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FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN
A LOS FELIGRESES DE SAN CRISTOVO DA VIÑAS Y SAN LUIS GONZAGA
Mis queridos hermanos y amigos:
¡Felices Pascuas!
Durante la Cuaresma, confinados cada uno en sus casas, hacíamos un poco
de historia de la situación mundial, observábamos como cada segundo
nuestra gran industria está produciendo toneladas de gases de efecto
invernadero, como el mundo tiene tos seca, fiebre y problemas
respiratorios... como el mundo está intoxicado, como el cáncer está
enlatado en nuestras casas… como la mitad de la humanidad, en este
momento, está invadida por el Covid-19…
Hoy todos los que hemos seguido y vivido como propia, aunque aislados por la
terrible plaga de coronavirus, la Semana de la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo y volvemos a ser testigo de su Resurrección de entre los
muertos, no nos puede salir del alma otra exclamación, ofrecida y proclamada
al mundo, que
¡FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN!,
sea cual sea la situación personal, familiar o social en la que nos
encontremos…
De nuevo se ha hecho actualidad salvadora "el Paso" definitivo y triunfante de
Jesús, de la muerte a la Vida, como el Primero entre muchos hermanos. Su
PASCUA sacerdotal, gloriosa, eterna, es también nuestra Pascua.
Ya podemos salir del abismo tenebroso y angustioso de la muerte; ya podemos
liberarnos de la esclavitud asfixiante del pecado; ya somos capaces de superar
la debilidad e impotencia de nuestra mente y de nuestro corazón, al
enfrentarnos con el reto de la Verdad y con la apuesta por el Amor.
La felicidad, que os deseamos, no es sólo palabra vacía e ilusión engañosa, o,
a lo más, una utopía irrealizable y situada fuera de todo proyecto histórico.
Jesús Resucitado nos la ofrece, ya desde ahora, como la meta real de la
existencia. Meta última, trascendente y divina, a la que todos estamos
llamados. Meta próxima, a la que hay que aspirar día a día, todos los años de
nuestra vida.
Jesús, en el Sermón del Monte, con la proclamación de las Bienaventuranzas,
hablaba, no solo para los que le escuchaban en directo, sino también para este
mundo, para todos, siempre que queramos seguirle, incorporarnos a Él: a su
Cruz, a su Muerte y a su Resurrección, por el Bautismo, como nos lo dice San
Pablo (Rom 6,3-4). Porque la esperanza en que resucitaremos no defrauda.
Por ello quisiera, en nombre propio y del Consejo Pastoral Parroquial de las
parroquias de San Cristovo y de San Luis Gonzaga, felicitar la Pascua de
Resurrección de 2020 a todos los coruñeses y, en especial, a todos los
feligreses, que día a día, nos reunimos para celebrar nuestra fe en comunidad,
y a todos que, quizás, viven un poco alejados, o están un poco fríos. A todos…
Preferentemente queremos felicitar:
A los enfermos y ancianos; a veces solos, olvidados, evitados e
incomprendidos. Con el Señor Resucitado, sus sufrimientos se
convierten en simiente de amor gratuito, de oblación cristiana, de salud y
de gloria.
A todos los que sufren marginación, paro (especialmente los que
están al borde del abismo por la crisis que está produciendo el
coronavirus), explotación, cualquier clase de injusticias. Con el Señor
Resucitado, estamos convencidos, de que se hace viable la conversión
de las conciencias personales y de la conciencia colectiva. La
solidaridad, es la que permite iniciar e impulsar el cambio de una
conducta egoísta y avasalladora del hombre, a un comportamiento
inspirado en el respeto a la justicia y a la dignidad de toda persona
humana, que se deje guiar por el doble Mandamiento del Amor.
A los matrimonios, a las familias, a los niños y a los jóvenes, a los
que las influencias sociales y culturales de moda, les ponen tan difícil la
opción por el amor verdadero, fecundo, sembrador de vida, gozo y
alegría. Con Jesús Resucitado, el amor misericordioso, infinito de Dios y
el don del Espíritu Santo se derrame sobre ellos. El amor matrimonial, el
amor familiar, el amor filial, el amor fraternal, el amor de amistad... son
posibles, son las formas humanas más bellas para la realización del
amor.
A los colaboradores de Cáritas, de forma directa o indirecta, que,
calladamente, están acompañando y ayudando a tantos necesitados de
lo más esencial para vivir. Ellos saben que lo primero, para Jesús, fue
siempre aliviar y remediar el sufrimiento de los enfermos, de los
pobres, de los más desamparados de este mundo. A Jesús no le
importaba quebrantar las normas de los dirigentes políticos y religiosos o
dejar de lado el cumplimiento de las normas y obligaciones que imponía
el clero de entonces. Jesús estaba allí donde se remedia el
sufrimiento de los enfermos y el hambre de los indigentes
A todos los que nos rodean, los cercanos y los lejanos, a los que
durante estos días están ayudando a llevar la cruz de los
contaminados, a las víctimas del Covid-19; a los miles de voluntarios,
en retaguardia y en vanguardia, de Cáritas, afanados en aportar
esperanza a los infectados por el coronavirus; a tanta gente que nos
rodea tratando de hacer el día a día del confinamiento humanizando y
alegrando; al personal sanitario, a los cuerpos y fuerzas de seguridad, a
los militares, a los farmacéuticos, a los transportistas, a los trabajadores
de los supermercados, labradores y pescadores...
A todos ¡FELICES PASCUAS! La esperanza también viaja con ellos. La
esperanza nunca defrauda: construye, no espera; se vive más que se
anhela; da sentido al presente construyendo sobre la realidad actual, porque
los cristianos hemos ser hombres y mujeres de esperanza que es mucho
más que ser optimistas
Les mostramos nuestros mejores deseos y apoyos, no solo desde las
balconadas con nuestros aplausos… de agradecimiento… sino también con
nuestra oración, para que todo se acabe
Declarémosle la guerra al malvado Coronavirus, ya que es necesario, con
las dos poderosas armas, que tenemos los cristinos: la oración y el amor.
A todos le decimos y deseamos, en esta Pascua de 2020: ¡felices y santas
Pascua de Resurrección! Porque
¡JESUCRISTO HA RESUCITADO!
Todos juntos y unidos saldremos adelante
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HA RESUCITADO…
Puesto que Cristo ha resucitado,
creemos que Dios ama al ser humano
y que esto es lo más importante,
mucho más que lo que nosotros le amemos a Él.
Puesto que Cristo ha resucitado,
creemos en la vida
de cada persona
¡para siempre!
Puesto que Cristo ha resucitado,
creemos que somos ilimitados,
y que nada de cuanto podamos imaginar
es demasiado grande para él.
Puesto que Cristo ha resucitado,
podemos empezar una vida nueva
de mujeres y hombres resucitados y hermanos
ahora mismo.
Puesto que Cristo ha resucitado,
hay que construir una ciudad solidaria,
donde el ser humano no sea lobo para el ser humano,
sino compañero y hermano.
Puesto que Cristo ha resucitado,
tenemos su Espíritu entusiasta
y queremos llevarlo bien visible
para contagiar a muchos.
Puesto que Cristo ha resucitado,
creemos en una Tierra Nueva,
donde habrá un amor y una casa
para todos.
Y porque así lo creemos y esperamos,
confesamos
que no tenemos nada que conservar;
y afirmamos
que el mejor modo de conseguirlo todo
es perderlo todo
por esta sola causa.
Amén
(Patxi Loidi)
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