidad a metas espirituales y para armonizar nuestra vida con las leyes de la evolución o, como se expresa
esotéricamente, con el Plan divino.
Esto significa que debemos estar preparados para hacer
algún tipo de sacrificio o para renunciar a algo que nos
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Tauro
gustaría tener. De esta manera pasamos a formar parte
del grupo de los que utilizan sus energías para servir a
los demás. Entonces, en nuestro interior despierta una
alegría vital originada por la experiencia de unidad con
los demás: una alegría que proviene de fuentes espirituales y que sentimos siempre que obtenemos una victoria
sobre nosotros mismos.
Las dos direcciones de desarrollo
En el signo de Tauro, como en todos los demás signos,
hay dos direcciones de desarrollo. Una va hacia arriba
y la otra hacia abajo.
En el hombre común y en la masa, la fuerza del deseo se
convierte en un afán o en una urgencia interna de tener
cosas cada vez mejores y más bellas. ¡Cuántas veces se
ve que los anhelos van más allá de lo que en realidad se
puede conseguir! Queremos más de lo que nos corresponde. Queremos tenerlo todo mejor que los demás.
De ahí surge la envidia, se hacen comparaciones con
los demás y nunca se está satisfecho con nada. Para poner freno a estas ansias y poner bajo control las fuerzas
de aspiración y la naturaleza de deseos es importante
cultivar la gratitud y la capacidad de sentirse satisfecho
con lo que uno tiene. Deberíamos dirigir nuestros ojos
a lo que tenemos a disposición a nuestro alrededor y
reconocer la belleza y la maravilla del presente.
El pensamiento semilla esotérico de Tauro lo expresa
con claridad:
«Veo y, cuando el ojo está abierto, todo se ilumina.»
Entonces todo es hermoso, bueno y agradable. La fuerza del deseo ya no se dirige hacia fuera sino hacia dentro
de uno mismo y se tiene la capacidad de reconocer la
bondad y la belleza en todas las cosas, tanto en uno mismo como en los demás. La gratitud y el ensalzamiento
de la bondad y la belleza son cualidades positivas de la
naturaleza de deseos. Durante el mes de Tauro estas
cualidades pueden cultivarse internamente de forma especial y también podemos reconocer el pasado como
algo lleno de significado. Aunque hayamos tenido experiencias desagradables o incluso terribles, podemos
modificar nuestra actitud hacia ellas y darnos cuenta de
su significado más profundo. Si somos honestos, reconoceremos que todo lo sucedido en el pasado tuvo un
sentido, nos aportó conocimiento y nos hizo avanzar en
el camino.
La autoaceptación
El efecto de esta fuerza iluminadora y curativa se pone
de manifiesto en el hecho de que aceptamos lo que nos
corresponde aceptar. Tomar, aceptar y querer poseer
son atributos típicos de Tauro. En nuestro desarrollo
debemos estar dispuestos a aceptarnos tal como somos y también a aceptar lo que el destino nos depara.
No debemos resistirnos terca y obstinadamente. Debemos aprender a aceptar la realidad, a mirar con los ojos
bien abiertos a nuestro alrededor, a tomar conciencia
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Tauro
de nuestro entorno inmediato y de nosotros mismos, y
a reconocer de forma clara y con realismo qué somos,
qué podemos hacer y qué tenemos para dar al mundo.
Este reconocimiento del propio valor es muy importante
porque, a la vez, ayuda a tomar conciencia de la propia
capacidad de asumir responsabilidades para mejorar las
condiciones del mundo. Aceptarse a uno mismo y aceptar todo lo que ocurre es dar un gran paso en el propio
proceso de desarrollo. Este acto de aceptación supone la liberación de una fuerza redentora y curativa: una
fuerza que derriba los muros que, en errónea autodefensa, hemos erigido entre nosotros y nuestros semejantes,
y entre nosotros y las energías divinas. Toda negación
a aceptar la realidad nos trae dificultades. Levantamos
barreras y nos atrincheramos detrás de nuestras propias
exigencias, con lo cual nos volvemos impermeables a lo
nuevo y a lo bello que quiere crecer y desarrollarse en
nuestro interior y en la naturaleza. No debemos negarnos a nutrir la vida interna agarrándonos ansiosamente
a lo externo y a la aparente seguridad material. Si lo
hacemos y nos agarramos avariciosamente a nuestras
posesiones o a nuestros logros, nos alejamos de las energías de la vida.
Hoy podemos comprobar si hemos levantado muros de
este tipo a nuestro alrededor y, en caso afirmativo, podemos empezar a desmantelarlos. La mejor manera de
hacerlo es mediante la autoaceptación: una autoaceptación que nos hace estar satisfechos y agradecidos con
la vida que pulsa en nuestro interior. Si hay gratitud
en nuestro corazón podemos experimentar de nuevo el
amor que nos trae felicidad y alegría. El centro del corazón se abre y nos volvemos receptivos a nuestro ser
interno. En cambio, si estamos demasiado ocupados
con cosas sin importancia, casi no lo percibimos y dejamos pasar la oportunidad. Por lo tanto, hoy debemos
permanecer en calma, estar despiertos, estar conformes
con el presente y, con una tranquila certeza, esperar lo
que deba ser.
Así como en el mes de Aries los capullos se abren en la naturaleza por la fuerza impulsora y perforadora de la cruz
cardinal, ahora, en el mes de Tauro, las flores quieren
crecer (las flores que ya estaban presentes, aunque ocultas, durante todo el invierno). Para tomar conciencia de
nuestra alma que, como las flores, quiere desplegarse
en nuestro interior debemos mirar hacia dentro, estar
interiormente en calma y abrirnos a lo que ha estado
durmiendo en nuestro interior durante tanto tiempo y
espera salir a la luz del día. Podría tratarse, por ejemplo,
de talentos ocultos. Tauro está relacionado con el cuello y esto nos indica que debemos aprender a inclinar
nuestra cabeza, mirar en nuestro interior, permanecer
tranquilos y estar agradecidos.
La confianza en la vida, la gratitud y la inofensividad
Tauro tiene una alegre confianza en la vida. Cree en las
energías de conservación de la vida de la naturaleza y
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Tauro
tiene la seguridad de que siempre tendrá todo lo necesario para vivir. En realidad necesitamos mucho menos
de lo que creemos. El conocido carácter bondadoso de
Tauro está basado en esta confianza en Dios y en la
naturaleza. A esa misma confianza se debe también la
gratitud, la inocencia y la ingenuidad, que sólo espera lo bueno y lo hermoso y que, cuando se producen
desilusiones y experiencias dolorosas, despierta del sueño como la bella durmiente. Estas situaciones son tan
incomprensibles para Tauro, que hacen que pierda la
calma y se sienta desconcertado. Pero Tauro necesita
experimentar repetidamente este tipo de sacudidas para que los estados de conciencia fijos y endurecidos se
rompan y el desarrollo continúe su proceso. Entonces,
cuando Tauro está iluminado, el carácter bondadoso o
la ceguera se convierten en auténtica inofensividad.
La inofensividad no es una credulidad ingenua, pasiva y
poco inteligente sino una orientación activa hacia la vida,
nacida de una auténtica sabiduría. La verdadera inofensividad está nutrida de energía espiritual y se basa en
el reconocimiento y el respeto de la divinidad existente en todas las cosas, así como en la percepción de la
bondad y la belleza de la creación. Precisamente esta
percepción de la belleza, el mantenimiento de la fe y la
conservación de la visión de la bondad y de la luz son
los elementos que constituyen la fuerza espiritual del
Buda iluminado y, por lo tanto, son también el objetivo
a alcanzar para los nacidos bajo Tauro. Con su voluntad
de propósito, Tauro mantiene firmemente la visión de
la meta dinámica vislumbrada y avanza hacia ella con resolución. Siempre sabe qué debe hacer a continuación.
Por grandes que sean las dificultades, nada puede apartarle de seguir el camino correcto. Cuando tiene una
meta, está dispuesto a emplearse a fondo para alcanzarla. Acepta con serenidad las cargas necesarias, sean
propias o ajenas, y renuncia a la satisfacción de los deseos personales. Ningún sacrificio es demasiado grande.
Paso a paso, avanza pacientemente hacia la meta a la
que se ha consagrado con todo su corazón.
Los regentes planetarios
j n
El regente de Tauro es Venus, con su intenso deseo de
belleza, confort y seguridad. Las pérdidas son algo muy
difícil de soportar para Tauro. Tanto si son pérdidas
materiales como si son pérdidas espirituales. Cuando
aparece cualquier amenaza de su paz interior o de su
confort, intenta contrarrestarla inmediatamente. Hace
todo lo que está en sus manos para evitar las pérdidas o
para compensarlas lo más rápido posible y así restablecer el estado de seguridad y armonía. Este es el típico
efecto de Venus.
El regente esotérico de Tauro es Vulcano, un planeta no
reconocido hasta el momento por la astrología tradicional que, supuestamente, se encuentra entre Mercurio y
el Sol. Vulcano está relacionado con el Primer Rayo y,
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Tauro
por lo tanto, sus efectos tienen que ver con la voluntad
y el poder.
camino de servicio. Este tipo de experiencias se producen a menudo durante el mes de Tauro.
La crisis espiritual de Tauro
Antes de poder utilizar de forma benéfica la poderosa
energía que emana del impetuoso toro, esta energía
debe refinarse. Como hemos visto, Tauro debe transformar el anhelo de su naturaleza de deseos en aspiración
espiritual y en voluntad de sacrificio, y luego usar sus
fuerzas para hacer realidad la voluntad divina. Pero para ello, previamente debe producirse una conversión
o una transformación interior. La crisis interna de Tauro en el sendero espiritual es idéntica a la experiencia
de Cristo en el huerto de Getsemaní, cuando tuvo que
renunciar a su propia voluntad para cumplir la voluntad divina.«Padre, hágase tu voluntad y no la mía». En
la literatura de psicológica esotérica, esta vivencia se
denomina la «experiencia de Getsemaní», un proceso
en el que el ser humano debe experimentar las profundidades de su soledad y se encuentra completamente
aislado. Permanece desapegado de lo que está arriba y
de lo que está abajo.
La polaridad Tauro--Escorpio
Eje de posesiones
Tauro debe superar el lado destructivo de Vulcano y del Primer Rayo.
Entonces puede funcionar como «modelador de almas» (incluida la suya).
Debe aspirar a tener una visión clara y una voluntad pura y gozosa, a
la construcción de un mundo mejor
y la eliminación de los deseos personales. Durante este
proceso de modelación se producen grandes transformaciones de la conciencia y cambios fundamentales, lo
cual hace de Tauro (conjuntamente con su polo opuesto, Escorpio) uno de los signos más difíciles del zodíaco.
Bajo la afluencia de esta energía de transformación se
producen profundas alteraciones y cambios de carácter,
de cualidad y de orientación. Tauro es un signo peligroso porque sus aspectos destructivos pueden enfatizarse
con facilidad y aplicarse inteligentemente a las circunstancias. Para Tauro es muy importante darse cuenta de
que debe poner las energías acopiadas en esta vida y en
vidas anteriores a disposición de un objetivo espiritual.
Los individuos Tauro son almas que deben «renacer
en espíritu». Su tarea es completar el gran trabajo de
transmutación de su conciencia a una octava superior.
i
Es un momento intensamente dramático en el que el ser
humano renuncia a todo deseo y reconoce y acepta la
voluntad de Dios o el Plan como el único objetivo deseable. Por lo tanto, cuando Tauro está espiritualmente
orientado, es sometido una y otra vez a pruebas para
ver si posee la fortaleza necesaria para progresar en el
MC
DC
w
AC
IC
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Tauro
En Astrología esotérica, Alice A. Bailey describe la fuerza
del deseo o de la voluntad que actúa en Tauro con estas
palabras:
«Tauro (simbólicamente hablando) forja las
herramientas para una vida constructiva o para
la destrucción. Forja las cadenas y los grilletes
o da forma a la llave que abre los misterios de
la vida. Vulcano, el regente esotérico, controla
los procesos del tiempo y, como si trabajara sobre un yunque, asesta el golpe que da al metal
la forma deseada; y eso es verdad hoy más que
nunca. Desde la perspectiva cósmica, Tauro es
el toro que embiste impetuoso y que, a golpes de
martillo, forja el camino del avatar esperado».
La iluminación
Hay dos notas clave para Tauro: la fuerza del deseo en el
plano material y la iluminación en el plano espiritual. La
iluminación llega en un estadio avanzado cuando la pequeña voluntad personal se ha unificado con la voluntad
divina. Entonces Tauro posee el «ojo uno» iluminado
que, de forma imperturbable, mantiene la mirada en la
luz de la meta final. Esto es lo que se denomina contemplación o continuidad de conciencia. El Buda (nacido en
el mes de Tauro) es un ejemplo de ello.
El pensamiento semilla esotérico de Tauro
«Veo y, cuando el ojo está abierto, todo se ilumina.»
Tauro debe llegar a ver. La ceguera debe dar paso a
la visión espiritual, es decir, a la correcta la orientación
interior. Finalmente, esto disipará las ilusiones y los espejismos autogenerados, y la autocompasión que le atormenta cuando no puede conseguir lo que quiere.
En el mes de Tauro deberíamos cultivar nuestra visión
espiritual porque eso vitalizará nuestras actividades, purificará nuestros sentimientos y elevará nuestra mente.
Llegamos a la comprensión de que la única posesión valiosa que podemos tener es una motivación o una meta
espiritual que nos preserve de hundirnos en el materialismo. La ceguera del deseo necesita la dirección de una
visión espiritual.
La mente debe estar iluminada para las cuestiones espirituales. El ojo debe abrirse hacia arriba para poder
ver lo que debe hacerse a continuación como parte de
la realización del Plan. En cambio, hacia abajo, hacia el
lado material de la vida, habría que estar ciego para que
las necesidades materiales y los miedos no nos aparten
de nuestro camino. Éste es el reajuste de luces que se
produce tan pronto como el ser humano despierta y ve
espiritualmente.
Cuando Tauro ve, sabe exactamente qué debe hacer.
El camino se muestra claro e iluminado (la oscuridad,
la soledad y la desesperación se terminan). Se vuelve
receptivo a las necesidades de los demás y también a su
dirección interna, que le da correcta orientación. Ya no
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Tauro
embiste ciegamente hacia delante sino que recorre el camino de la liberación con plena comprensión (el camino
que le conduce a su propia liberación y que, al mismo
tiempo, le estimula a realizar actividades que conllevan
la liberación de otros). De esta forma se convierte en
un valioso colaborador del Plan, trabajando en grandes
proyectos para aliviar las necesidades de la humanidad
y para establecer mejores condiciones para todos en
esta Tierra.
los tonos de la música de las esferas, transportada por
las ondas del color que van a romper a la orilla de los
tres mundos de la evolución humana.«Como es en el
microcosmos, es en el macrocosmos». En un contexto
más amplio puede hablarse de tres grandes seres que
controlan y reciben las energías y que, durante los cinco
días de luna llena, tienen un intenso contacto entre sí.
Estos seres son:
En antiguos textos, Tauro se describe como «el Ojo
de la Iluminación», «la Madre de la Revelación», «el
Intérprete de la Voz Divina» y también como «el Buda
Iluminado».
1. El Señor del Mundo, la luz de la vida.
2. Buda, el Señor de la Sabiduría, que transmite la luz
espiritual y desvela el propósito divino.
3. Cristo, el Señor del Amor, que eleva las peticiones
de la humanidad y actúa como encargado de la distribución de las energías de la iluminación.
El proceso de transmisión: la Festividad de Wesak
Antes de empezar la meditación, quisiera resumir brevemente el proceso de transmisión antes descrito. Es un
ritual que tiene lugar año tras año, en el mes de Tauro,
en un valle de los Himalayas.
Expresado de forma esotérica, estos tres aspectos de
la luz encuentran su perfecta expresión en el Señor del
Mundo, el Logos Planetario, y en su reflejo, el Buda y
el Cristo (el primero trajo la iluminación al mundo y el
segundo demostró la evidencia del amor de Dios).
Como hemos visto, en el plano mental la iluminación actúa mediante la voluntad orientada hacia un propósito,
en el plano emocional mediante la motivación de una
comprensión basada en el amor y en el plano físico mediante la manifestación de la sabiduría a través de una
actuación con destreza. Las energías de la luz siempre
fluyen a través de estos tres aspectos humanos: el pensamiento, el deseo y la actividad. La ceremonia de la vida
diaria de nuestro Logos Planetario se expresa mediante
En estos tres grandes seres, cuya naturaleza es amor
y luz radiante, podemos concebir en cierta medida la
naturaleza de Dios. Son mucho más grandes que todo
lo que de ellos pueda conocerse o imaginarse. La inteligencia y la aspiración humanas sólo pueden percibir
remotamente su naturaleza esencial. Por eso, en su camino descendente, estas energías y cualidades deben
transformarse. En la luna llena de mayo de cada año se
produce una disminución de la tensión que permite la
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Tauro
transmisión de las energías. Si deseamos participar, debemos esforzarnos en transmitir con total comprensión
las energías que este día afluyen a la humanidad. Por
eso es importante comprender la verdad esotérica recién descrita y consagrarnos al servicio mundial a través
de la meditación.
Pretender conservar estas energías y cualidades sólo para uno mismo sería un grave error. El flujo de energía
quedaría estancado y caería automáticamente presa de
las leyes de la inercia, la rigidez y la decadencia que
siempre conllevan destrucción. La vida, que continuaría
fluyendo, aceleraría la muerte de toda forma cristalizada. Así pues, no debemos oponer resistencia a la eterna
corriente de vida que se vierte sobre nosotros ni debemos pretender retenerla de modo egoísta. Debe permanecer en movimiento, debemos transmitirla. Por eso, en
cada meditación, tanto el grupo como cada una de las
personas que lo forman, se dirigen a toda la humanidad
con la voluntad de transmitir las energías recibidas.
Esto es particularmente importante en la luna llena de
Tauro. Debemos activar nuestra voluntad entusiasta y
participar en tareas mayores que la mera satisfacción de
nuestros deseos personales. De esta manera conseguiremos que nuestra autoestima crezca de forma considerable. Debemos darnos cuenta de que podemos contribuir (aunque todavía sea de forma modesta) a enraizar
las energías de la luz y del amor en la Tierra. Cada uno
de nosotros es una parte esencial del Todo, por eso la
contribución de cada uno es igualmente importante.
Como grupo de meditación, deseamos unirnos para alcanzar la más alta aspiración en la meditación.
Meditación de Tauro
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna
tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies.
Para conseguir una relajación corporal más profunda,
trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo.
Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara.
La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad,
la relajación y la concentración que parten de la postura
corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro
tiempos de la respiración con pensamientos. Durante la
espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse».Y, por último,
volvemos a contener la respiración y pensamos: «Ser
uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.
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