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EL BEATO PADRE ALFREDO PARTE
Y SU PATRIA CHICA
EL BEATO PADRE
ALFREDO PARTE Y SU
PATRIA CHICA
ORACIÓN
SEÑOR,
Fuerza permanente en tu Iglesia, que colmaste de generosidad a tu hijo ALFREDO hasta
testimoniar su fe con el martirio, después de dedicar su vida a la educación cristiana,
CONCÉDENOS
Que, con su ejemplo y con su ayuda, vivamos la verdadera fraternidad evangélica.
Por Jesucristo Nuestro Señor: Amén.
Te pedimos por su intercesión la gracia de .......................................................
PADRENUESTROAVEMARÍA. GLORIA.
COMUNICAR LOS FAVORES RECIBIDOS A CURIA PROVINCIAL.
C/ GAZTAMBIDE, 65 – 28015 MADRID
SALUDO
Desde esta página de Internet saludamos a los Padres Escolapios de esta comarca, a todas las
personas fieles que cada año nos unimos a celebrar su fiesta, a todos los que aún no le conocen y
tienen interés en saber algo de su vida y muy especialmente a todos los del pueblo de Cilleruelo de
Bricia que con tanta hospitalidad nos acogen el día de su fiesta.
Un día comentando la página de la parroquia de Argomedo, con la desaparición como trasfondo de
la imagen de Santa María la Mayor, unos feligreses de la Parroquia, fieles devotos del Beato,
apuntaron la posibilidad de que se realizara otra con un recuerdo homenaje al P. Alfredo. Basta que
es de nuestra comarca, a la que ha enaltecido sobre manera y a la vez el ruego de la búsqueda de la
imagen. Feliz ocurrencia cargada de razones. Aquí la tienes servida. Nuestro deseo es que todos los
de nuestra comarca lo conozcan.
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Para que te sea más fácil está dispuesta así:
1. Datos históricos de su vida
2. El Beato Alfredo Parte y su paisanaje
3. Proceso de beatificación
a. Comienzo del proceso y tiempo de espera
b. Aprobación del Proceso por el Papa y fecha de su beatificación
c. Exhumación de sus restos de la Cripta de la Iglesia del Santísimo Cristo de
Santander
d. Notas de la Beatificación
e. Homenaje en su pueblo natal
f. Homenaje en el colegio de Villacarriedo con la dedicación de su capilla en la que
descansa en paz
4. Día de su fiesta
5. Bibliografía
BEATO ALFREDO PARTE SÁIZ
Sacerdote Escolapio
El P. Alfredo se nos presenta como un testigo de
Cristo en estos tiempos modernos, víctima de la
intolerancia que desencadenó la dura guerra civil
española en los años 1.936-39.
En unas cuantas palabras vamos a sintetizar la vida
del Beato Alfredo.
Casa natal. Su hermano carnal P. Inocencio
FAMILIA CRISTIANA. Nace en Cilleruelo de Bricia (Burgos), el dos de junio de 1.899, en el seno
de una numerosa familia cristiana de siete hijos. Él era el mayor. Sus padres: Castor y Justa.
SACERDOTE ESCOLAPIO. De niño quiso seguir a Jesús de Nazaret, imitando a S. José de
Calasanz, dedicando su vida a la educación cristiana. Y se ordena Sacerdote en Palencia, en 1.928.
GESTO. Una enfermedad en el fémur le dejó cojo cuando tenía 18 años. Eso le impidió compartir el
deporte con sus alumnos, expresando el carácter alegre que tenía. Además, esa enfermedad originó
una de las anécdotas más significativas y espontáneas de su martirio. Viéndole cojo los milicianos,
quisieron ayudarle a subir a la cubierta del barco para fusilarle. A lo que él respondió. “Hasta ahora
he necesitado cachava, pero para subir hacia Dios no necesito cachava”. Y la arrojó, trepando como
pudo hasta la cubierta.
MÁRTIR. En su vida encontramos rasgos muy marcados del creyente, religioso, educador y
sacerdote: generoso, humilde, hombre de oración, devoto de Ntra. Sra., amigo de los chicos, siempre
estaba rodeado de ellos. Pero además fue mártir, es decir, dio la vida por la fe. Estaba en el colegio
de Villacarriedo cuando estalló la guerra. Se refugió en la casa de su tía, pero lo cogieron preso,
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llevándole a la bodega del barco Alfonso Pérez, anclado en la bahía de Santander. Pudo disimular su
condición de sacerdote pero, ante la pregunta de qué era, confesó en voz alta oyéndolo los
compañeros de bodega: “Soy sacerdote Escolapio de Villacarriedo”. Y le fusilaron. Era el 27 de
diciembre de 1.936.
BEATIFICADO. Ante los datos claros de su martirio, Juan Pablo II le beatificó en Roma, junto con
otros doce escolapios, el 1 de octubre de 1995.
EL BEATO P. ALFREDO PARTE Y SU PAISANAJE
Como bien sabes, Cilleruelo de Bricia es el lugar de su
nacimiento y pertenece a esta comarca, relativamente
pequeña del norte de la provincia de Burgos. Limita
por el norte con el valle de Valdebezana, que es el
centro geográfico de la zona. Las montañas que le
forman, son a su vez las estribaciones onduladas sobre
las que se apoya la meseta superior conocida con el
nombre de somo-arriba. Justo en el mismo somo se
encuentra el pueblo del Beato. Aunque queda en un
lateral, dista aproximadamente unos 20 kilómetros de
los distintos pueblos que lo forman. La distancia no es
grande y contribuye a que muchas personas se
conozcan. Que haya relaciones sociales, familiares y
Vista panorámica de Cilleruelo de Bricia
de todo tipo entre los pueblos. En definitiva que se
consideran paisanos unos y otros. Es de suponer que en tiempos del P. Alfredo las relaciones fuesen
menores. Los pueblos estaban más cerrados, pero que existían, incluso con todos los pueblos de la
comarca, ni que decir tiene. Los seres humanos somos así y si cabe, un poco más, los que
dignificaron tanto la naturaleza humana y las relaciones con los otros, como han sido los santos. Con
toda verdad podemos hablar de paisanaje del P. Alfredo. Los vínculos de la tierra, sus noticias, sus
costumbres, sus modos de vida que en ellos se dan, nos van marcando a todos con pocas diferencias.
Y cuando se refieren para el bien, menos. Todo esto empieza a vivirse desde el nacimiento y crece
cada día en la relación con los demás. En definitiva que el P. Alfredo compartió un trocito de su vida
y de esta tierra con su pueblo y con los pueblos de la comarca.
Por supuesto que no queremos patrimonializar absolutamente su persona porque sabemos que los
santos son de todos y están al servicio de todos. Pero sí reivindicar lo que significa en su justa
medida la proximidad y afinidad que con ellos tenemos. Y a partir de esto, aún siendo de todos, le
consideramos un poquito más nuestro. No es ninguna arrogancia. El prójimo es siempre el próximo.
Somos conscientes de que estamos andando por los caminos y carreteras que él anduvo, incluso hasta
pisando algunas de sus huellas o arrancando algún tallo de la nogala centenaria de su pueblo.
Un grupito de personas de la comarca estuvimos presentes en Roma el día se su beatificación.
Desde allí, centro universal y distante, nos parecía que el pueblo del Beato era el nuestro y que toda
la comarca era la patria chica de él. Comprobamos fácilmente cómo los vínculos del terreno entonces
nos unían a todos y ahora lo mismo. Por eso queremos mantener y avivar este deseo con él. Su
presencia es invisible pero real. Un habitante más de la comarca, en nuestra mente y en nuestro
corazón.
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EL P. ALFREDO UNIDO A LA COMARCA
Éstas son nuestras razones para pensar así. Sabemos de sus lazos y vínculos de unión con su pueblo.
De las relaciones con sus compañeros escolapios de su alrededor. Visitaba Bezana, Cilleruelo,
Virtus, Las Cabañas, Soncillo... por decir algunos, pues eran pocos los pueblos donde no había algún
escolapio. Es la tierra santa, así conocida entre ellos, o el lago de “Genesaret” por el pantano.
Sus hermanos, sobrinos y familiares viven en distintos pueblos de la zona. En verano aprovechaba
para ir a visitarles. Conoce a más pueblos y más gentes. También caminos, carreteras, sendas y atajos
para llegar a ellos. Al hilo del atajo me evoca la visita que hizo a su hermana Obdulia y a sus tíos que
vivían en Montejo (recuerdo con qué gracia lo contaba su hermana), le acompañaba su madre y al
cruzar por el atajo, atravesando la dehesa, un valle grande de robles del pueblo, tropezó en algún palo
cruzado y se cayó. Su madre se alarmó un poco, por la enfermedad de su fémur quebradizo y al
levantarse, con el mejor humor le contestó: “No te preocupes que Cristo se cayó tres veces”.
Muchos niños y jóvenes de la comarca –todavía es el caso- estudiaron en su colegio de Villacarriedo.
Tengo un feligrés en una parroquia que le conocía personalmente. En más de una ocasión este niño –
hoy tiene ochenta y cinco años- haría valer su condición de proximidad con estas o parecidas
palabras: “Si este escolapio es de cerca de mi pueblo”. Y qué decir de los padres cuando dejaban a
sus hijos, ¿no harían la misma presentación con el que somos paisanos P. Alfredo? Pues claro que sí.
Los vínculos de la tierra rompen barreras, aproximan y ofrecen confianzas. Por algo y para algo sirve
el paisanaje.
¡Qué hermosa esta palabra!, ¡cuánto nos dice y nos ayuda!, cuando sabemos de nuestras necesidades
y limitaciones, encontrar una persona así nos restablece, nos da moral y nos da ganas de luchar. De
seguro, ¡que vaya si lo ejerció! Los que vivimos ahora y desde esta distancia –para él ninguna- le
reiteramos la petición de los niños y de los padres.
Se dice de los santos que son como los árboles de hoja perenne. La conservan siempre. La imagen
quiere decir que son inmortales. Para ello debieron dejar lo que se acaba, lo que termina, como es la
materia que forma nuestro cuerpo para vivir aquí. Ahora liberado de ese barro brilla su identidad
espiritual en plenitud y le hace ser imagen y semejanza de Dios. Al mismo tiempo que le posibilita
salir del tiempo y del lugar para estar junto a Dios y por el mismo precio junto a nosotros.
A su presencia de protección y ayuda le llamamos intercesión, abogacía, mediación. La palabra
paisanaje tan sencilla e inteligible nos acerca un poco más a él para expresar que esos lazos de unión
que arrancaron desde aquí se prolongan desde allí.
Beato, P. Alfredo, también nosotros por asunción queremos tener parte de aquél paisanaje que tú
empezaste desde aquí. Que extiendas tu mano. Que envíes tu luz. Que suplas lo que nos falta para
que Tú seas:
NUESTRO EJEMPLO
NUESTRA AYUDA
NUESTRO DESTINO
EN DEFINITIVA, QUE TÚ SEAS NUESTRA ESPERANZA
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Después de esta profesión de fe y confianza en ti, Beato Padre Alfredo solicitamos tu ayuda en la
búsqueda de nuestra imagen Santa María la Mayor.
Estás contemplando la postal
Contemplas también nuestra impotencia, nuestras limitaciones. AYÚDANOS.
Nos veremos el día de su fiesta, si Dios quiere, hasta entonces.
PROCESO DE SU BEATIFICACIÓN
COMIENZO DEL PROCESO Y TIEMPO DE ESPERA
De una manera breve echamos una mirada retrospectiva para reproducir el acontecimiento de su
beatificación. Aunque no nos queda demasiado lejos nos viene bien recordarle para que nos sirva de
segunda vivencia. Este año se cumple su octavo aniversario.
La beatificación de una persona es el reconocimiento solemne que hace el Papa de que pertenece al
grupo de los bienaventurados y que su culto está permitido en la Iglesia. Pero le precede el proceso
de beatificación en el que se demuestra que fue una persona de Dios. Que fue justo, sencillo, amable,
lleno de amor, que vivió las virtudes humanas y cristianas. Cumplió sus compromisos con la
educación de niños y jóvenes desde su entrega total y fiel a Dios.
Los Padres escolapios comienzan este trabajo oculto, callado, laborioso. Se interroga a las personas
que lo conocieron, que vivieron con él. Surgen muchos testigos de por medio. Muchas entrevistas,
muchos datos recogidos. Se va recomponiendo toda su vida y como si fuesen distintas páginas se van
reflejando su proceder, sus actitudes, normalmente su vida sencilla de cada día que comienza en el
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nombre de Dios y que en su nombre echa las redes de su trabajo. En sus días le acompaña una
enfermedad en su pierna, lo suficientemente importante para ser su cruz ordinaria.
Unos meses antes de su muerte lo ordinario se convierte en extraordinario y sus virtudes alcanzan la
heroicidad. Su trayectoria ha sido cumplir la voluntad de Dios y lo va a seguir siendo incluso a costa
de su vida. Le hacen prisionero, no niega su identidad de sacerdote. Poco antes de morir el P. Alfredo
le dijo a un sacerdote que pudo librarse de la muerte: “Haga saber a los Escolapios que muero porque
quiero. Deseo dar mi vida por Dios y por la Escuela Pía”. Desde entonces libertad vigilada y
comienza su calvario para terminar en el huerto de Getsemaní, llamémosle la cubierta del barco del
Alfonso Pérez. Allí se consuma su martirio. Y todo por confesar a Cristo Jesús a quien no negará
nunca. Es más, ofrecerá su vida por Él.
Recogido lo más importante, se entrega en el Obispado de Santander, una vez estudiado y aprobado
sale con dirección a Roma donde llega al dicasterio correspondiente que tramita la causa de los
santos.
El tribunal encargado de la causa, lo estudia, lo coteja, lo valora y dispone de un tiempo razonable
para emitir su dictamen. Como nota curiosa al fiscal jurídico que interviene en el estudio del proceso
se le conoce como abogado del diablo por su tarea de acusador, de contrastar sus datos con la ley,
matizar e incluso dudar. Quizás su actividad pueda resultar impertinente pero no deja de ser el mejor
aval de la verdad. Después de todo, en este contexto de bien resulta simpático su nombre.
Pasan los días. La gente se va acostumbrando al dicho de que las cosas de palacio van despacio. Pero
como van sin pausas, a buen seguro llegarán al final.
Hasta ese día feliz, día de la buena noticia, una compañera poco agradable se nos une. La llamada
ESPERA. Si bien es cierto, matizada con la expectación de la fe se torna confiada.
Del mantenimiento de esta espera se encarga el Padre Fabián Sáiz, que en paz esté. De vez en cuando
filtraba alguna noticia, aunque su contenido fuese siempre el mismo: “Está a punto de salir”.
Transcribo una conversación que tuve con dos señoras del pueblo de Montejo, Soledad y Obdulia,
esta última hermana carnal del Beato. Estaban impacientes por no llegar a tiempo para ver ese día
grande. Y así fue. Se marcharon de este mundo en paz pero sin ver cumplida esta ilusión. Cuantas
veces he pensado, cómo sería de bonito ese encuentro con él. Un encuentro al completo. Al decir de
San Pablo de que ni el hombre vio, ni el oído oyó, ni la mente humana pudo imaginar aquí lo que
ellas vieron allí, en el Cielo. Aquel encuentro quedaría ratificado con un beso de santo y santas que
Dios había preparado a los que le aman.
Obdulia hermana de Beato
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EL ANUNCIO
Por fin llegó. El 5 de febrero de 1995 la hoja dominical Iglesia en Santander da la buena noticia. La
trascribo textualmente:
“BEATIFICACIÓN DE UN ESCOLAPIO DE VILLACARRIEDO”
(desarrolla la noticia)
“Con fecha de 15 de diciembre pasado, Su santidad Juan Pablo II ha firmado el decreto de
Beatificación del mártir ALFREDO PARTE SÁIZ, escolapio, muerto en el barco prisión
Alfonso Pérez en Santander.
Nacido en Cilleruelo de Bricia (Burgos) en 1899. Llevó una vida de sencillez, naturalidad,
alegría y amor a Dios. En 1915 toma el hábito en Getafe. Estudia en Irache. Desde 1922
enseña en el colegio de los PP. Escolapios de Villacarriedo, siendo procurador del colegio
desde 1930 a 1936. En julio de 1936 se refugió en casa de una tía suya que vivía en la
Concha. Detenido por los milicianos el día 17 de diciembre de 1936, pasó a la cárcel de
Santander y luego al barco-prisión, donde murió por ser “sacerdote y escolapio de
Villacarriedo”.
Sus restos mortales descansan en la Parroquia del Santísimo Cristo de Santander”.
Debajo de la noticia su fotografía.
CONFIRMACIÓN DE FECHA
En el barco hacia Venecia
Un mes más tarde aproximadamente se anuncia la fecha de su beatificación. El Papa ha
decidido beatificar a un grupo numeroso de religiosos el día 1 de octubre del presente año. Figura
un grupo de escolapios y entre ellos el P. Alfredo.
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Comienzan los preparativos. Se organizan actos relacionados con él y se ponen en marcha las
distintas peregrinaciones a Roma. Las hay para todos los gustos, de más días y de menos. Cada uno
escoge la que mejor le parece. En todas se ofrecen distintas visitas a las ciudades más importantes
de Italia, para terminar en Roma, visitarla y asistir en la Plaza de San Pedro a la ceremonia de
Beatificación.
Surgen tres grupos. El de la familia del Beato, encabezado por su hermano carnal y escolapio P.
Inocencio junto con sus sobrinas carnales Begoña, Lucina, Gloria acompañadas de sus esposos, de
sus hijos Mª Begoña, Eulogio y Alfredo. Y de Esther y Ana Rodríguez... El de su pueblo natal y su
comarca, y el de Villacarriedo y Santander. Los dos últimos el día 26 de setiembre nos unimos en el
aeropuerto de Sondica para tomar el avión con destino a Roma. Desde entonces hemos de
compartir autobús que nos desplaza a los lugares de visita, hoteles, charlas, comentarios, amistades.
Las relaciones son muy agradables. Como si nos hubiéramos conocido desde siempre. Por su
humor y simpatía allí estaba Ursi, el del perro, el del gato, el de sombrero poniendo su gracejo y
sacando punta de cualquier cosa.
Un saludo muy cariñoso para todos. A los del grupo de su comarca para que se recuerden mejor les
ofrezco la relación:
DON ALBINO ARGÜESO
DOÑA DOLORES GÓMEZ
DOÑA ELIÉCER FERNÁNDEZ
DOÑA JOSEFINA RODRÍGUEZ
DON LUCAS FERNÁNDEZ
DOÑA ÁNGELES LÓPEZ
DON CLAUDIO LEZCANO
DOÑA DOMICIA SÁIZ
DON PRIMITIVO LÓPEZ
DOÑA FELICITAS ARENAS
DON URSICINO BÁRCENA
DOÑA CARMEN ARGÜESO
DOÑA ALICIA SÁIZ
DOÑA ASCENSIÓN HERNANDO
DOÑA MARINA GUTIÉRREZ
Finalizada la peregrinación. El regreso lo hicimos el día 3 de octubre. Alrededor de la una del
mediodía llegábamos a Sondica. No sin antes de pasar algún miedecillo en el avión antes de
aterrizar. Ni que decir tiene que el Beato nos acompañaba.
Plaza San Marcos. Jugando con las palomas
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En el autobús que nos desplaza a los diferentes lugares
Parroquia de San Pedro encadenado visitando la imagen de Moisés de Miguel Angel
Visita al Coliseo romano
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Otra vez la Plaza de San Marcos
Plaza de San Pedro, el día de la beatificación.
EXHUMACIÓN DE SUS RESTOS
Traslado de su ataúd desde la cripta hasta una sala contigua de la Iglesia
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Firma del acta de su exhumación
Capilla del Beato en la que reposan sus reliquias
El día 7 de agosto y las cinco de la tarde en la Parroquia del Santísimo Cristo de Santander, situada
en la cripta de la Catedral, se procede a la exhumación de sus restos. Está presente El Sr. Obispo de
Santander D. José Vilaplana, un P. Escolapio de la curia general de Roma, el P. Provincial de la
misma de Madrid, el notario eclesiástico del Obispado, el
médico forense, el rector del colegio de P.P. Escolapios de Villacarriedo, un grupo de familiares
representado por su hermano P. Escolapio Inocencio Parte, de Fernando Peña, el sacerdote de la
Parroquia de Soncillo, la funeraria encargada del servicio, y algunas personas más de su comarca
natal y de Villacarriedo.
A todos los que directamente tienen alguna actividad relacionada con el acto, el Sr. Obispo les toma
juramento de fidelidad. A continuación nos dirige unas palabras de bienvenida y de acción de gracias
por el significado que el acto tiene. Acabada su intervención los encargados de la funeraria proceden
a sacar la urna de cinc que contiene sus restos, depositada en la misma cripta de la Iglesia. Ya en la
parte superior de la Iglesia la recogen varios sacerdotes y a hombros formando una pequeña
procesión de todos los presentes se traslada a una sala contigua a la sacristía. Depositada en una
mesa, un miembro de la funeraria con una sierra mecánica empieza a cortar la tapa. Dura
aproximadamente diez minutos. Son momentos de fuerte tensión. El último centímetro antes de
desprenderse concentra un silencio tan denso que alguien dijo que podía cortarse. (Creo que fue una
experiencia muy gratificante para todos el poder vivir y escuchar ese silencio que habla).
El ruido cesó y el ambiente empezó a distenderse. Suaves comentarios al oído de los próximos.
Caras de admiración y de alegría. Estamos ante la presencia de un santo y esos restos nos hablan del
nuevo y definitivo nacimiento. De su natalicio. De su Pascua.
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Comienza el médico forense D. Jose Manuel Venero su labor con mimo. Limpia los huesos, les
prepara. Van a constituir su reliquia, su presencia corporal entre nosotros. Toma en sus manos el
cráneo y nos enseña el orificio que le deja la bala. Comenta que puede ser el tiro de gracia que se
acostumbraba a dar.
A continuación todos los presentes firmamos como testigos del acta de su exhumación.
Al día siguiente sus restos fueron trasladados a Villacarriedo para quedar depositados en una
capilla de la Iglesia del colegio dedicada a él. Va a ser su morada definitiva. Su lugar preferido.
Hasta entonces, a raíz de su muerte fue enterrado en una fosa común en el cementerio de Ciriego.
Algún tiempo permaneció allí. Un día las familias de los enterrados deciden recuperar los cadáveres
de esa fosa común y darles sepultura en otros lugares. Es el caso del P. Alfredo. Reconocido su
cadáver por el P. Manuel Campo, tío del P. Tarsicio deciden llevarle a la cripta de la Iglesia del
Santísimo Cristo. Allí permanecerá hasta el día del presente escrito.
NOTAS DE LA BEATIFICACIÓN
Plaza de San Pedro y estrado en el que el Papa celebrará la ceremonia de Beatificación
El día uno de octubre del año 1995, a las diez de la mañana en la Plaza de San Pedro del Vaticano,
comenzaba la solemne ceremonia de Beatificación de 106 cristianos, testigos de la fe. De éstos 46
eran españoles de distintas congregaciones religiosas. Cito solamente dos grupos. 16 hermanos de la
doctrina cristiana de Valencia y trece escolapios. Dentro de este grupo reseñar al P. Pedro Casani,
contemporáneo del fundador de la Congregación de la Escuela Pía, San José de Calasanz y por su
cercanía a nosotros P. Alfredo Parte, natural de Cilleruelo de Bricia (Burgos). Preside la Santa Misa
el Papa Juan Pablo II, acompañado de algunos cardenales, varios obispos, un grupo de sacerdotes,
amigos y familiares de los Beatos. En el altar y muy cerca del Papa se encuentra también el P.
Inocencio, hermano carnal del P. Alfredo.
El día era espléndido. Lucía el sol y corría una pequeña brisa por la plaza que mitigaba el calor del
mediodía. Otra clase de calor nacía de la alegría y entusiasmo de todos los presentes. Vaya si es
cierto que las alegrías cuando se comparten se multiplican. La plaza estaba bastante llena. Hasta
debajo de las columnas de Bernini se extendía el personal. Los entendidos hablaban de una cifra
aproximada de 105.000 personas. Naturalmente de todos los países del mundo. Y entre tanto dos
pequeñas peregrinaciones más, la que forman sus familiares. Una de la patria chica y comarca del
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Beato, y otra del colegio de PP. Escolapios de Villacarriedo, presididas por el Sr. Obispo de
Santander.
A las 10,30 de la mañana el Papa dice los nombres y apellidos de cada uno. A continuación
pronuncia la fórmula de Beatificación sobre estos testigos de la fe. En ese momento unas cortinas
que cubren los retratos de los Beatos se descorren y quedan al descubierto sus figuras. Se pueden
contemplar las caras de cada uno. Están unidos en siete grupos diferentes. Un aplauso muy fuerte y
continuado se deja oír. Era el grito de vencedores y campeones después de haber corrido esta carrera
de la vida, reciben la palma de laurel en el podio de la victoria.
Plaza del Vaticano. Con la pancarta del Beato
El Papa en la homilía nos recuerda algunos rasgos comunes de sus vidas. Todas marcadas por el
amor a Dios y los hombres. Ese amor traducido en generosidad, entrega y perdón. Y sobre todo, por
una profunda fe que les lleva a confiar en Él y a esperar de Él la mejor recompensa.
Todos los días importantes tienen víspera y octava. Este día no podía carecer de ambos. El día 30 de
septiembre en la Basílica se Sant Andrea del la Valle se celebra un acto de salutación a todos los
peregrinos de la familia calasancia. Es un acto emotivo y sencillo. Le preside el P. General de la
Escuela Pía . Participan los representantes de cada provincia y un peregrino de la misma. Hacen la
ofrenda de una lamparilla de cera con las que se va confeccionando una cruz. A continuación otro
grupo de niños llevan unas pancartas con el nombre de cada Beato. En la parte derecha del Altar se
sitúa un marco grande con las fotografías de cada uno formando la letra “S” de Santidad.
Al día siguiente de la Beatificación por la mañana nos recibió el Papa en el aula magna del Vaticano.
Dijo unas frases en español para saludarnos y darnos las gracias. A continuación dio una vuelta por
los pasillos de la sala. Los que se encontraban cerca tuvieron la suerte de saludarle personalmente.
Por la tarde de ese mismo día y en la misma Iglesia de S. Andrés se celebra una misa de acción de
gracias. La preside el cardenal Somalo de España y concelebran un grupo de Obispos y sacerdotes.
En la homilía nos recuerda la fuerza seductora de los santos y la capacidad de nuestra receptividad
para aceptarla.
Y después del acto hubo tiempo para comprar algún regalito de Roma.
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HOMENAJE DE SU PUEBLO NATAL
Unas pocas mujeres del pueblo
Un momento de la procesión por las calles del pueblo
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Otro momento de la misma procesión
Saliendo de la Iglesia. Inicio de la procesión
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Otro momento de la misma procesión
Su pueblo natal de Cilleruelo de Bricia también quiere corresponder con un sencillo homenaje. Así se
cumple el dicho que todas las fiestas importantes gozan de octava. Claro que es importante para
todos. Están satisfechos de tener un paisano así. Y así lo demuestran.
El día 7 de octubre se celebra una Eucaristía de acción de gracias. Se dice la Santa Misa al aire libre,
a la puerta de la Iglesia, porque un grupo aproximadamente de 400 personas desborda todas las
previsiones y la Iglesia resulta pequeña. La preside el Sr. Arzobispo de Burgos, D. Santiago
Martínez, concelebran los sacerdotes del Arciprestado de Valdebezana, de su comarca y un grupo
bien nutrido de 30 escolapios, algunos de su pueblo y los demás de pueblos limítrofes. Se encuentra
su hermano, P. Inocencio y el P. Tarsicio de Villacarriedo, natural de la Parroquia y casi
contemporáneo del Beato.
Comienza la Santa Misa con un saludo de bienvenida por parte del Párroco, D. Antonio García,
para todos los visitantes que nos encontramos en este homenaje. A continuación la feligresa de la
Parroquia Doña Monserrat Fernández hace la presentación del homenaje y nos ofrece los motivos del
mismo. Va señalando algunos en la línea de los vínculos que nos unen a la persona de Beato. El Sr.
Arzobispo en su homilía nos recuerda la fuerza seductora de Cristo crucificado que fue capaz de
mover la vida del P. Alfredo y de imitarle. Al final dio las gracias el P. Nicolás, escolapio y familiar
del Beato. El acto religioso acabó con la veneración de su reliquia. A continuación se realizó la
procesión presidida por el P. Nicolás que en sus manos llevaba la reliquia, pasando por delante de la
casa que le vio nacer.
Desde las 11 de la mañana las campanas de la Parroquia anunciaban este acontecimiento. Un grupo
de dulzaineros pone el punto festivo al homenaje. Feliz coincidencia que fuese este grupo. A buen
seguro que desde el Cielo disfrutaría mucho que unos colegas del instrumento amenizaran la fiesta.
Unidos a ellos podía haber sido el quinto miembro del grupo. Era bien conocida su afición a este
instrumento. Tanto es así que en los días señalados del colegio el toque de campana o de timbre al
levantarse se sustituía por el dulzainero, va recorriendo pasillos de dormitorios de estudiantes y
habitaciones de compañeros.
Los vecinos cooperan para que todo salga bien. Incluso se ha señalado un aparcamiento apropiado
a la entrada del pueblo para los coches. Podían llegar al centenar. Las señoras del pueblo se mueven
también. No les queda demasiado tiempo. La mañana ha sido completa. A ellas les espera el oficio de
Marta. El aperitivo que han preparado con tanto cariño, puso casi punto final, pues continuó la fiesta
con el baile de la dulzaina.
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Un ambiente de hermandad y de familia se respiraba entre los asistentes. Entre las personas
mayores se oían comentarios sobre su cercanía con el P. Alfredo. Unos decían “somos de la misma
edad”, “fuimos a la escuela juntos”, “vivimos con él”, otros “que eran familia”... Todos tenían muy
claro el concepto de paisanaje. No menos el de su cercanía para ser su intercesor. ¡Qué cerca tenemos
al P. Alfredo!
El acto homenaje satisfizo a todos. ¡Qué bien!, ¡qué bonito!, ¡qué satisfacción!, claro.
Es que el santo andaba entre nosotros.
VILLACARRIEDO
MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS POR LA BEATIFICACIÓN DEL P. ALFREDO
El día dos de diciembre tuvo lugar en la Iglesia del colegio de los Padres escolapios de Villacarriedo
una solemne celebración de acción de gracias por la Beatificación del P. Alfredo.
Preside la concelebración el Sr. Obispo D. José Vilaplana acompañado por el P. Provincial de los
escolapios, su hermano carnal y también escolapio, P. Inocencio y cuarenta sacerdotes y religiosos
que se unieron a la celebración.
El acto dio comienzo con el traslado de sus restos a la capilla situada en el lado izquierdo de la nave
central del templo. Una placa en su urna dice: “Padre Alfredo Parte Sáiz, sacerdote escolapio,
Villacarriedo, 1.899-1.936”.
El Sr. Obispo en su homilía recordó los rasgos más importantes de su vida. Destacó la fuerza de su fe
y esperanza. . Lo que le hizo descubrir que su vida era un camino al encuentro de Jesucristo.
Concluyó con una invitación. Imitemos al Beato para ser firmes y fuertes en la fe. Una fe que es
coherente, una fe que se profesa con alegría, que se manifiesta sin complejos y que es luz de nuestro
camino.
FECHA DE SU FIESTA RELIGIOSA
En el calendario litúrgico de la Iglesia figura el día 22 de septiembre. Tiene el carácter de memoria
obligatoria para las diócesis de Burgos y Cantabria y ni que decir tiene para todos los escolapios del
mundo (quiere decir lo de memoria obligatoria, que los sacerdotes ese día tenemos la obligación de
decir la Santa Misa del BEATO P. ALFREDO, MÁRTIR).
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PARA SU PUEBLO Y COMARCA
Se celebra el PRIMER SÁBADO del mes de agosto
Nota: el TRASLADO OBECECE a que en esa fecha los pueblos están llenos de personal. En el mes
de septiembre se van marchando.
Y EN MONTEJO DE BRICIA
El pueblo de donde era natural la madre del Beato, conocida cariñosamente con el nombre de la tía
Justa se celebrará con carácter permanente la fiesta de LA VENERACIÓN DE SU RELIQUIA. EL
SEGUNDO DOMINGO DE AGOSTO.
BIBLIOGRAFÍA
Para quienes deseen conocerle mejor:
“EL ESCOLAPIO P. ALFREDO, TESTIGO DE CRISTO”
Escrita por el P. José Antonio Álvarez. Villacarriedo (Cantabria).
AGRADECIMIENTO
A todos los que han hecho posible esta página con sus sugerencias, datos, recuerdos, fotografías... y
en especial:
Al Colegio de PP Escolapios de Villacarriedo (Cantabria).
Al pueblo de Cilleruelo de Bricia.
A todos los familiares del Beato con un saludo afectuoso al P. Inocencio.
A TODOS MUCHAS GRACIAS POR SU COLABORACIÓN
PARA MAYOR INCREMENTO DE LA PIEDAD Y EN ESPERA DE SU CANOCIZACIÓN
Cilleruelo de Bricia, 25 de julio del año 2003, festividad del Apóstol Santiago.
Claudio Lezcano, Párroco de Soncillo.
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